Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3 - El Palacio.


El viaje fue muy largo, pero Owen no lo sintió apenas. Solo movía un poco las riendas muy de vez en cuando para que siguiera la ruta que sus padres le habían indicado. Para ser más claros, se durmió con los ojos abiertos.

El único que sentía el cansancio y la fatiga era el caballo, Fabio. Después de todo, habían salido apenas amaneció y llevaban cerca de diez horas de viaje. Dentro de muy poco, podrían admirar a lo lejos las edificaciones de la capital. Fabio se alentaba a sí mismo, porque podía ver las enormes puertas de entrada. de la muralla. Owen, mecido por el trote lento y constante de Fabio, se despabiló cuando éste utilizó la poca energía que le quedaba para ir más rápido en el último tramo del trayecto.

Los guardias que controlaban la entrada y salida de la capital se sorprendieron al ver a un caballo a toda velocidad hacia la puerta, y que su jinete no lo detenía. Los guardias le cortaron el camino y tranquilizaron al caballo.

—Señor, ¿le ocurre algo?

—Emm... no. Tengo que ir al palacio auxiliar... del que no me acuerdo su nombre.

—¿Ah, se refiere al Palacio Auxiliar Katherine VII? Nos habían avisado de que hoy vendrían muchos agricultores, con una autorización. Antes vinieron varios, aunque la reunión comienza dentro de dos horas. ¿Podría enseñarnos su autorización para guiarle directamente al castillo en un coche?

—Sí.— Owen rebuscó entre los múltiples papeles en su equipaje. Se le paró el corazón al darse cuenta de que podía habérsele olvidado, pero lo encontró milagrosamente al fondo de la mochila.

—Tomen, está un poco arrugada. Sirve, ¿no?

—...Sí, señor. Déjenos su caballo, lo reuniremos con los demás en un establo. Ahora, diríjase por esta puerta hasta ver un guardia acompañado de un chófer. Súbase al carro, que le llevará directamente al Palacio. O si lo prefiere, como algunos de los otros invitados que ya han llegado, puede dar una vuelta por la capital antes.

—Mmm... ¿Sabe si hay algún hotel o sitio donde descansar cerca del palacio?

—Que yo sepa, el más cercano se encuentra a diez minutos del palacio. Sin embargo, no creo que merezca la pena descansar ahora, porque se le hará tarde, o no podrá descansar más de media hora.

—No pasa nada, me gustaría ir allí.

—Em, está bien. Se lo diré al chófer. Y una cosa más ¿le molesta que en el carruaje le acompañe otra persona? Apenas unos minutos antes de que usted llegase entró por la puerta oeste un agricultor invitado como usted, y no hay más coches disponibles que este.

—No me importa.

—De acuerdo.

El guardia de armadura plateada le llevó junto al chófer, un hombre con un bigote extravagante. El carro que se encontraba detrás de él era de color gris, no tan espacioso, y guiado por un solo caballo de color negro; pero a Owen le parecía un carruaje espléndido. Después de todo, no pasan muchos carruajes por su casa.

Al entrar en él, se encontró a una joven de ojos azules, vestida con ropas de campo, y asustada por las ojeras y el estado de Owen. En cuanto él se sentó delante suya, ella puso una expresión de asombro.

—Puede ser... ¿el pequeño Owen? ¿eres Owen Field?

—Sí.

—¿El que vivía en una casa al lado del pueblo Hazel?

—Sí.

—¡Vaya! ¡Hace mucho tiempo que no nos veíamos! ¿Me recuerdas?

—No.

—¡Soy Lia Archer! Cuando éramos pequeños vivíamos en la misma zona, cerca del pueblo, y a veces jugábamos juntos.

—Mmm...

—¿Sigues sin acordarte? ¡Jaja! Siempre has sido así, el niño más despistado y olvidadizo que he conocido. Sigues igual. Por cierto, ¿qué te ha pasado? Parece como si ya estuvieras muerto y solo tu cadáver se moviese. ¿Es por estudiar para esta reunión?

—Sí. No he dormido apenas en cinco días.

—Vaya. La verdad es que yo me llevaba preparando para la reunión desde hace un mes, por lo que me lo he tomado con más calma. Aunque tú siempre estabas durmiendo, tiene que haber sido duro para ti.

—Sí. Y no sabía que también podían venir primogénitas.

—Mi caso es una excepción. El cabeza de familia, mi padre, murió hace cinco años, y tengo tres hermanos que todavía son menores de edad. Mi madre está ocupándose de ellos, por lo que solo quedaba yo, la hija primogénita mayor de edad. Puede que no lo parezca, pero ya tengo veintitrés años. Siempre me dicen que aparento dieciséis o diecisiete.

—No pienso eso.

—No sé si viniendo de ti eso es un halago o un insulto. ¡Jajaja! Bueno, ¿piensas ir a algún sitio antes de la reunión? Todavía queda un rato. A mí me gustaría pasar por algunas tiendas de ropa de la nobleza. Aunque no vaya a comprar nada, me gusta observar la moda de la capital. ¡Es tan moderna! ¿Quieres venir conmigo a la zona comercial?

—No, voy a ir a un hostal a dormir.

—Eso es bastante propio de ti. Pero vas a tener muy poco tiempo para descansar.

—Me da igual. Para mí, cada segundo de sueño cuenta.

—Bueno, si es así, te deseo un buen descanso.

—Igualmente.

—Pero yo no voy a dormir.

—En algún momento lo harás, ¿no?

—¡Jaja! Tienes razón. ¿Siempre ves las cosas de esa manera tan rara?

Lia se bajó del carruaje en su destino, y despidió a Owen con una sonrisa. Después de que ella se fuera, si no hubiera sido por los vaivenes bruscos del carro, Owen habría caído presa del sueño de nuevo ahí mismo.

El chófer paró, y le avisó de que ya habían llegado. Se encontraban delante de un pequeño hostal, sencillo pero propio de la capital.

—No se parece para nada a algo lujoso.

—Eso es porque en esta zona no hay tanto movimiento turístico. Aunque esté más cerca del castillo, los turistas prefieren lo hoteles del centro de la ciudad. Además, no hay mucha gente que esté interesada en ver el castillo de cerca, porque nunca abren sus puertas excepto en ocasiones contadas. Prefieren asentarse por el centro, y si acaso se acercan al castillo, lo ven y se van. Por eso, los hostales de por aquí no son tan caros y elegantes, porque suelen estar vacíos.

—Ajá.

—Bueno, me despido, señor. Le deseo un buen encuentro en la reunión.—

El coche de caballos se marchó por donde había venido, y Owen se quedó solo con su equipaje. Había sido bastante tiempo de viaje hasta llegar al hostal, por culpa del tráfico de carros en la capital, por lo que podría descansar máximo veinte minutos, ya que tenía que estar dentro del palacio al menos media hora antes.

La mujer de la recepción se sorprendió al pedirle reservar un cuarto por solo media hora.

—Lo siento señor, el mínimo de reserva es de un día.

—Joder... ¿Y eso cuánto costaría?

—De cinco a ocho monedas de cobre, dependiendo de la calidad de la habitación.

—Mierda, no tengo suficiente. Iré a buscar otro sitio. Adiós.

—¡Espere, señor! Si la diferencia no es tanta, podríamos hacer una excepción.

—No creo, solo tengo dos monedas de cobre. Adiós de nuevo.

Owen salió decepcionado de la tienda. Necesitaba encontrar rápido un sitio para dormir, porque si no descansaba antes de la reunión caería dormido ante todos los representantes e incluso ante el príncipe. 

Y si... ¿descanso en el mismo castillo? Así no tendría que preocuparme por llegar tarde, y menos por el dinero. Me infiltraré con la autorización, y dormiré donde pueda y donde no me vean. Es un poco arriesgado, pero es lo que me queda.

Se acercó a la gran puerta trasera del palacio, un castillo gigantesco de mármol blanco con muchas ventanas estrechas, torres altas, y un tejado azul como el cielo. Era algo que impactaría a cualquiera, un escenario tan sorprendente como ese.

Había varios guardias en la puerta con armadura dorada. Owen les enseñó la autorización, y le dejaron pasar sin decir palabra, aunque se miraron entre ellos desconcertados, porque faltaba todavía una hora para la reunión y estaba entrando por la puerta trasera. Pensaron al unísono que debía estar impaciente por ver en persona a una figura tan imponente como el príncipe heredero, y que por eso se había adelantado.

Owen andaba un poco perdido en esa finca tan gigantesca, que tenía hasta su propio bosque, establo, pista de carreras para caballo, zona de tiro y práctica de espada, etc.

Delante de él podía ver un edificio no tan grande como el palacio principal, pero igual de blanco y brillante y con una cúpula dorada. Tenía su propio jardín y todo, por lo que tenía que ser uno de los palacios auxiliares. Había oído que el Palacio Auxiliar "Katherine VII" era el más pequeño de los dos palacios auxiliares, y podía ver el otro al otro lado del castillo principal. El otro se llamaba el Palacio Auxiliar "Emperador Zhang II". Fue un regalo de un país vecino, y se construyó hace cerca de diez años, más nuevo que el otro.

No conviene que vaya al Palacio Auxiliar todavía, quizás hayan sirvientes preparándolo todo. ¿Y si voy a esa zona más escondida, cerca del mini-bosque? Espera, no, también está muy cerca del área de prácticas, y no me gustaría encontrarme a nadie entrenando con la espada que decida cortarme en dos.

¡Ya está! ¡Ese jardín de allí es perfecto! Tiene forma de laberinto, y aunque esté más cerca del castillo principal, no me podrán ver ahí si me escondo. Lo único que tengo que hacer es agacharme y dormir, y no alejarme mucho de la salida.

Owen se adentró en el profundo jardín laberinto, dispuesto a echarse una buena siesta. Pasó por unos tres o cuatro cruces y se paró. Se sentó en el suelo de piedra, y recostó la espalda en el seto que cumplía como las paredes del laberinto. No estaba acostumbrado a dormir al aire libre, pero el hermoso sonido de los pájaros y la silenciosa quietud del ambiente le apaciguaron. En unos minutos, cerró los ojos y deseó poder despertarse a tiempo para la reunión.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro