Capítulo 13 - Melodía nostálgica.
Solo quedaba un día. El día siguiente, sus pies tocarían la entrada a palacio. Aunque, Owen, impredecible como siempre, no estaba tan nervioso como hace unos días. Al fin y al cabo, confiaba en su plan.
Las clases seguían siendo igual de aburridas e innecesarias que siempre, pero la profesora Waleska había rebajado su nivel de exigencia. Ahora solo se dedicaba a leer en voz alta algún libro sobre etiqueta para señoras, y no interactuaba directamente con su alumna. Durante ese tiempo "libre", Owen intentaba idear una forma de encajar bien con el resto de personas en palacio. ¿Cómo iba a ganar esa apuesta si no?
Creo que tratar a los sirvientes de allí como los de aquí estaría bien. ¿O debería de ser más duro? Con el resto de candidatas, de las que no recuerdo ninguno de sus nombres, me comportaré como con esas "amiguitas" chismosas. Y, lo más importante... ¿cómo podría caerles bien a la familia real? Si no recuerdo mal, ¿no son los reyes y sus cuatro hijos (incluyendo a la supuesta hija oculta)? Ah, no, ahora mismo deberían de ser tres. Creo que el antiguo heredero desertó, o algo así. ¿Debería de tratar a la familia real como al príncipe Leonardo? A mi parecer, he manejado bien las situaciones hablando con él. He sido respetuoso y elocuente. Eso debería de servir también para los reyes.
Era difícil intentar caerle bien a todos. ¿Cómo conseguiría mantener las apariencias con cada uno de los mencionados durante más de un mes? Seguramente la fastidiaría en dos o tres días.
—...Y con esto, terminamos la lección de hoy. Su día escolar ha terminado, puede marcharse—. La profesora cerró el libro que había recitado, guardó sus cosas y se marchó con sus andares silenciosos. Era la última clase en el horario del día, por lo que el resto de la tarde Owen era libre de hacer lo que quisiese. Sin embargo, no se levantó de la silla de su escritorio. Estiró sus articulaciones, y bostezó escandalosamente.
Los rayos de luz de tonos anaranjados inundaban la habitación, donde el polvo de tiza flotaba en el aire. El atardecer transmitió algo de calma a Owen, que cada vez se encontraba más somnoliento. Tanteó la posibilidad de tomar una siesta, ahora que sus obligaciones habían terminado.
No he dormido bien últimamente. Estoy cansado durante todo el día por esas odiosas pesadillas nocturnas. Siempre es la misma situación, pero cada día se hace más y más larga, más agobiante. A veces me parece tan larga que empiezo a preguntarme si de verdad estoy en un sueño o no. La asfixia y el dolor cada vez que estruja mi cuello se prolonga cada día, pero gracias a eso sé que es la misma pesadilla de siempre, y me siento esperanzado porque sé que en algún momento acabará. Pero... no puedo evitar preguntarme: "¿Y si algún día no despierto de esa pesadilla? ¿Y si termina convirtiéndose en una escena infinita de la que no puedo salir?
Frotó sus ojos con fuerza, intentando no sucumbir al cansancio. Susurró para sí mismo:
—Estoy harto de los "y si". También estoy harto de esas pesadillas extrañas—.
Se desplomó sobre las sábanas recién colocadas. El ambiente tranquilo del atardecer y el silencio ralentizaron su respiración, hasta que se quedó dormido profundamente.
*****************************************************************************
—[¿Sabes lo que son las brujas?]—preguntó una voz familiar.
¿Eh? ¿Dónde estoy? Esta no es la pesadilla habitual. ¿Quién es esa?
Ante él se encontraba una mujer de aspecto delicado, y a la vez objetivamente hermoso. Recostada sobre un sillón, llevaba un vestido largo de color oscuro. Su pelo, casi tan largo como su vestido, se mezclaba con el color blanco de su sillón. A primera vista, cualquiera podría pensar que era ciega, debido a sus ojos tan blancos como su persona, casi transparentes. Pero Owen supo al instante que no lo era; su mirada fija en él le revolvía los pensamientos.
Antes de que preguntase nada, su cuerpo habló por él. Una voz desconocida, aguda y dulce como la de una niña pequeña, salió de su boca:
—[Sí, madre. Leí un cuento ilustrado sobre ellas. ¿Me vas a contar tú uno?]
¿He dicho yo eso? ¿Soy una niña pequeña? ¡Estoy casi al ras del suelo! ¿Qué clase de sueño es este?
Intentó moverse, pero el cuerpo le ignoraba. Incluso cuando sus emociones de confusión se filtraban, podía sentir una sonrisa en la cara de su extraño cuerpo, que hablaba con la mujer del sillón. Al fijarse bien en los rasgos de la mujer, notó algunas características similares a la hija del duque. Era hasta aterrador cómo las formas de la cara y sus rasgos se parecían tanto. Lo único que diferenciaba a esas dos era el color de los ojos. Aunque, por lo joven que parecía bien podría haber sido hermana su hermana mayor, la voz infantil que dominaba su garganta reveló su verdadero parentesco.
Espera... ¿Esta es la madre de Vivienne, aquella mocosa? ¿En serio? Pero... ¿por qué está en mi sueño? Ni siquiera la he visto una sola vez. ¿Acaso mi cerebro la ha inventado? ...No. Puede que estos sean recuerdos del cuerpo de Vivienne. Puede que, de alguna manera, su cuerpo me haya transmitido alguno de sus viejos recuerdos almacenados.
—[ Te contaré un cuento, pero no como el que has leído. Ven, siéntate.]
—[¡Sí!]—. Aunque el tono de la madre era amable, sus cejas formaban surcos de preocupación. Miraba fijamente con sus ojos hipnotizadores a su pequeña y feliz hija.
Owen observó resignado como su cuerpo se sentaba al lado de su madre, y la niña esperaba ansiosamente para escuchar su historia.
—[Verás... Esta historia comienza con un pequeño pueblo, habitado por brujas. Pronto, este pueblo se convirtió en una ciudad muy grande...]—la joven madre gesticulaba con sus manos para representar la historia—[...Era tan grande esa ciudad de brujas que, en poco tiempo, todas las brujas del mundo comenzaron a vivir allí.]
—[¿De verdad? ¿Dónde está esa ciudad?]—preguntó la niña, curiosa.
—[Uhm... Eso te lo contaré en otro cuento. Porque este no es sobre la ciudad, este es sobre las brujas.]
—[¿Las brujas llevan un sombrero puntiagudo y vuelan en una escoba? En el otro cuento eran así.]
—[No, por supuesto que no. Las brujas son como los humanos, o parecidas; tienen ropa sencilla, como los humanos, y caminan sobre sus piernas, como los humanos. Solo son otra especie de un origen similar... que desarrolló habilidades distintas. Por eso, tan solo porque tenían características diferentes a los humanos, estas dos especies terminaron por odiarse... y decidieron que lo mejor era la indiferencia. Se ignoraron mutuamente. Cada especie hacía lo que era mejor para ellos mismos, sin siquiera mencionar la existencia de la otra. Las brujas se mantuvieron en su ciudad, sin causar problemas... Pero los humanos no.]
—[¿Los humanos atacaron a las brujas?]
—[...No, no exactamente. Supongo que es algo difícil de entender para ti. Solo tienes cinco años...]—la mujer acarició suavemente la cabeza de Vivienne, pero manteniendo su expresión seria—[Los humanos tomaron decisiones que afectaron negativamente a las brujas. Fue una repercusión indirecta. Las brujas, intentando evadir los problemas, no se relacionaron con los humanos en ningún momento, puesto que no querían mezclarse con otra especie. Bueno, no lo malentiendas; no los discriminan, solo querían lo mejor para su gente, y eso significaba mantenerse alejadas de los problemas de los demás. Pero aún con ello, los humanos siguieron causando problemas para su especie. Solo quedaba una opción: castigarlos con la magia. ...Y así, hace siglos, empezaron los peculiares lazos que unían a las brujas y los humanos. En los cuentos, reside algo de verdad: durante ese tiempo, cuando un humano se portaba mal, una bruja le maldecía, y cuando un humano se portaba bien, recibía una bendición. Eso es una verdad a medias: no todos los humanos malos recibían maldiciones, y no todos los buenos eran bendecidos.]
—[¿Cómo decidían a quién castigar y recompensar?]
—[...Era complicado decidir. Normalmente, evaluaban las acciones de ese humano: si había hecho algo malo para el resto de su propia especie, no intervenían, puesto que no tenía nada que ver con ellas. Sin embargo, si uno cometía maldades que repercutían de la manera más simple e insignificante en las brujas, no había perdón. Era maldecido por una "bruja de la equidad", una bruja experta en la preparación de maleficios.]
—[¿Y los humanos buenos? ¿Cuándo eran bendecidos?]
—[La realidad es que pocos eran premiados. En general, se pueden contar con los dedos de una mano cuántos han sido reconocidos por las brujas a lo largo de los siglos. Pero, cuando algo así sucedía, era porque el humano había beneficiado en gran cuantía a las brujas.
...Personalmente, nunca he oído sobre un ejemplo de esos casos en el pasado o en la actualidad]—.
Se quedó callada, mirando al vacío. Recorría con los ojos la habitación espaciosa que les rodeaba, buscando una mejor manera de continuar. Abría la boca para hablar, pero la cerraba de nuevo para pensar cuidadosamente sobre sus palabras. ¿Era tan contundente lo que iba a contarle a su hija de cinco años?
—[¿Sabes? Te contaré otro cuento. Aunque también se podría considerar el mismo cuento que antes...]—divagó. Viendo a la niña perdida, decidió explicar todo claramente—[Esta corta historia, empieza en la ciudad de las brujas, hace muchos años. Una joven bruja, perteneciente a una familia influyente, vivía disconforme con la manera en la que actuaban las brujas en aquel entonces. Le parecía cruel y poco justa la manera en la que las brujas trataban a cualquiera que no fuese igual a ellos. Todo el mundo le decía "es por la seguridad de nuestra especie", pero no estaba de acuerdo. Ella creía que las brujas eran mucho más poderosas que los humanos, que no tenían nada de lo que temer mientras que poseyesen la capacidad de utilizar la magia.
Se equivocó.
Un día, la chica se adentró en territorio humano, y los habitantes humanos no ignoraron a la intrusa. Llevaron a la bruja consigo, y la entregaron a algún humano adinerado.
—[¿Pero no tenía razón esa bruja? ¿No son mucho más poderosas las brujas con su magia?]
—[Cualquiera pensaría eso, pero todas las brujas conocían una verdad injusta: por mucho que su pueblo parezca unido, cuando una bruja no sigue las normas es abandonada por todos. Una bruja por sí sola no tiene la capacidad para enfrentar a los humanos, una civilización mucho más numerosa y avanzada que la suya. Aquella bruja no respetó las normas, y enfrentó las consecuencias siendo secuestrada por los humanos. Las brujas no tuvieron más noticias de ella después de que escucharan que su nuevo marido humano la trataba como un animal salvaje.
La mayoría de las brujas se desentendieron de ese asunto, olvidando que aquella imprudente chica había sido una vez parte de su especie.
Pero este cuento no termina aquí; la familia de la chica, una poderosa familia en la ciudad de las brujas, no olvidó la ofensa de los humanos, en especial de aquel marido. Conocedores de la importancia que le dan los vanidosos nobles humanos a su linaje, decidieron castigar a ese hombre de una manera que hiriese su orgullo: con ayuda de una bruja de la equidad, maldijeron a ese humano, con la promesa de que cada hijo que ese hombre engendrase moriría a una edad temprana debido a una extraña enfermedad indescifrable que drenaba su energía poco a poco.]
—[Pero... ¿no es eso un castigo para su futuro hijo? ¿Aquella bruja estaba de acuerdo con que sus hijos muriesen?]—la niña parecía sumamente preocupada por la historia. Le parecía muy triste ese final.
—[Puede que sí. Pero... yo no sé cómo continúa este cuento. Nadie lo sabe]— acarició a su pequeña hija con una leve sonrisa—[No tienes que pensar demasiado sobre esto, Vivienne. Seguro que acaba con un final feliz. Y ahora... es hora de ir a la cama. Te acompañaré hasta tu cuarto.]—agarró la mano fría y delgada de su madre, y la niña caminó felizmente en su compañía.
La visión de Owen se volvió borrosa en un segundo. Como unas garras gigantes y afiladas que tiraban de su espalda, algo lo empujó fuera del cuerpo de la pequeña Vivienne, todo tornó a un color oscuro. Supo entonces que el sueño había acabado.
*****************************************************************************
Extrañamente, despertó tranquilo, sin el sudor frío que habitualmente le recibía después de sus pesadillas. Sin moverse durante varios minutos, simplemente reflexionó. ¿Qué mierda era lo que acababa de oír y ver? ¿Era eso lo que llamaban una "experiencia paranormal"?
Ese cuento... es parecido a lo que Vivienne me contó en aquel entonces. Aún así, su madre explicaba esa historia de manera tan convincente, tan real. Es natural confiar en cada palabra que salía de su boca.
Owen sabía que solo era un cuento para una niña de cinco años, pero no podía evitar relacionar su situación con esa historia. ¿No estaba él debajo de una maldición? ¿Qué había pasado para que terminara así? Los momentos en el jardín de palacio volvieron a su cabeza. Aquella luz oscura e inmensa que se extendió en el cielo...
—[...Ven.]—
¿Qué? ¿Qué ha sido esa voz?
Esa única palabra se proyectaba en su mente, con una voz femenina. Oyó unos cantos desafinados, mezclados con notas armoniosas. La voz seguía hablando entre todo ese caos auditivo que explotaba sus tímpanos desde dentro.
—[Ven... Arriba.]—
Preparado para lo que podía suceder, Owen se agarró al extremo de su cama, suprimiendo la tentación de seguir a la voz. La misma escena del día del baile se repetía. Sabía que si escuchaba de nuevo esa canción, perdería la consciencia como anteriormente, y esta vez no existía la posibilidad de que una criada le detuviese. Ahora estaba solo, clavando con todas sus fuerzas los pies al suelo. No sabía quién o qué emitía ese mensaje en forma de canto, pero seguro que no tenía buenas intenciones. La última vez terminó en una escalera oscura de un sitio desconocido con el tobillo lesionado, y ni siquiera había llegado a su destino. Quién sabe si podía repetirse, o aún peor.
Los sonidos, aunque menos potentes que hace unas semanas, aturdían el sentido de la razón de cualquiera. Como si estuviesen bailando al son de las notas estridentes, las piernas pálidas de Owen se movían frenéticamente hacia el exterior de la habitación, controladas por el barullo vibrante.
Fuese lo que fuese lo que estuviera controlando su cuerpo, se resistió a ello. Se agarraba con los brazos al marco de la puerta, clavando las uñas en la madera. Sin embargo, la fuerza desconocida que le empujaba hacia afuera ganó el duelo, y le guió por los pasillos de la mansión rápidamente. Sin capacidad para oponerse, Owen volvió a sentir esa extraña sensación, donde todo lo que le rodeaba se convertía en un borrón negro. Casi no había luz por ningún sitio, puesto que ya era de noche, y no consiguió ver a nadie que le salvase de lo que le ocurría.
Aunque su cuerpo seguía avanzando misteriosamente, sus sentidos y razonamiento cayeron en el vacío. No sentía nada, no veía nada. No pensaba en nada. Todo estaba en blanco. Solo oía los constantes cantos y melodías que irrumpían violentamente y sin control en sus oídos.
—[Ven... Ya llevo esperando mucho tiempo.]—
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro