Cap. 6 - El primer cumpleaños
—O-jo —deletreó lentamente la bruja. Luz, por ende, posó una manito sobre el ojo de su madre—. ¡Muy bien! Ahora, ¿dónde está tu na-riz?
Volvió a deletrear, pero a diferencia de la primera vez, la pequeña se demoró un poco más en señalar la nariz en el rostro de su madre.
—Na-iz...
— ¡Qué inteligente eres! —exclamó feliz, creando pequeño confeti con magia de ilusión.
Pasados cuatro meses más, Eda planificó un programa de entrenamiento especial para que Luz explotara todo su potencial cerebral desde temprana edad. Este consistía en dos horas al día de juegos lúdicos junto a ella, hasta la fecha todavía no lograban armar un rompecabezas de 500 piezas. Luego, dedicaban dos horas a su formación académica. Es decir, elaboraba pociones al aire libre mientras le explicaba a Luz el funcionamiento y los pasos para su creación. La menor aplaudía cada vez que las mezclas explotaban en el caldero, lo cual era más común de lo que uno imaginaría si se tomaba en cuenta que Eda, aparte de ser la más poderosa bruja de las islas, era una prodigiosa alquimista de gran reputación.
Por último, reforzamiento del habla y reconocimiento de objetos o partes del cuerpo. Duraba una hora al día, pero Eda era tan dedicada en ello, que su hija rápidamente aprendió a identificar el nombre de sus juguetes favoritos y algunas partes de su cuerpecito.
—Veamos si eres tan lista como pareces —comentó King, acercándose a las chicas junto con un peluche de conejo, el último que le quedaba por culpa de Luz que se acaparó de todo—. ¿Dónde está tu saco de lágrimas? Tienes 2 segundos para responder.
Eda calló al peludo con un hechizo. No quería que la pequeña se distrajera con la ternura de King y quisiera abrazarlo antes de que terminaran con las enseñanzas del día.
—Ahora, linda... ¡Ven con mamá! —se apartó de ella unos pequeños 30 centímetros.
La bruja estiró ambos brazos en dirección a la niña, e hizo muy expresivas graciosas muecas. Estos fueron incentivos suficientes para que, dando pasitos como un pingüino, Luz se acercara y abalanzara contra ella. Última lección del día: caminar.
—Ma-má.
— ¡Muy bien! ¡Estoy tan orgullosa! —entregó un sonajero como premio.
Toda la atención, desde hacía casi un año, fue exclusivamente por y para Luz. Cierto pequeño, de menos de una década de edad, ardía internamente en berrinches llenos de celos.
—Yo puedo hacerlo mejor —masculló King, dando pisotones—. Es más, soy mejor moviendo un tonto sonajero.
El demonio intentó arrebatarle el juguete a Luz, que obviamente no se dejaría que le arrebaten su juguete favorito. Eda intervino muy tarde, puesto el forcejeo causó que el frágil sonajero sea partido en dos. Una mitad en el mango de madera, la otra era círculo con pelotitas dentro. Obviamente, no pasó ni diez parpadeos para que Luz estallara en llanto, clamando para que su madre la tomara en brazos. Eda la calmó de inmediato, distrayéndola con la segunda cosa favorita de la niña: su chupón.
—Ciertamente pensé que el libro exageraba sobre los celos que algunos pueden experimentar con el bebé de la casa, King.
— ¡No estoy celoso! —chilló avergonzado. King era muy orgulloso como para admitirlo en voz alta—. No es como que extrañe mi silla de bebé, mis peluches... y toda la atención que tenías en mí.
Eda desvió su mirada. Es cierto que tal vez haya consentido y enfocada, con justa razón, y estuviera demasiado pegada a la pequeña, lo que causó que descuidara un poco a King. Aunque se vanaglorie de ser el gran rey de los demonios, King seguía siendo un peludo que necesita de ocasionales cosquillas en la pancita.
—Mira... es complicado. Sé que hemos sido muy unidos desde que te adopté hace un par de años. Es una nueva dinámica en la casa ahora que Luz llegó y me dedico ella —extendió su mano libre para que su amigo viniera a ella y se uniera al abrazo junto con Luz—. Quiero que sepas que esta exclusividad será solo hasta que deje de ser una bebé. Cuando crezca y sea más independiente, verás que será la primera en darte toda la atención que desees.
— ¿Segura? —preguntó tímido, regresando para darle un abrazo a la bruja.
"Apenado" quedaba corto, la actitud de King al menear su cola denotaba su arrepentimiento, ya que desde un principio él fue el más entusiasta que Eda cediera y adoptara a la niña.
—Tal vez si haya estado un poco celoso de la atención que todo mundo tiene con Luz. Fue una disculpa a su modo, y como muestra de que las cosas están bien ahora, le obsequió su peluche de conejo a la bebé—. Ten, no me molesta que tengas a mis soldados. ¡Contigo será suficiente para dominar el mundo!
—Y... click.
Ayudada de su pergamino, Eda no dejó pasar la oportunidad de tomar una excesivamente tierna foto que luego editará con filtros de corazones.
—Cambiando de tema, —comentó King, yendo a buscar otro sonajero en el baúl de la sala—, ¿qué planeas hacer para mañana?
— ¿Por qué? Hoy es 24 de diciembre. Mañana no hay festividades ni tampoco es el cumpleaños de Lilith. —Nada supuesta o remotamente importante cruzaba por su cabeza.
—Eda, mañana es el cumpleaños de Luz.
De nueva cuenta, Edalyn tecleó lo más rápido que pudo en su pergamino. Timbró tres veces hasta que contestaron del otro lado.
— ¿Me llamas por lo del cumpleaños de Luz, verdad? —cuestionó Lilith—. ¿Verdad?
Ya era algo común que Eda usara a su hermana como salvavidas.
—Que puedo decir, olvidé que los niños cumplen años —excusó vagamente. Después de tantos cambios en su vida, sobre todo el estrés, a duras penas recordaría su propio cumpleaños—. Mejor dicho, olvidé la fecha que estipulamos como cumpleaños de mi niña.
Luz tenía al menos unos días cuando la trajeron a las islas, pero para no crearse mayores problemas eligieron esa fecha. Diciembre 25, día como cualquier otro en las islas.
—Necesitamos regalarle una celebración digna de una Clawthorne —Eda dejó escapar una risilla tímida—. Rayos, ya sueno a nuestra madre.
—La maternidad cambia a las personas —mofó Lilith sarcásticamente del otro lado de la línea—. Espera, aparte de mi presencia quieres algo más de mi.
—Ayúdame a organizarle una fiesta infantil. La más divertida y cool de las islas.
—No creo que sea una buena idea.
— ¿Por qué piensas eso? —cuestionó mientras arropaba a su hija.
—Siempre creí existen muchos puntos en contra: Luz no recordará nada, será un gasto de dinero y no puedes invitar a nadie. Y si lo haces, tontos que se traen algo contigo... pondrías en riesgo a Luz.
Eda resopló, ligeramente dolida y decepcionada pero entendiendo el punto al que su hermana quería llegar. De todas formas, no es como que tenga amigos a quiénes invitar. "Tal vez a sus padres", pensó, pero la idea le fue esquiva por un par de factores que no deseaba recordar completamente en ese momento.
—Igual, trae tu fea cara mañana. ¡Tendremos una bonita reunión familiar!
— ¿No puede ser en otra ocasión? Tal vez el fin de semana...
Lilith tenía trabajo, mucho trabajo que compensaba sus actos mal visto dentro del aquelarre al pedir archivar el caso de su hermana delincuente. Si bien ya podía realizar más tareas aparte de simple papeleo, todavía le asignaban encargos extra que incluso realizaba en cas. Posponer sus obligaciones por una celebración en casa de su hermana, que ella consideraba podría realizarse con más calma en un fin de semana.
—Vamos, ¡Lilith! —Eda comentó con un tierno tono de voz, el adecuado usa para manipular, de buena manera a la su hermana.
—No lo sé... —contestó dubitativa. Faltaba la estocada final y Eda la tenía lista.
—Li-ly.
Un pequeño balbuceo de Luz fue suficiente para convencerla.
—Li-ly...
El segundo le derritió el corazón por completo.
—Oh, titán. —Lilith rindió, cayó de rodillas ante demasiada ternura—. Está bien, iré. Pero quiero que sepas...
—Sí, sí. Tu trabajo es muy importante y bla, bla, bla —balbuceó Eda—. Hornearé un pastel. Quedará como un bonito recuerdo para las fotos aunque Luz no pueda comer mucho. Te enviaré una lista de las chucherías que debes comprar.
— ¿Me darás dinero para eso? —Hasta Lilith misma se auto golpeó la frente por decir algo tan absurdo.
— ¡Casi lo olvido! No olvides tu costoso regalo —resaltó Eda para luego colgar.
Al instante, Lilith no pudo evitar desplomarse en su cama. Cubrió su rostro con un cojín y comenzó a dar vueltas mientras daba algunas pataletas. Recordar como Luz la llamó le hizo saber que también hacía una gran labor y era una bruja presente en su crianza.
— ¡Soy una gran tía! —chilló, pero el sonido llegó a ser neutralizado por un cojín en su cara.
Al día siguiente. Pese a lo usual, Eda fue la primera en levantarse, incluso antes que Hooty. Tenía una larga lista de pendientes a lo largo del día antes que sea la hora del agasajo para Luz.
Encabezando la lista, pretendía hacer un regalo a mano. Luego, hacer el pastel, mientras limpiaba toda la casa para decorar con adornos brillantes que robó de un cumpleaños infantil hace un par de años. Por último, recibir a su hermana y darle un baño a Luz.
En total, demoró casi tres horas de trabajo duro en finalizar solamente el tejido de su maravilloso regalo. Primer paso de su larga lista diaria, completado, pero aún quedaban más y el tiempo apremiaba.
—Hay que ponerle más empeño. —Eda miró al gran reloj de la pared, faltaban tres horas para que empiece oficialmente la reunión.
Pasadas dos horas, mientras dejaba que el pastel se cocinara en el horno, ultimaba detalles en la sala, ya decorada con varios globos de colores y una pancarta colgada en la pared sobre sofá con el mensaje: "Feliz cumpleaños, búhito" que Eda utilizará para todos los años a partir de ese momento.
En el centro de la sala, movió la mesa donde pondría el pastel y bocadillos que Lilith compraría. No está de más confirmar para King y Hooty, que su hermana mayor sería la única invitada. Había tanteado la idea de invitar a algunos ex-compañeros de Hexside, pero cuando las palabras de su hermana resonaron en su cabeza, le hicieron cambiar de opinión. Eso de tener enemigos hasta debajo de las piedras, no metafóricamente, empezaba a ser cansino.
Una horas después, entre darle un baño a su hija y alimentarla, el tiempo se fue volando. Puntual como siempre, Lilith tocó la puerta y fue recibida junto a cajas llenas de bocadillos y media docena regalos envueltos.
—Creo que me excedí un poco —comentó la mayor, entrando a la residencia con algo de dificultad por todo lo que traía.
—No me quejo. Es tu dinero, no el mío —bromeó Eda.
— ¿Y Luz? —preguntó Lilith, dejando los regalos de lado.
—Está arriba con King. Bájala mientras termino de ordenar la mesa para mi obra maestra.
Eda escuchó el timbre del horno, avisando que el pastel alcanzó el punto de horneo perfecto. Apoyada con su magia, atrajo el gran aperitivo y en la mesa le daría unos último detalles.
— ¿Luz se comerá eso? —preguntó King, con la mirada fija en la mesa llena de dulces por los que su lengua babeaba—. Esos cupcakes me miran con deseo.
—Adelante, compártelos con Hooty —indicó Eda. Ni un postre más entraba en su apetito.
— ¿Luz ya puede comer sólidos como este? —Lilith señaló a la menor, que estiraba con esfuerzo una de sus manitos para tomar obtener un dulce de la mesa.
— ¡Dámelo, no te lo puedes comer! —Eda saltó en alarma al ver que su hija estrujó un cupcake con su manito y quería llevarse las migajas a la boca—. Es por tu bien, acá dice claramente "Nada de azúcar procesada hasta dentro de unos meses".
Sacó la guía de bebés de su cabello. Luz la miró con molestia, no entenderá nada, pero tenía curiosidad por probar aquella belleza azucara llena de colorinches que atrapaba su atención.
—Si un libro lo dice debe ser verdad —agregó Lilith llevándose el cupcake a la boca.
El hecho provocó que Luz soltara algunos bufidos y se moviera ansiosamente en su mesita de bebé. Todos comían de ese postre menos ella, lo cual a su parecer le era muy irritante.
—Nada de lloriqueos, porque... ¡es hora de las fotos! —exclamó su madre, sacándola de aquella cárcel en forma de silla de bebé con cabecera de conejo.
Todos los integrantes de la familia, Hooty incluido, fueron hasta el sillón de la sala, donde con unos hechizo las hermanas colocaron una bonita iluminación para que las fotos resaltaría sus agraciada curvas y maximicen la ternura de Luz.
—Primero una foto de mi niña con su nueva ropa. —Cortesía de Eda, y recién tejida—. Luego, una foto de Luz junto a King y Hooty.
— ¡Hoot! Guardián Hooty está muy feliz por la pequeña Luz —ululó el búho.
Eda tuvo que realizar varias tomas y ediciones en las fotos. King no dejaba de moverse por la incomodidad de tratar que Luz no tire de su cola y la deje con otro hueco sin pelo, mientras que Hooty se distraía con alguna ocasional mosca que sobrevolaba la sala.
— ¡Mi turno! Ahora una foto con la tía Lilith —exclamó emocionada, intercambiando lugares con los demonios en el sofá.
—Li-ly —balbuceó Luz, tomando la nariz de su tía para la foto.
—Esto es lo más tierno que me ha pasado en la vida —susurró Lilith, conteniendo las inmensas ganas de chillar o comer sus cachetes a besos.
Ahora, era el turno de mamá. Eda cambió de lugar con su hermana, pero en vez de sentarse en el sofá junto a ella, cargó a Luz en su regazo.
—Una foto conmigo para enmarcarla aquí —señaló a su espalda, sobre el sofá, donde colgaba la gran orden de captura con su nombre.
—Creí que ese cuadro era tu mayor orgullo. —Lilith preguntó detrás del pergamino, preparando el ángulo adecuado con el que captar la esencia familiar que ambas chicas desprendían.
—Es hora de un cambio.
—Mamá... —balbuceó Luz entre bostezos.
La reunión prosiguió sin contratiempo. Todos comían pastel, a excepción de Luz, que como nunca peleó con su madre por no comerse su papilla de manzana.
Como nunca, la casa búho gozaba del agradable ambiente familiar y charlaban sobre gracias anécdotas que Luz dejó durante el último año de vivencias. Eda rió como cerdito al recordar la vez que indirectamente ayudó atrapar a un estafador porque este se tropezó con su canasta donde su madre la transportaba.
¡Llegó la hora de los regalos! King fue el primero en entregar el suyo. Era un muñeco de Owlbert demasiado tierno para ser verdad. Ni bien la pequeña lo apachurró, comenzó a jugar y querer masticarlo con los pocos dientes que brotaron de sus encías. Turno de Hooty: el búho obsequió un gran sombrero de paja, que seguramente robó de algún borracho que merodeaba por el bosque cercano a la casa. Mala suerte para él, el sombrero pertenecía a Luz porque le coció una etiqueta con su nombre. El regalo de Lilith fue para su hermana. Pensó que la guía de bebés quedaría obsoleta en poco tiempo, así que se adelantó en conseguirle un libro para la ocasión.
"Adolescentes, ¿uh?", leyó en la portada.
Por su parte, Eda obsequió un regalo con una mayor carga emocional... una manta. No una cualquiera, una mágica tejida por ella misma desde hacía varias semanas con fibras únicas unidas mediante fuerte magia salvaje. Ahora su pequeña dormiría plácidamente durante el resto de su vida sabiendo que estaba protegida contra amenazas físicas, hechizo o maldiciones de cualquier tipo. A Luz le encantó tanto que no la soltó por nada del mundo. Eda visualizaba también que su niña la usaría como una capa en el futuro, ya que la manta se acomodaba al tamaño de su portadora.
El tiempo avanzó rápido y con ello la noche se hizo notar, por tanto, la fiesta/reunión familiar de culminó con un gran abrazo familiar. Apresuradamente, Lilith subió a su bastón y puso rumbo a casa. El trabajo nunca se detiene y ella debía presentarse mañana temprano en la oficina. Antes de irse, otorgó de regalo un último besito en la frente en su sobrina, quien entre sollozos tuvo que ser calmada por la desaparición de su tía favorita.
Una vez cerrada la puerta, Eda vio que la sala era un desastre de papeles coloridos con patrones infantiles de flores esparcidos por doquier. Quiso ponerse manos a la obra y dejar todo impecable para dormir gustosamente, pero por alguna extraña razón los hechizos que trataba de invocar no surtían efecto. Los círculos que dibujaba en el aire se deshacían como migajas de pan.
"Tal vez es el cansancio", pensó sin alarmarse. Resignada, se dirigió a su habitación junto a Luz, que llevaba junto a ella en su canasta todos los regalos del día.
Ya con la niña dormida y arropada en su nido personal, la mayor se dispuso a descansar en el suyo. Dio un paso, percibió una rara sensación en su cabeza. "Parece que tengo mareos", creyó ingenuamente. Al siguiente paso que la acercó a su nido, un agudo dolor cruzó abruptamente cada fibra de su ser, concentrándose ferozmente en el pecho. Eda entendió de inmediato lo que sucedía y se llevó una mano al corazón. No era posible, tomó todas las medidas preventivas durante el último mes, pero aún así su maldición se manifestaría después de casi un año, justo en el peor momento posible. En unos minutos se convertiría en una iracunda bestia destructiva, pero hasta entonces aún había tiempo para frenarla, la cuestión es que su cuerpo casi no le respondía.
Las plumas deseaba brotar del interior de sus brazo, lo que desgarraría la piel. Edalyn era resistente al dolor, pero semejante sensación provocaba que hasta sus músculos tiemblen. Con un esfuerzo sobrehumano, contuvo sus gritos, ahogándolos en su garganta para no despertar a Luz ni alarmar a nadie más en la casa.
Casi arrastrándose en el suelo, sintiendo cómo miles de agujas invisibles la desgarraban desde dentro, logró llegar al armario principal. Con manos temblorosas, abrió un cajón secreto escondido en la parte baja. De allí, sacó un pequeño frasco que contenía una sustancia viscosa y dorada, como miel envenenada, con un olor tan repugnante que le provocaba arcadas. Eda cerró los ojos, contó mentalmente hasta tres para aguantar la respiración y llevarse el frasco a los labios.
Recostada contra el armario, casi de rodillas, con el cuerpo convulsionando por el dolor, Eda bebió hasta la última gota en menos de un segundo. El líquido le quemó la garganta, dejando un sabor nauseabundo que la hizo estremecer, pero sabía que era su única esperanza, su último recurso para contener la maldición que amenazaba con consumirla por completo.
Finalmente, Edalyn cayó inconsciente. En sus últimos segundos de lucidez, cuando el dolor fue suplantado por un hormigueo en todo su cuerpo, sintió un gran alivio en su corazón. Luz estaba a salvo, nada más le importaba.
Pensará mejor las cosas al día siguiente.
Gracias Lazuli_drawnerl por tremenda obra de arte TuT 💙
Ya tamos ready avanzando la historia, ¿tiene alguna pregunta? Son libre de cuestionarme sobre cualquier cosa.
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