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5.Cactus Astrophytum.


Julen

A veces quisiera poder borrar todas las heridas de las personas que me rodean. Es un pensamiento disparatado, pero aun así lo pienso siempre que veo a mis seres queridos mal. Cada vez que los veo así me gustaría encerrarlos en una cajita de cristal para que nada les hiciera daño.
Los conozco y ninguno merece sufrir.

Por eso estoy abrazando a Rebecca tratando de transmitirle mi apoyo. Ella no merece ser la marioneta de su madre. No lo merece nadie.

No merece ahogarse en llanto como justo ahora.

No quiero presumir, pero creo que soy bueno consolando a las personas aunque eso no lo aplique conmigo mismo. No me gusta verla así, es como verme a mi hace un tiempo.

—Tranquila, vas a salir de esta—acaricio su cabello con ternura.

—Es que siento que nunca me va a dejar en paz—me parte el alma escuchar su voz quebrada y gutural.

Me separó del abrazo para mirarla.

—Nada es para siempre, ni la felicidad ni el dolor—limpio sus lágrimas—. Definir una situación es limitarse a no cambiarla, Rebecca.

Ella sonríe, una sonrisa débil.

—Gracias Julen—da una larga respiración y recuesta su cabeza en mi hombro. El corazón me late a mil cuando ella esta cerca, así como aparece ese calor en mi tórax y las mariposas en el estómago.

Así nos quedamos por un rato. Yo acariciando su cabeza y ella descargando toda su frustración a través del llanto.

Ella se levanta de mi cama con una sonrisa en el rostro ,se limpia las lagrimas que yacían en sus mejillas y dice:

—Ya basta de llorar, estoy bien, voy a estar bien—asegura más animada. —Tal y como lo has dicho, definir una situación es limitarse a no cambiarla, yo pienso cambiar el curso de mi vida en cuanto cumpla mi mayoría de edad—su voz ha sonado como una promesa.

Me levanto.

—Esa es la actitud princesa.

—Ya tenias un buen rato sin llamarme así.

—Si, creo que había estado muy frustrado con el trabajo de español—me encojo de hombros para restarle importancia.

—Oh sí, ¿Cómo vas con eso?....bueno ¿Cómo van con eso?—hace énfasis en la palabra.

—Bien, o sea hicimos una tregua para poder llevarnos sin pelear.

Ella asintió con una sonrisa.

—Eso me alegra mucho, al principio pensé que no lograrían llevarse bien...

— No nos llevamos bien, solo no vamos a insultarnos—la interrumpo.

—Eso es algo bueno, al menos ya no tendré que preocuparme por sus latentes ganas de matarse—se ríe de su propio comentario y suspira.

Sonrió también, su sonrisa es tan bonita. Ella es tan bonita. De esas personas que puedes ver durante todo el día y no cansarte.

Me sonrojo por mis pensamientos.

—Si, eso es lo único bueno—la miro y se me ocurre una idea. —Oye princesa—llamo su atención— ¿Qué te parece una noche de películas? tengo palomitas y galletas que mi madre me dejo—propongo con una sonrisa.

Sus mejillas se calientan y asiente.

Mi madre esta trabajando hasta tarde con el padre de Elian, ellos le ofrecieron que se quedara a dormir en su nueva casa para que no manejara tan tarde por las calles.

—Claro señorito.

Tomo su mano y bajamos las escaleras. Mientras ella elige las películas yo hago las palomitas y caliento las galletas.

Ella me gusta, me gusta mucho.

Miramos las películas entre bromas y chistes. Intentando imitar a los actores aunque no hacemos más que reír. Ella le avisa a sus padres que se quedara conmigo. Ella duerme en mi habitación y yo en la de visitas. Lo menos que quisiera es incomodarla.

Al día siguiente desayunamos con mi madre, Elián y su padre, y obviamente Rebecca. Le presente a Rebecca y Elian y ambos parecen congeniar bien.

El lunes llega y todo va bien, Elian me paso a recoger y nos fuimos juntos. La mañana pasa bastante bien, a mis amigos les cayó bien Elian... Bueno a Luka no tanto.

En los pasillos me encontré con Biel. Sinceramente lo que paso en el baño no fue nada así que actúe como siempre. El me dijo que me esperaría en la salida, eso si, Elian y el se miraron tan mal que casi me cago.

Estaba en la clase de español y no sabía quién moriría primero. Si la profesora que esta mas alla que acá o yo que me estaba yendo al mas allá del aburrimiento.

Pienso que deberían darle la jubilación a los profesores muy mayores. Los pobres parecen reliquias. Un poco más y se vuelven esqueletos andantes.

Al final del día Rebecca me dice que se cancelaron las practicas de fútbol y por ende las de animadoras también. Al parecer el capitán del equipo las suspendió, y los demás pensaron que si él no estaba no podrían practicar.

Ahora entiendo un poco mas el ego de Biel, es mas que obvio que es así , si literalmente es el capitán del equipo y todos lo alaban por mas mierda que sea.

Era como Steven de Stranger things en la primera temporada.

Estaba esperando a Biel fuera de la escuela. Miro la plantita entre mis manos. Es un trabajo en grupo, tal y como lo dice la tarea el debe saber que me gusta y por qué. Por eso le daré esta plantita que saqué de mi jardín  para que la cuide, al menos hasta que acabe el trabajo. La traigo en una maceta del mismo tamaño. Bueno es un cactus Astrophytum, o sea que tiene flor. Es un gran sacrificio para mí dárselo, esta especie de cactus dura mucho tiempo en crecer a pesar de ser pequeño.

Otra cosa que me costo fue buscar una excusa creíble para decirle a Elian que no me iría con él y que se fuera primero.  

Al final lo logre. Tampoco fue que mentí, solo le dije que iría a la casa de un compañero a hacer un trabajo y eso es lo que voy a hacer.

Luka me preguntó la razón del porque no le dije lo que estaba pensando a Elian. Pero me rehuso a decirle que volví a hablarle a Biel. Él fue quien me ha visto llorar por ese idiota y la supuesta amistad que tuvimos. No quiero que me reproche sobre eso, no creo que lo haga, pero si he visto lo enojado que se puso cuando le conté aquello.

Escucho voces y risas saliendo a mis espaldas. Cuando volteo me quedo pálido.

¿Por qué no me quede dentro de la escuela? ¿ellos siempre se van temprano?

Trago duro.

Son Izan, Marc y Gael. Los chicos que me molestaban y acosaban. Quisiera poder defenderme pero ellos son tan grandes y atemorizantes que Biel.

Ellos notan mi presencia y con tan solo una mirada ya sé lo que va a pasar. Ellos se aproximan a donde estoy y empiezo a caminar, sin embargo, son más rápidos. Marc me pasa el brazo por el hombro acercándome a él. Hago mi mayor intento por no temblar.

—¿A dónde ibas, amigo? —la diversión y la falsa amabilidad eran muy palpables en su voz.

Miro a todos lados buscando a alguien que me pueda ayudar, pero no hay nadie.

—Suéltalo Marc, se te va a pegar lo marica—le dice Izam.

Marica tú Papá. Pensé pero no lo dije.

El aludido me suelta bruscamente, empujándome.

De pronto todo pasa como un destello de luz.

Gael me quita el cactus de las manos, Marc y Izam me agarran inmovilizándome, el primero pasa el cactus por la parte interna de mis brazos raspándome con las pequeñas espinas. Por suerte no es del tipo que tiene espinas grandes.  Se me empañan los ojos, pero no suelto las lagrimas, no frente a estos idiotas. Me arde la raspada.

Todo esto es culpa de idiota de Biel, ¿en donde esta? tal vez planeo todo esto y no debía confiar en él.

—¿A quién le ibas a dar esto? —zarandea el cactus en el aire, no respondo—,responde—demanda, Izam.

Me quedo callado y Marc mira a Izan el mismo que le hace un gesto con la cabeza y me empujan contra el suelo.

—Ya que no respondes ¿Debería reventar esta basura en su cabeza? —Izam ese el amague de tirarlo, me cubro la cabeza, pero no lo hace.

—Sería lo mejor, pero es tan débil que ni siquiera soportaría el golpe, tal vez en otro momento—le aconseja Gael.

Intento levantarme pero Marc vuelve a empujarme contra el suelo.

—Bueno, no importa, tengo otra cosa pensada.
   
Entonces tira el cactus al suelo rompiendo la maceta, la tierra se riega y me salpica en la cara de lo cerca que lo ha tirado. por poco y me golpea.

—No, por favor, no sigan—pido dejando salir una lagrima.

Pero, como si no fuera suficiente lo pisa dañando la linda flor que con tanto esfuerzo cuide para que floreciera bien.

Aunque sea estúpido es lo que más me duele, que hayan echado todo mi trabajo a la mierda.

—O miren, esta llorando, como el marica que es—se burla Izam.

Me toma el rostro con fuerza para que lo mire, me escupe la cara. Sus amigos se ríen, y un impulso de autodefensa recorre mi cuerpo.

Decido actuar rápido. En el segundo que su asquerosa saliva se topa con mi cara, aprovecho que se ha hincado frente a mi y pateo su entrepierna, él me suelta y me levanto, empiezo a correr mientras el se retuerce adolorido y sus amigos me persiguen, pero sinceramente estoy corriendo a todo lo que puedo.

Cuando siento las piernas cansadas y me instinto me dice que estoy demasiado lejos, me limpio la cara y dejo salir todas las lágrimas reprimidas.

Miro a todos lados y noto que no estoy tan lejos de la playa. El instituto no está tan lejos por lo que es fácil llegar a pie.

No tengo ganas de llegar a casa y que mamá me vea así. Camino por la costa mientras lloro, con las manos temblorosas le escribo un mensaje a mamá avisando que llegaré tarde y que si no llego es porque me quedaré con Luka, ella se tragó la mentira. Si no llego es porque tal vez me quede dormido en algún banco de esos que hay en la playa.

Me siento en la arena, aún son las cinco de la tarde y el sol alumbra.

Me abrazo a mis piernas y lloro. Lloro por el ardor de mis brazos y el dolor que me causa toda la situación.

Maldito Biel.

Que estúpido fui al pensar que estar con Rebecca eliminaría todos mis problemas. Que estupido fue pensar que mis amigos siempre estarán.

Y es que nada está bien, estoy cansado de fingir que no me molestan los comentarios sobre mi en los pasillos, que no me odio a mi mismo por ser tan pequeño y no poder defenderme.

Tal vez no debería de existir.

Alejo este último pensamiento cuando la imagen de mi mamá inundó mi mente. No, ella no merece que piense así, mas cuando ella hace todo por mi, la culpa no es mía, no lo es.

Voy a agendar una cita con la psicóloga escolar.

Me quedo por un rato así, hasta que el sol se empieza a ocultar. El atardecer y el sonido de las olas es lo único que me reconforta, debería ir a una farmacia y limpiar los raspones antes de que se infecten.

Por un momento tengo un poco de paz.
Escucho la bocina de un auto seguido de mi nombre. No distingo la voz, y no me atrevo a girar la cabeza, si son los tres idiotas será mi fin.

Sin embargo la voz se hace mas clara cuando el dueño se acerca y entonces distingo el tono varonil Biel detrás de mí.

No me giró a verlo, por su culpa ha pasado esto, él llegó tarde.

—Juju, mírame—lo ignoro. —Juju—insiste—Julen—lo vuelvo a ignorar, él me toma del brazo y suelto un quejido porque me ha lastimado los raspones.

Me suelta de golpe y se pone frente a mi, mira su mano que se ha manchado de mi sangre, mira mis brazos raspados que no me esfuerzo en tapar, con delicadeza tomó mi rostro obligándome a mirarlo. Nota mi cara llena de lagrimas, mi nariz acuosa y los ojos rojos de tanto llorar.

Lo veo tensarse.

—Vete, no quiero verte—le digo hostil. Sin embargo, no se mueve, lo veo tragar de su propia saliva con violencia.

—¿Quién te ha hecho esto? —pregunta entre dientes. Las venas de sus brazos se marcan, aprieta los puños hasta que sus nudillos se ponen blancos.

Lo miro confundido.

—¿No fuiste tú quien envió a que me hicieran esto? —inquiero, él me mira y siento que voy  encontrar burla o algo que me diga que sí lo hizo.

Pero no percibo nada de eso, solo encuentro ¿decepción?

El se levanta y mira hacia la costa, pero enseguida vuelve a hincarse frente a mí.

—No puedo creer que pienses así de mi—empieza a decir —Sé que te he lastimado, pero—toma mi rostro entre sus manos— Julen, yo nunca te pondría una mano encima, al menos no para lastimarte, ni tampoco soy tan cobarde como para enviar a otros a hacer lo que yo mismo podría—finaliza con un tono cargado de rabia.

Ahora sus palabras me hacen entrar en razón, me he dejado llevar por mi rabia. Le he echado la culpa a alguien que tal vez ni siquiera hizo esto. 

—No he cambiado mucho, me conoces, sigo siendo el mismo—Vuelve a decir. —Ahora dime, ¿Quién te ha hecho esto?

—¿En dónde estabas? —evadí su pregunta.

—Esperándote—dice con obviedad.

—¿Que?

—Íbamos a encontrarnos en los estacionamientos ¿recuerdas? Querías afirmar que tu amiguito se fuera, te envié un mensaje diciéndote que él se había marchado, pero como no respondiste asumí que estabas caminando, pero luego pasó como una hora y pensé que te habías ido—ahora todo tiene sentido. Que pendejo soy, se me olvido eso.

—Pero entonces cuando pase por la parte frontal del instituto vi esto—no me había dado cuenta de que traía una bolsa, ni mucho menos que la había dejado sobre la arena. Miro el interior de la bolsa y veo el cactus aplastado, se me cristalizan los ojos, otra vez.

«—Me hablaste de esta planta o lo que sea, en una de nuestras llamadas, incluso me enviaste una foto. En ese momento supe que algo malo había pasado, hablabas con tanto amor sobre ella, no era muy lógico que este—mira el interior de la bolsa con el cactus destrozado —lo que sea, estuviera en el suelo. Ya no te conozco, pero estoy seguro que sigues amando tus plantas.

Todo lo que ha dicho me ha dejado descolocado.

—¿Cómo me has encontrado? —pregunto limpiando las lágrimas que se deslizan por mis mejillas.

Él se da la vuelta y se sienta en la arena dándome la espalda.

—Antes, cuando te sentías mal te gustaba venir a la playa, supuse que tal vez podrías estar aquí—respondió en un tono bajo. Casi no le entiendo por su tono ronco.

No respondo, no tengo ganas de hacerlo.

Por simple instinto me levanto para sentarme a su lado. Ambos vemos como el último resplandor del sol se apaga dando paso al brillo de la luna y estrellas.

—¿Te duele mucho? —pregunta cuando ya estamos en su auto.

Me ha arrastrado con él, también condujo hasta una farmacia y ha comprado varias cosas para curar mis raspones.

Asiento como respuesta a su pregunta.

—Cuando ponga el ungüento antibiótico no dolerá tanto.

Vuelvo a asentir. No se si preocuparme por su amabilidad, me parece raro.

¿Estará fingiendo?

¿O de verdad esta siendo amable?

Esto es irreal.

Se estacionó frente al restaurante de su hermana y como los vidrios de su auto son polarizados nadie nos puede ver, ha limpiado la zona raspada de ambos brazos. Cuando pasa el ungüento por la herida hago una mueca y suelto un quejido, así pasamos un rato hasta que él termina de pasar el ungüento por mis brazos. Pero se siente fresco, de cierta manera quita un poco el dolor.

Parece estar muy concentrado en lo que hace.

—¿Cómo sabes curar heridas? —pregunto para romper el incómodo silencio.

Parece sorprendido al escuchar que por fin he decidido hablar. Enseguida cambia esa expresión por una sonrisa coqueta.

—Mi hermana...—empieza a decir— es chef y se corta bastante. Cuando Mamá se fue me obligue a mí mismo a aprender a curar heridas básicas y así curarla a ella, ahora a ti—termina de explicar y asiento.

Venda mis brazos. Tengo desde las muñecas hasta el codo las vendas que él me ha puesto.

Empiezo a pensar en lo que ha dicho, su hermana, siempre le gusto cocinar. Recuerdo ser el juez que siempre probaba sus galletas o cualquier cosa que ella cocinara mientras que Biel se encargaba de advertirme que si comía algo de su hermana moriría de una intoxicación. Sonrió por ese recuerdo.

—¿A dónde te llevo? —lo escucho preguntar.

No puedo ir con Luka, él me hará muchas preguntas, y lo mismo con Rebe y Elian, en mi casa tampoco. Ya le he dicho a mamá que no llegaría, si voy de la nada me hará preguntas y terminare soltando la sopa. Y sin pruebas no importa que tanto mi Mamá hable no van a creerme ni le dirán nada a los acosadores.

Suelto un suspiro y desvio la mirada a la ventana.

—Déjame aquí, después me iré solo.

Intento bajar del auto pero la puerta está trancada, me giro a ver a Biel y tiene su ceño fruncido.

—No mientas, Juju—me mira con tanta intensidad que me pone nervioso.

—No mien...

No sigo porque la mirada acusatoria que me dedica me hace contarle mi plan de dormir por ahí como vagabundo.

—¿Eres o te haces? —inquiere molesto.

Soy, creo.

—No entiendo como se te pasó por la cabeza dormir por la calle, ¿sabes que hay gente peligrosa cierto? ¿Cómo se te ocurre semejante estupidez? —me sigue regañando. Me encojo en mi asiento.

—¿A dónde me llevas? —pregunto cuando empieza a conducir.

—Como no tienes a donde ir, vendrás conmigo—avisa con la vista fija en el camino.

—¡¿Qué?!

—Lo que escuchaste, Juju, no te voy a dejar tirado por ahí, mucho menos de noche.

—No quiero ir contigo.

—No te preocupes, si no quieres no tendrás que verme, te quedaras en mi habitación, yo me quedaré en la de invitados. Si quieres ir a la cocina solo mándame un mensaje así entro a la habitación para que no me veas—aclara.

Asiento, aunque él no puede verme.

Miro a través de la ventana las estrellas y la luna que se mueve junto a nosotros.

No se si es la paz que se siente en el ambiente pero me quedo dormido en el camino.

Nota de autora.✨

✨Holis, primero que nada. Si sufren de acoso no lo normalicen porque no es correcto. También prometo que la situación de Julen no se va a quedar así. 

✨Puede que este capitulo tenga faltas ortográficas mas notables, prometo que cuando tenga tiempo lo edito mejor.

 ✨No hay meme time porque andamos sad.

✨Nos leemos pronto🌹

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