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3.Yo Nunca.


Julen

La casa estaba atestada de personas. De saber qué estaría así no habría venido. Pensé que solo estaría el equipo de fútbol, las animadoras y un par de personas más. No todo el instituto. La casa de los gemelos es grande, no obstante, se siente pequeña. La música está alta lo cual en otra circunstancia sería increíble, pero en esta no. Quiero salir huyendo pero la salida está al otro lado de casa. Me encuentro en el lugar más vacío de la casa: la cocina. Si porque hace un momento quise ir al baño y escuché gemidos.

¿Cuál es la necesidad de tener sexo en una fiesta? Y en un baño.

Que asco.

Es como tener sexo en un jardín, es asquerosamente antihigiénico, por más sábanas que haya eso no evita que la brisa sople y te caiga tierra, o que algún animalito o incepto se cuele.

Yo me la paso en mi jardín y por más que lo ame no me gustaría tener ningún tipo de intimidad ahí. Es un lugar hermoso pero no es seguro. Lo sé porque una vez una mala hierba estaba creciendo, al no notarla no pude prevenir que era muy tóxica, ni mucho menos que me enfermaría a tal grado. Desde ese día huso guantes por precaución.

Una vez también toque una ortiga venenosa que me causó una inflamación en la piel y me salieron bolitas asi bien feas.

Ugh qué vergüenza. No quería ir a la escuela.

Miro hacia la pista de baile, las personas parecen divertirse y disfrutar. Yo por mi parte disfruto mi zumo de naranja.

No puedo tomar alcohol, soy muy malo. Y según mi última experiencia no fue nada bueno.

Al parecer no puedo ser de esas personas que se les olvida todo al día siguiente. Yo me acuerdo de cada palabra, recuerdo todo lo que sale de mi boca. Y no sería tan malo si fuera de las personas que hacen chistes malos o ríen de cualquier cosa. No, yo me pongo hormonal, coqueto y parezco un horno.

Eso no es bueno, la última vez fue meses atrás y solo puedo decirles que, de no ser por Luka, mi virginidad se hubiera ido al carajo.

Así de extremo.

Por eso estoy sentado en uno de los banquitos de la cocina mirando como los adolescentes hormonales del instituto bailan, cantan y beben hasta tener sexo en un baño.

¿No podían esperar a llegar a su casa? ¿O a algún lugar más privado? ¿No les da pena hacerlo? Al parecer no.

Igual no es de mi incumbencia, casa quien tiene sexo dónde quiere.

Mi otro dilema es lo bonita que se ve Rebecca.

Está muy hermosa. Lleva una falda rosa hasta las rodillas, un top amarillo fosforescente, unas jordan del color de las prendas anteriores. Su cabello recogido en una cola alta, simplemente fantástica. Luciana también se ve de maravilla.

Aún se me encoge el estómago al recordar lo de esta tarde, pero se me pasa al verla sonreír y bailar. Al verla mirarme y sonreír con esa bonita sonrisa.

Biel

¿Por qué la tiene que mirar así? ¿Por qué la mira con ese brillo en los ojos?

La ve como si ella fuera alguna divinidad.

Ella es linda, científicamente perfecta.

Pero, joder, ella no lo quiere como yo. Ella no lo desea como yo.

La cague, meti la pata hasta el fondo pero ¿en una situación así, como no hacerlo?
Tenía catorce años, tenía miedo y no miedo a la sociedad.

Le tenía miedo a mi Madre.

Clasista, racista, religiosa y sobre todo, homofóbica. La mujer perfecta en los años ochenta y noventa, que se yo. Al parecer esa mujer tan cerrada se hizo amiga de una mujer completamente opuesta: Liliana Morgan. Una mujer amable, compasiva, comprensiva. Una madre soltera con un hijo hermoso, el niño mas lindo que haya visto en mi vida. El unico problema que vio mi madre en ella fue que era lesbiana. Sus estúpidos pensamientos la hicieron destruir años de amistad, y no solo los años de amistad entre ellas.

También me arrebato años con ese niño, Julen.

Me tomo un trago de tequila o lo que sea que haya en el vaso. De solo recordar el dolor de cabeza se apodera de mi.

Durante años mi único pensamiento fue en lo injusto y egoísta que fui con él, y conmigo mismo. Tiene todo el derecho de odiarme, pero simplemente no quiero que lo haga.

No voy a seguir dejando que las cosas avancen de esta manera. El hecho que quedamos juntos en el proyecto de español fue porque se lo pedí a la profesora, todas las veces que me llevó a Rebecca es para alejarlo de ella, la tregua es mi oportunidad de estar cerca.

Es una tortura escucharlo destilar odio hacia mi. El mero hecho de ver el odio en su mirada se me hace una tortura.

Pero de tantos insulto que me dedicó el único que es acertado es cuando me dice arrogante.

Porque soy tan arrogante que a pesar de todo sigo pensando que lo menos que él merece soy yo. Soy tan arrogante que me niego a dejarlo ir sin siquiera hacer algo.

Soy arrogante y pienso que si él me ha querido puede volver a hacerlo. Puedo hacer que el vuelva quererme.

Lo miro de la misma manera en la que él mira a Rebe. Justo como en estos momentos.

Lo único que le agradezco a mi madre —además de haberme parido así de hermoso—, es ser tan estricta como para enseñarme a esconder mi emociones.

De no ser así, medio instituto ya estaría al tanto de mi crush con Julen.

—Capi, mira a la chica de ahí—empieza a decir Marco — .Te está comiendo con la mirada—él me empieza a zarandear y lo apartó de un empujón.

Sin embargo sigue, y sigue, me obligó a mirar a la chica. Si está muy bonita pero no me gusta.

—No me gusta—espero que el desinterés con el que dije se note.

—Deberías ser menos exigente—me sugiere el.

—¿Por qué? Tu deberías ser menos conformista—le devuelvo con agresión.  

—¿Por qué estás de malhumor? Ganamos el partido, no hay razones—asume el.

Lo ignoro para que se calle pero él empieza a hablar. Puta madre ¿no hay otra persona menos irritante con la cual juntarme? es como un grano en el culo.

Mi mirada vuelve a fijarse en Juju.

Así pasó media hora, viéndolo, admirandolo desde la distancia.

Distancia que pienso quitar.

Él está en la cocina, yo estoy en uno de los sofás que están antes de llegar a la cocina.

Me levanto sin decir nada y me acerco a la cocina. Estoy medio ebrio, pero en lo único que pienso es en lo bonito que sería llevarlo a alguna habitación.

Podría darme el lujo de besarlo, no sé en qué lugar específicamente pero besarlo. Tocarlo hasta que su rostro se torne rojo. Suelto un suspiro y sigo abriéndome paso entre las personas.

Al llegar a la cocina el nota mi presencia porque se gira a verme, me repasa de arriba abajo y se relame los labios, pero enseguida hace una mueca de disgusto.

Me recuesto en la encimera y le robó la cajita de zumo.

—¡Oye! ¡Devuélveme eso cabeza de orangután!—hace el intento de quitarme la cajita pero estiró el brazo para que no la alcanzara.

Es tan bajito a mi lado.

—Ahi tienes más—señalo la caja de zumos.

El frunce su ceño y hace un puchero jodidamente lindo y tierno.

Alejo todos los pensamientos que incluyen mis labios besando, mordiendo y chupando los suyos.

—Pero yo quiero esa—reprocha con el argumento más estúpido que se le ocurrió.

—Así que sigues siendo el mismo caprichoso—masculle bajito, pero no tanto porque pareció escucharme.

—Nunca he sido caprichoso—objeta.

—¿No? —inquiero con picardía.

Suelta un bufido y dice:

—Biel, vete. O¿no tienes a quien mas joder? —insinúa hostil.

Estas son las actitudes que quiero eliminar, no, las que voy a eliminar.

—Claro que tengo a quien joder, Juju, pero quiero joderte a ti—asegure omitiendo su hostilidad. Frunce su ceño y sonríe, hasta enojado se ve lindo. —Tregua—le recuerdo antes que me mande al carajo.

Él asiente y toma otra cajita de sumo sin decir nada más. Dejó el vaso de tequila que, anteriormente, traía y me tomo el zumo que le quite. Esta jodidamente malo, que puto asco, miro la cajita y dice 100% natural, esta super acido.

—Esto es un asco—murmuró llamando su atención. —¿Cómo es que te gusta esta mierda? —inquiero mientras sacudo la cajita.

—Está bueno y es saludable.

—Bueno estoy yo—replico y tomó de mi tequila. Siento su mirada sobre mí, del mismo tipo de mirada que me da cuando estoy en mis partidos.

Porque la siento, entre todas las miradas la de el pesa como mil toneladas de agua.

Me amarro el cabello con una liga. No es muy largo pero igual puedo amarrarlo. El sigue mis movimientos con la mirada cosa que me hace reír con arrogancia.

Esas miradas son las que me dan esperanza. Que patético me siento al admitirlo.

—¡Dios, que egocéntrico eres! —se queja.

—Solo soy realista, Juju, soy realmente guapo y encantador— me jacto.

Se pone ligeramente rojo. ¡Joder que bonito se ve!

—¿Qué estás tomando? —inquiere desviando el tema.

—Algo que sabe mejor que tus zumitos—mascullo y me dio un codazo que me hace reir. —Tequila, eso es.

Mira curioso el vaso.

—¿Puedo? —pregunta señalando el vaso.

Sonrió.

—Claro, pero no tomes demasiado rápido.

Asiente obediente  y bebe del vaso. Primero pone una cara de amargura y luego sacude su cabeza.

—Eso si que esta asqueroso—murmura, pero estoy muy concentrado en la gota que se coló por la comisura de su labio.

Me dejo llevar por el deseo de tocarlo. Con el dorso de mi mano limpio la gota y como si no fuera suficiente me doy el lujo de bordear sus labios. Él no aparta la vista de mis movimientos, retiro mi mano porque me empieza picar y si sigo no seré consciente de lo que haga.

Su mirada se encuentra con la mía y por primera vez en mucho tiempo no me mira con recelo y odio.

Carraspeo y me reincorporo en mi lugar.

Contrólate Biel.

Putas hormonas.    

De la nada, me ignora y vuelve a sus andares hostiles, y no sé la razón hasta que siento que Rebecca me mira y cuchichea con Luciana. Ahora si entiendo, está celoso, cosa que me hace tener la misma emoción: celos.

Prefiero salir de la cocina y volver a donde está Marco con una chica sentada en las piernas.

Pasan las horas hasta que son las tres de la mañana. Me sorprende que Julen no se haya dormido, en la casa solo quedamos yo, Julen, Rebecca, Luciana, Marco, Luka y un gordito que vino con Rebecca.

—Vamos a jugar yo nunca, para culminar la fiesta—propone Luciana y todos aceptan.

Nos sentamos en un círculo y hasta ahora pienso que estoy es una muy mala idea. Y lo confirmo cuando el juego empieza.


Julen

—Yo nunca he tenido sexo en un baño—pregunta Luka y todos beben menos yo y Rebecca.

No se porque acepte. esto fue una pésima idea. Ellos empiezan con sus preguntas calientes y no bebo nada, mejor, hoy me di cuenta que el tequila sabe peor que la cerveza.

Lo único bueno es que al igual que yo Rebecca tampoco bebe.

—Yo nunca he besado a alguien de este circulo—pregunta Lucciana.

El escueto beso con Rebeca no debe de contar, y el otro ni siquiera quiero recordarlo.

Sin embargo, Biel me mira fijamente con una expresión de picardía pura. Desvió la mirada y veo que Rebecca bebe y el amigo de ella bebe también.

Aprieto el vaso ¿acaso ellos?,la incomodidad en el estómago vuelve. No quiero imaginarme a la chica besando al chico que más odio en este mundo, porque a pesar de que nuestra conversación cursaba por un buen camino, no puede evitar recordar cosa que amargo todo el ambiente.

—Wow, qué tensión hay—Menciona Marco.

—Si bien, sigamos, Biel es tu turno—habla Luka.

—Yo nunca he mentido diciendo que no bese a alguien cuando sí lo hice—su tono ronco y autoritario y la intensidad de su mirada en mi me deja helado.

Aprieto el vaso, todos se quedan en silencio y nadie toma, solo yo.

La cara de todos es de sorpresa, más la de Lukas que me mira tipo: ¿Wtf bro? Carlo Lorenzo que me estas ocultando. Bueno así me la imagino yo.

La cara de Biel es de satisfacción pura, cosa que quiero arrancar de su cara.

—Yo nunca he mentido sobre algo y le he hecho daño a alguien en el proceso—le devuelvo cuando es mi turno.

Los gemelos bromean y beben. Espero que Biel lo haga ya que la pregunta va para él, su cuerpo está tenso pero bebe.

—Me tengo que ir—anuncia el.

—¿Ya? no hemos terminado de jugar—menciona Luciana.

—Déjalo Luciana, de seguro esta muy cansado por el partido—le digo y ella asiente.

El se despide de todos y antes de salir se gira a verme.

—¿Quieres que te lleve? —me pregunta.

—No, él va a dormir conmigo esta noche—le avisa Lukas.

La despectiva mirada que le dedica Biel hasta a mi me deja mal. El se va con Marco y Rebecca con su amigo.
Al final terminé durmiendo muy mal. Lukas no se deja de mover, me quedo arropado como una momia mientras mi cuerpo está pegado a la pared.

No estuvo tan mal la fiesta —omitiendo la última parte—, hable con Rebecca, no me emborraché, tuve una minúscula conversación con Biel que no terminó con algún insulto.

Aunque cuando bordeó mis labios, casi salgo corriendo, me puse muy nervioso. Me puso muy nervioso, hasta se me oprimieron las entrañas.

No quería pensar en eso, pero mi cabeza repetía la imagen una y mil beses. Repetía la imagen de su sonrisa, la imagen de su mano en mi cara, su manera coqueta de hablarme su arrogancia.

Su elegante y oscura forma de vestir, el olor varonil que emana de el, dándole esa aura que lo caracteriza.

Dios en que estoy pensando.

Tampoco podía alejar mis pensamientos de ella, Rebecca, la chica que me gusta, que hoy se veía hermosa, en serio ella es muy bonita. Me gusta verla feliz como hoy, me gusta verla reír y disfrutar porque a final de todo también la he visto llorar y eso no me gusta.

Me gusta verla como hoy, vibrante y feliz.

Toda la noche me la paso pensando en eso y empujando a Lukas. se hace de día y cuando el sol empieza a salir logro quedarme dormido.

✨Holiss.

✨🌹Se que esta cortito pero no podía hacerlo mas largo.

✨Meme time:

Julen siempre:

Biel cada que ve a Julen:

Biel:

Biel con Julen:

✨Nos leemos pronto✨.


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