17.Cuento De hadas
Biel
Todo iba de maravilla, hasta ahora.
No me esperaba la llegada de Dani tan pronto. Sabía que iba a volver, dijo que lo haría en un mes, pero llegó antes y de sorpresa. No solo eso, el que quiera estar demasiado cerca lo complica todo.
No es que me moleste que esté aquí, porque nos llevamos bastante bien incluso después de terminar la extraña relación que teníamos y explicarle porqué. O sea, él no reaccionó del todo bien a finales del año pasado y creo que no terminamos bien hasta enero. La cosa aquí es que Daniel puede llegar hacer muy pegajoso, y ya que Julen es tan amable y no se niega a nada le es más fácil llevarme con él.
Hoy ya es miércoles y de milagro le he dicho hola a Julen, que parece huir de mí. Lo cual es algo que me esperaba un poco después que nos besamos, que, por cierto, no he podido olvidar.
Admito que no me gusta fantasear demasiado porque eso significa que a veces puedo salir muy decepcionado, pero últimamente es lo único que hago. No puedo dejar de recordarlo. Ese sombrero que lo hacía ver tan bonito en la video llamada, o cuando me recibió con esa pijama tan bonito. Su cintura por dios es hermosa. Incluso tengo una foto de Julen ¡En mi teléfono! ¡Una foto suya! Suena hermoso, en ese momento estaba siendo tan lindo que fue inevitable no pedírselo, incluso tengo muchas fotos nuestras. Y el beso. Que lo haya sugerido y que haya dado el primer paso me removió todas las entrañas de la emoción.
Sé que solo fue para remplazar un recuerdo, pero fue bueno, demasiado, casi muero en realidad. Mi corazón se había acelerado tanto que podría haberse salido de mi pecho. Pude tocar su cintura, apretarla, y tenerlo demasiado cerca. Ni siquiera puedo dormir sin recordarlo y fantasear sobre lo increíble que fue. Ese fue nuestro primer beso, y deseo que no sea el último porque juro que la próxima vez lo haga será incluso mejor.
—Le voy a meter un balonazo—escucho decir a Marco a la vez que patea el balón con tanta fuerza que nuestro portero ni siquiera intenta detenerla.
—¿A quién? —pregunto pateando otro balón a la portería con la misma fuerza.
—A Daniel ¿Quién más que él? —remarca acomodando otro balón en el suelo.
—¡Chicos se trata de meter gol no de matar al portero! —nos grita el chico de la portería.
—¡¿Cómo?! ¡¿No es así como siempre ganamos?!—devuelve Marco.
Técnicamente es así. Nuestro equipo la mayoría somos muy grandes y con fuerza, asique meter goles cuando el balón va con mucha fuerza no es tan difícil si el portero contrario se asusta. Nuestro entrenador nos ha dicho que eso no está del todo bien, que no es fútbol americano, pero no cometemos faltas por eso, y como tampoco lo hacemos normalmente no puede decir mucho de nuestro modo de juego.
—No le vas a meter un balonazo a Nadie—le advierto cuando lo veo dar otro tiro a la portería.
—En ese caso ¿Qué vas a hacer para que no siga alejándote de Julen? —curiosea mientras se sienta en el suelo.
—No sé, ir a su casa o decirle que vaya a la mía—respondo no muy seguro.
Marco junta las palmas de sus manos y me señala con ellas, tiene esa sonrisa que siempre utiliza cuando hace una cagada o ya ha hecho algo. Es la misma que tenía el día de la excursión.
—Bueno yo sí sé—avisa.
—¿Ahora que hiciste? —pregunto sin saber que esperar. Ahora que se las da de cupido no tengo idea de que habrá inventado. Es impredecible, podría hacer cualquier tontería.
—Daniel tiene dos horas de química y es una materia que no sé puede perder, y Julen tiene matemáticas, pero el profesor no pudo llegar asique está en hora libre, de hecho, al inicio de la práctica dijiste que no tenías con que amarrar tu cabello, asique le dije a Luka para que le dijera a Luciana y ella le pidiera a Julen que te trajera algunas ligas y agua porque casualmente tampoco tienes porque desaparecí tu termo—termina de explicar. Lo miro sin decirle nada. Me ha dejado sin palabras.
¿Cómo y cuándo hace todo eso? Esta totalmente loco.
—¿Debería ponerte una orden de alejamiento o enviarte a algún loquero? Si les cuento de tus actitudes un poco psicópatas, demencia y esquizofrenia creo que sería suficiente para internarte —insinué.
—Cállate, idiota, deberías estar dando las gracias a mis pies por ayudarte tanto—gruñe, pero no creo que este molesto realmente.
—¿Por qué haces eso? —Marco me mira confundido por mi pregunta, pero no podría decir otra cosa. Es mi amigo, sin embargo, no es necesario que haga todo esto.
—¿Qué? ¿Ser el mejor amigo del puto mundo?
—Ayudarme—aclaro. —No tienes necesidad de hacerlo—Él resopla, como si la respuesta fuera obvia.
—Porque eres mi amigo, nunca había tenido amigos reales, ser popular te hace no tener amigos, solo personas para no sentirte tan solo. Tampoco tengo hermanos, ni siquiera conocí a mis padres o tíos, solo tengo a mis dos abuelos que han sido olvidados por sus hijos, y los amo, pero no tenía compañía además de las gallinas, hasta que te conocí y luego a Hasiel. Cuando me contaste de lo de Julen y confiaste en que yo no diría nada, o cuando Hasiel dice cosas sobre él, me hace sentir bien. Las personas no confían en mi por ser popular, incluso hacen rumores, pero ni el equipo de fútbol, y mucho menos ustedes, hicieron eso, estoy agradecido de no estar solo—confiesa jugando con el césped falso. —Trato de devolver lo que me han dado.
De todo el tiempo que llevo hablando con este pendejo, jamás se había visto tan sincero, y es algo que también aprecio.
—Gracias...
—No agradezcas, también lo hago por el chisme. En algo tengo que ocupar la cabeza, ayudarte en tus cosas gays me entretiene—me interrumpe con una sonrisa bromista. Sé que lo ha dicho para que no indague en lo que me acaba de contar, asique solo asiento. —Ya tu príncipe debe estar en los vestidores asique anda princesa, nadie va a entrar porque eres tan indiscreto que todo el equipo lo sabe.
—Te voy a comprar una malteada por esto—le digo empezando a caminar.
—Ya vete gay—bromea antes de seguir arrancando el césped falso.
Aunque intento caminar termino trotando para llegar más rápido. En cuanto entro al vestidor veo a Julen parado en mi casillero.
—Hola Juju—saludo acercándome.
Julen se sobresalta, como si no me estuviera mirando desde que entré.
—Hola Biel—dice con una sonrisa tímida. Tan lindo. —Ten traje las ligas y llené mi termo de agua fría para que tengas, iba a comprar una botella en la cafetería, pero se iba a calentar muy rápido, como mi termo es térmico entonces va a durar más tiempo—comenta dándome las ligas y la botella.
—Gracias—acaricio su mejilla sonrojada—¿puedes sostener la botella un poco más? Necesito amarrar mi cabello—le pido y como era de esperar, asiente.
Uso una de las ligas para amarrar mi cabello hacía atrás, en todo el momento siento a Julen mirando, es inevitable no ponerme nervioso si el chico que me gusta me está viendo con tanta atención.
No me hago gran cosa solo un pequeño moño y dejo dos mechones sueltos. Regreso mi mirada a Julen y sonrío cuando noto que, en efecto, ya me estaba mirando. Al verse descubierto se sonroja más. Debe ser un talento poder decir tanto con una expresión.
—¿Tenemos muchas clases después? —Julen vuelve a ofrecerme el termo y esta vez lo agarro.
—No, creo que solo nos queda orientación—contesta jugando con sus dedos. —¿Por qué?
Este lugar es tan poco lindo que sinceramente no quiero estar aquí con Julen. Huele a sudor, y hay prendas de los chicos por todos lados tiradas. Salir al campo, donde los chicos del equipo no dejarían de mirar y reírse de mí, sería aún peor que quedarnos aquí.
—Es que pensé que podríamos irnos a hacer algo—trato de sonar lo más convincente posible, aunque Julen parece estar entrando en colapso
—Eso sería fugarnos—murmura alarmado.
—Genial ¿cierto? —lo molesto tratando de no llevar una de mis manos a su cabello. Eso no termino bien la última vez.
Julen abre la boca casi indignado.
—¡No! Podrían ponernos una amonestación. — No sé cómo describir su expresión, parece alarmado, pero a la vez emocionado.
—Depende, si salimos por la puerta de la cancha nadie nos dirá algo, mi auto está estacionado cerca. Aunque si no quieres está bien, no tienes porqué hacerlo—aclaro esto último recordando lo que he hablado con la señorita Mia. No estaría bien insistirle si no quiere.
—Me da nervios, pero si quiero y no puedo estar con el uniforme por ahí, ¿no tendrás ropa para prestarme?
—Claro que tengo—respondo al instante, que vergüenza. Y yo burlándome de él cuando hizo lo mismo.
—Desesperado— repite mis palabras. —¿Haces esto muy seguido?
—No, ni siquiera me salto las clases—confieso, pero Julen no parece creerme.
—No te creo, te ves muy confiado como para no haberlo hecho—Una expresión que nunca había visto cruza su rostro por un momento, y si la sumo con su tono de voz, puedo jurar que esta celoso.
O estoy enloqueciendo, Marco de seguro me está pegando la locura.
—Umn, es que no es algo que me de nervios, no es como que alguien me vaya a regañar—explico tocando con algunos mechones de su cabello sin poder contener más las ganas. —Cuando mamá vivía conmigo ni siquiera lo hubiera pensado, pero ahora no tengo de que preocuparme—recuerdo con una mueca.
—Entiendo...
—Aunque, Juju, tu si tienes a alguien que te regañe—Lo interrumpo sin querer.
—Si, y si mi mamá se entera no solo va a regañarme a mí, pero como no lo hara no pasa nada—a medida que habla me emociono. Diablos, pensé que se estaba arrepintiendo, pero su tono seguro y confiado me hacen saber que no.
—Pensé que te estabas arrepintiendo—comento alborotando todo su cabello.
Julen se ríe y me da un empujoncito. En momentos así sé que realmente me gusta, si fuera Marco el que hiciera eso, no sería un suave y tierno empujón, yo estaría con dolor en el brazo y el metido en algún casillero.
—Si no quieres que me arrepienta, vámonos antes que se me pase la emoción y me haga un drama yo solito—dice en un tono de broma, pero no creo que lo sea.
—Si vas a ir tan rápido al menos pon Kiss it Better—dice Julen luchando con su propio cabello.
—¿Kiss it Better?— ¿Quiere que lo bese mejor? Con gusto lo hago.
—Si, ya sabes, la canción de Rihanna, tiene estilo, siempre he imaginado ir muy rápido con esa canción de fondo—contestó, y aunque no puedo verlo supongo que sigue peleando con su cabello.
Ah, habla de la canción, que imbécil estoy, es obvio que habla de una canción.
—Puedes ponerla, mi teléfono no tiene contraseña. —Se la quite mientras él se cambiaba, pensé que querría escuchar música.
Después de que me cambié ambos salimos por el campo, lo chicos del equipo se hicieron los que no veían, aunque fue incómodo porque fingen realmente mal. Julen se cambió en el auto porque ahí estaba la ropa extra, yo espere afuera por claras razones, para su suerte tenía un short con cordón y pudo ajustarlo a su cintura. Me gusta verlo con mi ropa, se siente bien. También intenté comprar unas chancletas para que usara porque no tengo unas en mi auto, pero como iremos a la playa insistió en que no era necesario.
Cuando Julen pone la canción empiezo a acelerar un poco, creí que se asustaría, pero es todo contrario cuando lo miro de reojo y tiene una sonrisa en el rostro.
Tampoco acelero tanto porque, aunque sé conducir muy bien, no quisiera arriesgarme.
—Si nos morimos por exceso de velocidad al menos será con buena música, que bonito—menciona dando un suspiro al final. —Aunque sería mejor escuchar Getaway Car de Taylor ¿Cierto? —Asiento de acuerdo. Está de más decir que Julen pone la canción al instante. —Mi mamá me dio la vida, pero Taylor Swift las ganas de vivirla ¿Qué sería de mí sin sus canciones? No podría vivir sin decir " De hecho Taylor tiene una canción para eso"—expresa con un tono dramático.
No es para nada mentira esto, siempre lo escucho decir esa frase. Creo que cuando estuvo en mi casa y Belén le contaba algunas cosas lo decía muy seguido.
—Si es así ¿Tiene una canción para cuando el amor no es correspondido? —cuestiono para que hable más.
—Hey Stephen, es muy linda
—¿Cuándo un amigo te traiciona?
—Bad Blood.
—¿Cuándo la cagaste con la persona que quieres?— Esta me la sé, la puse la noche que me disculpé con él.
—Bastantes, pero Back To December y Afterglow también.
—¿Cuándo te enamoras sin darte cuenta?
—You are in love.
—¿Te sientes cansado?
—This is me trying.
—¿Asesinatos?
—No Body, No Crime.
—¿Relación a Distancia?
—False Good.
—¿Amigos de la infancia?
—You Belong Whith Me.
—Tu ganas, ya no sé qué más preguntar—me rindo, mientras me estaciono en una tienda.
—Está bien Bibi, los simples mortales no lo entienden—bromea dándome unos golpecitos en la espalda. —¿Por qué páramos aquí?
—Voy a comprar algunas cosas para desayunar y comer mientras estemos en la playa—explico jugando con los mechones de su cabello. Esta todo despelucado. —Dejaré mi teléfono para que puedas llamar a los chicos y avisarles que no te rapté o algo por el estilo.
Julen suelta una risita.
—¿Raptarme? Ninguno de los chicos diría eso—responde. Ingenuo, los chicos son igual de dramáticos que tu. —¿No puedo bajar contigo?
—Luka lo haría —contradigo bajando del auto. —No tienes zapatos—le recuerdo y hace una mueca. —¿Quieres algo en específico?—pregunto.
—Galletas de mantequilla por favor—me pide mientras intenta quitarse el cabello de la cara por la brisa.
—Ya vuelvo—aviso antes de cerrar la puerta.
Debo fijarme si venden ganchos o cosas para el cabello. Desde el día que estamos en su casa creo que se le verían bien. Solo que debo encontrar unos bonitos, porque a Julen le gustan las cosas bonitas. No debo tardar, pero podría revisar en la tienda de al lado que parece vender de todo.
Julen.
En cuanto Biel me deja solo tomo su teléfono para llamar a Luka.
Mi pobre amigo debe estar preocupado, le deje mi celular y bolsa porque regresaría rápido, pero ya ha pasado una hora de eso. En mis planes no estaba irme, pero la emoción me ganó. Estoy nervioso porque nunca había hecho esto, me he saltado clases porque no hice la tarea, pero nunca salirme de la escuela. Sin embargo, la idea de estar con Biel y sin Daniel cerca vale la pena.
Me causa mucha ternura que en vez de tener una foto de Luka de contacto Biel tiene un dibujo, por curiosidad veo los demás y son todos dibujos que, seguramente, él mismo hizo, incluso yo tengo el mío.
Marco el número de mi amigo y responde de inmediato.
—¿Te raptaste a Julen? Es que aún no llega—es lo primero que dice.
Mejor que no aposté, hubiera perdido.
—Soy Julen, y no, Biel no me rapto—aviso con obviedad.
—¿Entonces en donde andas?
—Estoy frente a un mini centro comercial esperando a Biel.
—¿Julen? Hermano ¿En dónde estás? —pregunta con un tono desconcertado.
—Ya te dije, frente a un mini centro comercial con B...
—¿Te fugaste? —inquiere como si no fuera obvio.
—No, solo me fui de la escuela para estar con el chico que me gusta—ironizo.
Pienso que entrará en su papel de hermanomayorperotenemoslamismaedad, y va a regañarme. No es como que lo vaya a contradecir si lo hace, me lo gane.
—Vaya... Él pequeño Julen se ha vuelto todo un rebelde...—insinúa y ni siquiera tengo que estar frente a él para saber que tiene una sonrisa juguetona en el rostro.
—Oye no, tú lo has hecho muchas veces, y no es algo que vuelva a hacer, no es bueno para mis nervios—respondo con sinceridad.
—Mi pequeño ahora será corrompido, adiós a tu pureza—sigue hablando.
—¿Qué estas insinuando? ¡ Solo iremos en la playa! —comento alarmado.
—¿Publico? Pobre mi esposa Liliana si la llaman porque encontraron a su hijo en una situación indebida...
—¡Cállate! Por Dios, nada de eso va a pasar—Está loco, no sería capaz de hacer algo así, que vergüenza.
—...mejor no te dejes meter la mano, Julencito, tienes que prepararte mentalmente primero, yo no lo hice y me quedé loco después... bueno no te dejes meter nada. Y tú tampoco lo hagas—finaliza dejándome totalmente avergonzado.
Miro por la ventana para revisar que Biel no venga aún.
—Claro que no me dejaré meter la mano! ¡Y él no lo haría! —grito.
Luka suelta un suspiro.
—Eso no lo sabes, caras vemos, pensamientos pecaminosos no sabemos—No sé si lo dice para asustarme o advertirme. —Cualquier cosa lo pateas y sales huyendo.
—Nada de eso va a pasar—aseguro.
Aunque si pasa... No, nada de nada. Luka me está metiendo ideas raras.
—Si tu lo dices. Le diré a los chicos que te empezaste a sentir mal y Biel te llevó a casa—avisa dejando sus imprudencias.
—Gracias amigo.
—De nada, mañana me lo pagas, recuerda no dejarte met...—No sigo escuchando porque cuelgo. Ya oí suficiente.
Dejo el teléfono de Biel a un lado y me dejo caer en el asiento. He tratado de actuar lo más normal posible, como sí no estuviera emocionado; Como si las mariposas en mi estomago estuvieran tranquilas con Biel cerca; Cómo si la vista de él amarrando su cabello o conduciendo no fuera lo suficiente para ponerme a babear. Creo que no se dio cuenta de esas cosas, porque intenté taparlo hablándole de música.
Desde que llegó Daniel no he podido estar ningún minuto sin que se meta entre nosotros aparte de que damos clases juntos, pero no cuenta porque no podemos hablar. A veces siento que el intruso lo hace para fastidiar, pero no sabe que me gusta, asique deduzco que no es por eso. No obstante, eso no significa que no me den celos. A este punto creo que todos mis amigos saben que me gusta Biel, no he dejado de quejarme en los recesos.
Sé que debería ser más discreto, pero no puedo disimular que no me molesta. Ni siquiera me gusta imaginar que Daniel podría ser la persona que le gusta.
Dejando eso de lado, ¿Debería preguntarle a Biel si le gustan las rosas? No vaya a ser que no le gusten y yo justamente le lleve rosas. Aunque si no le gustan me replantearía si en verdad me gusta. ¿Cómo estaría con un chico al que no le gusten las rosas? Son hermosas, elegantes, son variadas en color, y significados. Pueden parecer aburridas para las personas, pero son muy especiales. No dejan de tener su magia.
Además, creo que ahora son mis flores favoritas.
Después de admitir que me gusta Biel, me gustan más. Incluso voy más seguido a mi rosal.
¿Debería decirle a mi mamá que me gusta? A ella le cae Bien Biel, no creo que se enoje. Si lo pienso súper bien, sería mejor no decirle, después no dejará que Biel se quede a dormir conmigo y eso no es negociable. Me gusta mucho dormir con Biel, es cómodo y me siento seguro.
Es que ¿Cómo no iba a gustarme? Si es así de lindo.
Y también besa bien.
Porque, vamos, yo no he podido olvidarlo, cada vez que me siento en el sofá lo recuerdo. Cada vez que veo el puff de flor recuerdo estar abrazado a él. Fue demasiado increíble, pensé que sería incómodo después de besarnos, pero Biel me abrazó hasta que me dormí porque estaba cansado. Incluso cuando desperté él había hecho el desayuno.
Dejo de fantasear con Biel cuando lo veo saliendo de la tienda con dos bolsas reutilizables.
—No te traje galletas de mantequilla porque es muy temprano y ayer vi que comiste un paquete completo durante clases, pero traje frutas para hacer una ensalada—habla en cuanto entra al auto y se estira para poner las bolsas en los asientos de atrás. —Tienes que comer más sano Juju— ha dicho eso en cuanto abrió la puerta cosa que me ha dejado medio pasmado.
—E-eh no me molesta— confieso dándole unas palmaditas en la cabeza para que se calme— Me gusta la ensalada de frutas, y puede que tengas razón.
Biel suelta un suspiro Antes de tomar mi mano, que segundos antes estaba en su cabeza para jugar con mis dedos
—Sé que tengo razón, y me alegra que te guste—Dijo con ese tono egocéntrico que le gusta usar.
—Silencio, los egocéntricos no pueden hablar en mi presencia—demando fingiendo una voz más gruesa.
—¿Disculpa? Entonces tendrás que soportar la desdicha de no escuchar mi voz nunca más—se jacta con una mueca altiva.
—¿Desdicha? El único desdichado serás tú al no poder responder mis palabras—devuelvo usando el mismo tono egocéntrico que él usa.
—Eso no sería difícil—Miente el muy descarado soltando mi mano.
—¿En serio?
Biel suaviza su rostro con una sonrisa dulce antes de responder.
—No, sería muy difícil.
No lo voy a negar, se me salió un suspiro digno de película romántica. Tal vez fue por la vista que tengo de él junto con sus palabras que me ha hecho suspirar como las trastornadas princesas de Disney.
Ojalá, Biel no lo hubiera notado, sin embargo, es difícil cuando me conoce así de bien.
——¿No crees que deberíamos irnos? —menciono para que no diga nada.
—¿Eso fue un...?
—No, claro que no, ahora arranca—ordeno piñizcando su hombro.
Biel susurra algo que no puedo entender, pero hace lo que digo. Como aún tengo su teléfono le tomo una foto mientras maneja porque se ve muy atractivo concentrado. Incluso sus manos lo son, me gustan las venas que se marcan. ¿Se marcaran más cuando me toma de la cintura?
¿Si le pido que lo haga para confirmar sería raro?
Uhg, yo creo que sí. No es como que le pidas a tus amigos que te aprieten la cintura para ver las venas de sus manos y brazos. Ahora que lo considero suena muy raro.
Mejor me quedo con la duda.
Biel termina de cortar las frutas con un cuchillo que tenía en su maletero porque Hellen suele dejar sus cosas ahí a veces. Hay manzana, sandía, uvas verdes, y peras. Me parece gracioso que también hubiera una vasija grande en la que podía echar las frutas picadas, y tenedores y vasos. Además, le ha puesto yogur de fresa, puedo apostar que mi mamá le ha dicho que las frutas con yogur son mis favoritas para desayunar y mucho más si están acompañadas por el mismo jugo de manzana que Biel ha servido.
Algo lindo de su parte es que no ha dejado ningún plástico por ahí y todo lo ha dejado dentro de una bolsa desechable para poder dejarlos en su respectivo vote para plásticos después.
Tampoco ha dejado que yo haga algo por más que le insista asique lo único que he hecho es observarlo y hablar de cualquier cosa que pueda contarle.
—... La cosa es que no me gustan las bañeras porque gastan mucha agua—termino por decir. Ni siquiera sé porque llegué a esa conclusión si empecé hablando de comida.
—Una vez cada un tiempo no hace mal, digo, no es que sea bueno...pero creo que se puede dar el gusto—opina metiendo una uva en mi boca—Tengo una y no la he usado aún.
—¿Por qué? —Pregunto cuando termino de comer la uva. Al mismo tiempo que Biel me hace una seña para que me siente a su lado.
Como la escuela queda un poco cerca de la playa hemos venido a la parte más alejada lo cual es perfecto porque hay unas tumbonas de playa y un árbol que da buena sombra. Este lugar siempre está lleno porque es muy perfecto.
Hago lo que indica y me agrada la idea de estar cerca, porque la tumbona es de tamaño normal asique apenas hay espacio para ambos.
—Tengo una fantasía—explica con una sonrisa coqueta. Casi pregunto, casi, pero su sonrisa lo ha dicho todo.
—¡Eres muy descarado!
—Acostúmbrate. —Le doy una mala mirada que lo hace reír. ¿En serio me gusta este descarado? —No hay más tenedores ¿te incomoda usar el mismo? —pregunta y niego.
Me parece curioso que no haya más dado que había muchas cosas en su maletero. Tal vez le da pereza buscarlo y no es como que me desagrade. Por suerte no hay personas alrededor porque seguro es una escena muy empalagosa.
¿Será así de lindo con la persona que le gusta?
Ah, qué persona más afortunada.
Ninguno dice algo mientras comemos, yo porque casi me arruino el desayuno con mis pensamientos y Biel... bueno no sé. Luego regrese a mi tumbona y ahora si conversamos. A veces siento que podría ser yo quien le gusta, pero él probablemente es Hetero y si no, podría ser Daniel. No obstante ¿Yo? Puff, si le gustan los chicos será uno que lo parezca, como Daniel que tiene facciones duras y desde lejos parece un chico. A mí siempre me confunden por una chica.
—¿Tú crees que parezco una chica? —curioseo, mirándolo con atención. Biel, que estaba tranquilamente recostado en la tumbona. me mira confundido.
—¿A qué viene eso? —El pobre tiene una expresión de confusión que es casi vergonzosa.
—Responde —demando mientras me acomodo para sentarme de piernas cruzadas.
—No, desde mi punto de vista no—contesta con seguridad. —¿Por qué preguntas?
—Curiosidad—excuso, al menos ya sé que me ve como un chico.
—Yo también tengo curiosidad sobre algo—habla unos segundos después. Su curiosidad me preocupa bastante, seguro hará una pregunta descarada. —¿Cuál es tu tipo? —Ay, que bueno que no es nada raro.
—¿De qué? ¿Sangre? Eso no lo sé— juego un poco ya que nunca puedo molestarlo.
—De persona, físicamente ¿Qué te gusta o atrae más? —aclara soltando su cabello.
Casi digo algo como: Tu eres mi tipo, pero sería exponer mis sentimientos. Además, suena cliché. No es que me molesten los clichés porque las novelas que me gustan lo son por completo asique todo bien.
—Umn, se me hace atractivo el cabello largo negro, aunque no es como que él color importe...—empiezo a decir, mientas miro su cabello. — Las pecas—miro sus pecas. — La verdad no sé qué más decir, pero lo que más me atrae es que sea más alto que yo—concluyo con las mejillas rojas por decir todo eso. Es más que obvio que me gusta y ojalá se haya dado cuenta porque si lo pienso bien es un buen momento.
No sé si sea solo cosa mía, aunque sé que no porque Luka dijo que se le hacía atractivo el chico que le gusta porque es alto ¿A mí? Me pasa igual. Recuerdo esa vez en Boom's Zakis cuando casi nos besamos en el baño y tuve que mirar hacia arriba para poder verlo e incluso ponerme de puntillas si quiero alcanzarlo. El domingo en mi casa también es prueba de lo mucho que me gusta, siento que me cubre por completo y es algo que más que atractivo, me encanta y me hace sentir bien. Si hablamos en ese sentido me gusta que pueda rodear por completo mi cintura con sus manos. Si estaba rojo ahora lo estoy más.
Por curiosidad miro a Biel cosa que me saca una sonrisa burlona. También está sonrojado y pasmado, pobre de seguro ya sabe que hablo de él. ¿Debería preocuparme si ya lo sabe? ¿Prepararme para un rechazo inminente o...?
Me pauso a mí mismo cuando noto que la expresión de Biel ha cambiado y tiene un de esas sonrisas descaradas. Dios, es muy hermoso.
—Vaya ¿Con qué diferencia de tamaño? —insinúa con doble sentido.
—A ti también te gusta, lo dijiste cuando fuiste a mi casa—lo acuso, agarrando un poquito de arena y tirándosela.
—Eso es cierto, y nunca dije que fuera algo malo, todo lo contrario. —Me quede tan tonto escuchándolo que no note que se había levantado y acercado a mí. —¿Puedo sentarme contigo? —Las mariposas en mi estomago de seguro están haciendo fiesta con eso.
En cuanto asiento Biel termina de acercarse y me tira a la arena para recostarse en la tumbona. Este patán sin educación ¿Cómo se atreve a tirarme? Iba a empujarlo de vuelta como el ser vengativo que soy, sin embargo, siento a Biel tomar mi cintura para alzarme y sentarme entre sus piernas. Si estaba rojo del enojo ya no, si estoy rojo, pero no por eso.
Como estoy de espaldas a él no puedo ver su expresión, pero si sentir cuando me recuesta a su pecho y comienza a acariciar mi cabello. Me relajo porque es bastante reconfortante estar así con Biel.
—¿Por qué dejaste el ballet? —Su pregunta me toma por sorpresa, siendo franco me cuesta responder porque nunca lo había hablado con nadie más que mi mamá.
—Era mucha exigencia física y no quería que mi cuerpo cambiará—confesé jugando con mis dedos. —Las personas suelen pensar que un chico que baila ballet de seguro es gay o femenino cuando no es así. Ellos son fuertes y tienen bastante musculo, yo no quiero que mi cuerpo sea así porque me gusta como estoy. Algunas señoras han dicho que estoy muy delgado y que de seguro no como bien, pero si lo hago. En el hospital siempre dicen que tengo un cuerpo sano... bueno, un poco más delgado de lo normal... me fui del tema lo siento, lo que trato de decir es que me gusta mucho mi cuerpo y no quería que cambiara, no importa que sea femenino, porque me siento cómodo.
Aunque es algo muy personal no me ha dado miedo contarle y hasta darme el lujo de explicar todo. Supongo que sé que no sería capaz de juzgarme.
—Me alegra, si te gusta y te sientes cómodo entonces vale la pena haberlo dejado—Biel sigue acariciando mi cabello, y doy gracias a Dios de que no pueda ver mi rostro y la tonta sonrisa en el.
—Si, además con mi cuerpo es mas fácil encontrar pijamas de vestido para dormir o faldas—suelto sin pensarlo demasiado. No Debí hacerlo, porque que Biel ha dejado de acariciar mi cabello y cuando alzo él rostro para verlo y me encuentro con una expresión extraña. Parece entre confundido y emocionado.
Enseguida me pongo nervioso. Mi madre suele decirme que si un amigo me juzga por mis gustos entonces no lo es. No obstante, me dolería bastante escuchar o ver una mueca de disgusto en la cara Biel.
—¿Faldas y vestidos de dormir? Tengo que ver eso—Escucharlo decir eso, con ese tono coqueto, disipa mis anteriores pensamientos. —Seguro se te deben ver increíbles—Alaga tocando una de mis mejillas.
—Solo los uso en casa, la próxima vez que vayas usaré algo así—dije con entusiasmo. Siempre me ha gustado usar esas prendas, aunque sea en casa.
—Por favor si—menciona tomando mi cara entre sus manos. Para este punto me he movido hasta estar frente a él. Quizás si me acerca un poco más podría besarlo otra vez.
Iba a acercarme yo mismo por impulso, pero alguien habla a nuestras espaldas haciendo que me aleje para ver quien es.
—¡Qué linda pareja de muchachitos! —dice la señora al señor que está a su lado. —Me recuerda a nuestro hijo cuando salía con su novio—El señor a su lado asintió y alzo la mano para saludar al igual que la señora.
Nosotros devolvimos el saludo con unas sonrisas en el rostro.
—¡Hola! Disculpen a mi esposa si se sintieron expuestos...
—No sé preocupe, no hay ningún problema—lo tranquilizo con una sonrisa al mismo que siento a Biel recostar su cabeza en mi hombro.
—Si, no se preocupe, no nos molesta—apoya, abrazando mi cintura.
—Son tan educados y bonitos—comenta la señora mientras que su esposo empieza a caminar para llevársela con él.
—¡Dios los bendiga a ambos! —dicen al mismo tiempo antes de seguir caminando.
—Que lindos...
—Jamás pensé que una pareja de viejitos cristianos nos bendeciría—me interrumpe mordiendo mi mejilla. Por reflejo me aparto cayendo en la arena y escucho a Biel reírse de mí.
Le doy una mala mirada desde el suelo que responde con una sonrisa burlona. Maldito, si no fueras tan lindo. En cuanto me levanto lo empujo y cae en la arena, me siento en la tumbona con una sonrisa orgullosa a lo que Biel hace una mueca desinteresada mientras se levanta.
—Has un espacio para mi—Enseguida hago lo que pide, pero en vez de sentarse parece recordar algo porqué me susurra que espere un momento y va hasta su auto. No demora mucho en volver con una bolsita en su mano. —Compré unos ganchitos para ti, vi que te incomodaba el cabello en la cara—Me extendió la bolsa al mismo tiempo que se sentaba a mi lado.
Saco el paquete de Diez ganchitos de colores pastel y con formas de estrella, son muy lindos, pero lo más lindo es él. Mis mejillas se sonrojan sin poder evitarlo mientras siento un calor acogedor en mi pecho.
—Gracias Biel, son muy hermosos—Me acerco y le doy un beso en la mejilla y noto que también se sonroja un poco.
—¿Me dejas ponerlos? —pregunta, murmuro un "Si" porque la sola idea me emociona. Aunque también me da gracia cuando le cuesta ponerlos, y no solo eso, también los puso todos, los diez ganchitos por todo mi cabello—Ya está, precioso, es más te voy a tomar una foto.
Como hace unos días, me pide que sonría, y me toma un montón de fotos lo cual me parece curioso. He notado que le gusta tomar fotos y subirlas a sus historias, como si estuviera presumiendo.
Nos vamos de la playa a las doce del mediodía, porque ya estaba haciendo calor y decidimos que iríamos a mi casa a pasar el rato. Y como mi mamá está trabajando hasta tarde no verá que llegamos temprano.
O bueno, eso creíamos.
Al entrar a mi casa nos encontramos a una Liliana Muy enoja con el ceño fruncido.
Mi mamá nos señala con un dedo, Biel parece confundido a diferencia de mí que estoy por llorar porqué estamos en problemas y nos espera un gran regaño.
—Están en problemas señoritos.
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