14.Vergüenza
Julen
Me voy a morir.
Sorprendentemente no es por la vergüenza que sentí cuando Rebecca me dijo que salía con Hasiel y yo siempre fui un tonto. En realidad, podría morir de tanto reír.
No es que haya olvidado lo que pasó hace unas horas, pero, como dijo mi mamá, siempre hay maneras de descargar la tristeza, una de esas es ver a Luciana y Luka haciendo estrellas de papel, que les quedan totalmente chuecas y frustrados por algo que debería ser relajante. Mi mamá ha intentado ayudarles hasta el punto de sentarse en medio de ambos y explicarles lentamente.
Eso no funcionó, y lo más gracioso son sus caras al ver lo sencillo que me resulta. Pero, así como ellos se ríen cuando no puedo ni patear un balón, yo me puedo reír de ellos por no saber hacer estrellas de papel.
Entonces me voy a morir de tanto reírme.
—¡Es que no se dobla bien! —se exaspera Luciana por cuarta vez.
—Tienes que hacerlo con más delicadeza, mi amor cálmate —le dice mi mamá, apartando los rizos que caen por su frente. Luka aún sigue con su décimo intento de estrella.
—Mire a mí tampoco me sale—menciona Luka en un tono decaído.
Y aunque quisiera seguirme riendo hasta morir, no lo hago. El tono de Luka, me hace recordar que ellos están aquí y debe ser por algo.
—Oigan—llamo la atención—miren, vamos a hacerlo juntos, paso a paso—les aviso y ambos asienten.
Les explico con calma tratando de hacer unas pausas para darles tiempo, mi madre nos intenta tomar una foto a escondidas sin embargo el flash la delata y nos echamos a reír, a lo que ella regresa a la cocina a buscar una tarta que había hecho minutos antes. Cuando ella regresa con tres platos con un gran trozo de tarta de manzana y una bola de helado encima es justo cuando Luciana y Luka logran hacer una estrella, aunque haya quedado chueca.
—Nos quedó chueca—menciona Luciana comiendo un trozo de su tarta. Su hermano asiente de acuerdo y mi mamá les sonríe a ambos.
—Así están bien, no tienen que ser perfectas—les dice mi mamá— Además ¿No se ven tan lindas así? Nada es completamente perfecto y eso no es malo—finaliza y siento que no solo habla de las estrellas de papel.
Luciana y Luka asienten al mismo tiempo, y por las medias sonrisas que se forman en sus rostros supongo que saben a lo que mi madre se refiere.
—Es cierto—concuerda Luciana, —solo mira que cositas tan bonitas y coloridas—dice con ternura mientras agarra las estrellas que ella misma hizo.
—Ujum, colgadas se deben ver aún más lindas—agrega Luka.
—Han quedado muy bien, cuando tengamos muchas las juntaremos con hilo y haremos una cortina para la cocina ¿Les parece? —nosotros asentimos de acuerdo. —voy a buscar el hilo para colgarlas—avisa mi madre algo entusiasmada.
Y entonces el ambiente se pone algo tenso gracias a las miradas que los gemelos me dan en cuando mi mamá sube las escaleras.
Porque es más obvio que nos quiere dar privacidad para hablar ya que el hilo esta justo frente a mí en la mesa.
—¿Desde cuándo ustedes lo saben? —pregunto, comiendo de mi tarta.
—Luka hace unos meses, yo lo supe desde siempre —responde Luciana y asiento despacio.
—¿Estas molesto? Si lo estas lo entendemos...
Hago un ademan con mi mano para restarle importancia.
—No me molesta, ¿Por qué debería hacerlo? Rebecca también es su amiga, además es algo que debía decirme ella no ustedes —aclaro con sinceridad. —En realidad me siento mal por no haberme dado cuenta antes, debí saberlo. En la mayoría de clases se sientan juntos e incluso Rebecca dividía su tiempo para estar con nosotros y Hasiel, era demasiado obvio y estaba tan ensimismado en gustarle que nunca lo noté —admití bajito.
A decir verdad, ahora que estoy más calmado, puedo entender más a Rebecca. Como dijo mi mamá ella no debió a haber tenido malas intenciones, incluso si logro ponerme un poco en su lugar puedo entender lo que quería hacer, y al final no hizo, que es lo que más tranquilo me deja, aunque me sigo sintiendo un poco traicionado, pero sé que es un sentimiento que pasara pronto. Siento vergüenza, con Hasiel más que nada, pero planeo disculparme cuando vaya a clases.
De pronto, siento unos brazos rodearme en un abrazo, no sé qué pasa hasta que veo a Luka y Luciana abrazándome. Estaba tan metido en mis pensamientos que no me percate cuando rodearon la mesita para hacerlo, pero me alegra y reconforta de cierta manera. Correspondo su abrazo que se siente como a hogar.
—Eres demasiado lindo para este mundo Julencito, al menos enójate un poco con nosotros —reprocha Luciana en mi oído.
—Si, grítanos un poco —concuerda Luka. Me separo del abrazo poco a poco.
—Claro que no. Gritar no solucionaría nada.
—Cierto—dicen a la misma vez.
—¿Ustedes porqué vinieron?
—Nuestros padres volvieron de sus negocios y con ellos sus peleas, gritos, y regaños sin sentido, así que le preguntamos a Liliana si podíamos venir y quedarnos, como ves, dijo que sí—comentó Luka con una mueca algo triste.
—Está bien, mi mamá les ha dicho muchas veces que siempre pueden venir y quedarse aquí con nosotros, podemos dormir en mi cuarto, en los colchones inflables en la sala o en la habitación de invitados —les recordé acariciando sus cabezas. —Además nos hace una buena pijamada, necesito que Luciana me ponga mascarillas y me haga rulos—agregue y sonrieron de acuerdo.
—Además podemos ver algunas películas, vi una en Disney que sé que nos va a gustar—sugiere ella.
—Yo me apunto—menciona mi mamá bajando las escaleras. —Haré té y galletas de jengibre.
—Por favor sí, sus galletas son las mejores—chilla Luka.
La conversación sigue y cuando ya tenemos las tiras de hilo de color llenas de estrellas mi mamá las amarra a un pedazo rectangular de madera, y seguido lo martilla hasta clavarlo en el marco de la puerta en la cocina. Se ve muy bonito y hace juego con el resto de la casa. Nuestro pequeño hogar está lleno de estos detalles. El espacio entre escalones pintado por nosotros mismos, al igual que los muebles. Las paredes llenas de color y rayadas por algunas frases o dibujos, por alguna razón es demasiado agradable estar aquí.
Tal vez sea porque cada detalle del lugar es un recuerdo.
Alguien estaba tocando con mucha intensidad el timbre de casa y gracias a eso Luciana deja de hacer mis rulos para que vaya a abrir la puerta.
—Si me disparan y muero será culpa suya—advierto con diversión mientras abro la puerta, y en cuanto veo quién está detrás del otro lado me preocupo.
—Biel ¿Qué haces aquí a esta hora? Son las once de la noche—pregunto abriendo la puerta por completo. Me hago un lado para que entre y lo hace.
Él me mira confundido y seguido niega con la cabeza.
—¿Como estas? Hasiel me dijo lo que pasó y supuse que no estabas bien—dice algo... ¿Nervioso? Seguido me entrega una bolsa rosa que no había visto que tenía. —Son galletas de mantequilla, sé que te gustan—explica con el mismo tono nervioso, y trato de no sonrojarme.
—Yo estoy mejor que en la tarde, gracias por venir—rasco mi nuca nervioso y justo en ese momento recuerdo que tengo una mascarilla marrón en la cara y la mitad del cabello vuelto un desastre. —Ignora mi apariencia, estamos haciendo una pijamada con Luciana y Luka—agrego apenado por alguna razón.
Biel suelta una risita, seguido extiende su mano para jugar con varios de mis rulos, que cuando se sequen serán ondas. Aquello me pone algo ansioso y empiezo a jugar con mis dedos.
—Entonces es mejor que me vaya—avisa apartándose. —Si te sientes mal puedes llamarme... puedes hacerlo cuando quieras.
—Quédate, mi mamá está terminando de hacer la cena junto a Luka—interrumpo. — Los gemelos dijeron que iban a dormir en el cuarto de invitados, puedes dormir conmigo—propuse. La verdad no sé porqué abrí la boca. Ahora que lo pienso me parece mala idea. ¿Por qué lo invité a dormir conmigo en primer lugar? —O también puedes quedarte en el sofá, lo que decidas está bien —añado.
—Dormiré en el sofá —responde, hago una mueca, pero asiento con la cabeza mientras cierro la puerta.
—¡Mamá, Biel llegó y se quedara a dormir! —grito cuando llegamos a la sala.
—¡Esta bien, dile que se ponga cómodo! —responde mi mamá.
—Ella nunca se queja aun así lleguemos a las tres de la mañana. Me da miedo que algún día nuestra presencia no sea bienvenida—escuche decir a Biel.
—Eso no va a pasar, mi mamá nos ama a todos, y este es nuestro pequeño hogar, pero hogar al final—aclaré. —Es tanto mío como suyo.
Él no dijo nada más y ambos fuimos a la sala. Luciana saludó con entusiasmo a Biel al igual que Luka. Un rato después llegó Eliam diciendo que no se sentía bien en su casa. Y cuando nos tocó sentarnos en la mesa, sentíamos que algo faltaba.
Eliam estaba sentado al lado de Luciana y Luka, yo estaba al lado de Biel y mi mamá, aun había dos asientos vacíos. Y me dolió que los dueños no estuvieran. No habíamos empezado a comer porque sé que no soy el único que siente el vacío de esas sillas.
La cena es silenciosa y aunque la comida sabe muy bien, se sintió algo amarga.
Amo a mi madre, en serio la amo, pero en este momento no tanto.
Es decir, no sé porqué la situación es tan incomoda, pero lo es.
Les explico. Mi madre se rehusó a que Biel durmiera Solo en la sala, asique para que todo estuviera bien, ella dormiría con Luciana, aunque probablemente se queden chismeando. Luka dormiría con Eliam y yo con Biel.
O sea, ya hemos dormido juntos.
Pero en su cama super extragrande. Yo soy pequeño y mi cama también. El espacio es reducido porque es exageradamente grande a comparación de mí. Literalmente estoy encima de Biel. Ni siquiera se ha movido, pobre, debe ser aún más incómodo para él.
Si tuviera colchas de sobra podría tirarme al suelo y dormir ahí sin problemas, ya he hecho algo así, pero mi mamá lavó todas estas, y todavía deben estar mojadas asique no puedo hacer eso.
—Puedo irme al sofá—lo escucho decir bajito.
—No tienes que hacer eso, a menos que estés incómodo—le digo en el mismo tono.
Él suelta una risita de frustración y seguido se remueve en la cama. Como una de mis piernas esta pegada a la suya al igual que mi hombro, y siento que está posición, ambos mirando al techo, ocupa más espacio de que deberíamos.
—No es incómodo—vuelve a hablar. —Solo hay poco espacio. No estoy acostumbrado es todo.
Al escuchar eso, no sé porqué, juro que no lo sé, propongo la peor idea del mundo.
—De cucharita entramos mejor, ¿no crees?
Me arrepiento en segundos de mis palabras. Hasta Biel se ha quedado medio pasmado. O eso creí, porque lo siguiente es que veo como se pone de lado y me obligo a hacer lo mismo.
Diosito da pruebas, porque si antes era un tanto incómodo, ahora lo es más. Creo que siento su respiración en mi nuca, cosa que me pone más ansioso. Y como si no fuera suficiente un escalofrío recorre toda mi espalda cuando siento como acaricia mi cabello.
Su toque es extrañamente cálido
—Juju—susurra en mi oído.
—¿Sí?
—¿Estás bien?
Enseguida entiendo a lo que se refiere, y decido ser sincero.
—No lo sé, me siento traicionado y avergonzado... también asustado—confieso—Nunca lo imaginé aun cuando es bastante obvio, es complicado—me detengo cuando siento que su mano roza mi nuca—Es difícil cuando no es correspondido—finalizo y mis palabras me saben a mentira.
Porque sé que me asusta no sentir celos o ni siquiera una pisca de decepción por no poder estar con Rebecca. No sé si es porque nunca pensé ser correspondido, pero al menos debería sentirme mal y eso no me pasa.
—Lo sé, es horrible no serlo—lo escucho decir.
—¿No eres correspondido por quien te gusta? —preguntó sorprendido.
—No, ni siquiera sabe que gusta, pero no tengo que decirle para saber su respuesta—responde con un tono decaído.
—Entonces ¿si te gusta alguien? —vuelvo a preguntar.
—Si.
Siento una fea sensación en mi estómago y no sé porqué.
—¿Cómo es esa persona? —curioseo ignorando la sensación de mi estómago.
—Bonita, es una persona bonita, con una personalidad preciosa, también es caliente, me gusta su trasero de hecho, y que es más bajo que yo, ligero, podría cargarlo fácilmente—dice y aunque no pueda verlo sé que lo ha dicho con mucha ilusión.
—Muchos detalles—bromeó, tratando de no buscar en mi cabeza una persona así que esté en nuestra escuela.
Suelta una risita ronca en mi oído que me hace sonreír a mí también.
—Hasta mañana Juju—murmura.
—Hasta mañana Biel.
Al día siguiente
Creo que no estoy acostado en mi cama. Ella es suave, pero ni siquiera siento mi almohada, solo siento algo un poco duro y huele a colonia. Jamás había olido una colonia así. Si es un sueño quiero estar oliendo eso siempre. También siento algo extraño en mi abdomen bajo, como si un codo me estuviera golpeando, fuera de eso estoy bastante cómodo.
Abro los ojos poco a poco para acostumbrarme a la luz que entra por mi ventana y cuando logro hacerlo casi entro en pánico.
Claro que no estoy en mi cama, sino que estoy, de manera muy literal, sobre Biel. No puedo creer que dormí sobre su pecho y tengo mis piernas alrededor de su cadera, esto no puede ser más vergonzoso.
Me corrijo, claro que puede serlo.
Cuando me siento sobre él para poder bajarme de encima suyo noto que su codo está lo suficiente lejos como para tocar mi abdomen. No. Es. Su. Maldito. Codo.
Jamás había tocado un pene, Dios, ni siquiera lo he tocado... no con las manos, estoy seguro que mi trasero y abdomen si, ugh. Me quito de encima y me siento en el suelo. Ojalá que no lo haya sentido, que vergüenza. Ni para echarle la culpa porque sé que soy yo el que duerme así.
Me voy a ahorcar, aun siento su cosa en mi abdomen ¿Qué le ha estado dando Hellen de comer?
Yo recuerdo muy bien que cuando estábamos más pequeños él era casi de mi mismo tamaño, me cuesta creer como pudo crecer tanto en tan poco tiempo. Sé que hace ejercicio, y come bastante bien... bueno su padre es igual de alto, Hellen y hasta su madre también. Si lo pienso bien, tiene sentido. La pubertad le favoreció, aunque siempre ha sido lindo, ahora es extremadamente guapo al igual que cada integrante de su familia.
Bendita genética.
Me levanto del suelo para salir de la habitación y antes de hacerlo me quedo mirándolo un momento. Tiene los ojos cerrados, el cabello rubio revuelto y una mueca tranquila. Sus labios están entre abiertos por los suspiros que salen de su boca. Se ve lindo.
Me apena enseguida lo que pienso y salgo de la habitación para ayudar a mi mamá a preparar el desayuno.
Biel
Abro los ojos en cuanto escucho que Julen sale por la puerta.
Carajo.
De verdad quiero hacer todo bien, ir lento, no abrumar a Julen con mis emociones, y tener autocontrol para no querer lanzarme sobre él. Sin embargo, No está ayudando demasiado. ¡Su subió encima mío! ¡Durmió en mi pecho! Es como una película cliché, pero no deja de alterarme de sobremanera. Creo que casi lloro cuando se sentó sobre mi, dios, sé que no lo hace a propósito porque parece que le sale natural ser tan descuidado.
Fue una tortura, pero me gusto, mucho. Es una escena que ya me había imaginado muchas veces, y se hizo realidad.
No me quiero levantar, su cama es pequeña, pero me gusta que huele a él, todo en éste cuarto es a su medida y se siente así. Absolutamente todo grita Julen. Me parece lindo que tiene muchos vinilos y todos están acomodados por artista, y es súper notable su favoritismo por Taylor Swift.
Hundo la nariz en sus sábanas, y enseguida me quito porque me siento acosador. Porque nunca he sido fanático del olor a vainilla, hasta ahora.
Quisiera quedarme así todo el día, pero como no puedo me levanto y salgo de la habitación. Mientras bajo las escaleras reviso mi celular y tengo mensajes de Belén de hace cinco minutos diciendo que papá está en casa y que vaya a desayunar. Leer eso me emociona mucho, ya extrañaba a mi papá.
—Buenos días—mencionó cuando llego a la Sala. Lo primero es a los gemelos siendo una maraña de rulos desordenados. Luego noto al príncipe irritante sentado justo al lado de Luka. Curiosamente con una mano en su cintura, aunque la quita en cuanto me ven.
Los tres me saludan, y busco con la mirada a Julen.
—Está en la cocina, dile que voy en un momento—me indica Luciana.
Asiento dándole las gracias. Voy hasta la cocina y creo que se me olvida todo por un segundo.
¿Él estaba sentado sobre mi con esos pantaloncillos cortos de pijama? Voy a desmayarme. Jamás había visto muslos tan lindos, ni un trase...
—Buenos días, Biel—Liliana interrumpe mis pensamientos. Se lo agradezco mucho, pero no tengo cara para mirarla cuando estaba mirando a Julen de la manera menos decente que hay.
—Buenas—mi voz sale casi temblorosa. Maldición, en que estoy pensando.
—¿Estás bien? Tienes el rostro rojo—menciona Julen tocando mi cara. ¿Cuándo se acercó tanto? —Creo que estas un poco caliente— creo que mucho, demasiado.
—Es que hace un poco de calor—miento sonriéndole. Él no parece convencido y sé que va a preguntar asique decido interrumpirlo— Mi papá regresó, asique desayunare en casa, lo siento, me hubiera encantado quedarme.
Liliana, que estaba sacando unas cosas de la nevera, se acerca a mi para darme un beso en la mejilla.
—No te preocupes, ya habrá otra ocasión querido—me da unas palmaditas en el hombro antes de seguir con el desayuno. —Julencito, acompaña a Biel.
Julen asiente y hasta ahorita noto que tiene una mueca extraña en el rostro, como si estuviera decepcionado. Me despido de los chicos en la sala y Luciana me advierte que no puedo faltar a la práctica de fútbol.
Extrañamente, Julen me acompaña hasta mi auto.
—Chao Biel—se despide aun con esa expresión en la cara.
Frunzo las cejas.
—¿Estás bien? ¿No te deje dormir bien?—le pregunto.
Parece darse cuenta de la expresión en su rostro porque la cambia por una más alarmada.
—Y-yo s-si d-dormí bien—tartamudea cosa que se me hace linda de su parte.
—Me alegra saber que soy cómodo—bromeó y él tapa so rostro con sus manos
—Lo siento.
—Está bien. Nos vemos en la escuela—me despido.
—Entonces ¿Ya te hablas con Julen?—pregunta mi papá por milésima vez.
—Si papá.
A él se le cae el pan de la mano y Belén suelta una carcajada.
—Wao, eso es fantástico hijo, ¿Cuándo le dirás que te gusta? — vuelve a preguntar y está vez me ahogo con mi propia saliva.
—¿Decirle qué? Papá por dios, acabamos de retomar nuestra amistad —contradigo avergonzado.
Belén vuelve a reírse y mi papá también. Aunque me molesta que se rían de mi, no digo nada porque yo también reiría de mi mismo. Avergonzarme al hablar de algo solo me pasa cuando se trata de Julen, por lo general no suelo hacerlo, ambos lo saben y lo usan en mi contra.
Mi padre se aclara la garganta y le da un piñizco a Belén para que deje de reír.
—Ya son amigos, solo ve al punto, coquetéale—opina tomando de su café. —Si esperas demasiado puede que se haga tarde para cuando quieras hacerlo.
—Creo que papá tiene razón—apoya Mi hermana.
—A él le gusta una chica—mencionó con amargura.
—¿Tiene novia? ¿Es correspondido? —pregunta mi papá. Niego con la cabeza— Entonces no hay más que hablar. Ayúdalo, conquístalo, no lo abrumes, pero... no sé, hijo, tu sabrás como hacerlo y si no se da, al menos lo intentaste—concluye.
—Gra...
—Si me quieres agradecer tráelo a cenar, yo mismo cocinaré—me pide.
Oh no, eso no va a pasar.
—Claro que no, eres el padre más indiscreto del mundo, harás preguntas raras—me niego.
—Yo creo que sería buena idea, para la cena ya estaré aquí—comenta mi hermosa y oportuna hermana.
—Gracias por apoyarme hermanita—le digo con sarcasmo.
—De nada querido.
—No haré nada de eso, solo quiero saludar y verlo, tengo mucho tiempo que no veo a Julen, también le traje un regalo, así como a ustedes.
Otra cosa de mi papá es que siempre nos trae cosas. Esta vez le trajo un libro nuevo de cocina y algunos utensilios a Belén; A mí me trajo video juegos nuevos y unos marcadores profesionales que muero por usar.
—¿Le trajiste un regalo? ¿Cómo, si no sabias que nos hablábamos? —cuestiono curioso.
—Instinto, además últimamente siempre que hablábamos Julen estaba en la conversación, hijo mío, el único indiscreto aquí, eres tú—explica, y ni siquiera puedo contradecirlo.
—Es decir—Belén se aclara la garganta—Siempre hablas un montón de Julen, pero ahora mucho más—concluye.
—Dejando eso de lado, ¿Cuándo es tu próximo partido?
—El próximo viernes, este tenemos una excursión al zoológico y no puedo faltar.
—¿Por qué no puedes, hijo?
Voy a responder, pero Belén lo hace por mí.
—Porque irá Julen—responde con obviedad y mi papá me mira como diciendo: "¿Quién es el indiscreto ahora?
—Ya me voy—anuncio medio irritado.
Ellos dos se ríen y yo también lo hago cuando me levanto y tomo mi mochila.
Aunque no esté mi madre, no nos sentimos mal, sé que puede sonar así, pero realmente somos más felices ahora. Somos tres y estamos bien. El hecho de que mi papá este aquí es increíble. No me molesta que viva en Japón porque siempre está pendiente y no se siente su ausencia porque nunca lo ha estado realmente. Sé que hay personas que no están presente, aunque vivan contigo.
Él está al otro lado del mundo y, aun así, es el mejor papá de todos.
Busco las llaves de mi auto en el bolsillo del pantalón cuando estoy frente a él, pero no las encuentro, palpo mi otro bolsillo y nada. Voy a regresarme a buscarlas en la casa, sin embargo, en cuanto me giro veo a mi papá con ellas en la mano.
—Se te quedaron en la mesa—me las da.
—Gracias por traerlas.
—Belén me conto que volverás a ir al psicólogo—dice de repente.
Por alguna razón me siento algo expuesto y me da miedo que me regañe por no haberle dicho antes.
—Siento no decirte.
—No hay nada que disculpar, no es algo que tienes que gritar—me dice con un tono tranquilo. — Estoy muy orgulloso de ti—agrega tomándome por sorpresa.
Me quedo pasmado, no me esperé eso. Creo que nunca había escuchado esas palabras. Mierda, no quiero llorar.
—Gracias—es lo único que se me ocurre decir, mi papá se acerca por completo y me da un abrazo.
Ni siquiera sabía que lo necesitaba hasta ahora.
Julen
Cuando no sé qué hacer me pregunto que hubiera hecho mi papá y entonces huyo, o hago todo lo contrario. O sea, nunca lo conocí ni mucho menos recuerdo algo de él. Mi mamá no habla de eso, pero estoy seguro que huyó, asique cuando no sé que hacer con algo hago lo mismo.
Si me preguntara que haría mi mamá entonces enfrentaría mis problemas con valor, no dejaría las cosas para último momento, no sufriría de ansiedad cuando veo que no me quedan semillas, no obstante, como ya habrán visto, no soy tan valiente, tengo ansiedad, y suelo dejar las cosas para último momento.
Contradictorio a eso, hoy decidí hacer lo que haría mi mamá. Tengo que hablar con Hasiel y disculparme, le he estado huyendo casi todo el día, así como a Rebecca. Porque, como ya dije, soy un cobarde, pero cuando acabe esta clase y toque el receso voy a pedirle que se quede conmigo un momento. No soy tan valiente, pero fingiré serlo.
Al que tal vez le haya estado huyendo es a Biel. No fue suficiente amanecer sobre él, sino que hice una rabieta cuando dijo que se iría. No sé porqué, me desconocí en ese momento, aunque tal vez sea algo inconsciente de mi parte. Como ya nos hemos vuelto a hablar supongo que quiero estar cerca porque somos amigos nuevamente y no quiero perderlo.
Sí, debe ser eso, pero no es por eso que voy a huir de Biel, es porque aún me avergüenzo de lo que pasó esta mañana. Probablemente estaba dormido y no se dio cuenta, pero de todos modos me da mucha pena.
Si no estaba dormido debió haberlo pasado muy mal. Pobrecito.
—Bueno chicos, nos vemos la próxima clase—escucho decir a la maestra.
¿Ah?
Veo a la profesora salir del salón y me quedo reconectando.
¿En qué momento dio la clase? ¿En serio me la pasé pensando pendejadas todo este tiempo?
Noto que todos se levantan y guardan sus cosas (yo ni saqué las mías), entonces recuerdo que tengo que hacer algo y me levanto lo más rápido que puedo. Busco con la mirada a Hasiel y noto que aun sigue sentado. Corro hasta su asiento y pongo las manos en la mesa para llamar su atención.
Me mira un poco alarmado, y empieza a evadir el contacto visual conmigo.
—Hola ¿Podemos hablar cuando todos salgan del Salón? —pregunto bajito para que nadie escuche. Hasiel Asiente despacio.
Me quedo de pie frente a su silla y se hace un silencio muy incomodo mientras los demás dejan el lugar. Cuando todos se han ido y quedamos solos, suelto un suspiro y me digo a mi mismo que todo va a estar bien.
—¿Sobre qué querías hablar? —habla primero, creo que está enojado.
—Hablé con Rebecca y me dijo que estaban juntos, yo no lo sabía hasta hace poquito—juego con mis dedos intentando calmarme un poco. —Estoy muy feliz por ambos, en serio, y yo solo...
—¿Estas enojado con nosotros? Te juro que no fue nuestra intención lastimarte—me interrumpe tomándome por sorpresa.
Tiene una mueca decaída en el rostro que me pone algo triste.
—No, no ¿Qué dices? Si me siento lastimado, pero puedo entender, se me pasará pronto—me apresuro a decir— Te llamé para disculparme, si les causé problemas alguna vez, estaba muy avergonzado contigo cuando Rebecca me lo dijo, si lo hubiera sabido no hubiera sido tan intenso con ella, solo quería pedir perdón—aclaro.
—Oh, pensé que estarías enojado—confiesa. —Y no tienes que disculparte, como dices, no lo sabías asique entiendo—rasca su mejilla y me da ternura.
—Yo también pensé que estabas enojado, me alegra que no—Hasiel deja de evitar mi mirada y noto que tiene cierto rubor en las mejillas. —Oh, ¿podrías hacerme un favor?
—Si, ¿Qué necesitas?
—Dile a Rebecca que todo estará bien, solo necesito más espacio.
Puede sonar tonto, pero aun me siento herido con ella, y enojado si soy sincero.
—De acuerdo, creo que deberíamos ir a comer—habló un momento después. Justo cuando él se levantó de la silla vimos como Biel estaba de pie apoyado en el marco de la puerta.
—Julen, te traje el almuerzo—me avisa—vamos a almorzar juntos—más que una petición suena a una orden.
Hasiel parece nervioso, aunque seguido veo como camina hasta la salida, le susurra algo a Biel y sale corriendo. No sé que le ha dicho, pero Biel frunce el ceño y luego se sonroja.
Oh, nunca lo había visto sonrojarse así.
—¿Por qué no lo hacemos con los chicos? —preguntó acercándome tratando de actuar como si nada. —Ya sabes, siempre almuerzo con los chicos.
—Porque sí, les dije que lo harías conmigo—dice con simpleza.
—¿Por qué?
—¿Por qué?—repite.
—¿Por qué quieres comer conmigo?
—Porque me gusta estar contigo, además quisiera saber porqué me estas evadiendo—responde. —Igual, si no quieres está bien, de verdad no tengo problema con eso—agrega.
Ugh, si se dio cuenta.
—Ah, por eso, entonces hagámoslo.
Biel sonríe y hace que lo siga hasta llegar a la cancha de fútbol. Nos sentamos en las gradas. El trajo papas y pollo para comer, por la gran cantidad que hay, puedo afirmar que Belén la debe haber enviado.
Empezamos a comer en silencio y entonces yo no me puedo quedar callado.
—¿Por qué te pintaste el cabello? —pregunto.
Biel deja de comer antes de responder.
—Por una apuesta que hice con Marco, si él ganaba me tenía que pintar el pelo por completo—responde bebiendo de su soda.
—¿Qué apostaron?
—Apostamos cuanto me demoraría en declararme, no sabía quien me gustaba en ese entonces, pero sabía que había una persona, se suponía que tenia que hacerlo en tres meses, y acepté.
Frunzo el ceño con más curiosidad.
—¿Por qué aceptaste?
—Estaba medio borracho, curiosamente en ese estado suelo estar el triple de enamorado, me entró la locura y acepté, a la mañana siguiente supe que la había cagado, incluso Hasiel grabó ese momento, no podía echarme para atrás.— explica con una expresión divertida en el rostro.
—Que buena anécdota es—opino.
Aunque quiero disfrutar su explicación al cien por ciento no puedo, hay una fea sensación en mi estómago y no sé porqué.
—¿Y tu?—pregunta, y lo miro sin entender. —¿Por qué te hiciste mechas azules? —Biel toca mi cabello y juega con varias de mis ondas.
—Oh, claro, lo hice porque me salió en un video y me gustó—respondo con total sinceridad ignorando sus manos en mi cabello.
—¿En serio?
—Si, mi mamá estaba aburrida y yo también, le enseñé el video y fuimos a comprar el tinte en ese momento. Fue divertido, de hecho, las manchas que están en el lavado del baño de mi cuarto son de esa vez.
Biel se ríe, seguido revuelve mi cabello, cuando voy a apartarme para que no lo haga deja su mano quieta justo en la parte trasera de mi cabeza y acaricia esa zona. Su acción me relaja bastante si ignoro mis nervios, se siente bastante bien, tanto que casi suelto algunos suspiros.
Pero hacer eso se vería raro. Muy raro.
—Mi papá quiere que cenes con nosotros, como tiene mucho tiempo sin verte—dice de la nada.
Lo pienso un poco y no suena mala idea, el señor Miyazaki cocina delicioso, además, es cierto que no lo veo desde hace mucho.
—Iré, y como mi mamá trabajará hasta tarde no hay problema—contesto terminando con mis papas.
—¿Seguro? No tienes que hacerlo si no quieres.
—Umn si, ¿no quieres que vaya?
—Si quiero, solo te advierto que a mi papá se le perdieron varios tornillos en estos últimos años—ha hablado con una expresión totalmente consternada.
—Está bien, no es algo a lo que no esté acostumbrado—lo tranquilizo y Biel asiente.
Esta vez no me quita la mirada de encima, solo se queda observando y de cierta manera me siento muy apenado. Aunque lo suficiente valiente como para devolverle la mirada, en eso, él deja de acariciar mi cabello para jalarlo un poco, no duele si no todo lo contrario, porque suelto un jadeo y cierro los ojos por reflejo.
No. Puede. Ser.
¿Qué ha sido eso? ¿Acaso me he vuelto loco?
No entiendo la cara de Biel, pero parece pasmado, y yo también lo estaría en esta situación.
Biel quita su mano de mi cabeza mientras que yo me alejo un poco.
—¡¿Qué ha sido eso?!—le grito medio alarmado.
—No sé ¡¿Y tu Por qué tu haces esa cara?!—me devuelve imitando mi tono de voz.
—¡Si me jalas el pelo y haces cosas raras de la nada obvio que haré una cara rara!—replico avergonzado.
Él parece querer seguir contradiciéndome, pero se pausa y seguido hay una mueca curiosa en su rostro.
—¿Te gusta que jalen de tu cabello?—pregunta con una sonrisa coqueta y burlona.
¿En dónde está el Biel decente y cuidadoso de estos últimos días? Parece que este lado coqueto, al que le gusta hacer preguntas incomodas, sale de vez en cuando para hacer de las suyas.
Como no sé que responder solo puedo sonrojarme y quitar la mirada.
—¡Biel! Ya toco la campana...—Nos avisa alguien.
Esa voz era de Marco y gracias a Diosito que llegó. Aunque no quiero saber que debe estar pensando en estos momentos porque tiene cara de haber visto toda la escena. Pobre Marco, yo también me quedaría loco si veo a mi amigo en una situación tan extraña.
Biel y yo recogemos las cosas de nuestra comida rápido para irnos. Ninguno de los dos dice algo, lo único que llena el silencio es la voz de Marco contando una anécdota que ha tenido con una de sus novias.
Me cabeza no se concentra en nada más que en lo que acaba de pasar, y para colmo pasamos toda la tarde juntos porque los únicos dos asientos que quedaban eran uno al lado del otro.
A todo esto ¿Yo no debería estar triste por qué me rechazaron? No he pensado en eso, si solo ayer lloraba como María Magdalena y hoy ni siquiera lo he recordado.
Dios quítame lo tonto o ayúdame a entenderme un poquito.
Nota de autora🌸
Buenaassssss
Me desaparecí un buen rato, sorry.
Quise agregar una escena y luego no sabia como seguirla.
(La nota va a estar medio larga)
Este capitulo en especial me gusta, porque nos dará paso a muchos momentos de Julen y Biel.
La lógica del amor, como ya he dicho antes, es muy cliché, pero igual trate de que no? O sea, creo que el romance es de lo más común, pero trate de que las relaciones fuera del foco principal (Julen y Biel) fueran igual de significativas.
Al principio solo iba a ser romance y ya. Incluso Eliam iba a ser un personaje que seguro odiarían porque este intentaría separar a Julen y Biel. Pero luego de pensarlo desde el punto de vista de los personajes realmente ninguno se metería en la felicidad del otro. Entonces una madrugada en la que no podía dormir y escuchaba Ho Hey en mis audífonos, pensé: Ellos son muy Found Family. ¡PUM, ESTRELLAS, ARCOIRIS Y COLORES! Esa revelación y el hecho de que todos los amigos de Biel y Julen tienen muchos problemas en sus casas y mala relacion con sus padres y encuentren hogar en la mamá de Julen. Liliana, tuvo una infancia tan complicada que trata de ayudar a que las personas cercanas no vivan lo mismo En ese proceso se encariña y es como si los adoptaran, eso no significa que quiera remplazar a los padres de los chicos, pero si ellos la consideran estaría encantada porque los ama.
No soy buena para explicar, pero es más como "Liliana les da un hogar, un lugar seguro a los chicos porque sabe que es horrible que tu casa no se sienta como hogar, entonces se hace una familia en esa convivencia, y ya no están solos". La cosa es que después de pensarlo mucho, llegué a la conclusión de que parte de la trama es la familia y amigos. Esto lo comparto porque creo que es necesario. Hay momentos en donde la pequeña familia pasara por momentos difíciles y tal vez sea eso lo que dificulte la relacion de Julen y Biel.
Otro punto, esta novela no se supone que sea +18, pero si puede tener escenas un tanto subidas porque sinceramente creo no puedo no escribirlas cuando Julen y Biel son así de Calientes. La ultima escena del capitulo es prueba de ello, Julen no sabe de sus sentimientos y Biel si, pero ambos saben que hay algo muy denso entre ellos y esto ayuda para otras cositas que vendrán en el futuro. En fin, esto puede parecer innecesario (Tal vez lo es) pero me gusta bastante dar estas explicaciones que tal vez no se den a entender en la novela.
Pd: Disculpen las faltas ortográficas, sobre todo las de la nota, en mi defensa estoy escribiendo desde wattpad y se suelen pasar muchas cosas.
Gracias por leer, se les agradece un montón.
sin mas que decir
✨Nos leemos pronto✨
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