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11.Desastre en Boom Zakis

Julen.

—¿Prefieres quedarte con Biel que conmigo? Me siento traicionado—dramatiza Luka.

Estamos en las gradas de la escuela viendo a las chicas practicar y he decidido contarle en donde me estaré quedando estos días, sin embargo, su aspecto acaparó toda mi atención cuando lo vi.

No le puedo dar importancia a sus palabras cuando tiene el cabello enmarañado, la ropa arrugada, los labios hinchados y una marca en el cuello. Está actuando como si nada, pero no sabe que yo sé que actúa realmente mal.

—Amo dormir y contigo no puedo hacerlo—admito y mi amigo me mira confundido. —¿No eres consciente de que duermes horrible? —Niega repetidas veces con la cabeza.

—¿Prefieres dormir con Biel?

Lo miro extrañado.

—Yo no voy a dormir con Biel, me quedaré en el cuarto de invitados—le informo. ¿Cómo cree que podría dormir con Biel?

—Vaya...

—¿Qué te pasó? —Obvio que voy a preguntar por su aspecto.

Pudo haberle pasado algo malo o algo demasiado bueno.

—¿De qué? —se hace el loco.

—Pareciera que te hubieran manoseado más que fruta de mercado.

Luka se pone de todos los colores y se encierra en la capucha de su sudadera.

—¿Se nota tanto? —pregunta apenado.

—Tienes un cartel en la frente que dice: ¡Me acaban de manosear hasta el alma!

Alzo las manos simulando tener un cartel en ellas.

—No estaría tan equivocado—murmura entre dientes.

Me quedo estupefacto, lo había dicho en broma no pensé que fuera realidad.

Ni Judas.

—¡¿Tienes pareja y no me dijiste?! ¡Eres un traidor! —le reprocho.

Le quito la capucha y hago que me mire.

—No tengo que tener pareja para manosearme con alguien.

—Eres un prostituto—insinúe en broma.

El rueda los ojos y empieza a acomodarse los rizos de su cabello.

—Disfruto de mi sexualidad—se defiende.

—Está bien, pero no la disfrutes en la escuela te pueden haber visto por las cámaras—sugerí. —No sabemos quién es la señora de las cámaras, imagínate que salgas haciendo tus cochinadas, puede que le diga al director, o también podría publicarlo, hay gente loquísima...Eso sería delito ¿cierto? O diosito esto es un caos...—divago hasta ver la expresión despreocupada de mí amigo se convierte en una de miedo puro. —No me hagas caso, tal vez solo estoy exagerando—trato de calmarlo.

—Ay no. Se me olvido eso...Me van a castrar si se entera mi mamá o Luciana—se lamenta.

Podría salir en un video porno, ¿y le preocupa más su mamá y su hermana? Yo estaría igual, esas dos mujeres que admiro mucho están medio chifladas, con todo respeto.

—¡Eres un irresponsable! ¿Cómo te vas a estar besuqueando con alguien en la escuela? —lo regaño. —¿No me escuchaste cuando te dije que podrías salir en un video porno incluso?

—¿Tú crees que sea una mala persona la de las cámaras? —expresa aterrorizado.

—No sé la verdad... Pero sí sé que eres un irresponsable.

—Déjame, cuando tengas a alguien por quien ser irresponsable no dirás lo mismo—se defiende.

—No podría, me daría mucha vergüenza que me vieran—enrojezco solo de imaginar la escena.

—Lo dices ahora, cuando estas frente a la persona que te gusta es imposible resistirte, ni siquiera piensas en lo irresponsable y arriesgadas que pueden ser tus acciones —reconoce con un tono muy intenso.

Cada palabra que salió de su boca estoy seguro de que lo hizo recordando todo su manoseo intenso.

—Uy, entonces esa persona te gusta—deduzco por lo que ha dicho.

—No lo sé, no hace mucho terminé con mi novia y siento que debería sentirme mal, pero no lo hago y siento que si me gusta... se siente incorrecto—pasa las manos por su cara, frustrado.

—Que te guste alguien no es malo, tampoco es como que podamos evitarlo.

Luka asiente despacio como si estuviera convenciéndose a sí mismo de lo que he dicho.

—Tienes razón, pero él es un chico muy complicado, muy caliente y complicado.

—Espera un segundo..." Un chico" ¿No eras hetero? —pregunto, confundido.

Realmente lo estoy. No es que me moleste, ni siquiera debería molestarme, pero me sorprende que no me haya dicho nada cuando siempre me ha dicho que le gustan las chicas. ¿No confía en mí?

—Como tú lo has dicho "Era Hetero", ahora quita esa cara que yo también me di cuenta de mi nula heterosexualidad hace poco—reconoció con una media sonrisa.

Qué cosas ¿No?

—Está bien, eso no tiene por qué ser malo. Aunque si es abrumador y confuso— expresé tratando de darle mi apoyo.

—¿Así te sentías tu?

—Pues no, siempre lo he visto como algo normal, lo que fue abrumador fue la situación que tuve que pasar—admití jugando con mis dedos.

—¿Cómo te diste cuenta de tu sexualidad? —murmura bajito. Entiendo que le cueste preguntar del tema.

Es muy difícil darte cuenta de algo que, según tú, tenías muy claro.

—La primera vez que me gusto alguien se trataba de un chico y la segunda de una chica, luego investigué mucho acerca del tema hasta que di con que era bisexual—resumí. —Pero eso sí, investigue un montón.

Luka se queda callado y acompaño su silencio. Nos quedamos buen rato sin decir nada, solo viendo a las chicas en su entrenamiento, hasta que las ganas de hablar me ganan.

— ¿Quieres hablarme de ese chico? —sugiero y mi amigo asiente despacio. —¿Qué te gusta de él?

—Muchas cosas, es muy inteligente y extrovertido, tenemos eso en común, pero a la vez es muy atrevido e intenso—mencionó embelesado.

—¿Y físicamente? ¿Qué te gusta? —le doy cuerda.

—Solo me saca un par de centímetros y eso me gusta, lo hace ver más dominante—Enarco una ceja cuando se sonroja. — También me gusta su cabello, y sus ojos, más cuando se oscurecen al verme, en realidad todo me gusta—sonríe de lado con los ojos brillantes.

Ay Diosito, ayuda a mi amigo.

Antes de que pueda responder, la Voz de Luciana llega mis oídos.

—¿Chicos vieron eso? —preguntó Luciana.

¿Qué cosa? Estoy seguro de que si hago esa pregunta me va a dar un zapatazo.

Miro a Luka y por cómo me mira sé que está pensando lo mismo que yo.

—Si, estuvo increíble—le dice su hermano.

—Si lo vimos—miento con descaro.

Luciana enserió el rostro.

  Atrapados.

—Son unos mentirosos, no hay nada que ver—nos señala con un dedo. —Necesito que nos presten atención para ver si les gusta la coreografía, si no, Julen te quedas sin galletas y Luka duerme en el suelo—nos amenaza.

—No tienes que ser tan drástica, lo sentimos—pido disculpas. Mi amigo asiente varias veces.

—Lo que dijo Julencito.

Luciana vuelve con las chicas. No tomaríamos en serio sus palabras, pero la conocemos y sabemos que es capaz de cualquier cosa.

—¿Que vas a hacer con lo de las cámaras? —pregunto sin despegar la vista de las chicas.

—Hablaré con el chico y lo resolveremos juntos.

Responde en un tono serio. Tan serio que me obligo a asentir ante de responder:

—Si necesitan ayuda me dicen.

Después de clases para mi triste y deprimente mala suerte me toco irme con Biel. Pero el camino fue bastante silencioso por parte de nosotros, lo único que hizo el ambiente menos incómodo fueron las canciones de Arctic Monkeys.

Bendita banda tan magnífica.

Arctic Monkeys, asocio esa banda con las orquídeas. Con un único hotel a las afueras de la ciudad con la habitación decorada con una cama y un jarrón adornado con orquídeas, mientras en el exterior llueve a cántaros.

Cuando llegamos a Boom's Zakis me siento extraño porque entramos por la puerta trasera y luego me recuerdo que dije que trabajaría y se me pasa. Belén ya nos esperaban con una sonrisa en el rostro. Ella y Biel se saludan a su manera extraña y brusca. En cambio a mi me saluda muy cariñosa y empieza a explicarme todo lo que debo de hacer en el área que escoja.

—¿Puedes ayudar a Biel con las cosas de publicidad o puedes ser mesero? Aunque no se si puedes con las bandejas—toma mi brazo y lo zarandea—. Eres puro hueso Julencito.

Me cruzo de brazos indignado.

—¡Yo puedo cargar las bandejas! —Me mira dudosa y resoplo. — Soy muy bueno hablando con las personas y no te olvides que estoy acostumbrado a cargar sacos de tierra, macetas y cosas pesadas por lo de jardinería—le recuerdo.

Me mira y pasa la mirada de mi a su hermano repetidas veces.

—Está bien, buscaré un delantal y te explicare algunas cosas.

Y eso hace. Me explica cómo agarrar las bandejas y que lo haga de poco a poco, me ayuda a ponerme el delantal. También me da una libreta para apuntar los pedidos. Amo la cara de Belén cuando se da cuenta que me sé el menú completo del restaurante por el simple hecho de que vengo muy seguido, y que sí puedo con las bandejas.

—Bueno Julencito creo que estas listo, puedes ir a esa mesa—señala a unas chicas que están al fondo. Asiento y aliso me ropa Con las manos.

Voy hasta la mesa, saludo a las chicas, me presento, y las atiendo. Les pregunto si ya saben que pedirán y si no, les sugiero algunas cosas que les podrían gustar.

Al final deciden pedir Dos malteadas, una de chocolate y la otra de fresa, y unos sándwiches con papas fritas, como he apuntado todo en mi libreta solo tengo que arrancar la hoja y dársela a las personas de la cocina.

—¡Lo hiciste muy bien Julencito! —me felicita Belén en cuanto termino de dejar el pedido en la cocina. —Fluyes muy bien con los clientes.

—Me alegra que pienses eso porque me estaba cagando de los nervios—confieso con una risa nerviosa.

—No te preocupes, está bien sentir nervios al principio—me tranquiliza—Lo estás haciendo muy bien—añade con una sonrisa.

Siento un calor en el pecho muy bonito cuando la escucho. Empiezo a jugar con mis dedos apenado. Voy a agradecer, pero sale el pedido de las chicas.

Me pone algo nervioso llevar las bandejas y hacer un desastre.

Diosito ayúdame, protege las bandejas, estabiliza mis pies, sé que te he fallado, espero que me perdones y dejes nuestras diferencias a un lado porque esto es importante, amén.

Un chico más alto que yo y de cabello negro me explica cómo llevar las bandejas, le presto mucha atención incluso cuando me dice que lleva muchísimo tiempo trabajando aquí, aún más cuando me anima porque debo llevar el pedido antes que se enfríe.

Que muchacho más simpático.

Aunque las bandejas están pesadas, puedo llevarlas muy bien y sin que nada salga mal ni sea un desastre. El chico de cabellos negros me felicita cuando vuelvo detrás de la barra, y ahora sé que se llama Florián, y él sabe que yo me llamo Julen.

—Llegaron clientes, dejen de perder el tiempo, que no están en hora de descanso.

La inconfundible, odiosa e irresistible voz de Biel llega a nuestros oídos como un regaño.

—Si, pero acaban de llegar y aun...

—Estas perdiendo tiempo de todos modos—lo interrumpe.

—No tienes que ser tan odioso—replico.

—Está bien, hablamos después Julen—Se despide Florián nervioso.

Miro a Biel que está sentado en una silla con una portátil en las piernas. Él ya me está mirando y solo le devuelvo una mala mirada antes de ir a atender a más clientes, sin embargo, no hay nadie a quien atender, solo hay una mesa y ya Florián se ha encargado.

—No soy odioso, no puede estar holgazaneando en horas de trabajo—explica Biel.

—Si, pero no puedes hablarle mal, hasta ahorita llegaron los clientes—refuto.

Deja el portátil a un lado y se siente al revés en la silla para estar frente a mí y enseguida me pongo nervioso, molesto y nervioso.

Sé que he dicho que no odio a nadie, pero si odio lo raro que me siento cuando me mira y lo mucho que me enoja que me parezcan lindos sus ojos oscuros y rasgados.

—Florián no es como tú, él no tiene por qué estar coqueteando con los empleados, si no hay un mesero siempre a disposición se van a quejar porqué a la gente le gusta ser crítica, dejar malos comentarios y reseñas del restaurante por lo mínimo, hasta por ver a un empleado hablando con otro, eso no lo voy a permitir. No lo distraigas.

¿He dicho que odio no odiar su voz? Pues lo hago. Realmente odio mucho ese efecto que tiene en mí.

—No me está coqueando y yo no lo estoy distrayendo, entiendo tu punto, pero no justifica que lo trates así—Me recargo contra la pared justo al lado de las puertas de la cocina.

—Estas muy ciego Julen, demasiado—menciona. Sus palabras me confunden.

—¿Por qué dices eso?...

Me pauso, en primer lugar, no debería siquiera de hablarle, es obvio que no le importa mi opinión ni mucho menos va a cambiar su actitud por algo que yo le diga.

—Porque no te...

—¿Sabes qué? No quiero saber, siquiera debería estar hablándote, mejor sígueme ignorando porque eso se te da muy bien—intervengo. Mejor cortar la conversación aquí.

Dicho esto, salgo de la barra y voy hasta la Rockola, le hecho una moneda para cambiar la música. Una melodía más alegre y ochentera inunda el ambiente cosa que me aligera un poco.

Creo que no debí decirle eso. De alguna forma siento que fui brusco y eso no me gusta.

Belén nos dijo que hay una hora en donde no muchas personas vienen. Al mirar el reloj en la pared confirmo que son las cinco y por ende es hora muerta (como la llama Belén). No obstante, una hora después el restaurante está totalmente lleno. Voy de aquí a allá dejando pedidos y llevándolos a las mesas. Al final del día estoy cansado y satisfecho por haber ayudado.

Biel y yo nos regresamos a la casa primero y si soy sincero el camino hace unas horas fue incomodo, esta vez lo fue más. Lo bueno es que al llegar Biel se encierra en su habitación y yo en la de invitados. Su hermana llega unas tres horas después con comida para todos y la cena vuelve a ser incomoda.

Es como si estuvieras en la primera cita con tu pareja y le digas que te encanta la carne porque te a preguntado por tus gustos en la comida, pero esa persona sea vegana. Bueno de ese tipo de incomodidad.

Mientras vimos la película que sugirió Belén también fue incómodo. Sentía muchas ganas de atragantarme con mucho maní.

Yo quería que diosito me llevara un rato con él y luego me devolviera para arrojarme a mi jardín donde sabe que soy feliz. Pero dios no hizo nada de eso. El me dejó abandonado lleno de incomodidad.

Ahora estoy en mi cama pensando en mi jardín y todas las cosas que debo mejorar.

Extraño a mi mamá. Hoy me llamó en la mañana, en la tarde y hace un rato. Pero no es lo mismo que estar con ella y saber que va a llegar por la noche. O cuándo llego de la escuela va a estar esperándome.

También debo ignorar esta incomodidad y ansiedad que se mantiene en mi pecho y no sé por qué.

Se supone que me voy el martes.

Ya lo conté varias veces y hasta usé la calculadora. Llegue el jueves en la mañana después de despedir a mi mamá, eso quiere decir que se hacen cinco días el lunes, y el martes me voy a mi casa temprano.

Hoy es domingo el día cuatro.

Decir que todo se quedó en incomodidad hubiera sido algo muy positivo, pero sería una gran mentira. ¿Discutí con Biel? Si. ¿Nos tiramos odio? Si. ¿Belén nos regañó? Claro que sí.

Pero es que él es tan... ¡Odioso!

No solo odioso, si no irritante, detestaba, de una forma muy dolorosa, su presencia. Era fatalismo.

Lo bueno era que mis amigos habían ido al restaurante a verme y darme apoyo, también había ido a ver mi jardín y darles el mantenimiento adecuado a mis platas.

Luka no quiso decirme quien era la persona que le gusta, pero si me dijo que esa persona pudo escabullirse en la oficina de cámaras y eliminar su momento íntimo.

Si, porque fue más que besos según Luka. Es un descarado ahora que lo sé. Aunque también sé que hay cosas que no están bien, que está teniendo problemas con esa persona o tienen una relación difícil.

¿Tipo esos clichés de relaciones donde solo tiene sexo? ¿Amigos con beneficios? Luka se habla con todo el mundo. ¿Será un prostituto?

No, no creo.

Pero bueno esa es la cosa.

Ya estamos en finales de abril y el próximo mes se acaba el trimestre. Eso quiere decir que vendrán los exámenes y la excursión, todo me emociona mucho. Por cierto la excursión es este viernes que sigue, el miércoles debemos llevar la autorización de nuestros padres.

Belén en la tarde nos dijo que no vendría a dormir hoy. Su hermano la interrogó y después la dejo ir. Sinceramente no me molesta o incomoda que no esté. Ciertamente ella es la paz entre yo y Biel, pero como el va a estar en su habitación, ignorándome, como siempre no me importa.

Como en este justo momento, son las diez de la noche y desde mi habitación se escucha la música que suena en la suya porque está en el piso de arriba. Reviso mi celular y veo muchos mensajes del grupo que tengo con Luciana, Luka, Rebecca, Eliam y recientemente: Hasiel.


Los condones rotos de nuestros padres.

Luci(fer)ana;): ¡Quiero que sean inicios de julio!

LukaLaMasita:¿Para qué?

Princesa<3: Si ¿para qué? ¿Quieres hacer exámenes?

Principe<3:¿?

Luci(fer)ana;): Recuerden la fiesta de fin de trimestre.

BolitaDeAzucar<3: XD

JulenLaMasitaSuperior: Ah por eso. Yo no quiero porque primero tenemos que pasar los exámenes.

Princesa<3: ¡Cierto La fiesta! Yo estudio para poder ir.

Príncipe<3: No entiendo. ¿De qué fiesta hablan?

Soy nuevo :/

LukaLaMasita: Es una fiesta que organizamos yo y Luciana, para fin de trimestre, pero solo van los que pasan todas sus asignaturas.

Es como una recompensa :) 

BolitaDeAzucar<3: Incluso a mí me gusta ir.

JulenLaMasitaSuperior: Además de que siempre motiva a la gente.

No a todos, pero si a muchos.

Príncipe<3: Entonces ahí estaré ;)

Luci(Fer)ana;): Más te Vale Eliam, ¿Cómo podría faltar uno de mis amigos?

Pecado.

LukaLaMasita: El diablo hablando de pecado...

Luci(fer)ana;): El bruto hablando de inteligencia.

BolitaDeAzucar<3: JAJAJAJAJAJ

Princesa<3: Ay no, ya van a empezar.

El cochino hablando de aseo.

JulenLaMasitaSuperior: Jajajajajaja.

El loco hablando de cordura.

Príncipe<3: El irresponsable hablando de responsabilidad.

Cosas de la vida.

Luci(Fer)ana;): Ya basta, todos estarán ahí.

JulenLaMasitaSuperior: Cómo digas jefecita.

BolitaDeAzucar<3: ¡Si sargento!

Príncipe<3: A sus órdenes.

LukaLaMasita: ¡Si capitana!

Princesa<3: Cuente con nuestra presencia.


Estoy acostado en la cama con una sonrisa en mi rostro y esta se ensancha cuando dejo el celular a un lado y escucho la canción que suena desde el piso de arriba.

La reconozco, sería un delito si no la reconociera. Es de Taylor Swift del álbum Lover, Afterglow. Me gusta mucho esa canción, me gusta muchísimo.

Murmuro la letra de la canción porque no estoy haciendo nada más. Me quedo un rato así. Si hacer nada más que estar acostado pensando y murmurando la canción. Sin embargo, no entiendo por qué casi una hora después la misma canción sigue sonando.

¿Le gusta mucho esa canción?

A mí también me gusta esa canción. Me gusta todo de Taylor Swift.

En eso tocan mi puerta y en menos de nada estoy frente a ella con la mano en la perilla. Sin embargo, dudo antes de abrirla. Obviamente sé que es él y no sé qué querrá.

Pero si no la abro no sabré que quiere. No me puedo quedar con el chisme a medias, Luka me mataría.

Respiro hondo antes de abrir la puerta. Biel está ahí, humillando mi pequeño ser con su atlético y alto cuerpo. Lleva un mono de dormir y una sudadera azul que le queda un poco grande. Puedo ver que tiene muchas ojeras y el cabello desordenado.

—Hola—murmura con voz ronca.

—Hola—le devuelvo bajito.

Muerde sus labios y se pasa una mano por el pelo frustrado. No entiendo que le pasa, pero parece nervioso. El instinto de querer preguntarle si está bien me invade el cuerpo, no obstante, me recuerdo que estoy enojado con él.

—Y-yo... ¿Puedo hablar contigo? —esta tan nervioso que me cuesta creerlo.

—¿De qué quieres hablar? —pregunto a la defensiva, de manera inconsciente.

Veo su manzana de adán moverse con fuerza cuando traga saliva.

—Ese día... El del partido, y-yo no quería decir eso—respira hondo—, yo si quiero explicarte porque te dejé de hablar... solo que en ese momento yo no pude—habla más calmado.

Pero a mí me ha quitado toda la calma.

Siempre he querido una explicación, mas no me esperaba que viniera de la nada a querer explicarme las cosas.

—Biel, yo no sé si quiera escuchar...

Me pauso a mí mismo. Claro que quiero escuchar que tiene para decir.

Soy demasiado débil como para decirle que no, yo he esperado esto por mucho tiempo.

—Por favor—pide, pero suena más a una súplica.

Me molesta mucho, en serio me enoja que por más que le grite y que me proponga a no volver a hablarle no puedo. No puedo ignorar el tono de su voz. No puedo ignorar las ganas de que me explique por qué pasó todo.

Necesito saberlo.

Un asentimiento de mi parte es suficiente para él. Sin preverlo toma mi muñeca con cuidado y me arrastra hacia la salida.

—¿Q-qué haces? — le pregunto cuando lo veo tomar las llaves de la casa y el auto.

Se para en seco y da la vuelta para verme.

—No puedo hablar aquí, esta casa me asfixia—confiesa. —Si no quieres esta bie...

—¿A dónde vamos? —curioseo.

—A la playa.

Suspiro con cansancio. Esta va a ser la noche más larga y más difícil de mi vida. De eso estoy cien por ciento seguro. 

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