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10.Ciclamen


Julen.

Hoy es miércoles y estoy frente a la puerta de la psicóloga.

Yo pensé que estaba mejorando, es decir lo estoy haciendo, pero creo que me esperaba mejorar más rápido. Pensé que al salir de casa ya no tendría miedo porque los tres idiotas ya no estaban. Realmente estaba equivocado. El día que llego Eliam tuve un ataque de pánico y no hice nada porque lo olvidé, después simplemente lo seguí ignorando. También he estado ignorando el hecho que no puedo dormir porque cada vez que lo hago sigo reproduciendo esa tarde y todas en las que pasó lo mismo. Creía que saber que ya no se acercarían me dejaría tranquilo y en paz, por una parte sí, pero también esta esa parte que me dice que ellos no son los únicos. Que tal vez nunca debí decir mi sexualidad.

Mi madre ha estado muy pendiente de mi al igual que Luka, de no haber hablado con ellos los pensamientos que me dicen que soy una molestia seguirían. Sin embargo, eso no quita las otras cosas que me afectan.

No quiero quedar como la única *ciclamen que mi madre me dio, ya que por más que la riegues por las mañanas y la pongas donde la luz del sol no le pegue directamente, si no está en un clima frio será en vano tenerla porque terminara secándose o llenándose de hongos. Descuide su naturaleza al pensar que con tan solo los pasos básicos sobreviviría. Por más que queremos no podemos mantener una flor de invierno en un clima tropical, porque no es su lugar ni su habitad, no podía obligarla a crecer en un ambiente que no es el suyo.

No quiero descuidarme como lo hice con mi ciclamen.

Toco la puerta del consultorio de la psicóloga hasta que oigo su voz pidiéndome que pase. Al entrar me recorre el mismo sentimiento que la primera vez que lo hice. El sentimiento de nerviosismo mezclado con miedo y la seguridad que me transmite el lugar es algo que sentí y sigo sintiendo cada vez que veo a la señorita Mia. Tal vez sea por las paredes oscuras pero las ventanas lo suficientemente abiertas como para iluminar todo; Tal vez sean las paredes decoradas con dibujos y cuadros de colores; También pueden ser los dulces que tiene en su escritorio, el desastre del mismo, o el sofá lleno de almohadas con la mesita con pañuelos frente a él que hacen el lugar tan acogedor.

Tal vez solo es ella, sus energías y vibras agradables que dan paz sin siquiera decir algo.

Esta sentada detrás de su escritorio entretenida con unas carpetas de colores.

—Hola Julen, bienvenido —habla serena, ahora poniendo su vista en mí.

—Hola señorita Mia —saludo sentándome en el sofá frente a ella.

—¿Cómo has estado?

—Bien—digo dudoso.

Me mira de una manera que no logro entender.

—¿Por qué dudas?

—Es que no sé... Me siento bien, pero a la vez no —murmuro esto último.

—Cuéntame porqué sientes que estas bien—Vuelve a fijar su vista en las carpetas de colores y eso me da más seguridad para hablar.

—No han sido días buenos, pero he comprendido muchas cosas y he dicho muchas cosas que eran un peso en mi espalda, de cierto modo eso me ha aliviado demasiado —hablo tratando de expresar como me siento.

—Muy bien, eso es bueno, ahora cuéntame ¿Qué has comprendido? —de vuelve su mirada a mí.

—He comprendido que no soy una carga o molestia; He comprendido que el acoso no es culpa mía y tener presentes esas cosas es aliviador.

—¿Por qué es aliviador?

— Porque antes sentía que estaba rodeado de personas que si les contaba mis problemas sería una molestia; Antes pensaba que era mi culpa que me acosaran porque al ser como soy me lo buscaba... —hago una pausa al recordar las conversaciones que tuve con Luka, mi madre y la señorita Mia. — Ahora sé que no es así y eso es realmente aliviador— Finalizo con una leve sonrisa en mi rostro. —Trato de recordarme siempre estas cosas, porque son ciertas —agrego bajito.

Ella me sonríe como diciendo "Eso, me alegro de que lo comprendas".

—Bien, eso es muy bueno —comenta mientras apunta algo en una libreta. —Ahora, cuéntame porqué sientes que no estas bien, solo si quieres y te sientes listo —lo dice de una manera muy amable.

Sin embargo, no evita que mi sonrisa se borre, que juegue con mis dedos y que baje la mirada a ellos. Doy dos largas respiraciones antes de empezar a hablar.

—Porque he ignorado los ataques de pánico que me dan en la noche; Porque no puedo dormir tranquilo, porque cada vez que lo intento mi cabeza reproduce todas las veces que me acosaron y me da mucho miedo salir de mi habitación. Me da más miedo saber que ellos no son los únicos que querrán hacerme daño —trato de que la voz no me tiemble.

—Julen ¿Recuerdas tu primera sesión conmigo? —inquiere y asiento. —Tenías quince y estabas asustado. Me contaste que te habías sentido mal, habías ido a la enfermería y te enviaron conmigo, me explicaste que sentiste y te dije que lo más seguro es que fuera un ataque de pánico. Estabas asustado, y aun así decidiste seguir viniendo porque querías estar bien. Ahora tienes diecisiete y sabes que hacer para calmarte. Que las circunstancias que estas viviendo no te dominen, la vida tiene altos y bajos eso es muy seguro.

» Sin embargo, no dejes que esas malas experiencias limiten tu manera de vivir la vida.

—Pero me van a lastimar.

—Lo harán, pero encerrarte también lo hará —me recuerda. —Ten presente que las cosas ya no serán como antes, ahora tus amigos y tu madre lo saben. Estarán ahí para ti. No estás solo.

» No va a ser fácil superar esto, pero lo vas a hacer.

Asiento, de acuerdo con ella. Ella me sigue hablando y de cierta manera siempre logra ayudarme mostrándome una perspectiva diferente de las cosas. El invierno siempre tendrá a la primavera para florecer.

Pero eso no aplica cuando en tu país solo hay dos estaciones: Verano e invierno; temporada seca y temporada húmeda, como en Panamá.

—Nos vemos en la próxima sesión Julen, recuerda los ejercicios de respiración y todo lo que te dije—empieza a apuntar algo en una libreta.

—Adiós señorita Mia.

Al salir del consultorio me encuentro a un chico un poco más alto y gordito esperando a entrar. Lo reconozco porque es el chico que Rebecca llevo con el a la fiesta de hace unas semanas y también es el chico que siempre está con Biel.

—Hola... Hasiel ¿cierto? —lo saludo con una sonrisa, que desde hace mucho no tenía en mi rostro.

—Hola Julen—me responde con familiaridad, pero enseguida se corrige—Lo siento por hablarte con tanta confianza ni siquiera somos a-amigo...

Suelto una risita.

—No te preocupes, podrías sentarte conmigo y mis amigos en el almuerzo para poder conocerte y ser amigos—le propongo.

Sin embargo, se ve muy nervioso e incómodo.

—Estaría increíble, pero no quisiera ser una molestia...

—No eres ninguna molestia—pongo una mano en su hombro. —Si no quieres esta bien, pero si quieres entonces me avisas para ir juntos.

—Gracias Julen.

—Un gusto, además mis amigos son buenas personas. Ahora te dejo porque si no llegas tarde a tu sesión.

—Si, gracias, Julen.

—De nada, además eres amigo de Rebecca y automáticamente me caes bien, ella es tan perfecta y linda—divago por un momento.

—Adiós—sin decir más abre y cierra la puerta del consultorio de La señorita Mia.

¿Dije algo malo? ¿Hable mucho y lo incomode? Uhg no, tengo que disculparme después.

Camino hacia el aula y esta vez trato de no ir con la cabeza gacha porque últimamente trato de ignorar todo a mi alrededor y me espero malas miradas o insultos por alguna razón, pero nada de eso pasa. En realidad, las personas me saludan como siempre.

Creo que tanta negatividad me había cegado. Recuerdo que cuando había comentarios malos sobre mí siempre había alguien gritando que no hiciera caso. Llego al aula en donde me esperan mis amigos, voy hasta donde ellos y me siento entre Eliam y Luka.

—Hola Principito—Eliam me sonríe y me pasa un cuaderno. Lo miro confundido. —Son los apuntes que no lograste copiar ayer—aclara.

—Gracias Eliam.

Le devuelvo la sonrisa, el parece querer decirme algo sin embargo Luka habla primero.

—Hola amigo, ¿Cómo estás? —pregunta.

—Hola, voy mejorando, hoy no comeré en el salón.

—Uh, eso es bueno, siempre me preguntan por ti.

—¿En serio?

—Si, las animadoras, parte de los chicos del equipo de fútbol, los de humanidades, comercio, letras, idiomas y los de natación—menciona Luciana en cuanto llega mientras se sienta en el asiento frente a su gemelo.

—Yo no sé quién es quién, pero muchas personas preguntan por ti—agrega Eliam.

—Si, todos te extrañamos, al Julencito de siempre, ese que ilumina todo a su paso con sus buenas vibras—La voz dulce de Rebecca llega a mis oídos y mis mejillas enrojecen.

—Oh vaya, eso no lo sabía—digo bajito.

—Hay muchas cosas que no sabes—responde Luciana y los demás asienten.

—¿Cómo qué?

—Cuando el director se enteró de tu acoso por un video de seguridad...no sé muy bien cómo, pero ahora hay más seguridad alrededor de la escuela y hay una señora que siempre está viendo las cámaras a toda hora. También mucha gente a pedido disculpas por los malos comentarios ¿No has visto tu casillero? —explicó Luka.

—Además de que los únicos que acosaban a los demás físicamente eran Marc, Izan, y Gael, ahora están haciendo... ¿Cómo se llama eso? —Rebecca chasquea los dedos intentado recordar la palabra.

—¿Cárcel en casa? —responde Eliam.

—¡Si!

—No, es arresto domiciliario—aclara Luka. —Al parecer sus madres pagaron una fianza para poder tenerlo en arresto domiciliario, además de que tienen que hacer servicios Comunitarios los fines de semana, supervisados por oficiales claro, también están recibiendo ayuda por actitudes violentas, ya que lo qué ellos tres hacían pudo haber matado a alguien.

Me queman el cerebro en cuestión de segundos. ¿Todo eso pasó y no me di cuenta?

—¿Para qué les dieran esa pena no deberían ir a un juicio con la víctima? —pregunto desconcertado.

—Oh si, la demanda la hizo la señora White junto a otras señoras...—Luciana empieza a explicar.—Creo que la situación era tan fuerte que al día siguiente había una audiencia o algo así, habían tantas pruebas y testigos que fue muy fácil llegar a un veredicto, tu madre estuvo ahí creo, porque ella tenía que dar autorización para que tu parte estuviera en el caso, y con tanta prueba y dado que La ley dice que después de los catorce años el agresor paga como adulto solo que con ciertas ventajas se dio el veredicto final, el arresto domiciliario será por dos años al igual que toda la ayuda psicológica y revisiones cada tres días—finaliza tomando aire.

—Súmale que es una mancha a su expediente, eso los va a marcar de por vida—agrega Eliam.

Y todo me llega como una bomba de información.

Había estado ignorante a todo. No me molesta que mi mamá no me haya dicho nada, supongo que me quiso proteger y aislarme de tanto alboroto. Tampoco me molesta que mi parte saliera a la Luz porque si eso ayuda no hay nada de malo. Sabía que tenían orden de alejamiento y creo que por eso estaba tan inseguro. Una simple orden no los iba a detener, pero esto es mucho más grande de lo que pensaba.

—¿Cómo saben todo esto? —la pregunta se me escapa. Definitivamente pude haber preguntado algo más interesante.

—La señora White, la mamá de Hasiel me lo contó todo—dice Rebecca.

—Oh vaya... es mucha información, pero supongo que es bueno—juego con un mechón de mi cabello.

—Si, lo siento si fue demasiada—se disculpa Luciana.

Niego con la cabeza.

—Está bien, si no me dicen no me entero.

—Lo que no sabemos es quien le dio el video al director y por qué hasta ahora fue que alguien hizo algo—menciona Eliam dejándonos ahora con una nueva pregunta en mente.

—Yo creo que fue Julen que desató todo—suelta Luciana y todos la miramos buscando explicación, ella nos entiende porque suspira antes de hablar: —Alguien debió ver a Julen, o darse cuenta del acoso que el sufría, porque los otros chicos al no llamar tanto la atención nadie les prestaba atención a lo que les pasaba o no, algo realmente triste, pero...

—No, porque yo llevo igual mucho tiempo sufriendo de acoso y por miedo a ser una molestia nunca dije nada, así que siempre pasé desapercibido en ciertos aspectos—objeto.

—Entonces alguien muy recientemente lo noto e hizo algo al respecto, de lo contrario todavía siguieran los tres idiotas aquí—deduce Luka.

—¿Julen cuando te hicieron las heridas en los brazos alguien más te vio? —pregunta Eliam. Me da un escalofrío al recordar, aún tengo que usar suéteres de mangas largas.

Hago memoria, recuerdo haber golpeado a Izam, haber corrido hasta la playa, echarme a llorar en la arena y...

Oh.

OH, DIOS MIO.

Oh, Dios mío santo, no lo puedo creer.

Miro instantáneamente a Luka que ya me está mirando porque también lo ha deducido. Miro a todos lados buscando al responsable y no lo encuentro.

Me doy cuenta de dos cosas:1) Este no es el salón de español y no deberíamos estar aquí. 2)Eso no me importa cuando Biel es quien le enseñó el video al director.

¿Por eso no estaba en la mañana ni tampoco a la hora de clases?

—Fue Biel—suelto sin pensarlo.

Tampoco es como que pudiera cerrar la boca en un momento como este.

Todos se quedan en silencio y uno muy incómodo.

—¿Pero no se odian? —inquiere Eliam y quiero que la tierra me trague. Luciana chasquea los dientes.

—No, solo nos llevamos mal. Yo no odio a nadie—juego con mis dedos.

En estos momentos estoy como: Por Favor No Hablemos De Hiervas Malas Qué Me Pongo Triste.

—Yo pensé que si—habla Rebecca.

—Yo pensaba que no—comenta Luciana.

Ay, amiga, ayúdame por favor.

Eliam le da una mirada curiosa. 

Ojalá que no pregunte.

—¿Por qué? —pregunta mi amigo.

Estoy a punto de decirle algo como: Gracias amigo, creo que iré a comerme una barra de turrón con maní y muchos frutos secos de esos que me dan muchísima alergia.

—No se hablan y se tiran odio, pero en los partidos he visto esas miradas tan sexu...

Sus palabras son interrumpidas por la voz de la inspectora.

—¿Qué hacen en el salón de música? —pregunta en un tono de regaño, pero yo le estoy rezando de rodillas.

Agradezco su interrupción, no sé qué iba a decir Luciana, pero mejor así. No me gusta hablar de Biel, le tengo que dar las gracias por mostrar el video... Aunque ¿debió consultarme primero? Si yo creo que sí. Sin embargo, ya lo hizo y eso no ha traído cosas malas.

—¡Váyanse a sus clases ahora! —es lo último que escucho antes de que Eliam tome mi mano para arrastrarme hacia afuera del salón.

Los gemelos hacia las aulas de humanidades, Eliam hacia las de comercio y yo voy corriendo detrás de Rebecca porque estamos juntos en Letras.

¿Debería estar en Ciencias porqué me gustan las plantas? Si ¿estudio cursos a parte en las vacaciones y fines de semana? Si, prefiero letras así aprendo cosas diferentes.

Rebecca toca la puerta del salón y la profesora al verla le da una mala mirada diciéndole algo como: "Ahí afuera te quedas mija". No obstante, en cuanto me ve su cara cambia y es tipo: "Julencito, llegaste" así que abre la puerta dejándonos pasar.

Como si fuera un instinto busco a Biel con la mirada y lo encuentro sentado al fondo del salón mirando hacia la ventana. Noto que Rebecca se sienta junto a Hasiel y me alarmó al instante al notar que era el único puesto vacío en el aula, a excepción del que está al lado de Biel.

Dios no sé qué te hice, pero ya suéltame.

Resignado, camino hacia el fondo del salón y me siento junto a Biel, que al notar mi presencia se gira a verme y enseguida fijo mi mirada al frente del aula en donde se encuentra la profesora de español.

El ambiente se siente incómodo e intento no apartar la mirada de la profesora (aunque no sé de qué habla), pero fallo arduamente cuando bajo la mirada y veo que está dibujando algo en su cuaderno. Para disimular que no lo veo empiezo a jugar con mis dedos y veo de reojo el dibujo y mi curiosidad de incrementa al ver lo que hay en la página

Es una semilla de girasol (por la forma) que tiene pétalos sobre la misma como si ya hubieran crecido (simulando el cabello), además tiene cara. Los ojos son dos óvalos pequeños y la boca sólo es una curva que forma una sonrisa. Esta muy bonito su dibujo.

En eso el empieza a escribir algo, pero su mano tapa el escrito, aunque enseguida la aparta.

«¿Te gusta?»

Ok, yo creo que no soy muy bueno disimulado.

Pero creo que es momento justo para preguntar si realmente fue el que mando el video, aunque sigo enojado.

—Si me gusto—le susurro. —¿Fuiste tu quien le enseñó el video al director? —pregunto en el mismo tono. Alzo la mirada para verlo y él tiene el rostro tranquilo, sin embargo, tiene un leve rubor en las mejillas y en las ojeras.

De pequeños siempre que se ponía nervioso le pasaba eso.

—Si—murmura y ya. No dice más nada solo se queda callado.

¿Acaso no le importa mi opinión? Después de todo realmente no era algo que le correspondiera decir, se lo agradezco, pero no se siente bien que siquiera le importe. Quiero preguntarle algo más, pero recuerdo que hace unos días fui yo quien lo alejó y quiero mantener todo así. Como antes. Sin cambios. Que siga siendo un idiota.

De vuelvo mi vista a la profesora, durante el resto de la clase ignoro a quien tengo a mi lado.

Detesto el ambiente de la todo menos agradable.

Cuando toca el timbre me levanto de inmediato y voy hasta donde Rebecca y Hasiel.

—Hola, a los dos—saludo. —¿Vas a comer con nosotros? —pregunto refiriéndome a él.

Le da una mirada a Rebecca que no logro descifrar, pero ella le da un leve asentimiento y el chico sonríe. Murmura un sí y eso es todo como para que enganche mi brazo al suyo y el otro con el de Rebecca para arrastrarlos a la cafetería en donde ya nos esperaban los demás.

En cuanto entro al lugar veo a mis amigos, no obstante, también noto como todos los demás me miran y me pongo nervioso al instante. Me suelto del agarre de Rebecca y Hasiel con nerviosismo.

—Ey, todo está bien—escucho que me dice Rebecca. — Nosotros estamos contigo—me asegura con una sonrisa.

—Si, gracias es que a veces lo olvido.

—Bueno los amigos que te están esperando en esa mesa, y los que no sabes que están podrán recordártelo cada vez que lo olvides—habla Hasiel antes de que me arrastren por la cafetería hasta sentarme con mis amigos.

Estoy entre Luka y Luciana cosa que significa guerra. Por suerte Eliam esta frente a mí y Rebecca frente a Luciana para calmarla.

—Ten, aquí está tu comida—Luka me extiende un plato con papas fritas y Nuggets. También veo que todos tienen lo mismo.

—Gracias, eres un sol.

—Yo también te guarde algo Julencito—aclara Luciana pasándome un jugo de naranja y una galleta de chocolate.

—Gracias Luciana tú también eres un sol.

—De nada Julencito, es lo que haría cualquier mejor amiga—me da un abrazo efusivo que casi me deja sin aire.

—A mi si me lo tienes que pagar, como lo haría cualquier mejor amigo—me avisa Luka, y se encoje de hombros.

Eliam se ríe al igual que Hasiel y Rebecca.

Empezamos a comer entre bromas y peleas de Luciana y Luka. También hablamos con Hasiel y nos damos cuenta de que le gustan los video juegos y cocinar. Eliam propone que hagamos una comida entre todos y que el también venga y nos ayude, el resto no pudo estar más de acuerdo.

—¿Van a ir a la excursión de la próxima semana? —pregunta Luciana.

—¿A dónde vamos a ir?—curiosea Rebecca.

—A un zoológico.

—Ah, entonces yo si voy—les aviso. No hay nada que me guste más que una excursión a un lugar lleno de flora y fauna.

—Yo también iré—dice Eliam.

—¿Hasiel vas? —inquiero mientras llevo una papa a mi boca.

—Tal vez, aún no he pedido permiso.

—Si no te dejan puedo decirle a mi mamá que hable con la tuya para que vayas ¿A menos que tu no quieras ir?

—Si quiero ir, pero no sé si Biel vaya—nos avisa.

—¿Qué tiene que ver Biel? —cuestiona Luka robando una papa de mi plato.

—¡Oye tú tienes la tuya! —le reprocho tratando de (también)no preguntar que tiene que ver Biel.

—No, mira no hay nada en mi plato—refuta Luka. Voy a decirle que era la última que me quedaba, pero Hasiel habla y prefiero prestarle atención.

—Mi mamá confía mucho en él, si va, ella sabe que estaré bien—explica el.

Hago una mala cara. «Ni que fuera Dios... si parece uno, pero nada más».

—Vaya, a simple vista no parece una persona responsable...—opina Eliam.

—Oh sí, pero si lo es—defiende Rebecca y frunzo el ceño.

—Bueno, ¿podemos no llevar la conversación hasta el? —dice Luka y quiero ponerle un altar.

—¿Por qué no quier...?

—¡Una cuchara! —chillo interrumpiendo a Luciana cuando el insecto se sube a la mesa.

—¿Una cuchara? —preguntan a un unísono.

—¡No! ¡Una cucaracha! —me corrijo.

En la mesa pasan dos cosas de manera fugas. 1)Todos nos quedamos mirando a la cucaracha sorprendidos y asqueados. 2) Todos reaccionamos alarmados levantándonos de la mesa con un grito que llama la atención de todos en el lugar.

—¿Qué les pasó? —nos pregunta una muchacha de otra mesa.

—Una cucaracha—señaló al insecto. La chica mira al monstruo microscópico, me mira a mí, luego camina hasta su mesa con calma y paciencia, pero trae a un chico del brazo.

—Amor, mátala—le dice seria.

—¿Es por la apuesta? —le pregunta él.

—Si, mátala.

No entiendo nada y cuando miro a mis amigos por sus caras sé que están igual que yo.

—Que lo haga el si la vio primero—me señala a mí.

Niego varias veces con la cabeza mientras doy un paso hacia atrás. La chica suelta un bufido y pone las manos en su cadera, molesta supongo.

—No lo metas en esto ¿Vas a dejar que el chico más lindo de la secundaria mate a una cucaracha? ¿El que no mata ni a una mosca? Cumple la apuesta Diego—le reprocha ella.

El chico resopla resignado y va hasta su mesa a buscar un cuaderno para matar a la cucaracha. Pero esta empieza a volar y la cafetería entra en colapso. Yo solo me echo para atrás hasta que doy con otra mesa y me siento en ella. Y ahí me quedo hasta que escucho como alguien grita que ya la mataron. En eso veo que la muchacha de antes se acerca.

—Ya puedes volver con tus amigos—me avisa y asiento con una sonrisa.

—Gracias por ayudar...

Alguien carraspea detrás de mí y hasta ahora recuerdo que he estado sentado sobre una mesa sin ver quienes estaban. Para mí mala suerte es el equipo de fútbol.

La verdad ni tan mal, todos me saludan e ignoro al chico de la esquina.

—Lo siento ya me voy—salgo huyendo tomando del brazo a la chica.

—Gracias a ti—la escucho decir y la miro desconcertado.

—¿Por qué?

—Porque Gracias a ti los días en este lugar son más agradables, saludas a todo el mundo y ayudas a todo el mundo así no sepas lo que haces. A mi me has ayudado cuando no he podido cuidar bien a mi planta por el proyecto de ciencias naturales y en otras ocasiones—explica alegre. —Tal vez no lo recuerdes porque andas de aquí y allá ayudando a todos, hoy quise ayudarte, mi novio me debía un favor porque gané una apuesta. Quise hacer algo bueno por ti y graci... ¡¿Por qué lloras?!

—Es que eres muy linda—le doy un abrazo y ella corresponde.

El timbre nos interrumpe a todos y cada quien se va a su salón.

Aún hay gente mala, de eso no tengo dudas, pero no todos son malos. Y tal vez cuando eres bueno con los demás también tienes apoyo de su parte. No todas las personas que ayudes lo harán, pero si gran parte y de cierta manera no vas a estar solo, eso creo.

—¿Me vas a abandonar? —Dramatizo enterrando la palita en la tierra. —Así se sientes tus palabras Catalina segunda, como una puñalada, pero al corazón—me tiro al suelo del jardín sin importar que tan sucio este después. Pero enseguida me levanto.

—Claro que no Alfonso Lorenzo, yo sería incapaz de dejarte, mi hijo, mi todo, menos ahora en nuestro reencuentro—me devuelve mi madre con el mismo drama—Solo serán unos días, pero te juro que volveré.

—Eso dicen, luego te abandonan y nunca vuelven—. Pongo unas semillas de tomate en el hueco que hice anteriormente.

Estoy en la parte de mi jardín que es exclusivamente para plantar alimentos que usamos para la cocina. Mi madre está sentada en una de las sillas de madera que hay en el jardín junto con la mesita y otra silla.

—Voy a Volver Julen, vendré el lunes. Quisiera quedarme, pero es un viaje de trabajo y es muy importante—me explica más seria.

Dejo la palita en el suelo cuando cubro las semillas con la tierra. Estoy probando otro método de plantado, quiero ver si crecen aun si están más profundo.

—Está bien Teresa, lo entiendo—me sacudo la tierra y me siento en la silla que está al lado de la suya.

—La madre de Luka dijo que podías quedarte con ellos estos días.

—Me gusta la idea, pero los gemelos a veces son desastrosos.

Además de que Luka duerme horrible al igual que Luciana.

—¿Y con Belén? —ha usado un tono cauteloso porque Belén viene en un combo con hermano menor odioso incluido. —Ella misma se ofreció, dijo que podías ir a trabajar con ella, quedarte en el restaurante, hasta me dijo que, si querías trabajar esos días, te pagaría las horas. No es mala idea y no quiero que estés solo.

Quiero decirle que sí, porque Belén es increíble y trabajar me ayudaría a despejar la mente, pero Biel, siempre está ahí con ella.

Es una lástima que yo no sea como él. No puedo aplicar la ley del hielo porque si alguien que me importa lo hiciera conmigo no me gustaría, yo mismo sé que se siente y no puedo hacer lo mismo. Estar cerca de el seria como estar en una guerra constante.

Pero también voy a conseguir dinero. Podría ir a comprar comida o ropa con mis amigos.

Miro a mi mamá y su mirada me dice como: «Julen di que sí, no quiero que estés aquí sólito» y esa mirada me convence porque este viaje es importante para ella y quiero que esté tranquila. Además, es Biel quien siempre me ignora y a eso si estoy acostumbrado.

—Está bien, voy a ir con Belén, pero me tiene que traer a ver mis plantas—respondo.

—Eso me alegra José Luis—me abraza sin importarle que estoy cubierto de tierra.

—Está bien Teresa—correspondo su abrazo y con tan solo eso me siento feliz. —Mamá hoy había una cucaracha en la cafetería...

—Bueno tu siempre estás en la cafetería—insinúa y me separo del abrazo, molesto.

—¿Me estás diciendo cucaracha Mamá? —me cruzo de brazos, enojado.

—No, no...cuéntame de la cucaracha —se excusa y aunque quiera enojarme no puedo y termino contándole lo que ha pasado en la cafetería.

Mi mamá se ríe a carcajadas y termina por contagiarme con sus risas. En la noche mi mamá ayuda a guardar mi ropa para que quepa en la maleta. Parecía que me iría con ella de viaje, pero lastimosamente no. Guarda la mitad de mi closet porque... No hay un porque solo puse cosas al azar. Lo que si arregle de manera meticulosa fue una pequeña bolsita con algunos utensilios de jardinería. La casa de Belén tiene un hermoso jardín que estuve arreglando con Biel, amo su enorme jardín y quiero cuidarlo o ayudar a que ellos dos mantenerlo bonito.

Al día siguiente me levanto temprano para acompañar a mi madre al aeropuerto y despedirla. Cuando llegamos Belén ya está ahí y despedimos a mi madre juntos. Si se me escaparon las lágrimas porque la voy a extrañar estos casi cinco días.

Hable con Belén durante todo el camino a su casa y cuando llegamos me alegro mucho saber que Biel seguía durmiendo. Ella me dijo que me quedara en la habitación de invitados y, sobre todo, me sintiera en casa.

Y eso traté

Acomodé mi ropa en los cajones y puse mi cepillo dental en el baño. Aunque seguía siendo esta extraña incomodidad al saber que en cualquier momento me tendría que cruzar con Biel. Y odio no odiar la idea de hacerlo.

Biel.

Miércoles 5:30 p.m.

(Después de clases).

—¿Un picnic en un lugar Lleno de sus flores favoritas en la noche? —pregunta Marco. —Amigo es lindo de tu parte, pero le vas a pedir disculpas, no matrimonio.

—Exacto. Eres muy cursi Biel—concuerda Hasiel.

Después de la escuela hemos venido a las colinas Sunlight justo a la pradera de girasoles que está un poco a las afueras del pueblo. Los tres estamos recostados al capó de mi auto viendo la cantidad bestial de flores que hay en este lugar. Hemos venido después de las clases porque se supone que mañana me disculpare con Julen, sin embargo, los dos idiotas a mi lado tienen razón.

Voy a disculparme y explicar muchas cosas, no a pedirle que sea mi novio o algo así.

—¿Por qué no vas a su casa y le dices que quieres hablar con él? Estoy es muy bonito, pero es demasiado—habla Marco.

—¿Te metiste otra vez con la hija del director o porqué andas más inteligente? —le pregunto con sarcasmo.

—No, pero parece que tú te metiste como un payaso, andas muy graciosito—responde en el mismo tono.

—Se comió a un Unicornio y por eso anda tan cursi—objeta Hasiel.

—Unicornio al hongo toxico—dice Marco y lo miro confundido— Es que eres medio Chernóbil, pero también eres cursi.

—Ay lo que sea, no puedes traer al chico aquí, guárdate la idea para después.

—¿Entonces que hago? —pregunto medio estresado.

Desde lo que pasó con Julen en el partido de fútbol y desde mi encuentro con su madre las cosas han estado cambiando para mí. Un cambio que yo decidí dar porque me hará bien. El martes fui con la psicóloga Mia a mi primera cita y no hablé mucho al principio y después tampoco. Belén me regañó por eso, pero el aura de la psicóloga es tan agradable que pensé que me estaba haciendo brujería o algo así. Hoy llegué muy temprano para disculparme con ella, aun me cuesta decirlo, voy mejorando. Ella me dijo que me quedara unos minutos y en esos pocos minutos hable más de lo que hable la primea sesión.

Me aclaró que no era brujería. Y me dijo que ese era un lugar seguro porque ella guarda muy bien los secretos. Dijo muchas cosas que me han dejado pensando, aunque trataré de tomarlas en cuenta.

—Lo que dijo Marco, ve y habla con el solecito, llévale unas galletas. Si te perdona te vas acercando a poco a poco sin abrumarlo, se su amigo y después ya vez que haces—Me indica con simpleza y eso me saca de mi hilo de pensamientos.

Como si fuera tan fácil.

—Si, eso—apoya Marco.

—Hoy te sentaste con el—Recuerda Hasiel.

—Si.

—¿Hablaron? —curiosea Marco.

Lo miro mal.

—Me detesta y la Cague... otra vez.

—Explícanos amigo.

Les resumo lo que pasó en clases y lo siguiente que siento es como Marco me da un zape en la cabeza, que enseguida le devuelvo.

—Estas muy idiota Biel.

—Gracias por recordarlo.

También recuerdo que se sentó encima de nuestra mesa en la cafetería. Estaba tan distraído por la cucaracha que ni siquiera se dio cuenta. Tampoco se fijó que yo estaba ahí y realmente había sido incómodo para mí, aunque lo merezco.

También debía admitir que los pantalones que llevaba puestos le quedaban de maravilla.

—Vamos a robamos un girasol —propone Marco y enseguida niego con la cabeza.

—No vamos a Robar ningún girasol—lo regaña Hasiel.

—¿Por qué no?

—No sé genio, tal vez es por el letrero que está a tu puto lado donde se especifica que está prohibido—señalo con ironía.

—Ah. Ya no vamos a robar girasoles—Marco lo dice en un tono tan decaído que me dan ganas de decirle que sí.

En eso suena mi teléfono y enseguida lo saco del bolsillo. Me alejó de los chicos para más privacidad y le contesto a mi hermana.

—Hola desgraciado—dice en cuanto le contesto.

Tan linda como siempre.

—Hola señorita olvida roles.

—Ya suéltame con eso de los roles—me regaña—¿En dónde estas?

—Estoy con Marco y Hasiel.

—Te tengo una buena y mala noticia—me suelta.

Una oleada de preocupación me invade al instante.

—Empieza por la mala.

Ella se queda en silencio cosa que me pone más nervioso.

—En realidad solo es una noticia que te puede parecer muy mala o te puede enloquecer.

—Belén me estas preocupando.

—Liliana se va de viaje por asuntos de trabajo y me ofrecí a que Julencito se quedara con nosotros...—El corazón me late a mil con tan solo escucharla—El acepto, Julen se va a quedar cinco días con nosotros y necesito que te comportes.

—Claro que si hermanita—casi suelto un chillido.

—Ahg, ya se volvió loco.

Le cuelgo y enseguida le cuento a los chicos.

Al día siguiente me levanto muy temprano y desde mi ventana veo a Julen pasar por mi jardín. Parecía soñoliento, venía hablando con Belén muy entretenido y sonriente.

En la noche hice un trato con mi hermana.

No hostigar a Julen con mi presencia a cambio de dejarme intentar disculparme con el.

Bastante difícil tomando en cuenta que me empiezo a volver loco cuando está cerca.  

El problema era que podía sentirlo cerca y mi habitación empezaba a sentirse asfixiante. En cualquier momento podría morir porque con tan solo verlo en el desayuno el pulso se me descontroló. Así como los insectos en mi estómago y los pensamientos de querer recitar todo lo que me hace sentir sean arrasadores.

Nota de autora.

Holap.

Siento la demora, tenía un bloqueo con esta historia y hasta hace dos días pude salir de él.

Prometo que actualizaré más rápido. (Disculpas si algún tema no está tratado de la mejor manera, siempre trato de investigar todo para hacerlo muy bien, pero se me pasan cosas).

*Ciclamen: el significado del ciclamen está relacionado con el amor profundo, ese amor sincero y tierno. Este significado se le atribuye por la duración de sus flores, que se mantienen durante todo el invierno, el otoño y la primavera, haciendo un breve parón en los meses de verano.

Sin más que decir nos leemos pronto.  

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