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33.

[DACEL]

—¡Dacel, apaga ese puto despertador o voy a metértelo por donde se te une el epicentro!

El gruñido murmurado contra la piel de mi pecho me hizo sonreír—. No tienes ni idea de lo que quiere decir "epicentro", ¿verdad?

—¡Apaga el despertador!

Refregando mis ojos para eliminar los restos de sueño, alcancé mi despertador digital y golpeé la parte superior, logrando que dejara de emitir el pitido infernal programado. Niall se revolvió una vez más, masculló algo que podría ser considerado un insulto antes de volver a roncar suavemente. Mi rubio era una mierda para las mañanas o los medio días o cualquier otra hora del día en que no fuese él quien despertaba naturalmente.

Realmente amaba verlo en un estado tan vulnerable, aun cuando lo único que hacía era gruñir insultos a diestra y siniestra. Era lindo ver sus mejillas sonrojadas y su cabello alborotado por dormir. Además del hecho de que estaba usándome como estufa personal, eso si las manos rodeando mi torso y perdiéndose bajo mi espalda junto con los pies helados pegados a los míos querían decir algo.

Sacudiendo la cabeza con diversión, me desenredé de su agarre y salí con suavidad de la cama, asegurándome de que estuviese bien cubierto por las mantas. Aunque quería quedarme abrazándolo no podía hacerlo, tenía que ir a trabajar y no había forma de que faltara ya que se suponía que tenía que ir a alimentar a Shin.

Dedicándole una última mirada a la cama, me arrastré hasta el baño con resignación y me obligué a darme una ducha. Aún era temprano, cerca de las cinco de la mañana por lo que no me sorprendía el no escuchar movilización en el resto de la casa mientras me vestía.

Volviendo a la habitación, me incliné sobre el rubio—. ¿Niall? —llame con suavidad cerca de su oído—. ¡Niall!

—¿Que? —gruñó.

—Necesito que te encuentres conmigo en el hospital cerca del mediodía, ¿puedes hacerlo?

—Seguro.

Él ni siquiera tenía los ojos abiertos—. Niall, ¿me estas escuchando?

—Si, ya déjame en paz.

Rodando los ojos, busque un block de notas y escribí un rápido mensaje para que el chico no lo olvidara, porque sabía de sobra que no había escuchado ni una palabra de lo que le había dicho. Dejando la nota sobre la mesa de noche, dejé un beso en su cabello antes de finalmente ponerme de pie y dirigirme a la puerta.

Me sorprendió bastante el encontrar a Kaled sentado frente a la mesa cuando baje las escaleras hacia la cocina. No debería haberlo hecho ya que el moreno solía despertarse temprano la mayoría de los días.

—Hay café recién hecho y estoy preparando tostadas. —anunció sin levantar la mirada del diario que tenía entre sus manos.

—Voy a tomar ese café, pero tendré que rechazar las tostadas —no quería morir tan joven, Kaled podía quejarse de Zayn, pero entre los dos era difícil descubrir quién era el peor en el ámbito culinario.

—Sí, creo que yo también lo haré.

Me tuve que reír de eso—. ¿No te tienes confianza para comer lo que preparas?

—No luego de que tuviese que llevar a Zayn al hospital por intoxicación luego de comer mi comida.

Recordaba eso. Zayn no tenía más de catorce años en ese momento, Kaled se había puesto en la cabeza que podía ser un chef excepcional y su hermanito, para no llevarle la contraria, le siguió la corriente. Un plato de pasta después, estábamos sentados en la sala de espera del hospital mientras le hacían un lavado estomacal al menor de los Malik. Kaled había renunciado a la cocina luego de eso, aunque a veces se le giraban los cables y preparaba algo que todos se rehusaban a probar.

No nos culpen, muchos dentro de la casa respetábamos nuestras vidas.

Sirviéndome una taza de café, apoyé la cadera en la mesa del fregadero y miré a Kaled—. Tengo que contarte algo.

—Te estoy escuchando.

—Hace poco más de una semana, estoy ayudando a Tom en la zona de neonatología del hospital.

Elevó una ceja en mi dirección—. Pensé que no querías atender bambinos, estuviste quejándote varios días cuando te tocó la rotación en el área de pediatría.

—Sí, no soy fanático de atender niños —me encogí de hombros—. Ellos son más delicados y no me creo capaz de perder a un paciente tan pequeño, seguramente perdería mi mente si algo así sucediera.

—Supongo que nadie está preparado realmente para algo así, Dacel.

Asentí en acuerdo, dándole otro sorbo a mi café—. En fin, estoy ayudando a Tom, pero solo a darle el biberón a los bebes —dudé—. A un bebé en particular.

Eso logró llamar completamente su atención, ya que abandonó el diario y se giró completamente hacia mi—. No tengo idea de hacia dónde va esto, pero está comenzando a interesarme —sonrió—. ¿Por qué estas tomándote el trabajo de ir a alimentar a un recién nacido, Harrison?

—Él fue abandonado al nacer —explique—. Fue prematuro, demasiado pequeño y frágil, al parecer su madre ni siquiera le dio un segundo pensamiento cuando se marchó y lo dejó allí. Pero él sigue luchando, Kaled, sigue vivo y está superando todos los obstáculos que le ponen en frente.

—Un pequeño luchador, ¿eh?

Pude sentir la sonrisa orgullosa tirando de mis labios ante el elogio—. Subió ochenta gramos en la última semana —anuncie.

—Y logró ponerte a sus pies en la misma cantidad de tiempo, ¿verdad?

—¿Se me nota mucho?

Eso lo hizo reír—. La última vez que te vi así de feliz, fue cuando Niall comenzó a hablar contigo luego de que lo trajéramos aquí.

Sentí mi rostro arder al recordar ese tiempo. Niall no había hablado con nadie desde que los Malik lo había traído a casa y yo había estado cuidando de sus heridas cuando el irlandés masculló un agradecimiento con un pesado acento cuando cambie sus vendajes. Había estado con una sonrisa orgullosa por días, ya que solo esas gruñonas palabras me habían demostrado que el chico no se estaba rindiendo, seguía luchando. Necesite un tiempo más para darme cuenta de que estaba enamorándome de la pequeña mierda, era difícil aceptar que estaba convirtiéndome en una especie de masoquista.

Con Shin no fue igual, pude identificar mis sentimientos y saber con exactitud que el pequeño niño me tenía envuelto en su dedo en solo un par de días.

Kaled golpeo sus dedos sobre la superficie de la isla, llamando mi atención—. Entonces, ¿en qué estás pensando?

—¿De qué hablas?

—Te conozco, empezaste este tema para llegar a un punto y ahora, puedo ver a dónde vas, pero necesito que me lo digas para poder ayudarte, Dacel.

—Aún no sé si es la decisión correcta. —confesé.

—Si no fuese correcta, ¿por qué has venido a contármelo? —sonrió—. Ya tomaste una decisión, ahora concrétalo.

Sonreí contra la taza ante sus palabras, Kaled nunca se iba por las ramas cuando realmente quería algo—. Quiero adoptarlo.

—Si, supuse que querrías hacerlo.

—¿Me ayudarás?

—Sabes que lo haré —movió su taza a los lados—. ¿Qué hay con Niall?

—¿Que con él?

—También quiere ser el padre del bambino o lo adoptaras tu solo.

—Aún no he hablado con él sobre ello, pero pienso llevarlo al hospital hoy mismo para que conozca al bebé.

Pareció pensar en ello por un momento antes de asentir—. Hablaré con mi abogado para que apresure los trámites de adopción —advirtió—. ¿Servicios sociales ya fue a verlo?

—No, quieren que este más estable antes de colocarlo en el programa de adopciones.

—Eso hará las cosas más fáciles —aseguró antes de volver a tomar el diario—. Habla con Niall y avísame que sucede, ¿va bene?

—Está bien. —apurando el resto de mi taza de café, la dejé en el fregadero—. Debo irme, nos vemos luego.

—Ten cuidado al conducir.

—Lo tendré.

Tomando las llaves de mi auto, salí por la puerta principal y hacia mi auto con el pensamiento de lo que sucedería cuando Niall fuese a verme y cuando le presentara a Shin. Esperaba realmente que todo saliera bien.

Al llegar al hospital, las cosas transcurrieron rápido como siempre. Corriendo de un lado a otro, me entretuve en atender a los pacientes para no poner atención en los nervios que me estaban atormentando. Debía mantenerme constante para las dos personas que necesitarían de mí, ahora que Niall finalmente me había dejado ir más allá y entregado su total confianza, tenía que ser quien mantuviese todo en orden.

El mediodía llegó más rápido de lo que esperaba y antes de lo que esperaba, un Niall enfundado en unos jeans rotos y una camisa desgastada se arrastraba por el pasillo en dirección al control de enfermeras.

—Hey tu —murmuró al llegar a mi—. ¿Para que querías que viniera?

Sonriendo, me acerque a él y tomé su barbilla, dejando un beso en sus labios antes de que pudiese detenerme—. ¿Cómo estás? ¿Te duele algo?

Su rostro se sonrojó con tanta rapidez que temí que se desmayara, aunque esa preocupación se desvaneció cuando sentí su puño en mi abdomen—. Deja eso, imbécil —gruñó—. Mejor dime porque me hiciste venir y ni se te ocurra decirme que fue para hacerme esa pregunta estúpida porque te arrastraré fuera y golpearé tu maldito rostro.

—Espinoso, espinoso —me burle, frotándome el dolor que su golpe había provocado. Joder, tenía la mano pesada—. No te hice venir para preguntarte eso, aunque aun así me gustaría saberlo para poder quedarme tranquilo.

—Estoy en perfectas condiciones —mordió cada palabra.

Sus mejillas aún estaban rojas y ahora que lo miraba con atención, no pude evitar percatarme de que su camisa llevaba el cuello hacia arriba de una forma extraña—. ¿Por qué llevas la ropa así?

—No me toques —golpeo mis manos lejos cuando intente arreglarlo—. Tú, estúpida sanguijuela de rio, marcaste todo mi cuello y no tenía con que taparlo.

Eso logró que sonriera con orgullo y él volviese a golpearme más fuerte en el brazo—. Deja de golpearme.

—Y tu deja de verte tan orgulloso, imbécil.

—Bien, bien, bien —levanté las manos en rendición—. Vamos, te enseñaré porque te hice venir aquí.

—Te advierto desde ahora que no cumpliré ninguna de tus extrañas fantasías sexuales dentro del hospital, ni siquiera yo soy tan cerdo.

—No estoy pensando en tener sexo en el hospital —reí mientras llegábamos frente al ascensor y oprimía el botón para llamarlo—. Solo quiero presentarte a alguien.

—¿Por qué querrías hacer algo como eso? ¿Acaso no recuerdas con quien estás hablando?

—Lo recuerdo perfectamente y por eso quiero presentártelo. —las puertas se abrieron y lo empuje dentro, agradeciendo que el mismo iba casi lleno, por lo que Niall no hizo más preguntas mientras subíamos.

Arrastrándolo por los pasillos, lo llevé al área de neonatología lo más rápido que pude antes de llevarlo a la zona de higienización. El rubio peleo conmigo por el uniforme y al final terminó poniéndose el verde que yo quería, por lo que me tuve que conformar con uno rosa. Nadie podía decir que yo no me sacrificaba por el rubio molesto.

—¿Por qué estamos aquí? —preguntó mientras le colocaba mejor el cubre bocas.

—Espera y verás —tomando su mano, empuje abierta la puerta y lo guíe en dirección a las incubadoras. Tom me hizo un saludo con la mano, sus ojos ampliándose cuando vio a Niall a mi lado, pero aun así se quedó a una distancia prudente. Llevando al rubio directo a la incubadora de Shin, me detuve frente a la misma—. Aquí está, él es quien quería presentarte.

—¿Eh?

—Su nombre es Shin y es huérfano —expliqué, era mejor ir al punto con el chico o él me golpearía frente a los bebes y eso no sería bueno—. Él está esperando ponerse mejor para que alguien pueda adoptarlo.

—¿Realmente eso es un bebé? —se acercó más al aparato—. Dios, es pequeño.

—Lo es —lo abracé por la espalda, mirando hacia Shin—. Pero él está luchando como un gigante y todos estamos seguros de que lograra ser un niño fuerte y saludable.

—¿En serio lo crees? Es malditamente pequeño.

—Eso no quiere decir que él no pueda hacerlo, es un verdadero guerrero.

Me miró sobre el hombro—. ¿Un Fire Spirit?

Sonreí detrás del cubre bocas—. Lo es.

—No pensé que hubiese bebes tan pequeños —susurró, sus ojos pegados a Shin cuando este comenzó a moverse dentro del aparato—. ¿Qué le pasa? Se escucha como un cachorro lloriqueando.

Reí—. Sus pulmones son muy pequeños aún, Niall, no puede llorar bien, pero lo hará pronto —lo guíe hasta la silla antes de volver a la incubadora y sacar a Shin con cuidado, colocándolo en los brazos vacilantes de Niall—. Tiene hambre.

—¿Y yo que tengo que ver? —chilló con los ojos enormes—. ¿Por qué me lo das? Haz tu trabajo, Harrison, no intentes que haga tus tareas por ti.

—Esto no es una tarea que deba hacer, lo hago porque así lo quiero —conseguí un biberón y volví con él, tendiéndoselo—. ¿Puedes alimentarlo por mí? Él realmente tiene hambre, es su hora de comer y necesita ganar tanto peso como sea posible, por lo que debemos aprovechar cuando realmente siente deseos de comer.

Tomó el biberón, pero su mirada aún estaba en mi—. ¿Por qué? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Por qué quieres que alimente al bebé? No entiendo.

—Me dijiste que querías una familia, un hijo al que poder criar y querer como tu padre no lo hizo contigo —le recordé antes de mirar la pequeña carita entre las mantas en sus brazos—. Él necesita que lo amen, Niall, sus padres no lo quisieron, pero nosotros podemos hacerlo, podemos amarlo como nuestro hijo, ¿no crees?

—Daz... —sus ojos estaban aguados cuando miró al bebé—. ¿Realmente crees que pueda hacer esto?

—Sé que puedes.

—Pero él es tan pequeño, Daz, no creo poder cuidarlo —sacudió la cabeza—. No es lo mismo que con Tommy, él ya era grande cuando llegó a nosotros, este pequeño...

—Es exactamente igual, tú le enseñarás a ser fuerte y a luchar como tú lo has hecho, lo protegerás y lo amaras como haces con Tommy, no necesita nada más, rubia —me acerqué y lo besé con el tapabocas—. Solo nos necesita a nosotros, solo eso.

—¿Lo prometes? —susurró—. ¿Me prometes que podemos hacerlo?

—Te lo juro.

Parpadeo para alejar las lágrimas—. Entonces yo también lo creo.

Y solo eso me hizo sonreír, porque Niall confiaba en mi totalmente y porque él estaba de acuerdo conmigo en adoptar a Shin. Tenía una pareja extraordinaria y ahora un pequeño hijo por el que sentirme orgulloso, ¿qué más podía pedir?

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