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15.

[DACEL]

—¿Que estamos haciendo, rubia?

Niall terminó de aplicarle la pintura verde en el rostro a Tommy -no podía comprender porque Suri dejaba al niño con el rubio loco, pero según lo que había escuchado, Niall sería la nueva niñera del pequeño gracias a su inflexible odio hacia los colegios- y se giró a mirarme. También llevaba su rostro pintado, sus ojos azules resaltaban entre la tinta verde y ahora se veían un tanto enfadados conmigo.

—Necesitamos estar preparados, Dacel —dijo como si ese dato tuviese que ser algo obvio para mí. No lo era—. Vamos a ser atacados y no pueden encontrarnos sobre nuestros culos, ellos vendrán armados y listos para la guerra.

Lo miré por varios segundos antes de suspirar—. Bien, ¿estuviste jugando con mi maletín nuevamente? ¿Cuantas veces te he dicho que no puedes tomarte ninguno de los medicamentos que guardo allí? Puede ser peligroso, Niall.

—No he tomado nada —aseguró antes de arrastrarse hasta mí y pasar sus manos por mis mejillas, la pintura se sentía fría contra mi piel—. Un poquito en la frente y... ya estás listo.

—¿Listo para qué, exactamente?

—Entrenamiento, por supuesto. —palmeo las manos antes de girarse para poder mirar a Tommy, quien había hundido sus manos en el barro de un cantero cercano—. Muy bien, mocos, nunca es mucho camuflaje, bien pensado.

—Suri tendrá tu cabeza cuando si lo dejas comerse ese barro. —señalé.

—Él no se lo comerá —rodó los ojos, pero, aun así, alejó al pequeño de la tierra y lo sentó a mi lado. Parándose frente a nosotros, nos miró—. Lo primero en la lista son las flexiones.

—¿Tu harás ejercicio con nosotros?

—Por supuesto que no, yo soy el jefe aquí, yo doy las ordenes y ustedes las acatan.

Me senté en mis talones, mirándolo—. No creo que así funcionen las cosas, rubia.

—¿Quieres desertar, Soldado Hueco?

—No soy un soldado, Niall —rodé los ojos—. Y no creo que toda esta cosa del entrenamiento sea una buena idea, ¿por qué no podemos ir dentro y mirar televisión? Creo que están pasando el especial de navidad de Plaza Sésamo. —canturreé la última parte, esperando que cayera en la trampa.

—Zayn prometió grabarla para mi —me sonrió con satisfacción—. ¡Ahora, denme cincuenta flexiones, soldados!

—No puedo creer que esté haciendo esto. —mascullé, aun cuando comencé a hacer las malditas flexiones.

Miré hacia Tommy quien me observaba con curiosidad antes de dejarse caer sobre su estómago en el césped. Él no estaba haciendo verdaderas flexiones, pero era lindo verlo intentarlo.

—Soldado Mocos, no lo veo moverse —Niall se acercó y tomó el borde de los pañales de Tommy, levantándolo suavemente del suelo y volviéndolo a bajar. Retorciéndose, Tommy se volteo sobre su espalda y lo miró, soltando una pequeña risa—. ¿Acaso cree que esto es gracioso, Soldado? Está a punto de ganarse un tiempo fuera.

—Ya hice las cincuenta —mentí, aprovechando su distracción—. ¿Qué es lo siguiente en la lista?

—No hiciste cincuenta. —acusó.

—¿Cómo lo sabes? Tu no estabas mirando.

Puso mala cara—. Bien, pasemos a lo que sigue, pero me cobraré esas cincuenta flexiones luego —aseguró—. Seguiremos con la lección número dos, la rapidez.

—Eso no es una...

—Nadie te ha dicho que puedes hablar, Soldado Hueco —me apuntó, logrando que cerrara mis labios—. Ahora, pónganse de pie.

Ayudando a Tommy, lo dejé sobre sus inestables pies antes de hacerlo yo. Niall nos estaba mirando de cerca, analizándolos.

—Bueno, ahora lo que tienen que hacer es... ¡Cuerpo a tierra!

Tommy cayó sobre su pañal, Niall se arrojó al césped como si hubiese perdido finalmente la mente y yo realmente estaba comenzando a pensar que la locura era contagiosa, era la única explicación para que estuviese haciendo toda esa escena.

—No te arrojaste al suelo, ¿qué crees que habría pasado si hubiese sido una verdadera emergencia? —se puso de pie, acercándose a mí.

—Creo que lo descubriré si algo así sucede. —bufé—. Vamos, rubia, me estoy ofreciendo a llevarte a comer fuera si paras esta locura.

—No lo intentes, no me convencerás.

Atrapé su mano, jalándolo hacia mi cuerpo antes de atraparlo entre mis brazos—. ¿Estás seguro de que no puedo encontrar ninguna forma de convencerte? —besé su mejilla con suavidad antes de bajar besos hacia su mandíbula—. ¿Realmente no hay nada que pueda disuadirte?

—No —soltó, aunque su respiración era un poco jadeante.

—¡Bubba! —el grito de Tommy lo tuvo dando un salto, alejándose.

Miró hacia el pequeño—. Tiene razón, Soldado Mocos, no es momento para detenerse —estrechó los ojos hacia mi—. Deje de intentar seducirme, Soldado.

—Prométeme que saldrás a una cita formal conmigo y dejaré de interrumpir tu momento de locura.

Dudó y eso me dio esperanzas—. ¿A dónde iríamos?

¿Él acababa de darme un "talvez"? Miré hacia el arriba, esperando ver el cielo caer, pero como no estaba sucediendo, volví a mirar al rubio.

—¿A dónde quieres ir?

Se mordisqueo el labio—. Inauguraron un parque de diversiones en la ciudad, quiero ir allí.

—Iremos allí —acepté con suavidad, sin poder quitar la sonrisa tonta de mi rostro.

Una pequeña curva apareció en sus labios, pero no fue algo completo—. ¡Volvamos al trabajo, Soldados! —gritó.

Luego de pasar por varios ciclos de absurdos ejercicios donde Tommy rodaba por el suelo y yo intentaba no reírme de los intentos de Niall para que el pequeño hiciese lo pedido, Liam, Louis y Jonah aparecieron por un lado de la casa.

—Hey, chicos, ¿que están...?

—¡No hable fuera de turno, Soldado Afeminado! —Niall cortó a Liam a media pregunta—. Ya era hora de que llegaran, ¡Fórmense!

—¿Qué jodidos estas h...?

—¡Nadie ha pedido su opinión, Soldado Chismoso! —me mordí el labio ante la expresión escandalizada de Louis al ser llamado así. Niall gritó nuevamente—. ¡FORMENSE AHORA!

Mi labio casi sangra cuando aguante la risa al ver a los tres idiotas hacer lo pedido. Fue aún más difícil detener mi diversión cuando Zayn y Suri fueron agregados a la fila de idiotas en el centro del patio. Niall fue inflexible, obligándonos a hacer todo tipo de ejercicios extenuantes y gritándonos cuando hacíamos algo mal.

Menos a Tommy, él fue ascendido cuando le obsequió una flor a Niall. ¿Lo peor de todo? El nuevo segundo al mando era peor que el rubio. Tommy estaba comenzando a adoptar algunas actitudes de Niall y eso era un poco preocupante.

Casi doy gracias al cielo cuando Kaled cruzó la puerta trasera, cerca de tres horas después de, lo que estaba muy seguro, era verdadero entrenamiento militar.

—¿Qué diablos están haciendo?

—¡No hables fuera de turno y fórmate, Soldado...!

—Niall James Horan, no te atrevas a ponerme un mote o me veré obligado a palmear tu trasero, bambino —Kaled gruñó—. Y ya deja a los demás en paz, estoy seguro de que soportaron bastante de tu tortura por hoy.

—Pero la guerra y...

—Aun no habrá guerra y casi es hora de la cena, se terminó tu tiempo de jugar a los soldados —aseguró con esa voz que no admitía discusiones antes de mirar entre los presentes y posar su mirada en mi—. ¿En serio, Dacel?

—Me prometieron una cita si hacia esto, no puedes culparme —elevé las manos, quitándome la culpa.

—¡Papá! —Tommy corrió hacia Kaled, lanzándose a sus brazos.

Niall el frunció el ceño al pequeño—. Traidor.

—Deja a mi hijo en paz —el moreno le dio un pequeño empujón antes de hacerles una seña para que todos entraran—. Y no eres un soldado, Niall, deja eso.

—¡Estuve a punto de entrar al ejercito! —se jactó.

—Si, y te rechazaron cuando mandaste al diablo a un superior, así que no llegaste a ser un verdadero soldado.

Cuando el rubio puso mala cara, me acerqué con rapidez, envolviéndolo en mis brazos—. Para mí siempre serás un soldado, Niall.

—Ya se ganó la cita, Soldado Hueco, dejé de adularme —susurró.

Pasando mi brazo por sus hombros, dejé un pequeño beso en sus labios antes de conducirlo a la casa. Niall no se alejó de mi toque y eso solo lograba que mi sonrisa creciera.

Talvez las cosas finalmente estaban mejorando. 

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