♡16. Final.
La vida de Mina y Nayeon había cambiado tanto que ni ellas mismas se daban cuenta de todo lo que habían compartido juntas. Hasta hace unos meses, Mina era una antisocial, reservada y freaky que podía pasar todo el día encerrada en casa jugando videojuegos y viviendo una vida aburrida pero todo eso cambió cuando esa chica nueva, rubia y bonita llegó a su salón, que simplemente quedó encantada y sí, enamorada. Debía admitir que un principio detestaba lo cariñosa que podía llegar a ser aquella chica y sobre todo, jamás olvidaría la impresión de saber que era una híbrida, eso sí que era nuevo para ella pero aceptaba que esa loba le había traído emoción a su vida, llenándola de sonrisas y momentos inolvidables.
Por otro lado, estaba Nayeon, ella simplemente nunca se imaginó que su alma gemela fuera una humana, siempre se imaginó tener a un o una alfa a su lado pero...¿una humana? Eso sí que jamás se cruzó por su cabeza pero definitivamente estaba feliz que esa humana fuera Mina, en un principio era muy gruñona pero logró enamorarla con sus bonitos encantos y sí, ella también estaba enamorada de aquella hermosa pelinegra. Amaba a Myoui Mina y amaba cada trocito de ella.
Pronto decidieron vivir juntas porque ya no podían estar sin la otra y Mina no se negó para nada. Un año después seguían amándose como la primera vez, disfrutaban de la compañía de la otra, compartían momentos bonitos así como momentos donde ambas se molestaban pero podían resolverlo hablando y es que para Mina era nuevo tener a alguien más invadiendo su privacidad, sin embargo, las dos pudieron encontrar puntos medios en todo lo que les molestaba o simplemente cambiar algunas cosas.
En todo ese tiempo, no hubo otros problemas, sólo la aparicion de Jeongyeon, Mina no se despegó en ningún momento de Nayeon mientras hablaba con aquella alfa, pues simplemente había aparecido para disculparse con la omega. Le sorprendía el gran corazón tenía la rubia porque abrazó a la castaña sin ningún remordimiento y recordándole que la quería y la extrañaba. Ahí entendió que Nayeon no tenía ni una pizca de odio ni rencor hacia los demás, mostrando pureza y una alma bondadosa.
Después de ese encuentro, Jeongyeon se alejó, yéndose a otro país para continuar sus estudios, así que se despidió de sus amigas mostrando su arrepentimiento y siendo perdonada por las demás lobas. Un encuentro lindo pero que a Mina no le terminaba de convencer, ella sólo protegía a su Nayeon de todo mal.
Y así continuó su vida, siendo sólo ellas dos pero un día eso cambió por completo cuando Nayeon apareció en la sala mostrando una carita de preocupada, Mina la miró confundida.
—¿Nay?¿Qué pasa? —La invitó a sentarse y la rubia tomó asiento a su lado.
—Minari... —Murmuró y suspiró—. Creo que estoy embarazada.
Y esas palabras fueron como un balde de agua fría sobre la japonesa. Se dejó caer sobre el respaldo del sofá sorprendida y sobre todo, preocupada pero entonces sonrió. Ella muchas veces había dicho que nada de hijos pero al parecer fue un descuido, su mente comenzó a recordar cuándo había pasado y fue cuando cayó en cuenta que en un celo pasado de la omega la emoción les ganó y bueno, al parecer esa emoción ahora iba a crecer dentro de Nayeon.
—Sé que dijiste que nada de hijos, si quieres yo...
—¡No! Ni siquiera lo pienses. —Interrumpió sabiendo lo que diría la rubia—. Sé lo que dije pero ya pasó. Pero debo preguntarte, ¿tú quieres?
Nayeon asintió frenéticamente mostrando una pequeña sonrisa de emoción. Aquello contagió a la pelinegra.
—Entonces que así sea, tendremos un bebé. —Dijo mostrando una sonrisa más grande.
La rubia se lanzó sobre ella para abrazarla, estaba muy feliz y Mina también lo estaba, mucho sólo que aún procesaba dicha información.
No tardaron en decirle a sus amigas, aquellas se emocionaron demasiado. Y con el tiempo, Mina lo fue asimilando.
Con el paso de los meses, Mina se volvió más protectora y mucho pero mucho más cariñosa, ahora era ella que buscaba por los abrazos de Nayeon, la abrazaba todo el tiempo y todos los días le preguntaba por el bebé, que sí sabía lo que sería, humano o cachorro, que si podía percibir su olor. La loba simpre le respondía lo mismo, "aún no lo sé pero pronto" pero ese pronto se le hacía eterno a Mina.
—Buenos días, cachorrita, ¿cómo amaneciste hoy? —Y ahí estaba la Mina mimosa de todos los días.
—Hola, cariño. Siempre despierto feliz a tu lado. —Le dio un pequeño beso en los labios a su japonesa.
—¿Cómo está nuestro cachorro? —Llevó una de sus manos al vientre abultado de la omega y lo acarició un momento.
—Minari, aún no sabemos qué será y tampoco importa si es un humano o híbrido, lo vamos a amar mucho. —Sonrió calmada—. Pero está muy bien.
Nayeon miró enternecida la escena de Mina yendo hasta su estómago y recostarse sobre él. Definitivamente el embarazo había cambiado tanto a la pelinegra y eso le encantaba a la rubia.
—¿Y cómo está nuestro bonito sobrinito? —Jihyo se acercó al vientre de Nayeon para acariciarlo.
—Va muy bien, aún no puedo saber lo qué será. —Respondió con una sonrisa.
—Oh Dios, huele a embarazada. —Momo se acercó cubriendo su nariz—. Oye, cada día crece más.
—Nay come mucho. —Esta vez fue Mina la que habló ganándose un pequeño golpe de su amada.
—Oigan, en unos días será nuestra graduación y la fiesta, ¿a quién llevarás Momo? —Una sonrisa burlesca apareció en los labios de Chaeyoung.
—Pues aunque no lo creas tengo a alguien. —Dijo orgullosa.
—¿Ah sí? ¿A quién? —La más bajita miró confundida a la alfa.
—A tu hermosa hermana.
La boca de todas se abrió pero más la de Chaeyoung.
Si bien era sabido, Sana no quería nada con Momo, sin embargo, la alfa había hecho de todo para enamorar a la humana y al parecer lo había logrado.
—Me llevo a la chica guapa a la fiesta, yo gano. —Infló su pecho lleno de orgullo y con una gran sonrisa.
Chaeyoung tan sólo entrecerró sus ojos y se acercó a la alta.
—Si le haces algo a mi hermana... —Apuntó con su dedo—. Te echo a Mina para que te golpeé.
La nombrada enarcó una ceja mirando incrédula la situación.
—No, gracias. Ya tuve suficiente pelea con las lobas. —La pelinegra se deslindó de todo problema.
—Bueno pero yo sí te voy a golpear, alfa. —Amenazó la bajita.
—Tranquila, quiero a tu hermana, de verdad lo hago y lo he demostrado. Te prometo que la cuidaré con mi vida. —Cerró su puño mostrando su sinceridad.
Todas sonrieron enternecidas por esas palabras, sabían de antemano que Momo era una alfa muy linda y amable, así que podían confiar en ella.
El día de graduación llegó y todas vestían con la típica toga y birrete color negra, se encontraban sentadas esperando su turno de ser llamadas, Mina tomaba la mano de Nayeon y ésta última recargada en el hombro de su novia, inhalando su dulce aroma que tanto amaba y le calmaba. Se sentía nerviosa, así que también acariciaba su pancita, logrando calmarse aún más.
Por fin cada una fue llamada para recibir su diploma y cuando Chaeyoung pasó, se giró hacía el público para gritar.
—¡Mamá, logré graduarme! —Aquellas palabras le hicieron ganarse la ovación de todos mientras levantaba su puño de la emoción.
Jihyo la miró con tanto amor pero a la vez sintiéndose avergonzada en un cierto punto, aún así la amaba mucho.
Después de la ceremonia, tocaba la fiesta, donde todos sacaron sus mejores prendas para lucirlas, Nayeon y Mina no se quedaron atrás, la rubia vestía un rojo vestido que se amoldaba a su figura y a su vientre abultado, ella lo mostraba con total orgullo junto a un escote no muy revelador pero cómodo para ella. Por otro lado, Mina había optado por un pantalón de vestir negro ajustado a sus piernas y caderas, le hacía lucir muy sexy y en parte superior una blusa blanca de manga larga y su cabello negro suelto. Se ganaba las miradas de muchos y muchas pero ahí estaba Nayeon para mostrar que esa chica era suya.
—Vaya, se ven muy bien, hasta parecen una pareja millonaria. —Chaeyoung se acercó con una sonrisa.
—Algún día lo seremos. —Habló confiada la japonesa.
—Ustedes también lucen increíbles. —Halagó la rubia.
—Gracias, Yeonnie. —La pelirroja se arregló un poco el cabello.
Al paso del rato, vieron a Momo llegar junto a Sana, se le veía muy feliz y orgullosa a la alfa. Y ellas estaban felices por la pareja, al final de todo, cada una había encontrado a su alma gemela.
Después de la fiesta, las MinaYeon llegaron al departamento, la japonesa tan cansada, pues a mitad de camino cargó a Nayeon porque aquella ya se había cansado y bueno, cargar a dos seres no era nada fácil a pesar de su increíble fuerza.
—Gracias por traernos, mi amor. —La rubia palmeó el hombro de la más alta.
—Haría lo que fuera por ti y nuestro cachorro. —Habló confiada ganándose un beso de la omega.
—Bueno, ¿estás muy, muy cansada? —Preguntó la híbrida y Mina la miró confundida.
—¿Por qué?
Nayeon no dijo nada y mostró una sonrisa provocativa dándole la espalda a la japonesa mientras bajaba el cierre de su vestido. Mina sonrió y como arte de magia su cansacio se fue, así que fue corriendo detrás de la rubia cual cachorro hasta la habitación.
Amaba a Nayeon y estaba tan feliz de tenerla a su lado.
Siempre amaría a esa loba que se robó su corazón.
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Pues hemos llegado al final. Por fin, después de muchos años termino una historia, un aplauso para mí, estoy orgullosa de mí misma. Espero que con esto se acabe la maldición de no darle fin a mis historias.
Me ha costado mucho sacarle un final puesto que hacía mucho que no lo hacía pero espero les haya gustado.
Le quiero agradecer a cada personita que comentó, votó y leyó esta historia, que aún sigo sin creer que les guste lo que escribo JAJAJAJA.
De verdad espero hayan disfrutado de esta pequeña historia que se formó en mi cabeza una madrugada. Muchas gracias por todo.
Otra cosita que quería comentar y que creo que jamás lo he dicho. Si en algún momento quisieran adaptar una de mis historias, no duden en decirme, ya saben, ante todo apreciar el esfuerzo que hace el autor de la historia porque de verdad cuesta JAJAJA.
Y con esto me despido. Si quieren más minayeon, aquí está su servilleta. Adiós♡.
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