El lunes por la mañana, Mina llegó a su salón pero se quedó parada en la puerta, lentamente asomó su cabeza para ver si su compañera había llegado pero el lugar estaba vacío, así que supuso que llegaría más tarde. No sabía por qué pero después de ese abrazo con la rubia, lo que restó del fin de semana, estuvo pensando y analizando las cosas, no iba a mentir, Nayeon era muy bonita pero también le parecía alguien muy "extraña". Luego, el que no sepa de dónde viene o dónde nació, también era parte de no confiar en ella, algo escondía esa chica y no quería averiguarlo.
—Hola, Mina.
—¡AH! —La voz de su compañera la hizo exaltar y gritar fuerte ganándose la mirada de todos.
—¿Estás bien? ¿A quién buscas? —Preguntó preocupada.
—Eh...a nadie. —Respondió rápido y se metió al salón para sentarse en su lugar.
No miró a nadie y sólo sacó su libreta para hacer un dibujo cualquiera. No podía creer que se seguía avergonzando frente a ella, era toda una perdedora.
Nayeon estaba algo confundida pero no dijo nada. Entró al salón y se sentó junto aquella pelinegra, sus amigas entraron después. Tan sólo miraba de reojo lo que dibujaba y debía admitir que lo hacía muy bien.
—Dibujas muy bonito, Mina. —Murmuró cerca y de nuevo pudo percibir el aroma de aquella.
Mina sólo sonrió y asintió con su cabeza, no sabía por qué pero el que la rubia le hablara le hacía ponerse muy nerviosa
La mañana fue tranquila, trató de evitar todo contacto y toda palabra con su rara compañera y por fin llegó la hora del descanso donde como los días pasados, salía corriendo a su "lugar seguro". Esta vez se sentó en el piso y sacó de su mochila una torta para desayunar, esperaría a Chaeyoung para pasar el resto del descanso con ella.
Nayeon abultó sus labios cuando vio a Mina correr de nuevo lejos de ella, realmente pensó que después de haber pasado todo un día con ella se iban a acercar un poco pero al parecer no. Suspiró y tomó sus cosas para ir con sus amigas, compraron comida y se sentaron alejadas de todos.
—¿Qué tal les fue con sus parejas de equipo? —Jihyo fue la primera curiosa.
—Yo no tuve que ir a su casa, él hizo todo el trabajo por mí. —Momo se encogió de hombros—. Ventajas de ser bonita.
Todas rieron pero estaban de acuerdo en eso.
—Pues yo tuve mucha comida todo el día, la madre de mi compañera preparó rica comida. —Jeongyeon sonreía satisfecha.
Al final todas miraron a Nayeon que seguía perdida en sus pensamientos.
Después de haber salido de la casa de Mina e ir a la suya, estuvo pensando y analizando ese olor tan peculiar en la pelinegra. Y por fin pudo decifrarlo, era una rara mezcla de vino blanco y limón. Nunca había conocido a ninguna omega o alfa con ese olor y le parecía muy curioso que una humana lo tuviera y ella lo pudiera percibir.
—Nayeon.
Reaccionó ante el llamado de Jeongyeon y volteó a ver a todas.
—¿Qué? —Preguntó confundida.
—¿Qué te pasa? Últimamente andas muy perdida. ¿Pasó algo? —La preocupada voz de Jihyo le hizo negar rápido.
—No, no, estoy bien. Solo que no he dormido muy bien. —Sonrió y comió de su comida.
Sus amigas se miraron entre sí pero no le restaron importancia, a excepción de Jeongyeon que no perdió de vista a aquella omega.
—Bueno, vamos al salón. —La castaña habló y las demás la siguieron menos Nayeon.
—Yo...iré a recorrer la universidad. Las alcanzo más al rato, aún falta para la siguiente clase.
Y sin esperar respuesta, caminó sin dirección alguna. Jeongyeon la miró y pensaba en seguirla pero la mano de Jihyo la detuvo.
—Déjala, ya sabes cómo es de curiosa.
La castaña sólo asintió y dejó que aquella se fuera.
Nayeon veía a muchos estudiantes y con los que pasaba cerca trataba de olerlos un poco pero ninguno desprendía un olor diferente que no fueran sus perfumes. Llegó hasta unas escaleras y las empezó a subir, en eso se encontró con Chaeyoung que justo venía bajando.
—Hey, hola, Nayeon.
—Hola, ¿qué hay allá arriba? —Señaló con su dedo.
—Las escaleras van directo al techo, sube si quieres. —Sonrió sabiendo lo que se iba a encontrar.
Por supuesto a Chaeyoung le gustaba molestar a Mina con el tema de Nayeon.
La rubia asintió y continuó su camino, tan sólo unos escalones más y llegó hasta una puerta la cuál abrió lentamente y ahí estaba el techo. Cruzó la puerta y caminó con cuidado, era un techo grande y podía sentir el aire tocar su piel, se estremeció por ello. A lo lejos pudo ver una figura arriba de una de las paredes, se acercó lentamente y vio una mochila en el suelo. En seguida pudo ver que era de Mina, ninguna otra mochila tenía tantos stickers de anime y videojuegos.
—¿Mina? —Habló despacio y vio como aquella levantaba su cabeza.
—¿Nayeon? ¿Qué haces aquí? —Se reincorporó y se sentó mirando a la rubia.
—Estaba explorando la universidad. —Se acercó a la orilla y se recargó en la barda mirando hacia abajo—. ¿No te da miedo?
—No, disfruto mucho la sensación. Siento como si volara. —Escuchó la suave risa de Nayeon.
—¿Por qué me evitas, Mina? —Miró a la pelinegra.
Mina pasó su mano por su cabello y se avergonzó un poco. Ni ella sabía por qué lo hacía pero ahí estaba, pasando puras vergüenzas.
—No lo hago, sólo soy mala socializando. —En parte era verdad.
—¿Podemos ser amigas? Y no te preocupes, iremos a tu ritmo. —Sonrió brindándole seguridad a la pelinegra.
—Bien, hay que intentarlo.
Extendió su mano y Nayeon la tomó, así fue como cerraron su "trato".
Y así pasaron los días, incluso las semanas, Mina ya no se ponía tan nerviosa y hablaba un poco más con su compañera, incluso, algunas veces hasta comían juntas, eso sí, cada una apartada de sus amistades, simplemente se iban las dos solas al techo a desayunar y a platicar de cualquier cosa o a estar en silencio si era necesario.
Nayeon por su parte estaba feliz y sorprendentemente su loba también lo estaba, de hecho, ésta sentía una enorme curiosidad por Mina y ella también, debía admitirlo. A parte que el dulce aroma de Mina les transmitía una increíble tranquilidad, así que con más razón, le gustaba compartir momentos con ella.
—Entonces, ¿trabajas en una bodega? —Nayeon seguía indagando sobre la vida de la pelinegra.
—Sí, debo pagar universidad, facturas y comida. —Comentó con un suspiro.
Había decidido abrirse un poquito más a Nayeon, después de todo ya llevaban varias semanas conociéndose a su ritmo, así que tocaba darle algo a la rubia.
—¿Me llevarás algún día a tu trabajo? —Preguntó esperanzada.
—No, hay mucho hombre feo que sólo te mirará feo. —Hizo una mueca de desagrado.
Nayeon sólo pudo reír y recargó su cabeza en el hombro de aquella. Ya lo había hecho varias veces y agradecía que Mina ya no temblara como la primera vez. Así que aprovechaba para acercarse más y de paso, olerla un poco.
Mina, por su parte, trataba de no estar nerviosa aunque a veces le era difícil pues Nayeon era muy..."cariñosa" y le gustaba mucho el contacto físico pero la veía controlarse mucho para no asustarla y estaba muy agradecida por eso.
Y una vez terminaban de pasar un rato juntas, volvían al salón para esperar la hora de salida. Sin embargo a Nayeon no le gustaba mucho pues tenía que despedirse de Mina.
—Nos vemos mañana, Minari. —Se acercó a abrazarla.
La pelinegra a penas y puso una de sus manos en la espalda de su compañera, aún se estaba acostumbrando a esos abrazos.
—Adiós, Nayeon.
Se despidieron y Mina vio a la rubia irse con sus amigas. Se quedó quieta un momento esperando a su mejor amiga.
—Ya te vi, pillina. Te andas abrazando a Nayeon. —Se burló Chaeyoung.
—A ella le gustan mucho los abrazos. —Se encogió de hombros pero recibió un golpe en su brazo que la hizo sobarse y mirar a su amiga—. ¿Y eso por qué?
—Porque ya parece ella tu mejor amiga y no yo. Se van solitas al techo a hacer quién sabe qué. —Insinuó con una sonrisa y Mina frunció sus cejas.
—No hacemos nada, sólo...hablamos.
—¿Ah sí? ¿Y de qué exactamente?
Mina no supo qué responder pues ella tampoco sabía de lo que hablaban, tan sólo lo hacían y ya está. Siempre había un tema de conversación y sin darse cuenta, pasaban casi treinta minutos hablando aunque también en silencio pero duraba segundos porque Nayeon de nuevo comenzaba a hablar. Sonrió recordando ello pero reaccionó al darse cuenta que estaba su amiga a lado, así que aclaró su garganta.
—Sólo hablamos. Mira, ahí viene Sana.
Chaeyoung sonrió amplio, por supuesto que se dio cuenta el cómo su amiga sonreía pero decidió no molestarla más.
—Nos vemos, te cuidas.
Mina se despidió de su amiga y de Sana.
Mientras tanto, Nayeon iba con su gran sonrisa, en los últimos días sonreía más y eso sus amigas lo notaban.
—Siempre que pasa tiempo con esa humana regresa muy feliz. —Momo se burló pero no le pareció gracioso a Jeongyeon.
—¿Qué tanto haces con ella, Nayeon? —Se podía notar la molestia en su voz.
—Nada, sólo hablamos y comemos juntas. Es una chica muy interesante. —No le prestó mucha atención pero la castaña no le quitó la mirada de encima.
—Me alegra que pases tiempo con humanos pero ten cuidado, Nay. —Esta vez el lado maternal de Jihyo salió.
—Tranquilas, sólo es una amiga.
Una amiga que ella y su loba, estaban interesadas en conocer más y más. Su sonrisa no se borró y tan sólo soltó un gran suspiro.
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Uy Jeongyeon es una res con flan KSJDKSJSSJ
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