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CAPÍTULO II: "PSICOSIS"

Toda la noche ha pasado lloviendo, me acerco a la ventana del cuarto de mis gemelas y miro sigilosamente para notar si se divisa alguna figura oscura que pase por el cuerpo de Julio Nájera, presumiendo que éste será el "Dark User" que estará cumpliendo con la misión encargada. No solo corro el riesgo de ser estafado, puesto que ya cancelé el valor total del encargo; sino que afronto el riesgo de que otro sujeto se acerque al bote de basura y todo este plan quede vuelto añicos. 


Hasta ahora no he visto a nadie acercarse al bote de basura el cual puedo atisbar difícilmente desde la habitación de mis hijitas. 


Cada cinco minutos subo al cuarto y observo por una rendija de la ventana, pero nada ni nadie ha pasa por el maldito cuerpo.


Se aproxima la media noche y un frío interno comienza a invadirme, estoy por pensar que estos "Dark Users" me han estafado y que estaría más que comprometido con la muerte de Julio


Aproximadamente son las 2:00 AM, acabo de escuchar un ruido; al parecer es un vehículo muy grande y asumo que es el "Dark User" encargado del traslado del cuerpo. Cuando subo a mirar desde el cuarto de las gemelas, veo que quien se aproxima es el vehículo recolector de basura. El terror nuevamente me invade. Seguramente mañana a primera hora legalizarán mi captura. Lo mejor es que me prepare y aproveche esta noche para dormir. Me tomaré unas pastas tranquilizantes que me permitan dormir con algo de calma. De seguro ésta será la última noche que duerma en mi cama.


No sé cómo ocurrió, ni en qué momento salí de la casa, pero estoy aquí en el bote de basura distrayendo a los recolectores, para que no abran el mismo y noten que hay un cuerpo en una gran bolsa negra; asumo que las pastillas me tienen algo drogado. Desde la distancia alguien me hace señas de que siga actuando y que los aleje lo más que pueda de allí. De repente simulo un paro cardíaco y todos corren a socorrerme, al mismo tiempo el extraño sujeto saca el cuerpo del bote de basura de forma cautelosa. 


Creo que ha funcionado porque los señores operarios me rodean en el piso y hasta me levantan.


Al ver que ya el extraño sujeto ha desaparecido con el cuerpo de Julio Nájera, una risa nerviosa invade mi ser, es algo que no puedo controlar, de inmediato los operarios de la empresa de recolección de basuras me dejan caer iracundos. Algunos me llaman "drogadicto", otros me dicen "maldito ebrio" y los últimos me tildan de "viejo loco", la única satisfacción mía es que el trabajo quedó listo.


Me despierto en el sofá de la sala algo perdido con lo que ocurrió en las últimas horas, hasta estoy pensando que todo fue una pesadilla. Pronto vuelvo a la realidad, y efectivamente recuerdo que me he convertido en el asesino (de un maleante, pero al fin y al cabo en un asesino). 


"El que mata a un asesino, sigue siendo un asesino, No hay perdón en ello".


Aún estoy algo confundido con lo que ocurrió anoche con las personas recolectoras de basura... ¿Acaso estos me dejaron dentro de la casa, tirado en el sofá?; o tal vez ¿por fuerza propia llegué al sillón y caí profundo?. Lo cierto es, que es algo incierto.


Lo único que sé es que necesito un café bien caliente y recuperarme de todo esto; si al final la policía viene por mí a legalizar mi captura por el homicidio de Nájera, por lo menos disfruté de una buena taza de café importado de Colombia, ese que tanto me encanta.


Se hacen las 9:00 AM y nada que llegan por mí. Ante tanto temor y preocupación me invade una pequeña sensación de tranquilidad. De repente suena mi móvil, es mi secretaria. Me llama con total preocupación puesto que yo soy muy puntual en el mismo, y a menos que me encuentre indispuesto no me acerco a mi sitio de trabajo y laboro desde casa. Le comento que me encuentro con malestar general y que lo más probable es que no pueda asistir al trabajo. No recordaba que tenía una entrevista con una importante fiscal del distrito y que la misma ya había sido aplazada hacía una semana atrás cuando tuve el inconveniente con mi esposa, día que se fue de la casa con mis dos pequeñas. 


Laura (mi actual asistente) insiste que por nada podemos perder esa cita con la Fiscal Borrero, ya que pueden designar a otro profesional con el caso que ella tiene y que a nivel nacional cobra mucha importancia. Pero realmente poco me importa asistir a la misma, tengo muchas cosas en que pensar y me encuentro paranoico con todo lo sucedido la noche anterior.


Dos horas más tarde suena mi teléfono, nuevamente era de la oficina, esta vez no me habla mi secretaria sino la fiscal y con tono de molestia y me pide el favor que le diga donde es mi casa. Que así toque platicar en mi residencia, ella vendrá; pero que no podemos postergar más la reunión. ¡Dios Mío!, la sala aún tiene rastros de sangre en el piso, No sé qué hacer. ¡Le digo que si! que se puede acercar a mi casa, pero inmediatamente me coloco en la tarea de ordenar la misma y desinfectarla, cuestión de que en la media hora que se tarde en llegar esté todo listo.


Uso el químico con el que se limpia la alberca del patio, ya que este es más efectivo que un desinfectante normal. Con el uso del mismo comienzo a sentir un mareo fuerte y muchas náuseas; de repente me desplomo en la sala. 


No sé cuánto tiempo tardé tirado en el piso, pero una vez timbran en la puerta principal me despierto con el malestar por la intoxicación.


"Debo actuar deprisa o me descubrirán imbécilmente".


Tomo una mopa de piso y limpio el mismo lo más rápido que puedo y arrojo una fragancia que elimina-olores, para dispersar la fuerte tufarada del químico; sin embargo, el olor solo se camufla y aún se siente en toda la sala. Salgo con prontitud a abrirle a la fiscal, pero sintiendo muchas náuseas, la fiscal nota mi incomodidad y palidez asumiendo que es por mi enfermedad; de una procede a llevarme al centro médico. Exagero la situación y hasta cierro los ojos, igual no es que me sienta del todo bien, pero debo hacerlo para evitar así que la misma entre a mi casa.


¡Creo que me he librado de ésta, por esta vez!.


Su chofer, el cual supe que se apellida Hernández porque su jefa lo pronunció más de dos veces mientras íbamos de camino al hospital; este manejaba como un demente y sentía muchas náuseas. Sensación que vivía camino al centro médico donde acordamos que me llevaría y después platicaríamos de los asuntos pendientes... en dicho camino pudimos hablar algunos temas, la fiscal me tomaba de su mano, era algo que se platicaba a viva voz en mi despacho, <<esta mujer era muy cariñosa, tanto que llegaba al punto de ser una "melosa">>. Mis manos estaban frías y mi cara muy pálida, ese lunático conductor no tenía misericordia ni con su jefa e invitado, nos hallábamos sentados en la parte trasera del vehículo y cada golpe intensificaba mi malestar. Asumo que ella vivía sus días tan ajetreados que ya poco temía un accidente de tránsito por tener en su nómina a un chofer que se creía piloto de la fórmula NASCAR. 


Con todo esto no tuve que extremar el malestar por la intoxicación, ya la forma brusca de conducir de su piloto empeoro mi malestar de intoxicación, a esto sumémosle la noche intensa que viví.


La fiscal me indica que dejemos para otro día la plática; o por lo menos hasta que me mejorara. Se disculpa por la insistencia, pero me dice que comprenda que era muy urgente que nos reuniéramos; creo que le tocará pedir al juez que postergue el juicio que estaba llevando en contra de uno de los narcotraficantes y asesinos más buscado del país, coincidencialmente persona que ya no existía en este mundo y que había caído en manos del más inexperto de los asesinos (yo). 


Actualmente estábamos en un Juicio contra varios personajes del clan Nájera, dentro de ellos estaba Julio. Como profesional estaba asesorando a la fiscalía para dar un perfil psicológico, mirando los rasgos de personalidad de Nájera a través de un asesor de mi despacho, ya que yo me declaré impedido ante tal caso, por mi cercanía con él unos años atrás, algo que contaré después; sin embargo, el juez determinó que mi participación no había ningún tipo de conflicto de interés, ya que no se comprobaba que tenía algo en contra de él o que podía incidir en mi dictamen profesional. Aun así, para evitar inconformidades y que la parte demandada pudiera objetar, delegaron a otro experto, pero esta persona pertenecía a mi despacho. Se supone que yo no debería influenciar en ello, pero seamos realistas todos mis trabajadores en gran parte me consultan sus opiniones y la debaten conmigo, en este caso el más experto en psicología forense era yo. 


Julio Nájera era una persona que en muchas ocasiones había burlado a la autoridad, de hecho, pruebas contundentes como la poligrafía parecían dar resultados inesperados, ya que era un experto mentiroso y la fiscalía quedaba sin argumentos de peso frente a la defensa de este bandido de baja calaña. 


Ahora las cosas no estaban mal, sino que peor. Yo había eliminado de la faz de la tierra a la persona que la fiscal Borrero quería meter en la cárcel y que por mucho tiempo estuvo luchando en contra de un corrupto y deficiente sistema judicial, los que siempre lo encontraban "inocente" ... por tal razón la fiscalía me consultaba directamente a mí, obviamente mi carta era mi mano derecha Rafael Alcívar, quién bajo instrucciones mías debía acudir ante el juez y aportar todos los resultados que se determinaran profesionalmente del perfil psicológico de Julio. Aun así, los resultados finales que mi delegado presentaría ante el juez apoyando a la fiscalía, la Fiscal Borrero siempre le gustaba conocerlos de parte mía, por esa razón la fiscal me buscó esta mañana. Prefería aplazar la audiencia de cargos contra Julio, porque confiaba mucho en mis opiniones, a pesar de que Rafael ya tenía instrucciones.


Ya Julio había estado en la cárcel, pero al no encontrar pruebas contundentes en contra suya y el clan Nájera; aparentemente eran una familia de empresarios "libres de toda culpa". La fiscal Borrero lo que estaba ahora era adelantando otras pruebas más contundentes y un análisis que dejara por lo menos a Julio en la cárcel de por vida. Una vez el cabecilla principal de este clan mafioso caía, caerían todos como fichas de ajedrez. 


Hasta ahora desconozco la obsesión de la fiscal con verlos presos, y porqué insistía en ello. Pero a toda costa debía ayudarla, yo sé quién era Julio y no merecía estar libre. Claro que ahora está muerto y todo cambia. Dañé todo el caso. No se y no recuerdo como fue todo. Solo sé que el bate estaba en mi mano, es de mi propiedad (ya que soy aficionado al softbol); además él estaba tirado en mi sala, lo que me hace igual de criminal que él.


...He estado en la clínica todo el día y hace poco recibí una llamada de mi futura ex mujer y mis dos pequeñitas, quienes manifestaron sus más nobles gestos de amor; deseándome pronta recuperación. Este día ha estado oscuro, el sol no ha salido, pero tampoco ha habido lluvias. Estando en reposo en la camilla del cuarto, comienzo a tener un sueño muy extraño, parecido a lo que me ocurrió la noche anterior o lo que creo recordar ocurrió; nuevamente veo la sombra del sujeto que me está apoyando en desaparecer el cuerpo del occiso. Solo que esta vez no me da risa nerviosa, sino que caigo en profundo llanto y los operarios me consuelan por un rato y me llevan hasta la puerta de mi casa y se aseguran de que entre. 


Ahora no sé si lo de anoche fue real, o solo fue un sueño y aún corra el riesgo de ser apresado por homicida. Despierto con ansiedad y desesperación y siento que las enfermeras están hablando de mí. Mencionan a la policía y entro en pánico. 


- ¡Rayos! esta vez sí voy a ir preso, hijas mías perdónenme. - pienso... 


No sé qué tan real sea todo esto, pero lo mejor es prepararme, tal vez solo este teniendo un cuadro de trastorno psicótico por todo lo antes vivido; quizás todo esto es una pesadilla y necesito despertar. 


Voy a dormir nuevamente, ya veré si esta maldita pesadilla que me atormenta finalizará una vez vuelva a despertar.

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