Esta es una situación de vida o muerte. No puedes quedarte en casa tranquila sabiendo que tus padres necesitan de tu ayuda. Buscas el dinero que han pedido y lo metes en un sobre que colocas en tu bolso. De tan preocupada que estás olvidas quitarte la llave de encima antes de salir.

Caminas en dirección a un local de Western Union que queda a pocas cuadras de tu casa. Miras hacia todas partes, temerosa de que te siga alguien que pueda robarte y, por sobre todo, porque sabes que salir de tu casa no es seguro; por algo M te lo advirtió.

Llegas al local y haces la transferencia sin ningún inconveniente. Sales satisfecha y caminas directo hasta tu casa, sin intenciones de tomar ningún desvío.

«Y a salvo estoy de nuevo», piensas mientras comienzas a subir los escalones que llevan a tu puerta. Pero nada más lejos de la realidad.

Antes de que llegues a abrirla, una bala que no sabes de donde provino atraviesa tu corazón. Caes de espaldas en la vereda. Mientras vives tus últimos segundos sientes como alguien que no logras ver te arrebata la llave. Mueres sin lograr tu propósito en esta vida.

Quizás en tu próxima encarnación vuelvas a tener una oportunidad como esta.

Vuelve a la parte 2 para reintentarlo.