Todo te indica que el chico con el que estás tratando es un vampiro. Al menos eso es lo que sospechas al ver su aspecto, y por el sitio en el que se encuentran. Además, apareció recién tras la puesta del sol. ¿Podría haber mayores casualidades?

Si estás en lo cierto, sabes que podría acabar con tu vida en un abrir y cerrar de ojos si llegaras a contrariarlo, y no quieres eso. Mejor es seguirlo. Además, tienes mucha curiosidad y te encantaría conocer el castillo y esa virreina que te ha mencionado.

El vampiro te lleva hasta el interior del imponente palacio. Es algo deslumbrante, de esas cosas que jamás hubieras imaginado ver en persona.

Llegas a un salón enorme. Se encuentran con una mujer sentada en un trono. A su alrededor hay varias personas reunidas.

«Debe ser la virreina», piensas. Es muy delgada pero de aspecto fuerte, su cabello es largo y de color borgoña, sus ojos son como los del chico que te sirve de escolta. Lleva un vestido negro de estilo gótico. Las demás personas en su corte usan un estilo de vestimenta muy similar, y sus aspectos también se asemejan. Son todos pálidos, delgados, y sus ojos son blanquecinos.

«Vampiros», piensas. «Deben ser todos vampiros».

—Somos vampiros, en efecto —dice la mujer que se encuentra sentada en el trono, al tiempo que se pone de pie y se acerca caminando hacia ti. Se detiene y te observa. Su mirada te resulta hipnótica.

—Señora. Él tiene la llave que le robaron a Meredinn —le dice el rubio que te llevó allí.

—Así es —dice la mujer mientras te observa con detenimiento, como si estuviera buscando algo dentro de tus ojos—. Pero no la robó. Es más, dudo que sea cierto que se la hayan robado. Meredinn misma se la ha enviado... Sí, está recibiendo mensajes firmados por M. Debe ser ella.

—¿Qué hacemos entonces con él? —pregunta el vampiro.

—No puedo decidirlo yo —dice la rubia y se da la vuelta para regresar al trono—. Es un hechicero cuyos poderes aún no han despertado. Podría convertirse en el brujo más poderoso del mundo si es quien yo creo. Pero no puedo opinar al respecto. Deberemos llevarlo con Nikolav para que él decida.

El rubio asiente.

—Sé gentil y llévalo a una habitación. Nikolav está ocupado hoy. Lo llevaremos con él mañana.

—¿Mañana? —dices—. No puedo quedarme tanto aquí... Mis padres se preocuparán.

—Tus padres no están, querido. Nadie notará tu ausencia por un día o dos —dice la mujer.

Sabes que no puedes contrariar a un grupo de vampiros —y mucho menos si su líder puede ver dentro de tu mente—, así que sigues al rubio hasta la habitación. Es mucho más lujo de lo que crees merecer en tu vida, pero ni el lujo desmesurado y las exquisiteces con las que te convidan alcanzan para hacerte sentir en casa y bienvenido. Parece que eres un hechicero, o al menos eso creen los vampiros... Y los vampiros no parecen ser muy fans de las brujas y hechiceros. ¿Qué convendrá hacer ahora?

Ve a la parte 106 para intentar escapar cuando salga el sol y los vampiros estén durmiendo.

Ve a la parte 107 para esperar tranquilo en tu lugar.