Lo que te ofrece la dragona es un trato muy seductor. Te quita toda posibilidad de equivocarte al abrir las puertas, de ir hacia una muerte segura. Sabes que debes aceptar.

—Muy bien —le dices—. Acepto. Dime qué puerta debo abrir y yo te permitiré salir cuando haya reclamado mis poderes.

—No te puedo decir qué puerta abrir —te dice—, pero sí puedo darte otra cosa, la cual también te ayudará a buscar la mejor forma de dejarme libre cuando todo haya acabado.

—¿Y eso qué sería?

—Una pócima de sabiduría. La puedo materializar aquí —te dice y sonríe. Sus ojos de reptil

vuelven a brillar

—Vale, vale —dices—. Acepto entonces.

La dragona pronuncia unas palabras en un lenguaje que no comprendes. Entiendes que debe ser para materializar lo que te ha prometido, y eso es lo que ocurre. A tus pies aparece un frasco transparente con un líquido de color celeste.

—Bebe —te dice una vez que esto ocurre. Te genera un poco de inseguridad.

Tu ángel se materializa a tu derecha y esto te sorprende ya que no esperabas verlo hasta haberlo llamado primero. Miras a tu ángel, preguntándole sin emitir palabra si está bien lo que vas a hacer. Este asiente, dándote seguridad de que nada malo te ocurrirá al beber la pócima.

La bebes. Primero no estás segura de que haya hecho efecto. Sientes una mayor agudeza mental, como si estuvieras más despierta y alerta, pero no sientes que nada extraño esté ocurriendo. Pero de repente sabes lo que debes hacer.

Caminas hacia las puertas y las miras con atención. La respuesta ahora aparece clara en tu mente: debes abrir la puerta de color violeta. No tienes ninguna duda de que es esta la indicada.

El violeta fue siempre tu color favorito, y fue un color que marcó uno de los momentos más importantes de tu vida, marcando una especie de rito de paso. Y será el color que marque otro rito de paso importante para ti, el más importante de todos.

En esto piensas mientras llevas tu llave a esa puerta. Tu ángel sonríe cuando te adentras en ella, sabe que no te has equivocado.

Te encuentras en un largo pasillo con paredes y piso de color violeta en distintas tonalidades. No encuentras nada en las paredes, sino hasta llegar al final del mismo. Allí hallas un cuadro en el que solo se ve un maniquí, el cual lleva un vestido color negro y violeta, y un hermoso collar con una piedra de ese color.

«Es el collar», decides, y te dispones a entrar a buscarlo.

Acercas la llave al cuadro pero este no funciona como el resto... No se abre, pero esto no te alarma. Enseguida sabes que lo que debes hacer es usar tu sangre para abrirlo. En otras circunstancias lo hubieras dudado, pero no ahora. Sabes que debes hacerlo, que esto no es nada y que te encontrarás con decisiones más difíciles una vez que tengas tus poderes. Sabes que saldrás al mundo y deberás mostrar tu superioridad ante las demás brujas, que deberás acabar con la corrupción y poner orden. Eso no será nada fácil. Ya no contarás con los efectos de esa poción cuando debas lidiar con esto.

Notas que el extremo de la llave es algo afilado, así que la usas para cortar tu mano. Con fuerza, ya que no es exactamente un cuchillo. Dejas que la llave se manche de sangre, y luego la acercas al cuadro, que esta vez sí reacciona y de inmediato te absorbe.

Te encuentras dentro de la habitación, y te dispones a reclamar lo que es tuyo.

«Pero lo voy a hacer con estilo», te dices y antes de tomar el collar te vistes con el vestido que se encuentra allí. Está hecho a tu talle. Incluso pareciera que te estaba esperando.

Luego sí, desprendes el collar. Observas el brillo que emana mientras lo traes hacia a ti y te lo cuelgas, sin saber cómo esta simple acción cambiará tu vida.

Sientes que tu cuerpo comienza a vibrar. Miras tu pecho, alrededor del collar, y lo vez todo lleno de luz. Luego todo tu cuerpo se llena de esta luminosidad. Sabes que es tu poder que ahora llega e invade tu cuerpo. Cierras los ojos mientras sientes que este toma su lugar, y los abres unos minutos después, sintiendo que ahora realmente estás completa, que esto es lo que siempre debiste ser, y que grandes cosas te esperan.

«Debo volver con Meredinn», te dices. «Y debo liberar a Ishka». Sientes el poder que llevas por tus venas, y sabes ahora que deberás poner tu poder a prueba para liberar a la dragona. No puedes sacarla así como así. Por suerte la sabiduría que ahora te inunda te indica cómo debes actuar y qué pasos debes de seguir. Lo único que necesitas ahora es determinar qué tan potente será la magia que uses, y qué tanto show vas a dar para estrenar tus poderes.

Ve a la parte 190 para salir de allí de forma sutil.

Ve a la parte 191 para dar un buen show.