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Parte 168

Has regresado a tu casa y sabes que bien podrías volver a tu vida normal. Sin embargo, eres consciente de que tu misión es importante y deseas cumplirla. Por eso haces caso a Meredinn y esperas instrucciones. Evitas salir de la casa e ignoras el cuadro que se encuentra en tu habitación. De a ratos temes que alguien pueda usarlo para ingresar, así como tú lo usaste para visitar la dimensión de los vampiros, pero no parece que eso sea posible. O al menos nadie lo intenta.

Es casi la medianoche del día siguiente cuando recibes un mensaje de texto de Meredinn.

Cruza de nuevo el portal a las 9:30 de la mañana. Esta noche tu ángel te visitará en sueños. Aprovecha a consultar tus dudas.

«Muy bien», piensas. «Al fin se dignará a hablarme». Te acuestas a dormir enseguida, y casi de inmediato te sumerges en el mundo de los sueños.

Pronto te encuentras caminando en medio de un prado. Bellas flores silvestres te rodean. Sientes que una mano se posa en tu espalda. Te das la vuelta y te encuentras cara a cara con él. Le sonríes feliz de verlo, aunque también tienes muchas ganas de golpearlo porque nunca salió de él establecer contacto contigo. ¿Por qué recién ahora?

—Hola —le dices—. Parece que al fin podremos hablar, ¿no?

—Hola, ahora sí —te dice—. Antes no podíamos.

—¿Por qué no? —preguntas

—Porque se me prohíbe entablar relación alguna con quienes protejo. Sin embargo, en sueños nadie puede vernos y podemos hablar con total libertad.

Se sientan en el suelo para seguir hablando. Te sientes tranquilo. Tienes toda la noche para hablar con tu ángel, siempre y cuando nada te saque del sueño antes.

—Tengo varias preguntas para hacerte —le dices.

—Está bien. Responderé las que pueda.

—¿Puedes decirme por qué no supe antes de mi linaje como hechicero? ¿Lo heredé por parte de padre o de madre? Quien quiera que haya sido, ¿lo supo?

—Era tu madre, y lo supo... Ella tuvo la posibilidad de reclamar esos poderes cuando tuvo tu edad, justo antes de cumplir los dieciocho años. Sin embargo, tuvo miedo y decidió no seguir adelante con su misión. Tú tienes a Meredinn para guiarte, pero tu madre no tuvo esa suerte. Era mucho más difícil para ella.

—¿Y por qué no me ha dicho nada? —quieres saber.

—Porque no lo recuerda. Perdió todos sus recuerdos al respecto al decidir llevar adelante una vida normal.

—¿Esto que voy a hacer es muy peligroso? ¿Puedes tú ayudarme en lo que vendrá?

—Solo puedo decirte que te cuides y sigas las instrucciones de Meredinn. No siempre podré ayudarte. Habrá una sola ocasión en la que pueda hacerlo, pero no puedo protegerte de todo peligro.

—¿Por qué no puedes? —preguntas.

—Porque no lo tengo permitido. Si lo hago perderé mis alas. Lo siento.

Tragas saliva. Claro que no quieres comprometer a tu ángel de esa forma y lo entiendes.

—¿Qué es lo que debo hacer para reclamar mis poderes? —preguntas.

—Entrarás al sitio donde se oculta el contenedor de esos poderes —te dice—. Deberás pasar una prueba para encontrarlo.

—Vale. Supongo que ya debo irme —dices. Comienzas a sentir que estás por despertar. No quieres marcharte, aún tienes muchas preguntas que quisieras hacerle.

—Así es, ya se nos acaba el tiempo. Pero puedes hacerme una última pregunta.

—¿Cómo te llamas?

—Akiriel —te responde, antes de desvancerse mientras despiertas. Es el sonido de tu despertador. La noche pasó mucho más rápido de lo que hubieras imaginado.

Desayunas y te preparas para lo que vendrá. Te pones ropa cómoda y te preparas para abrir otra vez el portal. Una vez que has cruzado, el portal se cierra y la llave vuelve a tus manos. Te la cuelgas del cuello y miras a tu alrededor esperando encontrar a Meredinn.

—Buen día —dice ella, apareciendo a tu lado, tan bella y deslumbrante como cuando la conociste en la corte del rey de los vampiros.

—Buen día —le respondes con un poco de nerviosismo. Sabes que estás en un sitio muy peligroso y temes que puedan atraparte nuevamente.

—Muy bien —te dice Meredinn—. La misión se ha vuelto a encaminar. Yo solo seré tu guía aquí. Hay algo que debes encontrar aquí, lo cual necesitas para desarrollar tu verdadero potencial. Yo no sé dónde está ni puedo saberlo. Sin embargo, ese objeto te pertenece y te llama. Deberás concentrarte para encontrarlo. Estando en este sitio será más fácil para ti canalizar ese sexto sentido.

—¿Debo encontrar el contenedor de mi poder? —preguntas, recordando las palabras de Akiriel.

—Así es —responde la rubia.

—¿Y qué es exactamente lo que debo encontrar? —preguntas.

—No se sabe a ciencia cierta. No sé si alguien tiene idea de qué es exactamente el contenedor del poder de Lilith, ni qué tan difícil pueda ser hallarlo. Como dije, deberás usar tu sexto sentido. Ese poder anhela ser usado y tú eres su dueño, por lo que te estará llamando. Deberás concentrarte para sentirlo.

—¿Cómo?

—Cierra los ojos. Olvídate de todo pensamiento y solo siente.

Eso haces. Cierras los ojos y te enfocas en lo que tu acompañante te ha dicho. Al principio crees que no funcionará porque no sientes nada diferente. Pero lo sigues intentando, y tras unos minutos empieza a dibujarse una imagen en tu mente. Se trata de un castillo de color azul. Nubes oscuras lo rodean, y no parece estar habitado, aunque sí se ve un dragón surcando el cielo.

Abres los ojos y le cuentas a Meredinn lo que ha visto.

—Oh, ya sé a qué te refieres —te dice—. Se trata de un cuadro contenedor de un micro mundo. No es una dimensión como esta, o la de los humanos, sino un mundo creado por alguien que fue quien lo pintó. En este caso, este cuadro fue creado por uno de mis antepasados. Es muy probable que haya sido hecho especialmente para ocultar el contenedor del poder de Lilith.

—Busquémoslo entonces —dices y te pones de pie.

—Hay un inconveniente —te dice—. Este cuadro está en el castillo. Deberemos ir allí. Pero tendremos que entrar de incógnito porque los guardias no deben vernos, o te apresarán de inmediato porque eso se les ha ordenado. Es necesario ir y volver antes de que oscurezca. Nos quedan cuatro horas para el anochecer. Entonces será más difícil lograr nuestro objetivo: los vampiros podrán olernos.

—Y vernos... —dices.

—No, vernos no. Tengo el don de la invisibilidad así que podremos entrar y pasar desapercibidos.

—Perfecto. Entonces no perdamos más el tiempo.

—Esa es la actitud —te dice y se ríe. Se pone de pie y lidera el camino hasta la salida del bosque. Una vez regresan al camino que lleva al castillo te toma de la mano. Sabes que es así como los vuelve invisibles a ambos. Sabes que no hay ninguna otra intención en este gesto.

Entran sin inconvenientes, pasando delante de los guardias, quienes no se percatan de que algo extraño está ocurriendo. Llegan pronto al pasillo largo cubierto de cuadro que ya has visitado, y es ahí donde Meredinn suelta tu mano.

—¿Ya no hay peligro de que nos vean? —le preguntas.

—Claro que lo hay —te dice—, pero es más difícil que vengan por aquí, que es un lugar del palacio bastante apartado. Y, además, necesitaré mis dos manos para que podamos abrir el portal.

—¿Cómo es eso? ¿No nos basta con usar la llave? —preguntas.

—No. Ese cuadro está sellado y se requiere la sangre de un miembro de mi familia para poder abrirlo, además de la llave. Es una medida de seguridad que se ha empleado en muchos casos.

—Oh... Entiendo —dices—. ¿Es por eso que las brujas necesitaban de tu ayuda?

—Exacto —te responde mientras comienza a examinar los cuadros—. Voy a buscar en esta pared, tú busca en la otra.

Tras buscar por unos minutos dan al fin con el cuadro que muestra la imagen que viste hace un rato. Es tal cual lo habías visualizado. Te sientes muy sorprendido.

—Nos quedan tres horas —le dices mientras ambos lo estudian—. ¿No será mejor llevar el cuadro a mi casa y entrar desde allí para evitar que nos descubran los vampiros?

—La idea no es mala —te dice Meredinn—, pero no podemos. Este cuadro está hechizado y no puede desprenderse de esa pared. Inténtalo...

Eso haces y compruebas que Meredinn tiene razón. No hay forma de despegarlo.

—¿Y eso por qué? —preguntas.

—Para que no lo pudieran robar y fuera más difícil recuperar lo que sea que oculte. Hay varios cuadros como ese, y se usan mucho para ocultar cosas importantes, o para servir de prisión... Son muy útiles, solo que ya no se pueden crear más de esta clase. Fue un poder muy especial que murió cuando este antepasado fue asesinado por vampiros en una guerra hace mucho tiempo.

—Oh... Qué pena —dices.

—Bueno, ¿entramos? —te dice Meredinn. La ves buscar una daga que oculta en una de sus botas. Con ella se produce un pequeño corte en la palma de su mano. Espera a que se acumule un poco de sangre y luego la vierte en la esquina inferior del cuadro. Es ahí que se materializa la abertura que usarás para abrir el portal.

Estás a punto de introducir la llave cuando Meredinn te detiene. Te percatas de que su herida ya ha comenzado a sanar.

—Espera. Debo decirte algo.

—¿Qué? —preguntas.

—No puedo acompañarte a partir de aquí. Solo quien va a reclamar el poder puede cruzar ese portal.

—Oh... —La noticia te cae como un balde de agua fría. Ese micro mundo puede ser peligroso, lo sabes bien. ¿Podrás defenderte allí sin Meredinn? No sabes cómo pelear contra un humano, mucho menos podrás defenderte si te ataca alguna criatura paranormal.

—Pero tu ángel sí podrá materializarse dentro del cuadro y podrá darte consejos sobre cómo actuar. Solo debes invocarlo llamándolo por su nombre. La única condición es que lo hagas cuando realmente sientas que necesitas su ayuda o la invocación no funcionará.

Eso te deja más tranquilo, aunque sabes que él no podrá protegerte demasiado; ya te lo ha dicho. Si intentan asesinarte por portar esa llave él no podrá hacer nada para prevenirlo.

—Espero poder lograrlo —dices. Te despides de Meredinn y abres el portal. Eres absorbido entonces por el cuadro y apareces en un camino que se abre en dos. Los dos senderos parecen llevar al castillo, solo que no sabes si da igual ir por cualquiera de los dos.

El sendero de la izquierda se ve libre de obstáculos, mientras que el de la derecha está lleno de hierbas y piedras, dando la impresión de no ser transitado nunca. El sentido común te dice que deberías tomar el que se ve más seguro.

¿Qué haces?

Ve a la parte 138 para tomar el camino de la izquierda.

Ve a la parte 139 para tomar el de la derecha.

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