El rojo es el color de la sangre... la cual es el alimento de los vampiros, quienes gobiernan la dimensión que por derecho de nacimiento pertenece a las brujas, raza a la cual tú también perteneces. Si reclamaras tu poder, ¿podrías también reclamar esa dimensión?

«La sangre debe ser la pista. Además, ser bruja es mi derecho de sangre», piensas mientras llevas tu llave a esa puerta. No estás del todo segura. ¿Y si estás equivocada?

—Tienes una sola posibilidad para invocarme por ayuda —te dice Akiriel antes de verte entrar. ¿Qué peligros podrías encontrarte allí? Incluso si esta es la puerta que debías tomar, sabes que es probable que debas pasar ciertas pruebas antes de llegar al contenedor de tu poder.

Te encuentras en una habitación sin puertas ni ventanas. No parece haber forma alguna de salir de allí. Tanto las paredes como el techo y las ventanas son rojas. El sitio está iluminado con unos candelabros que cuelgan del techo y llevan velas del mismo color. En el centro de la habitación se encuentran una mesa y una silla.

«Es lo único que veo aquí que podría darme pistas sobre cómo dar con el contenedor de mi poder, si es que está aquí», piensas.

Vas hacia allí y comienzas a revisar la mesa. Notas que cuenta con un cajón y lo abres. Dentro de él encuentras una nota escrita a mano que dice...

Ahora sí estás perdida.

Empiezas a hiperventilar. Le erraste. ¿Qué va a ocurrir ahora?

Notas un segundo más tarde que la habitación parece más pequeña. ¿Es esto producto de tu imaginación?

No, no lo es. Las puertas y paredes se están moviendo. Lo hacen de manera lenta, pero sabes que en pocos minutos terminarás aplastada si no piensas en una solución.

«Mi ángel», piensas. Él te ha dicho que puede ayudarte una sola vez. Este es el momento para llamarlo.

—¡Akiriel! ¡Akiriel yo te invoco! ¡Necesito tu ayuda! —gritas, y al instante tu ángel se encuentra a tu lado. Sacude la cabeza.

—Tienes suerte que se me ha permitido ayudarte una vez —te dice y te toma de la mano. En un abrir y cerrar de ojos vuelven a encontrarse delante de las puertas.

—Ahora no tienes otra opción más que escoger bien, porque ya no podré ayudarte —te dice—. Recuerda: no pienses con la mente, sigue tu intuición.

Ve a la parte 170 para arriesgarte a abrir la puerta negra.

Ve a la parte 171 para arriesgarte a abrir la puerta violeta.

Ve a la parte 173 para arriesgarte a abrir la puerta amarilla.

Ve a la parte 174 para arriesgarte a abrir la puerta verde.

¿Estás participando del concurso por una llave mística?

La fecha de participación se ampliará hasta una semana después de la finalización de la historia.