Parte 146
No vas a quedarte de brazos cruzados viendo cómo todos hablan de ti y deciden tu futuro. No, tienes el deber y el derecho de defenderte.
Juntas coraje, das un paso al frente y miras al rey de los vampiros. Parece razonable, sabes que te escuchará.
—Perdone, rey Nikolav. Quisiera pedirle la posibilidad de expresar algunas palabras.
Los vampiros a tu alrededor te miran con desconfianza. Nikolav, sin embargo, no te mira de la misma forma. Se lo ve lo suficientemente comprensivo como para darte una posibilidad. Y eso hace.
—Esta bien. Te doy dos minutos para hablar —te dice. Tomas aire y comienzas a hacerlo. Te sientes como si estuvieras rindiendo una exposición oral. Sabes que este es el examen más importante que rendirás en tu vida, y que de esto depende que sigas o no con vida.
—Están hablando de mí como si fuera una gran amenaza. Y la verdad, yo solo soy una chica común y corriente que, hasta hoy, se ha considerado una humana más. Nunca pasó nada interesante en mi vida hasta ahora. No me interesa ser una bruja poderosa, yo no pedí esto. Entré a esta dimensión solo para satisfacer mi curiosidad, sin saber qué era lo que me encontraría aquí. Quisiera poder regresar a casa. Si me lo permiten, no volveré ni reclamaré los poderes que al parecer me pertenecen. Yo solo quiero volver a mis padres... Nada más me interesa. —Sueltas una lágrima cuando dices esto. Y lo que dices es cierto. Temes jamás volver a ver a tu familia. ¿Qué pensarán si mueres en esta dimensión desconocida y jamás aparece tu cuerpo siquiera?
—Te entiendo —dice Nikolav—, creo que dices la verdad y ya he tomado una decisión.
Los demás vampiros lo observan de manera expectante.
—Vas a regresar a tu dimensión. Yo mismo te acompañaré a tu casa y me encargaré de que te olvides de todo lo acontecido para que puedas llevar una vida normal. Me darás esa llave, la cual regresaré al reino de las hadas en pocas horas. Nos encargaremos de poner vigilancia fuera de tu hogar para que no seas contactada por las brujas hasta pasado el margen de tiempo que tienes para reclamar tu poder.
Asientes. Estás conforme con todo eso. Sabes que te quedarás con la intriga, que no sabrás jamás qué hubiera ocurrido si reclamabas tu herencia como descendiente hechicera de Lilith... Pero no vas a recordarlo, así que no te importa.
Nikolav cumple con su palabra y te escorta hasta el sitio por donde viniste, donde en un árbol se encuentra una abertura esperando ser abierta. Te mira fijo a los ojos una vez que el portal espera ser atravesado.
—Entrarás a tu cuarto y el portal se cerrará. Te acostarás a dormir y, cuando despiertes, no recordarás nada de esto. Cualquier idea vaga que te quede de haber estado aquí será, para ti, solo parte de un sueño. Vivirás de manera normal y no prestarás atención a ningún elemento paranormal que pueda aparecer a tu alrededor.
Asientes y cruzas el portal. La influencia de Nikolav hace que, en efecto, al otro día te parezca que tuviste un sueño extraño, y que vuelvas a tu vida como si nada hubiera ocurrido. Pronto tus padres regresan, y todo vuelve a la normalidad.
Jamás sabrás qué hubiera ocurrido si seguías tu destino. Y si te da curiosidad saberlo, vuelve a empezar en la parte 2.
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