«No me voy a arriesgar a tropezarme con esas hierbas horribles», piensas mientras tomas el camino que se ve más seguro. No parece ser demasiado largo así que asumes que no demorarás en llegar al castillo.

Sin embargo, caminas y caminas por el sendero libre de obstáculos por unos cuantos minutos y no pareces haber avanzado nada. Esto comienza a preocuparte en sobremanera. Pasa una hora y pareces seguir en el mismo sitio.

Cuando estás por darte la vuelta para intentarlo por el otro camino, si es que aún estás a tiempo para regresar, oyes un aleteo en el cielo. Alzas la mirada para ver de qué se trata, y ves al dragón que habías notado en el cuadro antes de entrar en él. Solo que no se te había ocurrido preocuparte por ello... Hasta ahora.

Es un dragón de color amarillo casi dorado. Inmenso. Viene hacia ti. No tienes dónde ocultarte. Te levanta con sus garras y vuelve a alzar el vuelo, llevándote con él. Te sientes aterrado, no sabes qué hacer.

«¿Me irá a comer?», te preguntas. No conoces nada sobre dragones, ni mucho menos cuáles pueden ser sus planes para contigo.

¿Qué haces?

Ve a la parte 152 para invocar a tu ángel ahora.

Ve a la parte 153 para esperar a ver si realmente estás en peligro antes de hacer nada.