
Parte 110
—Necesito saber más cosas primero —le dices a la bella muchacha que te acompaña—. ¿Puedo hacerte unas preguntas?
—Claro —responde Meredinn—. Pero primero salgamos de este camino. No queremos que nos vean los guardias diurnos del castillo. No aún. Vayamos a un lugar más apartado.
Asientes y la sigues. Se meten entre los árboles. Allí hay un bosque y temes que lleguen a perderse si se adentran demasiado.
—Tranquila —te dice como si te hubiera leído la mente y supiera qué te está preocupando—. Conozco este bosque como la palma de mi mano. No vamos a perdernos.
—¿Este es tu hogar? —le preguntas—. ¿Vives en ese castillo?
—No, no —te responde y ríe mientras toma asiento en un tronco y te invita a hacer lo mismo.
—¿Entonces? — Tomas asiento a su lado y examinas tu alrededor. Este parece otro bosque más, nada demasiado extraño, pero sí notas en él cierto aura oscura que no has percibido en ningún otro bosque que hayas visitado.
—Esta es la dimensión que gobiernan los vampiros, aunque originalmente perteneció a las brujas. Yo soy la princesa heredera al trono de las hadas, por lo cual mi hogar está en otro reino y hay que atravesar un portal para llegar a él. Si bien creerías que las hadas y los vampiros son enemigos natos, resulta que mi madre y el rey de los vampiros están casados así que hay un tratado de paz. Uno que esperamos que dure mucho tiempo.
—¿Por qué nos escondemos si tú eres bienvenida? —le preguntas.
—Porque tú no lo eres. Eres una bruja...
No llega a terminar su oración porque empiezas a reírte a carcajadas.
—¡¿Una bruja?!
—Vale, no te rías. Es cierto. La cuestión es que no tienes poderes pero eso no te hace menos bruja. Tu madre también lo es, solo que ya no está a tiempo para activar los suyos y ahora eres tú la indicada para hacerlo; la heredera.
—¿La heredera a qué?
—A la magia de Lilith. Lilith fue la bruja más poderosa de todas las que ha habido, tanto que descubrió cómo lograr la inmortalidad verdadera. Y así fue como nacieron los vampiros. El concejo de brujas decidió entonces castigarla quitándole sus poderes de hechicera, atenuando así también los poderes de los vampiros que convirtiera. Y al quitarle los poderes de bruja a ella y a su descendencia vampírica también le quitaron los poderes a su hija Miricella, quien no había sido convertida en vampira y estaba esquivando todos los intentos de su madre. Miricella huyó al plano de los humanos y se estableció allí. Tiempo después se supo que había un contenedor para todo ese poder y que la última descendiente de Lilith podría reclamarlo. Había una serie de pasos a seguir, la bruja debería descubrir y entrar a esta dimensión por su cuenta, y seres de otras razas debían intervenir en el proceso.
—¿Es por eso que me estuviste guiando y me diste esa llave?
Meredinn asiente.
—Sí, esa llave pertenece a mi familia y deberás devolvérmela. No te dije toda la verdad en un principio porque necesitaba que pasaras varias pruebas. Podías resultar muerta y así también moriría todo el linaje de brujas descendientes de Lilith, pero era un riesgo que se debía correr.
—¿Y en qué te beneficia esto a ti? —le preguntas.
—A mí no demasiado —te dice—, pero prometí ayudar a una amiga bruja; está preocupada por la corrupción que existe entre las brujas. Están en el poder algunas que no dejan de causar más que problemas entre los humanos para incrementar su poder, generando guerras y otras catástrofes a propósito. Solo alguien con el poder de Lilith podría ponerles freno.
—¿Y qué pasa si no quiero tanto poder? —preguntas. Meredinn se encoje de hombros.
—No pasa nada. Te acompaño a tu mundo y volverás a vivir tu vida como si nada hubiera pasado. Eso sí, perderás todo recuerdo de lo acontecido desde que esa llave entró en tu poder, y cuando tengas un hijo o hija esta oportunidad se le presentará antes de cumplir los dieciocho años. Eso sí, debes decidirte ahora...
Lo piensas. Sabes que ser poseedora de semejante poder acarrea consigo una responsabilidad enorme. Eres muy joven y temes cagarla. ¿Qué harás?
Ve a la parte 122 para enfrentar el desafío y reclamar tu poder.
Ve a la parte 123 para regresar a casa.
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