
Parte 105
Estás en territorio desconocido y es mejor no contrariar a los vampiros. Podrías intentar huir mientras ellos duermen, pero nada garantiza que no estén tomando otras medidas de seguridad para evitar tu huida. Si no te han matado aún es probable que logres salir ilesa. Es una esperanza que todavía mantienes.
Te quedas pensando en lo que los vampiros dijeron de ti.
«¿Una bruja? ¿Cómo es eso posible?».
Piensas que debe ser un malentendido. Si fueras bruja ya lo hubieras descubierto. ¿No deberías tener algún poder especial? Como mínimo deberías ser capaz de mover objetos con tu mente, de volverte invisible, o algo por el estilo.
Te quedas dormida pensando en esto.
Al otro día despiertas y te espera el desayuno en tu cuarto. Y un día aburrido ya que debes esperar al anochecer para que los vampiros te lleven con el tal Nikolav.
«Debe ser el rey», supones. No puede haber otra persona superior a una virreina.
Cuando cae la noche, el vampiro rubio que te escortó antes viene a buscarte.
—¿Estás lista? Nikolav te espera.
—¿Tendremos que viajar lejos para verlo? —preguntas.
—No. De hecho, él está aquí —te dice—. Ha decidido lidiar con este asunto aquí y no en medio de las hadas.
—¿Hadas?
—Es una larga historia y no necesitas tener conocimientos de nuestra política —te dice, algo contrariado. Le molesta bastante que no sepas nada de todas las cuestiones a las cuales hace referencia.
—Vale, si no quieres contarme no me cuentes —le dices mientras lo sigues. No te pondrás a rogarle nada. Te preguntas qué es lo que lo vuelve tan malhumorado. Al menos no te mató cuando llegaste a esta dimensión, y por eso le estás agradecida.
Cuando llegas a la sala del trono notas que esta vez hay un hombre sentado en él. Se trata de un vampiro con el cabello oscuro largo hasta los hombros, que comparte las mismas características físicas que los demás pero que denota mayor poder y superioridad.
A su lado se encuentra la virreina, la cual se dirige de inmediato a él.
—Nikolav, esta es la muchacha que encontramos ayer merodeando cerca del castillo. Tiene una llave que le ha llegado a su casa. Estimamos que se la ha enviado Meredinn, aunque no sabemos por qué razón ella haría esto.
Nikolav te observa por unos segundos sin decir palabra. Te sientes un poco incómoda, sabes que allí se está decidiendo tu futuro.
—Confío en que Meredinn sabe tomar decisiones apropiadas —dice—. Actualmente no se encuentra en el Palacio de jade sino que se ha ido a pasar una temporada infiltrada entre humanos. Tiene que volver en unos dos días si mal no recuerdo. Cuando lo haga podré pedirle explicaciones. De mientras, tendrá que seguir como nuestra invitada.
«Una invitada que no puede irse cuando lo desee», piensas.
—Está bien, Nikolav —le dice la virreina—. La mantendremos aquí hasta que Meredinn pueda explicarnos qué ha estado haciendo. Sin embargo, pensamos que es la última bruja heredera del linaje de Lilith. Si es así, está aquí para reclamar su poder; por más que parece no saber nada al respecto. No entiendo por qué Meredinn estaría favoreciendo esto.
—Esperaremos a que nos explique —dice Nikolav—, y luego decidiremos si permitir que siga adelante con sus planes o exigirle que desista. De momento les prohíbo tocarle un pelo a esta chica. Manténgala a salvo hasta que Meredinn regrese.
No hablan mucho más. Eres regresada a tu habitación y se te sirve la cena. Tienes muchas preguntas que te gustaría hacer pero no sabes quién podría responderlas. Decides salir a recorrer el castillo aprovechando que ahora eres inmune gracias a Nikolav y que nadie puede hacerte daño.
Ve a la parte 118 para intentar seducir al vampiro rubio para que te dé respuestas.
Ve a la parte 119 para explorar la biblioteca.
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