Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Helena dormía plácidamente como solía hacerlo. De repente, la alarma de su celular la despertó de golpe.

Eran las 7:30 de la mañana, una hora en la que la mayoría de las personas despiertan para iniciar su jornada. Rápidamente, Helena apagó la alarma y se dirigió al baño.

«Tengo que apurarme» pensaba ella con pesadez mientras tomaba su cepillo de dientes. Ese día en concreto un notario iría a la casa del señor y la señora Carter para leer el testamento y la última voluntad de Emily.

* * *

Teodora Carter miraba por la ventana hacía ninguna parte en realidad, simplemente se dedicaba a pensar las posibles razones por las que Emily se suicidó, pues, desde que se enteró no lo pudo creer.

Aún esa llamada de teléfono con Lucas retumbaba en su mente, era tan vivido ese recuerdo que casi lo escuchaba.

—¿Hola? —comenzó Teodora gentilmente—, ¿quién habla?

—¡Mamá!

—¡Lucas! —exclamó Teodora—, ¿qué sucede? te oyes preocupado.

—¡Deben venir rápido a la casa de Emily!

—¿Qué sucede con ella?

—No lo sé con certeza aún, pero, creo que murió.

—¡Vamos enseguida!

No pasó ni un segundo y la señora Carter ya había colgado y había llamado a todo pulmón el nombre de su esposo.

Tal vez Teodora sea una mujer de edad avanzada y puede que olvide ciertas cosas, pero esa llamada jamás la podría olvidar aunque quisiera.

Aún mirando hacia a la nada, Teodora sintió una lágrima rodar por su mejilla, rápidamente se la quitó con un pañuelo blanco que sacó de uno de los bolsillos de su vestido negro.

Cuando intentó poner el pañuelo de nuevo en el bolsillo donde lo sacó, por un descuido terminó cayendo sobre el suelo.

Teodora se agachó despacio para recoger el pañuelo y mientras su cuerpo se doblaba, una ráfaga de viento muy fuerte se coló por la ventana. Entonces el sonido de un cristal rompiéndose y el impacto de algo duro contra el suelo alarmaron a la dama.

Cuando recuperó su pañuelo y lo devolvió a su respectivo bolsillo, la señora Carter comenzó a inspeccionar la habitación para ver qué se había caído, siendo este el marco que almacenaba un proyecto de arte que hizo Emily en algún punto de su niñez.

Se trataba de una hoja blanca que tenía pegado pedazos de limpiapipas que formaban una figura de un insecto, específicamente una mariposa azul.

La dama Carter trató de recogerlo pero tuvo la mala suerte de que se cortara el pulgar de la mano derecha con un pedazo de cristal roto del marco.

Teodora corrió al baño de su habitación y se lavó la herida con agua del grifo. Se miro en el espejo por un instante para luego abrir el compartimiento que el espejo tenía por detrás.

Detrás del espejo había pastillas, colonias, cremas, una navaja, vendas, banditas y muchas más cosas. Teodroa tomó las banditas y se colocó una sobre el dedo afectado.

Teodora las banditas en su lugar y cerró el compartimiento volviendo a ser un espejo el cual reflejaba a alguien en el dormitorio, justo detrás de la señora Carter. Ella gritó pues no esperaba ver a su marido detrás de ella.

—Oh, James —dijo Teodora dándose media vuelta—, me diste un buen susto.

—Perdona, querida. Escuché que se cayó algo y vine a ver si estabas bien.

—Fue un pequeño corte nada más.

Teodora salió del baño y abrazó a James por unos cuantos segundos.

—¿Recuerdas cuándo hizo eso? —preguntó James señalando al marco aún roto sobre la enorme cama. —. Creo que ella estaba en tercer o segundo grado.

—Sí, lo recuerdo —sonrió Teodora—, regresó con él después de la escuela y lo presumió ante todos.

El señor Carter soltó una pequeña risa mientras veía con alegría esa mariposa de limpiapipas.

—La extraño —soltó él—. Espero que descanse en paz.

—Yo también, querido —replicó Toodora apoyando su cabeza en el hombro de su esposo—, yo también.

* * *

La hora había llegado, el notario estaba frente a la familia Carter listo para leer el testamento.

El notario era un hombre mayor de tez ligeramente morena, ojos marrones y de melena negra con unos cuantos cabellos plateados. El notario que era tan alto como James, vestía con traje azul con delgadas rayas verticales blancas y una corbata roja, sus zapatos negros bien lustrados daban la sensación de que estaban recién comprados. Además cargaba su maletines de cuero igualmente negro.

—Primero que nada, lamento mucho su pérdida, Emily era, sin duda, una mujer maravillosa.

—Gracias —agradecieron los cuatro Carter presentes.

—Bien —prosiguió el notario sacando de su maletín unos cuantos papeles—. A continuación daré lectura al testamento y última voluntad de Emily Carter.

El notario tomó aire y prosiguió con la lectura.

—“Para comenzar, me gustaría que mi familia, escuchara lo que tengo que decir en una carta que les escribí.

El notario hizo una breve pausa para sacar la carta de su maletín. Para abrirla, requirió el uso de su navaja suiza de bolsillo. Una vez abierta, el notario prosiguió.

—“Para mi familia. Si llegan a escuchar esto, significa que he fallecido; aunque no lo crean estoy bien, tal vez físicamente esté en algún ataúd bajo tierra pero eso no significa que ya no esté presente, pues mi alma está en el corazón de todos ustedes, en el corazón de mis padres, de Lucas, de Cinthya, de Tom , de Helena y de todos mis seres amados.

Sé que para nosotros, los humanos, le tememos a lo desconocido y a lo que no entendemos, algo como la muerte. La muerte es inesperada y actúa sin considerar el sexo, la raza, la edad, el momento y el lugar, pero yo, Emily Carter, les digo que la muerte es parte de la vida.

Es algo inevitable que a todo ser vivo le pasa, es algo natural, es tan natural como nacer. Si estuviera en el lugar de ustedes, estaría llorando por un ser querido así como ustedes supongo que han hecho por mi partida.

Pero no vean la muerte como el final definitivo o al menos yo no lo veo así; yo veo a la muerte como el final de una vida para dar comienzo a otra.

Comprendo que esta carta puede llegar a ser inútil para calmar su duelo y no los culpo, pero recuerden que un pedazo de mí se queda con ustedes.

Les deseo la mayor felicidad.

Los amo.”

Con el final de esa emotiva carta todos se miraron, Teodora y Helena dejaron escapar algunas lágrimas mientras que James y Lucas estaban sensibles. Inclusive al notario se le formó un nudo en la garganta.

De repente el sonido del timbre de la casa fue tocado.

—Debe ser Bruno —dijo Teodora—. Berta, ¿podrías atender la puerta?

—Sí, madame.

Y en efecto era Bruno Lambert que venía con un montón de cajas consigo.

—Buenos días, familia Carter —saludó cortésmente Bruno—. Lamento la tardanza, pero había mucho por empacar.

—¿Empacar? —inquirió James—, ¿vas a algún lado?

—Se refiere a las pertenencias de Emily que ella dejó en la herencia, señor Carter —intervinó el notario—. Me temo que son demasiadas.

Bruno se sentó a lado de Lucas y el notario volvió al testamento.

“Una vez que la carta hacía mi familia haya sido expuesta, comenzaré a indicar el destino de mis pertenencias.

Para James y Teodora Carter, mis padres, quienes me dieron la vida, me cuidaron y me educaron les dejo, cincuenta mil dólares, una pequeña remuneración de lo que ustedes gastaron en mí.”

El notario sacó del maletín un sobre amarillo y se lo entregó a James.

—“A mi hermano, Lucas Carter, le heredo mi propiedad en Las Bahamas y cincuenta mil dólares, esperando que puedas usar mi herencia para formar hermosos recuerdos con tu familia.”

Vaya —tragó saliva Lucas—. ¿Tengo que firmar algo?

—Sí, pero eso lo veremos más tarde —contestó el notario—. “También quisiera darle a mi cuñada, Cinthya Carter-Lopez, la mitad de mi guardaropa y la mitad de las joyas que he conseguido a lo largo de mi vida.”

—Disculpe, señor Jefferson —interrumpió Lambert al notario—, pero me temo que las joyas han desaparecido, la policía puede confirmarlo.

—Es una pena —lamentó el notario Jefferson—. Y supongo que la señorita Cinthya no se encuentra presente ahora.

—Así es, Cinthya es mi esposa y se quedó en casa a cuidar a nuestro hijo.

—¿Tom? —preguntó Jefferson—, ¿Tom Carter-Lopez es su hijo?

—Sí, ¿cómo lo supo?

—Emily le dejó algo también a Tom Carter-Lopez —respondió el notario— “A mi sobrino Tom Carter-Lopez le dejo una carta que espero que lea.”

El señor Jefferson sacó de su maletín tres cartas más y una de ellas se le entregó a Lucas. Posteriormente sacó otro sobre amarillo.

—“A Helena Carter, mi querida hermana le doy una carta y cincuenta mil dólares.”

El notario Jefferson le entregó a Helena su sobre y su carta.

—“A mi marido, Bruno Lambert, le dejó el resto de mis propiedades, el resto de mi fortuna y una carta.
Por último dejaré el resto de mi guardaropa a la caridad y como última voluntad quiero que mis joyas sean subastadas para que las ganancias sean enviadas a asociaciones caritativas para niños de escasos recursos junto con un millón de dolares más a cada asociación.”

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro