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45° Cumpleaños: Activar una alarma de incendios.

Chaeyoung

Sentí un leve peso en mis caderas.

Luego una lengua deslizandose por mi mandibula.

Mi pene estaba profundamente enterrado en una calida humedad. ¿Estaba soñando nuevamente con Mina?

Un suave gemido resono por mi habitación y unas pequeñas manos se apoyaron en mis hombros.

Abrí los ojos y me encontre con la imagen más hermosa, aún estaba de noche y la luz de la luna brillaba sobre el cuerpo desnudo de Mina. Su boca entreabierta y sus ojos cerrados mientras sus caderas subian y bajaban sobre mi polla montandome.

Hemos estado haciendo el amor desde que llegamos y por lo que veía aun era de noche.

— Que manera tan bella de despertar —. Me levante agarrando sus caderas. Sus labios se encontraron con los míos al instante mientras sus manos se sujetaron alrededor de mi cuello.

— ¡Ohh! Me voy a venir tan duro, cariño — hablo entre jadeos mi bella princesa.

Mis labios se encontraron con su cuello, dios cuanto amaba su perfume ahora con olor a sexo. Deje un duro beso allí marcandola como mía. Gemí al sentir que Mina lamía y mordía mi barbilla sin dejar de saltar cada vez más fuerte sobre mi polla.

— Me tienes tan jodidamente atrapada. Nunca tengo suficiente de tí. Quiero hacerte el amor todo el tiempo —. Me quería comer a esta mujer de pies a cabeza. Moví mis caderas agarrando firmemente su gran culo mientras comenzaba a besar ruidosamente todo a mi paso, cuello, claviculas, hombros, no podía tener suficiente de su piel cremosa.

Mina gemía tirando su cabeza hacía atrás dejandome besar cada centimetro de su piel, sus pechos saltando al ritmo que me montaba. Me lleve uno a la boca lamiendo, chupando y mordiendolo suavemente, luego hice lo mismo con el otro, dejandolos mojados y sensibles. Aún no era suficiente. Sujete sus caderas para que dejara de moverse y comencé a embestirla fuerte y rapido, sus nalgas golpeando contra mis bolas. Mi polla se hundía en este angulo en lo más profundo de su centro.

— ¡Ahh Sí!, hazme el amor duró, cariño. Quiero sentirte todo el día —. Nuestros labios se encontraron descuidadamente, mi polla entrando y saliendo en su vagina que cada vez se apretaba más a mi alrededor.

La levanté y la recoste sin despegar nuestros labios y nuestros sexos unidos. Gritó envolviendo sus piernas alrededor de mi cintura cuando comencé a clavarla duro contra la cama.

La vision de su cabello castaño desordenado y mojado pegado a sus pechos y el resto en mi almohada era la puta gloría. Sus gemidos eran tan fuertes. —¿Duele?

Mina abrío los ojos mirandome fijamente — ¡No pares! Dame más. Estoy a nada — Su voz jadeante.

Mis labios buscaron sus pechos y mis caderas se movían sin perder ritmo. Haciendo eco el sonido de nuestras pieles golpeando. Mina grito y su vagina se apreto en mi polla haciendo las embestidas más lentas.

Su orgasmo llego fuerte y explosivo. Haciendo su pequeño cuerpo temblar en mis manos mientras sus gemidos llenaban la habitación.

Alcancé a dar dos embestidas más y me vine duro dentró de ella. Levantandome levemente vi como la mitad de mi polla estaba dentró de ella derramando las últimas gotas de semen su vagina estaba rosa casi roja y sus labios totalmente abiertos con mi polla enterrada y rodeada de un liquido blanco.

Mierda.

Como amaba esto.

— Me siento tan llena de tí y aún siento que no es suficiente —. Habló Mina tirando de mí haciendome caer directamente en sus labios.

Nuestros labios se movían a un ritmo perfecto. Metí mi lengua en su boca besandola con todo lo que tenía.

—Me pasa igual. Quiero estar todo el tiempo besando tu piel, tus labios. Quiero sentir tus delicadas manos sobre mí todo el tiempo. Quiero tus abrazos. Quiero todo. Aún siento que es un sueño y que en cualquier momento me voy a despertar.

Sus manos acariciaban mis cabellos mojados suavemente haciendome sentir soñolienta. Su sonrisa era tan hermosa y brillante. Y sus ojos brillaban como nunca. Ese brillo que pensé jamas vería de nuevo estaba justo allí y era para mí.

—Estoy aquí. En tus brazos y no iré a ningún lado. — Tiro de mi cabeza en su pecho sin dejar de acariciarme y dejo pequeños besitos en mi frente —Voy a cuidar de tí todos los días.

Sonreí feliz. Estaba completa ahora.

...

—Gracias por venir. —Papá apoyó los antebrazos sobre su escritorio—. Estoy listo cuando tú lo estés.

Jackson, en la silla a mi lado, empezó a poner al día a papá sobre el caso de asesinato en la tienda de licores.

—Hemos revisado la grabación de video y reducido nuestra búsqueda a seis vehículos en el complejo comercial en el momento del asesinato. Todos fueron conducidos fuera del complejo por mujeres que encajaban con nuestra descripción aproximada. No pudimos obtener todas las placas del metraje de la cámara de seguridad, así que verificamos los números de placas faltantes con cámaras de los semáforos. Antes de venir aquí, envié una solicitud al DMVpara obtener registros. Afortunadamente para el lunes tendremos nombres y comenzaré a traer gente para interrogarla.

Papá asintió.

—Bien. Espero que ustedes dos tengan algo.

—Yo también —dijimos Jackson y yo al unísono.

Tomó casi dos meses, dos largos meses, investigar a fondo en las grabaciones de la cámara para llegar hasta aquí. Desde la noche en el garaje cuando le había mostrado mi arma a Mina, Jackson y yo habíamos mirado el caso desde un nuevo ángulo. Esta vez, habíamos buscado a una mujer en las grabaciones.

No había sido fácil. Entre equilibrar mi trabajo en el comando antidroga, mi carga de trabajo normal y todo lo demás que estaba sucediendo en mi vida personal, lo último que quería hacer la mayoría de las mañanas era encerrarme en la sala de conferencias y mirar grabaciones durante un par de horas antes de un día completo de trabajo.

Pero si esto daba resultado, si realmente encontrábamos al asesino de Johnny Suh, todo valdría la pena.

Valdría la pena cada minuto si pudiéramos darle algo de paz a Mina.

Había pasado un mes desde que nos habíamos emparejado oficialmente en el parque de los glaciares. Un mes y no habíamos pasado una noche separadas.

Se levantaba temprano e iba al restaurante. Me levantaba temprano y venía a la estación. Nos enviábamos mensajes de texto durante todo el día, y si tenía tiempo libre, pasaba por el almuerzo. Y en las noches, pasaba un par de horas trabajando en esa vieja camioneta mientras esperaba que ella terminara en el restaurante.

Básicamente, las dos trabajábamos duro hasta que podíamos terminar el día y reunirnos en mi casa. Luego pasábamos el resto de la noche relajándonos en mi cama.

Nuestra cama.

Una cosa que había aprendido el mes pasado era que Mina pertenecía a mi casa. Con ella allí, se sentía como un hogar.

—¿Dónde está Nazboo? —preguntó papá.

—La dejé con mamá después del almuerzo.

Papá sonrió.

—Ella ama a ese cachorro.

—Sí. —Le devolví la sonrisa. Nazboo era un tesoro, aunque tuviera un nombre tonto.

Un perro como ella debería tener un nombre como Sadie o Bailey. En cambio, se le puso el nombre por un extraño dragón mascota de una de las caricaturas de Jennie. Pero parecía ser el único que pensaba que Nazboo era un nombre jodidamente ridículo. A todos los demás les encantaba, especialmente a Mina. Así que no había peleado mucho y empecé a llamarla Naz, que era más fácil de tolerar.

—Creo que podría ser el mejor cachorro que he visto —dijo Jackson—. Le dije a mi esposa que consideraría comprar uno también si podía garantizar que actuara como Naz.

—Tuvimos suerte, eso es seguro. —Naz rara vez tenía un accidente, no mordía dedos, y solo había masticado uno de los zapatos de Mina. Después de eso, nos habíamos asegurado de siempre tener un trozo de cuero cerca, y de ahí en adelante, Naz nunca había mordido nada más. Pero era su personalidad lo que más amábamos. Era delicada, para un cachorro, y tan dulce como la caña de azúcar.

Naz se había convertido en mi compañera durante el día, pasando el rato conmigo en la estación o montada en mi camioneta si estábamos haciendo trabajo de campo. Bozeman era una ciudad amigable para los perros, y hace un par de años, la estación había comenzado a permitir que los oficiales de alto rango llevaran a sus perros al trabajo. Naz era ahora una de los tres perros en la comisaría de forma regular, y las veces que no podía llevarla conmigo, se quedaba con mamá.

—Muy bien. —Papá revisó su reloj—. Tengo otra reunión en cinco minutos. Manténganme informado sobre cómo van sus interrogatorios.

Jackson asintió.

—Lo haremos.

Todos nos pusimos de pie y papá estrechó la mano de Jackson.

—Buen trabajo, Jackson.

—Gracias, pero no puedo llevarme todo el crédito. —Me dio una palmada en el hombro—. Esta mujer ha estado haciendo la mayor parte del trabajo.

Me reí.

—No sé de eso.

Había sido la única que vio la mayoría de las grabaciones de las cámaras, pero Jackson no había estado sin hacer nada. Tomó su papel como líder con seriedad y había hecho mucho trabajo de campo mientras yo estaba sentada tras bastidores. Había interrogado nuevamente a todos los testigos originales.

Pasó horas en el complejo comercial, aprendiendo todas las entradas y salidas del área para que pudiéramos centrarnos en posibles puntos ciegos en los que la sospechosa podría haberse escondido. Jackson incluso había pasado horas revisando el caso con Simmons.
Sorprendentemente, Simmons había memorizado mucho del caso. Podría
haber delegado las cosas demasiado abajo en la cadena y sus habilidades de documentación eran una mierda, pero lo que no había escrito, lo había guardado en la cabeza. Todavía estaba enojada con Simmons por ser perezoso estos últimos años, pero no era el único culpable por permitir que el asesino de Johnny Suh saliera libre. Solo miró la investigación como el resto de nosotros.

Buscando a un hombre.

Las asesinas femeninas eran raras, y aunque nos habían entrenado para mantener nuestros ojos abiertos a cualquier posibilidad, no podía culpar a Simmons por pasar su tiempo concentrándose en un sospechoso masculino. Las grabaciones de la cámara de la tienda de licores eran engañosas. El asesino parecía un hombre. Pero tal vez finalmente estábamos llegando a algún lado.

—Ha sido un esfuerzo de equipo —dijo Jackson—. Será mejor que vuelva a eso. Adiós, jefe.

—Adiós, papá. —Me giré para seguir a Jackson por la puerta, pero papá me detuvo.

—Chaeyoung, quédate un segundo.

Suspiré, celosa porque Jackson hubiera escapado. Bastardo con suerte.

—¿Qué pasa?

Papá señaló la silla, así que volví a mi asiento.

—He decidido algo y quería decirte antes que el anuncio se haga la próxima semana.

Los músculos de mis hombros se tensaron ante su tono.

—Está bien.

—Establecí mi fecha de jubilación. Dos años más, y he terminado.

—Vaya. —Había esperado que papá trabajara por lo menos otros cinco años. Quizás diez. Amaba su trabajo—. Eso es... pronto.

—Lo es, pero tu madre y yo hemos estado hablando mucho acerca de cómo queremos pasar el resto de nuestros años. Ambos tenemos buena salud. Hemos sido cuidadosos con nuestro dinero. Así que, en lugar de perder estos próximos diez años en la oficina, queremos pasar algo de tiempo juntos. Tal vez viajar. Y queremos estar cerca de nuestros nietos.

Nietos. Esa era la razón detrás de la repentina fecha. Mi hermana pasó a
saludar por la estación hace dos semanas y me dijo que estaba embarazada.

Estaba jodidamente contenta por Dahyun y su esposo, Eunwoo. Habían estado
tratando de quedar embarazados durante años hasta que finalmente recurrieron a la fertilización in vitro. Ahora mi hermana estaba tan feliz como nunca la había visto y los primeros ultrasonidos mostraban que esperaban trillizos. Tenía sentido que mamá y papá quisieran estar cerca para ayudar con tres nietos en el camino.

—Felicidades.

—Gracias. —Asintió—. Pero eso significa que tenemos que tomarnos en serio lo de realizar los planes de transición. Dos años pasarán rápido y debemos comenzar a prepararte para asumir el mando. Deberíamos involucrarte en más comités. Me gustaría que participaras más en la política y...

—Espera. —Levanté las manos—. Papá, hablamos sobre esto. No quiero ser la próximo jefa de policía.

—Cierto. Sé que todavía estás considerando las cosas. —Asintió, pero no me estaba escuchando—. Tenemos tiempo, pero ¿qué tiene de malo aprender más sobre lo que hago? Por si acaso.

Por si acaso.

Tres palabras que estaba realmente cansada de escuchar.

—Mira, papá... —El teléfono sonó en mi bolsillo antes que pudiera darle mi opinión—. Lo siento —murmuré, sacándolo.

—Ve. Tengo que ir a otra reunión.

—Está bien. ¿Hablaremos más tarde?

—Bien.

Me despedí mientras presionaba el teléfono contra mi oreja, caminando por el pasillo hacia la escalera.

—Hola.

—Hola, Chaeyoung, soy Jaehyun.

—Hola. ¿Cómo estás? ¿Te tomas una cerveza esta noche?

Me había encontrado con el hermano de Mina para tomar cervezas dos veces desde la feria. Era un tipo gracioso y era divertido pasar el rato con él, pero lo que más me gustaba de Jaehyun era cómo adoraba a su hermana pequeña.

La primera vez que nos conocimos, me había dicho directamente que, si alguna vez la lastimaba, con gusto pasaría su vida en la cárcel por mi asesinato.

—Esa no es exactamente la razón de mi llamada.

Mis pies se congelaron cuando mi ritmo cardíaco se disparó.

—¿Es Mina?

—Sí. Está bien, pero está metida en problemas.

—¿Qué tipo de problemas? —¿Qué diablos estaba pasando para que no pudiera llamarme ella misma?

—Me acaba de llamar para que la saque a ella y a Jimmy de la cárcel.

—Hijo de puta. —Las palabras salieron masculladas—. Fue esa maldita alarma de incendios, ¿cierto?

—Síp —dijo la p justo como lo hacía Mina—. Supongo que decidió no escucharnos sobre eso.

—Maldita sea. —Bajé trotando las escaleras—. Me encargaré de ello.

Jaehyun se rio entre dientes.

—Asumí que lo harías. Va a estar enojada conmigo cuando se entere que te llamé en secreto en lugar de ir a rescatarla.

Resoplé.

—Tiene problemas más grandes de los que preocuparse en este momento.

—Buena suerte.

—Gracias por llamar. —Metí el teléfono en mi bolsillo otra vez y corrí escaleras abajo hacia las oficinas—. Tengo que irme —le dije a Jackson. Estaba de pie junto a su escritorio, hablando con un par de otros chicos—. Surgió algo personal.

—¿Personal, como tu novia y un anciano siendo arrestados por activar una alarma de incendio en un viejo almacén?

—Mierda. —Tomé las llaves de mi escritorio—. ¿Todos lo saben?

El grupo inmediatamente comenzó a reírse.

—Tomaré eso como un sí. —Malditos chismes. Este lugar era peor que un vestuario de la escuela secundaria.

Ignoré a mis compañeros de trabajo y me giré para irme, pero uno de los muchachos me detuvo.

—Oye, Chaeyoung.

—¿Sí? —Miré por encima del hombro justo a tiempo para atrapar las esposas que me lanzó.

—Puede que necesites estas. —Se rio junto con los otros idiotas burlándose de mí.

Lo fulminé con la mirada, a punto de lanzárselas, pero me contuve. Tal vez una vez desnuda, con las esposas le enseñaría a Mina a escuchar. Así que, sin decir una palabra, las metí en mi bolsillo trasero y salí hecha una furia de la estación.

Las celdas de detención estaban al otro lado del complejo policial, así que cuando atravesé la puerta, di vuelta en la dirección opuesta al estacionamiento. La corta caminata por la larga acera no hizo nada para calmar mi mal genio, y cuando llegué, estaba muy enojada.

¿Cómo pudo hacer eso? ¿No sabía que esto era un crimen serio? Al menos era un delito menor, pero si hubiera causado algún daño a la propiedad o una lesión, podría estar enfrentando un delito grave. Algo que le había dicho más de una vez.

Por primera vez, quise prenderle fuego a esa maldita lista de cumpleaños.

—Hola, detective Son. —El oficial sentado detrás de la ventana de plexiglass sonrió, pero dejó de hacerlo cuando vio mi rostro enojado.

—Estoy aquí para pagar la fianza de Mina Suh y Jimmy Suh.

Sus ojos se agrandaron.

—Oh, mmm... está bien. —Rebuscó algunos papeles sobre su escritorio—. Está establecida en quinientos para cada uno.

Mis fosas nasales se dilataron. Mil dólares. Tomé la billetera de mi bolsillo trasero y saqué una tarjeta de crédito.

—Hay una tarifa adicional por la tarje...

Levanté una mano para callarlo.

—Lo sé. Simplemente cárgalo todo allí.

—Sí, señora.

Señalé hacia la puerta en la esquina.

—¿Puedo seguir?

—Solo tendrá que firmar algunos documentos antes que puedan ser
liberados.

No me jodas.

Se encogió bajo mi mirada asesina y alcanzó el timbre para dejarme pasar
al bloque de celdas.

La primera celda que pasé estaba ocupada por un borracho que se había vomitado encima y en el piso. La siguiente tenía un tipo cubierto de tatuajes, la mayoría de los cuales eran símbolos de pandillas.

No quería a Mina en este lugar.

No pertenecía a este infierno. Y no estaría aquí si simplemente hubiera escuchado.

Mis manos estaban en puños mientras caminaba por el pasillo hacia su celda, donde estaba hablando con Jimmy.

—No me gusta esta idea.

—Qué mal —siseó—. Aceptaré la culpa. Como le dije al policía, tú simplemente estabas tratando de detenerme.

—Pero...

—Sin peros. Así será. Déjame hacer esto.

Me aclaré la garganta cuando llegué a los barrotes.

Los ojos grandes de Mina estaban esperando. Los de Jimmy fueron al piso. Me acerqué a la puerta, colocando las manos en mis caderas, y los fulminé con la mirada sentados en el catre de metal.

—¿Qué tal si ambos dejan de hablar donde cualquiera puede escuchar su conversación?

—Eso es lo que intenté decirle. —Jimmy se levantó del catre—. Pero está un poco nerviosa.

—¡Nerviosa! —Mina se levantó—. Estamos en la cárcel, Jimmy. —Sus ojos se acercaron a mí—. Amor, puedo explicarte.

—Ahora no. —Miré por el pasillo para ver al policía de la recepción bajando con un puñado de llaves—. Ambos permanezcan callados hasta que salgamos de aquí. Luego tendrás la oportunidad de explicarte.

Mina y Jimmy se mantuvieron callados mientras el oficial y yo los escoltábamos fuera del bloque de celdas. No dijeron ni una palabra mientras firmaba sus documentos para la fianza y el recibo de la tarjeta de crédito. Y asintieron en silencio cuando el oficial les dijo que tenían que comparecer en la audiencia de acusación formal o yo perdería el dinero de la fianza y tendrían órdenes emitidas para su arresto.

—¿Dónde está tu auto? —le pregunté a Mina cuando salimos.

—En el almacén.

—Vamos.

Marché por el complejo con Jimmy y Mina siguiéndome como niños después de ser regañados por una madre enojada.

Fuimos directamente a mi camioneta y entramos, con Jimmy en el asiento del copiloto y Mina en la parte trasera. Cuando las puertas se cerraron, tomé una respiración profunda, tratando de calmarme. Pero ni siquiera el fuerte agarre que tenía sobre el volante alivió la ira que fluía por mis venas, y la presión que había mantenido sobre mi temperamento se hizo pedazos.

—¿En qué diablos estabas pensando? —grité, girándome hacia Mina en la parte trasera—. ¿Marcar una maldita casilla realmente vale la pena tanto como para ganar un registro criminal? Dios Santo, Mina. Hemos hablado de esto. Podrías ser acusada de un delito grave. ¡Un delito! Eso se queda contigo para siempre.

—Lo sé. —A medida que la silueta de Mina se doblaba, mi enojo se desvaneció. — No me hables así, mi amor. Por favor.

—Esto es mi culpa. —Jimmy acudió a su rescate—. Pero tenemos un plan.

—¿Un plan?

¿Jimmy realmente pensaba que podía vencer al sistema? Si teníamos suerte, estos dos solo terminarán con un delito menor.

—Me haré responsable por todo esto —
declaró Jimmy.

—¡Jimmy, no! —protestó Mina—. Yo activé la alarma. Es mi responsabilidad No permitiré que...

Levanté un dedo, silenciando su diatriba, y mantuve mis ojos en Jimmy.

—Continua.

—Yo activé la alarma. Mina y yo estábamos en el almacén. Fuimos a tomar un café al lugar de al lado, tengo el recibo para probarlo, y luego le dije que quería revisar el almacén. Quería ver cómo había cambiado a lo largo de los años, ya que sabía quién era el propietario. Nos logramos meter y activé la alarma. Por accidente.

—Por accidente —dije sin humor—. ¿Ese es tu plan?

Asintió.

—Sí. Tropecé, agarré la pared y tiré de la alarma.

Suspiré y miré de nuevo a Mina. Me mataba ver sus hermosos ojos castaños llenos de preocupación.

—¿Qué tal la verdad esta vez?

Ella asintió.

—Jimmy descubrió que el sistema de rociadores había sido desactivado en el almacén porque se están preparando para una renovación. Fuimos a tomar un café, esa parte es cierta, y luego cruzamos la calle hasta el almacén. Nos colamos y yo activé la alarma.

—Todos los rociadores estaban apagados, pero las alarmas seguían activas. —Jimmy sacudió la cabeza—. Mala labor de inteligencia de mi parte.

Inteligencia. Jimmy estaba actuando como si esto fuera alguna maldita operación encubierta y él fuera un espía secreto, no algo que podría arruinar la reputación de mi novia como una ciudadana de bien.

Mina tocó mi brazo.

—Pensamos que hacerlo de esta manera no sería gran cosa. Que podría activar una alarma inútil y terminar el ítem de la lista sin cometer un crimen en realidad. Ninguno de nosotros tenía idea que la alarma todavía estaba activa. Lo juro, todo esto fue un error inocente. Ni siquiera corrimos después que se disparó la alarma. Solo esperamos hasta que el departamento de bomberos llegó para poder decirles que habíamos activado la alarma. Llamaron a la policía y... ya sabes el resto. Pero, amor. No fue intencional. Fue un accidente.

—Está bien. —Cerré los ojos y tomé aliento, luego giré la llave de la camioneta y nos saqué del estacionamiento. Tomé el camino hacia The Rainbow para pensar en cómo íbamos a lidiar con esto antes de la lectura de cargos la próxima semana.

Estacionado frente a la casa de retiro, miré a Jimmy y Mina, diciéndoles con mi ceño fruncido que yo estaba cargo.

—Esto es lo que vamos a hacer. Primero, le vas a decir al juez la verdad. Toda. Comenzando con la lista y por qué activaste la alarma en primer lugar. Luego vas a prometer que nunca más vas a quebrantar la ley de nuevo y espero que el juez sea un poco sentimental y te dé una multa en vez de un tiempo en la cárcel. —Mis ojos se volvieron hacia Jimmy—. Pero nos quedaremos con la verdad aquí. No una historia loca.

Jimmy me sorprendió cuando no discutió. Asintió y se estiró para palmear la rodilla de Mina.

—Lo siento. Te veré pronto.

Cuando desapareció en el interior, Mina trepó por la consola y ocupó su lugar en el asiento del pasajero.

—Lo siento, Mi amor. Sé que estás enojada. Sé que me dijiste que no lo hiciera, pero honestamente pensamos que simplemente estaríamos presionando un interruptor que ya no funcionaba.

Tomo mi mano.

—No me di cuenta que presionar una alarma desactivada era una opción. Pensé que querías que fuera real. Si solo me hubieras preguntado, podría haber hablado con el departamento de bomberos y haber conseguido una lista completa de edificios donde las alarmas no funcionaban. No me gusta que hagas cosas sin consultarme. Estoy aquí para apoyarte.

Bajó la cabeza.

—Yo solo... has estado haciendo mucho por mí. No puedo seguir pidiéndote estas cosas.

¿Eh?

—¿De qué estás hablando? ¿Y a qué viene esto?

Se encogió de hombros.

—Has estado muy ocupada últimamente y es mi culpa. No puedo seguir dándote cosas por hacer. Con la camioneta, la excursión y ahora tienes a Nazboo todo el tiempo. No quiero que estés resentida conmigo cuando terminemos con todo esto. Preferiría tenerte más a ti que a tu ayuda con esta lista. Me importas mucho mucho más tú, Amor.

—Mina, mírame. —Cuando lo hizo, solté su mano pasar mi pulgar por su mejilla—. Tienes ambos. A mí y mi ayuda. Quiero arreglar esa camioneta. Quiero estar con Nazboo. Quiero hacer cualquier cosa que tú necesites que haga. ¿Está bien?

—No quiero que la lista se interponga entre nosotras y no quiero que sientas eso. ¿Sabes que eres lo más importante para mí, verdad? —susurró.

Dios, amo a esta mujer. Amo su corazón Su dedicación para ver a través de las cosas. Amaba que estuviera intentando ponerme de primeras. Y a pesar que le salió el tiro por la culata, me encantó que hubiera hecho esto hoy porque estaba tratando de aligerar mi carga. Esas tres pequeñas palabras casi se escaparon de mi boca, pero las tragué de vuelta. Tal vez reuniría el coraje para decirlas cuando se terminará la lista, cuando todo esto hubiera quedado atrás. Todavía no estaba lista para ellas. Y necesitaba saber que cuando dijera te amo, lo escucharía de vuelta. Hoy no era ese día. Necesitábamos más tiempo.

—Me encanta que seas dedicada a la lista y estoy tan orgullosa que hicieras eso por Johnny. Pero esta lista nunca se interpondrá entre nosotras.

Se relajó, inclinándose aún más en mi mano. Había necesitado escuchar esas palabras tanto como yo había necesitado decirlas.

La lista de Johnny no se iba a interponer entre nosotras. Solo tenía que asegurarme que su recuerdo, y mis propias inseguridades, tampoco lo hicieran.

—Vamos a casa. Mi amor. Quiero estár contigo. — susurro acariciando mi mejilla haciendo que la mirara —No me gusta esto. Me duele el corazón verte enojada conmigo, hare lo que sea para que me perdones.

— Está bien. Bella, vamos a casa. Me voy a tomar el resto del día, necesito una ducha.

Mina asintío tomando mi mano.

...

H

abía terminado de ducharme, estaba frente al espejo secando mi cabello. Me estaba empezando a doler la cabeza y la garganta, quizás había agarrado un resfriado. Hice una mueca poniendome una bata blanca. Me gustaría dormir un poco pero tenía que ir a buscar a nuestra perra a casa de mi madre. Honestamente podía ir más tarde a buscarla, aún era temprano pero no me gustaba que estuviera mucho tiempo lejos.

Abriendo la puerta salí para ponerme algo de ropa. Pero me congele al ver a Mina frente a la ventana, con su cabello perfectamente ondulado y un maquillaje suave, sus labios rojos y oh dios mio. Llevaba nada más que una bata transparente.

Cuando me vio aparecer sonrío brillantemente caminando hacía mí a pasos lentos. Oh dios.

Esas piernas deliciosas.

Ese culo grande totalmente expuesto.

Su pequeña cintura y su ombligo que amaba besar.

Sus tetas que amaba chupar y morder suplicando que hiciera eso exactamente.

Cuando estaba a solo unos pasos de mí, dejo caer su bata. Mi polla se puso dura al instante.

Llego a mí lentamente sacando tambien mi bata y dejandola caer al piso. Sus labios besaron mi hombro expuesto.

— Creo que merezco un castigo, detective — Agarro mis manos y las guío sobre su culo desnudo, luego sus manos fueron a mis hombros y se acerco a mi oído —Quiero que me folle duro con esa gran polla. Oh detective. Quiero que me haga gritar su nombre una y otra vez, es usted tan sexy. Me pone tan caliente cada vez que la veo.

Lamió mi oreja. Oh dios, que jodida estaba.

Aprete su culo y busque sus labios desesperada. Me comí su boca una y otra vez, mi lengua estaba perdida en su boca sucia. Lami y chupe sus suaves labios por largo tiempo. Últimamente Mina me demostro ser demasiado apasionada, pero hoy me mato con ese lenguaje sucio.

—Preciosa y toda mía — Susurro sobre mis labios. Comenzó a dejar besos besos por todo mi cuello y claviculas. —Disfruto mirarte, y he pensado todo el día en hacer esto. — Su delicada mano agarro mi polla mientras bajaba sus besos hasta mi estomago. Me tense al sentir su mano subir y bajar en mi polla y su lengua chupando mis abdominales.

— Amor, ¡Oh! — Cerre los ojos y mi mano aterrizo en su cabello castaño. Mina estaba masturbando mi polla mientras chupaba y lamía la punta.

Mi cuerpo literalmente estaba temblando. Mina comenzó chupar más de la mitad, moviendo su lengua en los puntos exactos, luego su lengua se movio de lado a lado en mi glandes.

Mierda.

Abrí los ojos y casí me derrumbe en el suelo al ver su dulce boca llena de mi polla mientras me miraba con esos hermosos ojos fijamente. Comenzó a chupar de arriba hacia abajo metiendose en la boca lo que más podía de mi polla. Su mano no dejo de moverse en la otra mitad que no cabía en su boca.

Gemí fuerte al sentir su lengua moverse de lado a lado antes de meterselo nuevamente en la boca. Mierda su boca era experta en esto. Sentí sus dientes apretando levemente. Luego su boca succiono sin descanso.

— ¡Bella me voy a venir! —. Intente salirme de su boca. Pero Mina tenía planes diferente.

Soltó mi miembro con un 'pop' y sus ojos oscuros por la lujuria me miraron fijamente — Vente en mi boca, ahora quiero que folles mi boca hasta que te vengas.

— Joder, Joder — Su boca volvio a mi polla chupando más agresivamente.

Comencé a mover mis caderas embistiendo su dulce boca. Estaba haciendo todo mi esfuerzo por aguantar un poco más. Mina gimio y envio vibraciones alrededor de mi polla.

Mis embestidas eran rapidas y llegué jodidamente lejos en su garganta podía sentirlo. Grite al sentir el primer chorro de semen salir. Mina comenzó a masturbarme mientras su boca tomaba mi orgasmo chupando el glande.

— ¡Oh mierda! —. Su boca siguio tomando hasta la última gota de mi semen. Sus ojos nunca se apartaron de mí. Termino dejando un beso en mi glande y luego subio buscando mis labios. Sus manos tomando mi cabello en puños, mientras nuestras lenguas se encontraban una y otra vez.

Esa fue la mejor mamada de mi vida.

Agarre su culo y la levante. Sus piernas de inmediato se envolvieron en mi cintura. Su boca no se despegaba de la mía dandome besos cargados de amor y pasión, amaba sentir su boca moverse sobre la mía. Amaba sus labios, era dueña de la boca más hermosa del mundo. Y yo era una jodida suertuda de tener a esta hermosa mujer justo en mis brazos desnuda besandome como si fuera la última vez.

Nuestros labios se despegaron ruidosamente totalmente hinchados. —Mi preciosa, me vas a matar con tanta belleza — Susurré sobre sus hinchados labios que no dejaban de besarme cortamente.

—Ahora me voy a comer tu dulce vagina y voy a morder y darle nalgadas a este gran culo.

Mina se alejo mirandome de manera hambrienta — Puedes hacer lo quieras conmigo. Soy tuya, mi amor.

Oh mi dulce princesa, claro que haría y haría mucho.

...

Me desperte al sentir una lengua aspera lamer mi mejilla. Una risita resono en la habitación. — ¿Nazboo? — Sonreí agarrandola en mis brazos — Hola, bebé. Mamá ya desperto — Le susurre apenas abriendo los ojos. Su colita de movía alegremente.

Mire a mi lado y casí me desmaye al ver a mi bella novia recostada apoyada en un brazo con un vestido blanco de verano mostrando sus atributos muy bien, sus muslos totalmente expuestos. Llevaba puesta la cadena que le había regalado hace una semana. Su maquillaje suave, con unos labios rosas brillante perfectos para besar toda la noche.

Deje de lado a nuestra perra quien rapidamente se recostó en los pies de la cama, Mina le había puesto un lindo abrigo rosa.

— Toma esto, amor — Mina me pasó un vaso con dos pastillas.

Las tomé aún sin habla, acarició mi mejilla, mientras comenzaba a beber el agua — Fui por Nazboo a casa de mis suegros. Tu madre se preocupo cuando le dije que habías agarrado un resfriado. Pero le dije que estabas en las mejores manos. ¿Te sientes mejor? — Me sonrió dulcemente.

Me pase la mano por los ojos, definitivamente me sentía mucho mejor. — Gracias, amor. Y si, ya me siento mucho mejor, te ves preciosa y hueles maravilloso.

Mina sonrió agarrando el vaso ahora vació dejandolo en la mesa de noche. Se volvió a mí acercandosé para besar mis labios. — Me dices eso cada ves que me miras — Dijo timidamente acariciando mi cabeza.

—Es cierto, es que tengo a la novia más sexy del mundo, soy la envidía de todos los hombres. Por eso siempre recibo miradas poco amigables en tu restaurante —. Acaricíe su cintura, bajando mi mano hasta llegar a su cremoso muslo.

—¿Sí?, nunca me he dado cuenta. Porque mis ojos siempre están atentos a cierta detective que me tiene cada vez más enamorada — Mi corazón latió fuerte ante sus palabras. Se estaba enamorando de mí.

—Que suerte tengo dios mio—. Dije acercandome a su boquita robandole besos. Acaricie su culo que estaba totalmente expuesto. Mina llevaba una tanga diminuta. — ¿Cuantó dormí?

Sus labios dejaron dulces besos en mi mejilla mientras sus manos no dejaban de acariciar mi cabeza — Dos horas, son las nueve ahora mismo, creo que te agoté porque caíste dormida al momento en que terminamos de hacer el amor.

Me reí.

— Me voy a levantar entonces —. Mina puso sus manos sobre mis hombros impidiendolo.

— Voy a traerte la cena acá, no te vas a levantar. Quiero que descanses — Beso mis labios cortamente — Hice tu comida favorita, ahora mismo voy a buscarla.

La abracé poniendo su sexy cuerpo sobre el mío — ¿Te das cuenta de la suerte que tengo? Eres tan dulce, mi bella.

Sonrió besandome lentamente.

—Me encanta cuidar de mi mujer.

Era imposible no enamorarse de esta mujer. Era como siempre pensé que sería de novia, jodidamente dulce.

Y era mía. Toda mía.

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