Capítulo 3
Amber
Sonrío con satisfacción mientras observo a los invitados disfrutando de mi fiesta. La música llena el aire, mezclándose con risas y conversaciones animadas.
La atmósfera está llena de energía positiva, y el orgullo de haber organizado un evento tan exitoso crece tendro de mi. Era sólo una formalidad en el mundo del que venía, para ellos era todo un suceso.
Los invitados bailan al ritmo de la música, algunos se ríen mientras se mueven por la pista de baile, otros charlando animadamente en pequeños grupos dispersos por la habitación.
Mientras camino entre los invitados, recibo cumplidos y felicitaciones por la fiesta.
- ¡Esta fiesta está siendo increíble!
-¡Te ves absolutamente deslumbrante!
-¡Es la mejor noche que he tenido en mucho tiempo!
-Gracias por invitarme, Amber. Realmente lo estoy pasando genial.
No los conocía de más de un día y ya me amaban, eran mucho más facil que los del instituto del que venía.
Llego incluso a familiarzarme con la gente, les hablo animadamente y ellos se presentan y nos reimos juntos. Hasta que con el rabillo del ojo observo como un chico rubio de sonrisa arrogante se acerca hacia mi, haciendose hueco entre la gente.
Lleva una camiseta de un grupo de rock y piercing en la nariz. No mi estilo. Le dí un 55/100.
Cuando llega delante mía levanta una copa de champán en mi dirección, con un destello travieso en sus ojos.
- Hola - le digo - Soy Amber.
-Amber, ¿puedo decirte que esta fiesta es absolutamente fabulosa? ¡Lo estás haciendo increíblemente bien, por ser nueva!-, exclama, su voz ligeramente por encima del murmullo de la música y las conversaciones.
Odiaba el tono que había utilizado lleno de menosprecio, indicando que al ser nueva aquí igualaba a ser novata.
Sonrío, incluso si me requiere más esfuerzo del de constumbre.
- ¡Gracias! Me alegra que estés disfrutando de la fiesta. ¿Cómo estás pasando la noche?
La música del DJ sonaba tan fuerte que apenas podíamos escucharnos hablar.
Él se encoge de hombros con una expresión juguetona.
- Oh, tú sabes, divirtiéndome lo mejor que puedo. Pero debo admitir que ahora que estoy aquí, la noche se ha vuelto mucho más interesante- , responde con una pizca de coquetería.
Si no hubiera utilizado todo el amor propio y voludad del mundo, lo hubiera abofeteado ahí mismo delante de todos. Forzo una sonrisa
- Bueno, me alegro de que hayas decidido unirte a la diversión. ¿Te gustaría algo de beber?
El chico rubio inclina la cabeza ligeramente, su sonrisa ampliándose.
-¡Por supuesto! Pero solo si te unes a mí en esta copa.
Odiaba esa forma que ese chico tenía de creer que todas las chicas estaban a sus pies. Sus antiguos lios tuvieron que haberle subido demasiado el ego.
Asiento con una sonrisa y sirvo dos copas de champán, pasándole una mientras sostengo la mía. Brindamos y compartimos un momento de complicidad antes de unirnos nuevamente a la animada atmósfera de la fiesta.
- ¿Cómo te llamas?
- Austin, Autin Charles.
El chico rubio toma un sorbo de su copa, sus ojos nunca dejando los míos. Su mirada tiene un brillo travieso, como si estuviera a punto de decir algo atrevido.
Él inclina ligeramente la cabeza, sus ojos brillando con diversión.
- ¿Sabes? Desde el momento en que entré aquí, no pude evitar de pensar lo buena que eres. ¿Te importaría si nos alejamos un poco de esta multitud para poder charlar más tranquilamente?
Una cosa revuelve en mi estómago. Me repugnaba completamente ese chico, sin mencionar que era un 55/100.
En un rincón de la habitación, me detengo al ver entrar a Kara en la discoteca, se ha arreglado más que esta mañana porque ha cambiado su falda neutra y común por un vestido de marca, al igual que su amiga. Seguramente de sus madres, bromee en mi cabeza.
Me armo de valor.
- Me he aguantado toda la conversación para decirte que tu aliento apesta y prefería morir antes de pasar más tiempo contigo.
Con eso dejo la conversación viendo la cara de incredulidad de Austin. Aún tengo un poco de mareo de lo que vengo de decir al chico. Mi plan no era de crear enemigos, sino poder.
Me volví hacia dónde estaban Kara y su mejor amiga, hablandose en susurros. Comencé a caminar hacia ellas.
Después de ser la reina de mi antiguo instituto, reconocia a la gente como kara: era del tipo de persona lista a todo para no dejarse humillar, y no pude contenerme a la tentación de hacerla estallar, y ahora estaba sufriendo las consecuencias, como la zancadilla.
Al primero me pareció divertido, y me di cuenta que Kara y yo teníamos los mismos objetivos, metas, en mente. Pero ahora Kara estaba furiosa, y no había venido a mi fiesta solo para pasarselo bien, esto estaba clarísimo.
Kara y su amiga Fanny parecían inmersas en una conversación seria cuando me acerqué a ellas. Su presencia emanaba determinación y una especie de energía conspiratoria que me intrigaba. Mientras me acercaba, noté la mirada de Kara clavada en mí, una mirada que parecía contener un desafío directo.
Fanny sonrió con amabilidad, pero fue Kara quien respondió con un tono frío y calculado.
- Hola, rubita -me saludó, su voz apenas ocultando el subtexto de desafío.
Me quedé un momento, evaluando la situación. Había algo en el aire que no me gustaba, algo que sugería que Kara y Fanny estaban tramando algo. Mi instinto de supervivencia me decía que debía mantenerme alerta.
- Contenta de verte aquí, Kara, espero que no intentaras hacerme ninguna zancadilla -respondí, tratando de mantener la cortesía a pesar del ambiente tenso. - hola, ¿Fanny?
- Si, me llamo Fanny. - me dijo con una voz monótona.
Kara intercambió una mirada rápida con Fanny antes de volver su atención hacia mí.
- En realidad, Amber, hay algo en lo que queriamos avisarte -dijo, su tono suavizándose ligeramente, aunque aún mantenía un toque de desafío.
Levanté una ceja, esperando a escuchar qué era lo que tenían en mente. No podía evitar sentir una mezcla de curiosidad y precaución ante lo que pudieran proponer.
- ¿En qué quieres avisarme? -pregunté, tratando de ocultar mi creciente intriga.
Kara miró a Fanny, quien asintió con complicidad antes de volver su atención hacia mí.
- Me hablaste un poco de Abigail, entonces supongo que alguien te habrá contado que se murió -dijo Kara, su voz apenas un susurro conspiratorio-. Pero la razón de su muerte no es tan acidental como la gente de esta escuela lo quiere aparentar, ¿Comprendes?
Una sensación de inquietud se apoderó de mí mientras absorbía sus palabras. ¿Qué estaba intentando de hacerme comprender exactamente Kara y Fanny? Mi mente comenzó a dar vueltas, tratando de anticipar sus movimientos.
- ¿Muerte no acidental? -repetí, tratando de mantener mi voz firme a pesar de la creciente preocupación-. ¿Por que me lo dices?
Kara sonrió, una sonrisa que parecía contener un toque de malicia.
- Para que comprendas que nadie está a salvo, y aún menos la gente como Abigail... o tú.
- ¿Entonces la mataron la gente de este instituto? - Pregunto intentando seguir el hilo de la historia.
- Oh, ya lo verás -dijo, su voz cargada de misterio-. Solo asegúrate de estar atenta.
Y se fue.
El sonido ensordecedor de la alarma de incendios llenó la habitación, haciendo que todos se detuvieran en seco y miraran hacia la fuente del ruido con sorpresa y confusión. Mi corazón se hundió en mi pecho cuando me di cuenta de lo que estaba sucediendo: alguien había activado la alarma de incendios, y tenía una fuerte sospecha de quién podría ser.
Con determinación en mis pasos, me abrí camino a través de la multitud hacia donde había visto a Kara y Fanny momentos antes. La furia ardía dentro de mí mientras pensaba en la irresponsabilidad de sus acciones y el peligro que habían creado para todos en la fiesta.
Cuando finalmente las encontré, estaban en un rincón, intercambiando miradas nerviosas mientras la gente a su alrededor murmuraba y se agitaba en busca de una salida.
- ¿Qué has hecho, Kara? -exclamé, mi voz llena de indignación mientras me enfrentaba a ella y a Fanny.
Kara me miró con una mezcla de sorpresa y desafío, claramente sin esperar que la confrontara tan directamente.
- No tengo idea de lo que estás hablando, Amber -respondió Kara, su tono lleno de falsa inocencia.
Fanny, por su parte, bajó la mirada, incapaz de sostener mi mirada.
- No te hagas la inocente, Kara. Sé que fuiste tú quien activó la alarma de incendios -dije, mi voz temblando de ira.
Kara se encogió de hombros con indiferencia, como si no le importara el caos que había causado. Mi corazón iba a mil por hora y mis mejillas estaban sonrojadas de la ira que bullía en mi.
- ¿Y qué si fui yo? No veo por qué debería importarte. -respondió con arrogancia.
Mi paciencia se agotó en ese momento, y sin pensarlo dos veces, alcé la mano y le di una bofetada a Kara. El sonido resonó en la habitación, atrayendo la atención de todos a nuestro alrededor.
Todo el mundo hizo ruidos de sorpresas y luego murmullos, inluso uno o dos sacaron sus cámaras de fotos para hacer vídeos.
-¡No tienes derecho a poner en peligro la vida de todos en esta fiesta solo porque estás enojada! ¡Eres egoísta e irresponsable! -exclamé, mi voz temblorosa de indignación. - ¿Qué es lo que quieres, Kara?
- No quiero nada de ti, Amber. Solo quiero que te mantengas fuera de mi camino. - dijo con indiferencia.
- Oh, ¿y qué te hace pensar que quiero estar en tu camino? Francamente, preferiría no tener que cruzar ni una palabra contigo. - dije sinceramente, la conversación divertida en el gimnasio se había convertido en algo mucho más grave.
-¡Exactamente! Por eso nos odiamos. Siempre tienes que ser la mejor en todo, ¿verdad? No soporto tu actitud arrogante. - respondió Kara
- No puedo evitar si tengo éxito en lo que hago. Tampoco puedo evitar que te sientas amenazada por eso. - digo, con tono aburrido.
-¡No me siento amenazada! Solo me molesta tu necesidad constante de ser el centro de atención. - se protejó Kara
Frunzí el ceño.
- Bueno, tal vez si dejaras de compararte conmigo todo el tiempo, podríamos tener una conversación civilizada. - le explico, sin éxito. Ella resopla.
- ¿Civilizada? Eso es lo último que quiero tener contigo. ¡Esto no va a ninguna parte!
- Eres solo una chica egocéntrica que solo piensa en sí misma! - le grito, enfadada.
Kara se quedó atónita por un momento, su rostro enrojecido por la bofetada y la vergüenza de ser llamada por lo que realmente era. En ese instante, pareció como si un velo se levantara sobre mis ojos, revelándome la verdadera naturaleza de la chica con la que había intentado relacionarme. Por un breve momento, creí que podríamos entendernos, que tal vez había un lugar para la comprensión mutua entre nosotras. Pero su reacción desmedida, su falta de remordimiento, me hizo ver lo equivocada que estaba.
Esa chica no tenía ninguna ética.
Fanny permaneció en silencio a su lado, claramente avergonzada por su papel en todo esto. Sus ojos evitaban los míos, incapaces de soportar la intensidad de mi mirada llena de decepción.
Después de una pausa tensa en la conversación, rompí el silencio con una mirada penetrante hacia Kara. Sus ojos azules brillaban con una mezcla de desafío y evaluación mientras consideraba mis palabras con cuidado.
- Kara... -comencé, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que sentía. - Creo que eres una rival digna, te vi en la clase de volleybol. Pero también veo que tienes una determinación feroz, una especie de fuego en tus ojos que no se apaga fácilmente. Sin embargo, -continúo, -también veo que tienes una capa de vulnerabilidad bajo esa fachada de fortaleza. Hay algo en ti que sugiere que no eres solo una competidora, sino también alguien que lucha con sus propios demonios internos. Algo me dice que tiene todo que ver con Abigail.
Ella me miró con sorpresa y luego con ira, sus labios apretados en una línea firme de desaprobación.
- ¡Perra! ¡Para de meterte en asuntos que no te llaman! -exclamó, su voz cargada de furia.
Y entonces, con un gesto rápido, me abofeteó. El sonido resonó en la habitación, como un eco de nuestra confrontación, mientras la tensión entre nosotras alcanzaba su punto más álgido.
Después de recibir esa bofetada, todo dentro de mí se encendió en un torbellino de emociones. El dolor físico se mezcló con una furia ardiente que amenazaba con consumirme por completo. Pero no me iba a dejar vencer tan fácilmente.
La mirada de sorpresa y luego de ira en los ojos de Kara solo avivó mi determinación. Sus palabras, llenas de rabia, resonaron en mis oídos como un desafío. Y cuando su mano golpeó mi mejilla con fuerza, sentí como si todo mi ser se estremeciera con el sonido.
-Perra-, me llamó, y su voz cargada de furia solo alimentó mi resolución. Me levanté, con los puños apretados y el corazón latiendo con una mezcla de rabia y determinación.
-Te vas a arrepentir de esto, Kara-, le dije con frialdad, mis palabras cortantes en el aire tenso entre nosotras. Con cada paso que daba para alejarme de ella, mi mente se llenaba de planes para contraatacar.
La noche podía haber terminado, pero para mí, era solo el principio de lo que estaba decidida a hacer. No permitiría que Kara me humillara de esta manera.
Supongo que descubrir el precio de ser la abeja reina sin el respaldo económico de mis padres era más complicado de lo que imaginaba. Era una lección que había aprendido de la manera más dura, en el fragor de una batalla por el poder y el reconocimiento en la que había apostado mucho más de lo que estaba dispuesta a perder.
¿Realmente era necesario explicar cómo terminó esa noche?
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