Lobo AU [2]
Lobo AU.
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Damian se encontraba jugando en el jardín de la mansión Wayne, su mamá dijo que debían ir de visita a la casa de su papá, para ser honestos a sus tres años Damian ya odiaba cuando él y su madre debían ir al lugar, sus padres nunca hacían otra cosa más que pelear, y al niño nunca le gustaba, porque luego debía ver como su madre lloraba durante todo el camino de regreso a casa.
Damian odiaba ver a su madre llorar, la mujer no estaba mucho en casa ni tampoco jugaba mucho con él pero a veces dejaba caricias en su cabeza, o dejaba marcas de labial rojo en sus mejillas gorditas al dejar un cálido beso allí, incluso a veces le dejaba dormir en su cama cuando las pesadillas eran muy malas, si estaba de buen humor incluso le leería un cuento.
A Damian no le gustaba ver a su madre triste a causa de ese hombre que les miraba feo.
Sentado en el césped verde mientras fantaseaba con brujas y dragones, entre sus juegos el niño logro ver una bonita margarita que crecía en los terrenos donde jugaba, y pensó en lo bonita que se le vería a su madre.
El pequeño con ojos de jade brillando en ilusión, tomo la bonita flor de color amarillo y corrió al encuentro de su progenitora.
Pero en vez de la sonrisa de su madre, lo que lo recibió fueron los fuertes gritos de una discusión, estaba de pie justo a espaldas de su madre, su pequeño brazo ya extendido y flor en mano, mirando ilusionado con el pensamiento de alegrar a su madre con su obsequio.
Pero de repente su grito lo espanto.
- ¡Esta bien!, porque yo tampoco creo que haya salido ni una sola cosa buena de nuestro amor
Damian se paralizó, su mano perdió altitud y lentamente regreso a su lado, el sollozo que dejo escapar alerto a los adultos de su presencia, Talia se giró con miedo en su mirar, al verlo ahí de pie, el mirar infantil de su hijo perdido en la nada, la mujer palideció al comprender que su hijo había reconocido la inclusión de su existencia en aquella frase.
Aunque el momento solo duro un segundo, la mirada de Damian pareció perder su sorpresa, con renovada emoción retomó sus intenciones iniciales, elevando su pequeña mano en dirección a Talia, entregando la flor destinada a provocar una sonrisa.
- Mira madre, ¿No es bonita?, la elegí para ti
Talia tomo la margarita con manos temblorosas, le intento sonreír a su pequeño hijo, pero la mueca nunca llego a sus ojos, sus pensamientos viajando a como explicarle a su niño que no dijo aquello con la intención de incluirlo, como explicarle que él no era parte del problema entre ella y Bruce.
Pero ya era demasiado tarde.
Damian le sonrió cuando hubo tomado el obsequio, girando sus pasos para regresar al lugar de donde llego.
Talia nunca más logro volver a ver el brillo ilusionado en el mirar de su niño otra vez.
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El enorme lobo de pelaje oscuro se encontraba recostado en su cueva, abrigado en el calor del pelaje de su estómago, seguro entre sus patas traseras y delanteras se acunaba el pequeño niño de cuatro años, profundamente dormido, Damian no había puesto ninguna resistencia cuando le invito a venir con él, montando en su lomo para iniciar el camino de regreso como si fuera algo de todos los días, realmente, Jonathan comenzaba a creer que este niño no valoraba en absoluto su vida.
Y tal vez así lo era, tal vez Damian no le temía no porque ante sus ojos no representara ninguna peligro, se notaba que era un niño inteligente, más bien parecía no importarle si decidía dañarle o no, y eso asustaba un poco a la criatura, porque si el no hubiese sido el primero en percibir el aroma de este niño vagar por el bosque, quien sabe que cosa podría haberlo encontrado en su lugar, y a juzgar por ese mirar apagado y carente de esperanza que se reflejaba en el mirar jade de este cachorro humano, Jonathan esta seguro que Damian no habría corrido, eso, eso era un poco triste, y se pregunta que clase de vida ha estado llevando este niño para que a pesar de tan corta edad, ya porte el mirar de un condenado.
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