Mi fascinación por la lluvia es una cosa que nadie entiende. De niña, podía quedarme viendo la lluvia caer por la ventana horas. Sin aburrirme, ni cansarme. Me relajaba tanto, al grado de olvidarme de mi alrededor. Papá fue quien me dejó caminar por debajo de la lluvia por primera vez y, jamás podre describir con palabras la tranquilidad y felicidad que me dio. Que la lluvia recorriera mi cuerpo, empapara mi ropa y se convirtiera en mi entorno, lograba calmar mi alma. Así que, cada vez que llovía, no podía lograr controlar mi instinto de querer ponerme bajo de ella. Sin embargo, me jugó chueco. Cameron hizo su movida, él maldito supo cómo hacerle para que yo no escapara. Maldita Nyx, ella seguro le dijo como hacerlo.

Volví en sí, cuando la gran biblioteca se hacía cada vez más pequeña. Mi mente tardó en reaccionar y darse cuenta de que entre más chica se veía, más lejos estaba. Pero me las iba a pagar, no le iba a hacer las cosas fáciles. En cuanto me dijo que me podía bajar, estoy segura que no me creyó capaz de intentar hacerlo. Mi intención era asustarlo, verle su cara de horror, pánico y estrés por no saber a lo que podía ser capaz.

Me reí mucho, más de lo que esperaba.

Su vena de la cien se marcó al grado de poder verla, sus manos apretaron con fuerza extrema al volante y su voz se tornó más grave y masculina de lo que era. La piel se me enchinó al procesar lo profunda de su voz y lo rudo que se veía. Maldita sea, ¿Por qué me gustan los chicos rudos? No los confundamos con malo o idiota. Bueno, Cam tiene algo de idiota.

Me regresaba todo lo que le hacía. No me trataba con una chica débil, me trataba como su igual. Quería sentirme mal a su lado, que me incomodara su presencia, pero no pasaba. Todo lo contrario. He de mencionar que me impactó un poco que intentara algo, pero enserio algo. No puedo imaginar el proceso mental que tuvo que hacer para querer hacer esto, querer intentar algo conmigo siendo la viva imagen de su desdicha.

Un mal inicio, ¿No?

Una jugada cruel del destino.

La peor de las jugadas que me ha hecho.

Él estaba siendo valiente, apostando por más y por lo que sentía.

Y yo no quería. Me daba miedo a sentir más y ser lastimada. O eso me trataba de hacer creer. No soy egoísta, mi naturaleza es siempre proteger y no me gusta que lastimen a los que amo. Prefería mil veces yo ser la herida, a herir. Él ya sufrió por mi existencia, sería una crueldad meterlo en mi vida y destruirlo.

💙