Sanar
—Yoongi, ¿puedes sonreir? Solo un poco— Esa alegre mujer, mostró un gestó infantilmente molesto al hablar y dejó la cámara que acomodaba a pocos metros, sobre su trípode, para acercarse al silencioso pintor que no podía siquiera mirarla cuando le llamaban. Ella sostuvo con cuidado su rostro, lo movió de un lado a otro, verificando que todo estuviera bien, pero él parecía no reaccionar a ninguna de sus acciones con normalidad —Uh, bien, no tengo opción, Taehyung, cariño, Yoongi y yo iremos a hablar, pospondre la fotografía familiar por hoy, y supongo que también el retrato...
Hubo un vago intentó por parte de Taehyung, de detenerla, deseando que no insistiera más de lo correcto en esa situación, pero ella le impidió cualquier palabra o gesto cuando se llevó a Yoongi al jardin de su hogar, sin resistencia o queja alguna de su parte.
Llevaba varios días así, parecía no tener vida alguna, se encontraba desorientado, cansado, perdido, ya no se reconocía, y su mente le rogaba a diario un descanso de todo el torbellino de pensamientos que sentía.
Comenzaba a tener un amor-odio por su actual terapia, porque, aunque agradeciera ser más conciente de muchas cosas que le dañaban, las razones por las que permitía eso, era la peor parte de todo. No quería autodescubrise, no quería recordar, no quería arrepentirse más. Simplemente entendió que no quería nada.
—Ahora que estamos solos, dime ¿cuándo volverás a pintar?— la duda lo atrapó desprevenido, y por primera vez luego de un largo tiempo, esa mirada neutra y tranquila, se desmoronó en sopresa —Lo sabía, desde que Taehyung y tú llegaron, no han dibujado nada, ni un retrato, ni una pincelada, creí que era por lo que sea qué ocurrió en Seúl, pero hace unos días encontré el cuaderno de Tae, y adivina qué... —No lo había notado hasta entonces, pero ella ya tenía un cigarrillo entre sus manos y lo miraba con una alegría similar a la de su hijo, con una cuadrada sonrisa y brillante mirada —Tenía varios retratos de un chico muy atractivo, ha mejorado mucho su perspectiva y anatomía facial, es increible lo enamorado que está. Pero tú, cariño, no puedes sostener siquiera un lápiz, ¿qué ocurre?
Estaba sorprendido de lo que oía, no solo por como su amigo se dedicaba a dibujar retratos de Namjoon, sino también, porque aún con los años, esa mujer era sumamente preceptiva ante lo que les ocurría a ambos, por más que él no fuera su hijo.
—El chico de los retratos... Se llama Namjoon, es un empresario— Divagó al hablar y evitó acertivamente su mirada, estaba evadiendo el tema con algo que estaba seguro, ella quería escuchar —Y aunque la primera vez que lo vi fue muy egocéntrico, es atento y amable...
—Yoongi, eres tan listo como siempre— Ella le dio una calada tranquila a su cigarro tras interrumpirlo, y continuó mirando al chico —Hablando del misterioso novio de mi hijo, para no comentarme sobre ti, pero no eres un niño, no volveré a fingir que me convences con chismes.
Rió al escucharlo, sintiéndose nostálgico por lo mencionado. Tenía muy pocos buenos recuerdos de su niñez, pero algunos de ellos, era cuando escapaba de clases para ir a casa de Taehyung, donde era común encontrar a su agradable madre, pintando o preparando las galletas favoritas de Taehyung.
Recuerda que un día se cayó mientras corría, hiriendo sus rodillas en el proceso, y se encontraba tan avergonzado por su torpezar, que cuando la señora Kim le ayudo a limpiar sus heridas y preguntó qué le ocurrió, Yoongi comenzó a contarle sobre la niña de la que Taehyung estaba enamorado en ese entonces. Fue lo suficientemente interesante para cambiar de tema, o al menos para hacerle creer que ella lo había olvidado.
Eran buenos tiempos, y su corazón se sentía cálido solo con revivir ese recuerdo, uno hermoso, infantil e inocente, un momento donde no se encontraba lideando con las consecuencias de sus acciones, con la negligencia de sus padres y con su obsesión confusa hacia Seokjin.
—El tratamiento... Es más difícil de lo que imaginé, no creí estar tan afectado y solo... Me siento agotado de todo...— No pudo continuar de pie al lamentarse, como si ese cansancio mental acabara con su salud física, por lo que se sentó en una de las sillas del jardín, siendo imitado por esa preocupada mujer en una silla contraría —Comienzo a entender que nunca estuve bien y de verdad quiero culpar a mis padres por todo, lo deseo tanto solo para sentirme mejor conmigo mismo y con las decisiones que tome, pero... Solo fui yo.
Era difícil de explicar para él, no solo se encontraba desorientado en su vida, sino que no podía dejar de buscar soluciones a sus problemas, tanteaba en miles de ideas por minuto, que iban desde dejar su ofició de artista para retomar su labor en salud, a romper todas su promesas con Seokjin por la actual inseguridad en sus sentimientos, y era desgarrador, porque por otro lado quería continuar dibujando, deseaba volver a encontrar con el adorable actor, anhelaba una vida imaginaría y feliz, donde no había hombres peligrosos que buscaban dañarlos, donde no había padres exigentes, donde no existían las cuentas, las peleas, el dolor, solo él, siendo únicamente feliz.
—¿Cuántos años han pasado, Yoongi?— Fue un pregunta ambigua, por lo que dudó que ella estuviera escuchando lo que dijo, pero su mirada fue tan seria, que olvidó esa idea y esperó a que continuará —¿Cuántos años llevas sin ver a tus padres? Sabes que nunca quise involucrarme en la forma que te criaron, Yoon, porque estaba dispuesta a entender que así eran ellos, pero debí hacer algo cuando veia ojeras, caída de pelo, y hasta uñas heridas en un niño de catorce años, ¡por favor! ¿a qué loco se le ocurre?— Ella se encontraba molesta y no dudaba en mostrarlo en sus gestos y movimientos, hasta llegó a suspirar intentando no decir nada mas desagradable sobre ellos —Yoon, quisiera darte una respuesta acertada, pero sé que no puedo ser neutral en esto. Aunque te dire lo que yo haría; hablaria con mis padres porque de verdad los consideraría los culpables...— Ella apagó su cigarrillo y suspiró avergonzada por lo infantil que sonaba lo que decía, pero intentando ser lo más sincera posible en esa situación tan delicada —Solo... Quiero verte mejor, ha pasado mucho desde la última vez que Taehyung y tú estuvieron aquí, antes de irse eran jovenes llenos de ilusiones... Y ahora, mi hijo es un manojo de preocupaciones y tú pareces estar muerto en vida. Como madre, no aceptare con facilidad eso.
Yoongi no quiso interrumpirla o negarle algo de todo lo que había dicho, se limitó a observar a un lugar cualquiera del jardín, y luego de segundos en el acogedor ambiente, solo lloró, desvastado, cómo si se le fuera la vida en ello, cubriendo su rostro con sus manos, sintiendo como un cálido abrazó lo acompañó en su momento y esperando acabar con ese dolor, cansado de encontrarse tan arruinado, sin poder conseguir ninguna salida o solución.
Se detuvo a pensar mucho en sus padres luego de esa conversación, y recordó de casualidad la ultima vez que habló con ellos; esa llamada, hasta casi la olvidaba por lo que había ocurrido con Taehyung en ese entonces.
Su madre y padre, se juntaron y lo llamaron, era loco hasta pensarlo, recuerda que fueron sutiles, consultaron por su salud, si ya tenía pareja, cómo estaba allí, si estaba comiendo bien, y hasta preguntaron por Taehyung a pesar de que Yoongi sabía lo poco que estimaban a su amigo; era tan extraño, y aunque en su momento intentó no contentarse mucho con ello, pensado que su padres habían pasado por un halo psicótico como para preocuparse por él, antes de finalizar esa llamada, los escuchó preguntarle cuándo volvería, que deseaban verlo de nuevo y hablar con él.
Recuerda qué respondió, que no sabía cuándo y fue cuando ellos se despidieron, casi frustrados, deseándole una buena noche, y advirtiéndole que pronto volverían a llamar, pero no volvieron a hacerlo.
Yoongi quiso pensar que eso era una señal, que sus padres no habían pisado la locura y que de verdad querían verlo una vez más para resolver conflictos pasados, por lo que luego de días de pensarlo, de consultarlo con Taehyung y aclarando sus opciones, se encontró a si mismo nuevamente en la puerta de su antigua casa y paseando su vista por ella, sintiendo la nostalgia invadirlo, y el peso del nerviosismo consumiendo su cuerpo entero.
Suspiró intentando animarse y cuando tuvo el valor suficiente, tocó el timbre del lugar. Casi de inmediato la puerta se abrió, mostrando a una avejentada mujer en ella.
No recuerda bien lo que pasó, todo ocurrió tan rápido, que casi parecía un déjà vu, pero el calor que jamás sintió de los brazos de su madre, fue único, porque en ese abrazó tan emotivo, ella lloró sin decir nada, sollozando contenta por tenerlo entre sus brazos luego de todo lo que había pasado, y por primera vez en su vida, Yoongi dijo algo que nunca espero hacer ese en triste lugar.
—Ya estoy en casa, mamá...
💐
Ya habrán notado que trabajo en la sanación de Yoongi, y esto es vital, no solo para él, sino para su relación con Seokjin y el final que ellos tendran, en general.
En fin, estoy procurando actualizar lo más que puedo, pero gente, mis practicas profesionales, sumado a parciales y finales, me dejan sin respirar, de igual forma, no voy a rendirme y dare todo de mi para lograr esto.❤
Gracias, por leer, comentar y/o votar. ❤❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro