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6.El viaje

Que bien se sentía después de tantos días dormir en algo que se pareciese a una cama, bueno era una cama pero no tan cómoda como las de mi siglo.

Aún así dormíamos a pierna suelta, si no llega a ser porque avisamos a la dueña del hostal de que nos despertara a las 8 y media de la mañana nos hubiéramos quedado dormidas y no podríamos coger el barco. La señora tocó a la puerta varias veces para despertarnos hasta que Leila le respondió.

Con sumo cuidado ella vino hasta mí y me despertó también.

-Vamos dormilona...tenemos que recoger y subir a un barco.-dijo ella mientras me zarandeaba la pierna.

-Si si, ya escuché ya voooyyyy.

Nos levantamos y empezamos a coger todo lo más necesario para nuestro viaje. Nos peinamos nos arreglamos y nos fuimos camino al barco.

Llegando al puerto me pareció ver una figura un tanto familiar, justo a la entrada de nuestro barco...se giró un poco y si...era el.

-Joder Leila ahora que vamos hacer? -mi cabeza daba muchas vueltas pensando que hacer...

-Pero Sabari, que es lo que pasa??

-Mira allí, es el bastardo y está justo a la entrada de nuestro barco...como lo vamos hacer?

-Arggg mierda, la verdad no tengo ni idea.

Las dos desesperadas por ver que hacíamos mirábamos de un lado a otro a ver qué podíamos hacer para montarnos en ese barco. Si zarpaba sin nosotras estábamos perdidas.

En una de mis miradas rápidas pude ver que los marineros estaban cargando baúles, y barriles de gran tamaño pero meternos dentro no era una opción pero y si...

Los marineros tuvieron que cargar grandes cuadros también de unos de los altos mandos del momento, uno de ellos era lo suficientemente grande para taparnos a las dos y que sólo se nos viera los pies...y si no te fijabas mucho tampoco se daría cuenta.

Escabullendome detrás de la gente logré llegar hasta uno le los marineros que estaban cargando los cuadros y le expliqué nuestra situación, el viendo que éramos dos damas frágiles y que su jefe le dijo que dos bonitas damas subiría al barco supuso que éramos nosotras y nos echó una mano.

Se lo comentó al otro marinero para que no hubiera ningún inconveniente y nos pusimos en marcha.
Nosotras nos teníamos que mantener dentro de los parámetros de ese cuadro si no queríamos ser descubiertas. Poco a poco los marineros fueron moviendo ese cuadro con el mayor cuidado y atención posibles.

Todo iba perfectamente, hasta pasamos por sus narices pero no se dio cuenta. Pero cantamos victoria muy rápido....

Otro de los marineros que estaba montado en el barco pregunto

-Oye Óscar..quienes son las dos mujeres a las que estás protegiendo???

De puta madre...nadie podía cortarle la legua a ese hombre?? En ese momento el se puso en alerta y se acercó al cuadro y a los marineros.

-Eh que lleváis ahí? Dejarme ver quién está detrás del cuadro vamos!!

Justo en ese momento otros dos marineros pasaban alado nuestra con otra figura alta y robusta y nos pudimos meter detrás de ellos y al fin subir al barco.

Cuando el bastardo fue a mirar detrás del cuadro ya no había nadie, los marineros respiraron tranquilos.

-Ve usted que no llevamos nada? Usted está loco a que? Déjenos pasar.

El, frustrado los tubo que dejar pasar sin más remedio.
Nosotras aliviadas de estar ya en el barco fuimos directas a los camarotes a soltar todos los bultos que llevábamos con nosotras. Entramos en camarote y fue un alivio.

-Por poco nos cazan amiga...- dijo Leila con sudor en su frente.

-Si tienes razón, faltó muy poco, pero si Dios quiere no volveremos a verlo.

Nos miramos con una pequeña sonrisa de victoria y respiramos profundo.
Escuchamos desde fuera que estábamos por zarpar y decidimos salir a ver como lo hacían. Cuando lo hicimos uno de los marineros nos dijo

-Señoritas es tradición tocar la herradura del barco antes de empezar el viaje, nos dará suerte en nuestra travesía y todos los ocupantes del barco tienen k tocarla.

Pues ni media palabra más, asentimos y fuimos a tocar dicha herradura. La tradición por nuestra parte ya estába cumplida. Empezaba nuestro viaje por el mar.

Yo nunca había montado en barco por lo que me sentía un poco mareada y con ganas de vomitar todo el día, durará mucho este viaje? Porque si era así terminaría más seca que un disco.

-Oye Leila, cuántos días de viaje serán más o menos?

-Pues si no me equivoco semana, semana y media o dos. Por qué?

-Arrrggg me voy a morir antes de llegar.-dije entre sollozos, mareos y náuseas.

-No mujer yo tengo un remedio para esto buenísimo.-su cara picaruela me hacía no confiar mucho en su palabra aún así por intentarlo no perdía nada.

Leila me llevó al camarote y me sentó en la cama. Ella empezó a buscar entre sus cosas algo que compró junto a los vestidos, era como un costurero con varias agujas.

-Que vas hacer? Me vas a coser a la cama?.-dije con burla en mi voz.

Ella me pegó un pequeño golpe en la cabeza y dijo...

-No cacho tonta...te voy hacer acupuntura, ya verás lo bien que te sientes de aquí a un rato.

-Me vas a pinchar con eso? Ni hablar prefiero estar vomitando todo el camino.

Intenté salir d la habitación pero ella se interpuso en mitad de la puerta y me dijo que no intentará huir ni moverme si yo no quería que se me quedara el celebró paralizado por no poner la aguja en el sitio correcto.

Vale lo había conseguidos, me tiembla todo pensando en lo k me podía hacer esa mujer. Pero en cuanto me las puse vi como mi mente se calmaba y mis nervios iban desapareciendo al igual que las ganas de vomitar....esto es magia??

Después de tres días, estando más tranquila y sin ganas de vomitar salí a la cubierta a ver cómo trabajan los marineros y a admirar el mar...desde pequeña el mar me a atraído como un imán. Su belleza, su soberbia y soberanía eran algo que me impresionaba y temía al mismo tiempo.

Leila mientras yo inspeccionaba por ahí decidió quedarse en el camarote para seguír durmiendo...y después la dormilona soy yo...

Era realmente hermoso ver las velas del barco ondear con el viento, al ser un día claro se apreciaba perfectamente el cambio de color del cielo azul claro, al azul marino del mar en el horizonte.

Podía ser que estuviera fuera de mi siglo y de mi casa, pero me sentía tan sumamente libre y viva...

En ese momento un pensamiento cruzo mi mente...mi hijo, mi Jacob...me encantaría que el pudiese ver estas cosas conmigo, lo echo tanto de menos...mi rey pensará que lo he abandonado?. No, algún día podré volver con el, abrazarlo, explicarle todo lo que pasó. Me entristezco con ese pensamiento... Estoy en silencio hasta que el grito de una mujer me saca de mis pensamientos.

Reacciono, que pasa? Miro a todos lados y veo que los marineros también han escuchado ese grito y todos miran hacia los camarotes. Mierda Leila.

Me apresuro a ir a los camarotes tan rápido como me dan los pies y cuando llegó escucho a Leila.

-No, dejame asqueroso no me toques!!.-decia con enfado y miedo al mismo tiempo.

-Tranquila muchachita si te va gustar, goza un poquito conmigo...

Al escuchar eso entre al camarote como alma que lleva el diablo, cogí al desgraciado por la camisa y tiré de el tan fuerte que lo estampé contra la pared y calló al suelo.

-Leila estas bien?

-Oh Sabari menos mal que as llegado.-me dijo casi llorando abrazándose a mi cintura.

Cogí unos de los puñales que llevaba en los bultos y apunté hacia el marinero asqueroso y mugriento.

-Tú, sal de aquí si no quieres que te la corte y se la eché de comer a los tiburones!!.-mis ojos y mi cara parecían los del mismísimo diablo al decir eso.

-Jaa! Una putita que saca las uñas...que bien. Dos por el precio de una.-el asqueroso se levantó con intenciones de echarse de nuevo encima nuestra, lo que no se esperaba era la fuerte patada que le di en sus partes. El se dobló y calló al suelo con la cara azul de no poder respirar.

Yo con todo mi arte y mi gracia lo único que hice fue sacarlo del camarote a patadas bastante intensas. Si se moría, que se muriera fuera de mi habitáculo para dormir.

Cuando ya lo tenía fuera, me di cuenta que muchos d los marineros se habían agrupado fuera del camarote observando lo que pasaba.

-Alguno quiere más?? Podemos repartir si así lo queréis.- dije puñal en mano, con mi cara de diablo y un poco asustada, que todo hay que decirlo.

Los marineros no sabían si reír o reprochar, el que estaba tirado en el suelo empezó a levantarse diciendo

-Maldita zorra, te voy a enseñar lo que es respetar a un hombre!!

Pero antes de pudiera acercarse apareció el capitán del barco

-Usted no va a enseñar nada a nadie señor Wibons. Si alguno de ustedes vuelve a molestar a las señoritas, entonces yo mismo les tiraré por la borda. No son esclavas ni mujeres fáciles, son pasajeras.-miró a todos con cara despectiva y luego nos miró a nosotras con la cara más relajada.- señoritas, disculpen las molestias, espero no haya más inconvenientes en este viaje.

Leila y yo no dijimos nada, simplemente asentimos y volvimos a entrar al camarote.

-De verdad no te izo nada? Estas bien?.- estaba muy preocupada.

-No, llegaste justo a tiempo. Muchas gracias, otra vez me vuelves a salvar. Vas a estar muy arta de mi al final del viaje.-tenia tanta vergüenza en su cara que me dio pena.

-No te preocupes, tranquila, para eso están las hermanas no?

Ella me dió media sonrisa un poco triste, aún así estábamos contentas y tranquilas.

Ese día no quisimos volver a salir del camarote, por lo que nos echamos en nuestras camas a descansar nuestros cuerpos totalmente después de tantos días de trajín. Cuando llegó la noche escuchamos que alguien toca nuestra puerta.

Yo me levanté de un salto y puñal en mano abrí la puerta, para mí sorpresa, era el capitán.

-Señoritas he podido comprobar que no han salido a comer, por eso les traje un poco de comida. -dijo extendiendo sus manos con un par de platos de comida en ellas.

-Vaya, es usted muy amable capitán. Le estamos muy agradecidas por lo de hoy, y por la comida.

-No se preocupen, la culpa fue de estos animales. Coman tranquilas, mañana llegaremos al primer puerto y podrán bajar a pasear y a mirar tiendas durante un día.

Esa frase le hizo mucha ilusión a Leila...

-Oh eso es estupendo, gracias capitán por la información.- dijo Leila de lo más contenta.

Sin más el capitán asintió, nos hizo una pequeña reverencia y se fué.
Mañana será otro día, y después de casi 4 días en el agua, un descansito no venía nada mal. Esperemos sea más tranquilo que este dia...(nada más lejos de la realidad)

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