Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10.La isla virgen

Parecía una isla paradisíaca, con sus aguas turquesas, su arena rubia y tan fina que se escapaba de los dedos, una selva de lo más frondosa y unas enormes palmeras, adornaban aquel hermoso paisaje.

Si no fuera por la situación que habíamos tenido días anteriores pareciera que nos íbamos a tomar las mejores de las vacaciones. Pero muy lejos de esa situación, era momento de subsistir.

Nosotras, junto algunos de los marineros nos adentramos selva adentro a ver lo que podíamos encontrar.
Había tanta vegetación que al mirar a lo lejos se hacía un tanto imposible ver algo, por lo que íbamos mirando a nuestro alrededor más cercano observando lo que había.

La verdad es que parecía que todo lo que había en ese lugar podía ser mortal. Plantas y animales de colores extrafalarios aparecían por doquier, el tocarlos no era una opción porque todo parecía ser venenoso y nosotros no contábamos con medicinas ni nada parecido para poder paliar la enfermedad por veneno.

Daba igual donde miraras que todo tenía la misma pinta, dudábamos de poder encontrar algo que no nos matara. Serpientes, arañas, monos y hasta pájaros de colores extravagantes parecían mirarnos con cara de comernos, aquí rige la ley del más fuerte.

Nos adentramos bastante sin encontrar nada que pudiéramos llevarnos a la boca, si quiera agua, por lo que empezamos a desanimarnos un poco. Por más que intentáramos buscar una opción, el paisaje nos daba una bofetada de realismo, nos avisaba de que comer cualquier cosa que hubiera ahí sería motivo de una muerte segura, hasta que escuchamos una voz que gritaba desde el otro lado de unos setos.

-Chicos, agua dulce, agua dulce!!

Todos nos dirigimos a esa ubicación y así era, un gran lago formado por una gran cascada aparecía ante nuestros ojos. Aunque había que bajar bastante ya que estamos en lo alto de un gran saliente.

Bajamos apresuradamente ya que estábamos sedientos, seguramente cerca de esas agua habrá algo que se pueda comer, o al menos dentro del lago.

Llegamos al lago y su belleza era inconmensurable. Sus aguas cristalinas, el holor a humedad y un pequeño arcoiris que formaba al golpe del agua hacía que pareciera que estábamos en un cuento de hadas.

Leila y yo nos pusimos a beber y a recoger agua lo antes posible, algunos marineros bebieron y se pusieron a buscar en los alrededores algo de comida que no nos envenenara, pero un par de ellos, sin conocimiento ninguno, saltaron al agua sin pensarlo dos veces.

Segundos después d haber entrado al agua vemos como uno de ellos sale a la superficie casi sin aire y empieza a dar alaridos de dolor. Sorprendidos todos los mirábamos con horror y pena al mismo tiempo.

-Que hacéis, salir de ahí!!.-exclamaba uno de ellos desde la orilla.

Los que estaban en el agua a duras penas iban nadando hacia la orilla con gritos de dolor.

-Que es, que pasa? Por qué esos llantos de dolor?.-Leila estaba horrorizada.

Cuando poco a poco fueron saliendo del lago vimos que en sus cuerpos había unas cuantas de sanguijuelas, y alguno que otro tenía marcas de mordiscos más grandes de algún pez. Sabía yo que hacer una locura de esas les pasaría factura.

Mientras los hombres ayudaban a los heridos a quitarse sanguijuelas, Leila y yo fuimos a buscar comida ya que lo del agua lo teníamos resuelto.

A un lado del lago vimos unos setos con unos frutos que la verdad, tenían buena pinta pero no sabíamos si se podrían comer o no hasta que vimos un pequeño mono acercarse y coger unos cuantos para comer. Ole!! Tenemos comida.

Leila y yo sin pensarlo, pusimos nuestros vestidos en modo de cesta y empezamos a llenarlos lo máximo posible. Al menos no moriríamos de hambre. Seguimos buscando y pudimos encontrar árboles de cocos y plátanos.

Nosotras al tener los vestidos nos costaría mucho trepar, pero los hombres con un poco de esfuerzo llegaron arriba en un momento, ellos le pegaban golpes a los frutos y caían al suelo, acto seguido nosotras los íbamos recogiendo.

Parece que emos tenido suerte este día, llevamos muchísimos frutos como para poder alimentarnos dos o tres días. Sin más nos dirigimos de vuelta al campamento, dentro de lo que cabe, contentos, y empezamos a escuchar un chillido muy tenue..

-Ese sonido me suena...-había algo en ese sonido que me era muy familiar....-espera, eso es...un marrano!! Ese sonido es de un cerdo!!

Todos al escuchar eso abrieron sus ojos como platos y sin pensarlo dos veces nos pusimos a seguir el sonido a ver si podíamos encontrar al animal.

Estábamos buscando, cuando al fin alguien grito dando la ubicación del animal, todos corrimos lo más posible a ver dónde se encontraba y para nuestra sorpresa estaba en un lugar con una especie de valla al alrededor. Ese animal era de alguien.

Los hombres sin pensarlo dos veces saltaron dentro de la cerca y se dispusieron a coger al animal, que hacía que ellos se restregarse por el suelo mientras huía. La verdad era una imagen de lo más graciosa, cuatro hombres, corriendo de un lado a otro y cayendo cada dos por tres llenándose de barro entre risas, de chiste.

-La verdad no creo que coger este animal esté bien, por lo visto este cerdo es de alguien. Y si lo enfadamos? -Leila preguntó de lo más preocupada.

-Yo la verdad es que estoy con Leila, dejar al animal y vayamos al campamento, al menos tenemos los frutos.-Nos podíamos meter en problemas si seguíamos con ese plan.

-Pero que dicen señoritas!! Podemos cenar un gran manjar antes de esos frutos con apenas alimento. Por ahí, por ahí!! -nos decía uno de los marineros mientras intentaban coger al cerdo.

-Ademas, en el momento que sepan cuál a sido nuestra situación hasta ahora, seguro que nos perdonan este pequeño urto, un cerdo no es para tanto.-El señor Norton intentó tranquilizarnos con esas palabras.

Nosotras seguíamos preocupadas por la situación, por lo que Leila y yo nos miramos con un poco de inconformidad, pero teniendo en cuenta que lo de la situación era cierto, mejor comer un animal que algunos frutos.

Con un poco de trabajo y muchos restregones por el suelo, al final consiguieron coger al animal, que de un segundo a otro ya estaba atado de las patas delanteras y traseras. Una vez todo en orden seguimos de camino al campamento.

Cuando llegamos a la playa, ya había montadas dos o treS tiendas y una gran hoguera encendida. O ellos han tardado muy poco, o nosotros emos tardado demasiado cogiendo al marrano.

-Hombreeeee, por fin llegan, pensábamos que les había pasado algo o qué se habían perdido.-Dijo el capitán al vernos.

-Buuaaahhh que ese manjar que traen ahí!! Esta noche nos pondremos la botas!!

Todos los marineros gritaron al unísono una palabra que no logré entender, pero a la vista estaba que gritaban de júbilo y alegría.

Leila y yo nos dispusimos a colocar los frutos en cestos y a preparar algunos enseres que nos serían necesarios para hacer de comer, mientras los hombres se ponían a matar al pobre animal.

Después de unos chillidos y unas cuantas caídas de unos y de otros, el marrano muere y empezamos a descuartizarlo poco a poco

-Puaaajjj...pero como puedes...puuuajj...-Leila se moría de asco y no podía si quiera mirar.-Madre mía Sabari como puedes....puuaajjjj...

-Pues luego bien que se lo come señorita Leila, a usted lo que no le gusta es el trabajo duro.-Le decía uno de los marineros entre risas.

-La verdad jamás había echo algo así, ni lo pienso hacer nunca, puuuaaajjj madre mía qué asco. -Leila apenas podía hablar del asco que le daba.

-Vaya señorita Sabari, a diferencia de su amiga, parece que usted está muy familiarizada con esto de matar y descuartizar animales, no se si eso me da un poco de miedo. -Dejé al capitán completamente asobrado con mi destreza con la carne.

-La verdad es que mi familia siempre a tenido una carnicería, a si que me crié entre animales y matanzas, no tengo problema alguno con estas cosas. Y si, hace bien teniéndome miedo.-Esto último lo dije con un tono un tanto burlón en mi voz, pero muy enserio.

Los marineros asombrados pero agradecidos me iban echando una mano para cortar y poner los trozos de tal modo que no se manchasen con la arena, en breves podremos comernos la jugosa carne del gran cerdito.

La comida estaba lista y la hoguera tenía un gran fuego así que nos pusimos manos a la obra y empezamos hacer de comer. El olor de la carne asada nos embriagaba a todos e inundaba nuestros sentidos.

Estábamos tan hambrientos que ese olor hacia hasta que nos cayera la baba. Los marineros todos contentos se pusieron a cantar y a bailar de una forma muy jovial mientras la comida terminaba de hacerse y animaban el campamento con sus tonterías y comentarios. Después de todo lo ocurrido un momento como este nos vendría muy bien a todos y alegraría el ambiente que, hasta ahora, había sido inospito y frío.

Después de unos minutos la comida ya está lista, nos ponemos todos al rededor de la hoguera y empezamos a devorar ese delicioso manjar. Entre gemidos y muestras de placer por la comida pasamos la próxima hora, que después de tanta hambre, había sido la hora más perfecta del mundo después de muchos días.

Cuando ya terminamos de comer y todos con la panza llena, decidimos que era hora de descansar un poco nuestros cansados y doloridos cuerpos. Nos lo habíamos merecido. Puesto que había unas 4 o 5 tiendas nos las repartimos para que entraran todos y nadie se quedase fuera, solo el que vigilaba el campamento durante la noche.

Una de ellas era solo para mujeres, que éramos solamente unas 4, a si que era en la que estaríamos más agusto puesto que las otras estaban abarrotadas, que suertudas. Pues una vez todos en las tiendas nos pusimos a dormir de lo más felices, con nuestras panzas llenas y con muchas ganas de descansar.

Eran como las 6 o las 7 de la mañana por lo que veía por la poca luz del sol y estaba todo en absoluto silencio. Me desvelé un poco pero cuando vi que estaba todo en orden decidí volver a dormir, pero el sonido de unas voces me despertaron.

Eran voces que no reconocía ni entendía, a si que supuse que no era nadie de la tripulación por lo que era alguien más, tendríamos problemas.

Me di cuenta que ninguno decía nada, no había más voces que las de aquellos hombres, entonces me relajé un poco, serán conocidos de los marineros, ya que el que estaba de guardia no había dado señales ningunas, supuse que no había peligro.

Minutos después, empezaron los gritos, era muy bonito para ser cierto. El marinero que estaba de guardia despertó de una patada que lo haría caer al suelo de una forma estrepitosa, acto seguido se dispuso a dar la voz de alarma para que los demás despertasen y salieran.

Los demás a la velocidad del rayo despertaron y fueron saliendo uno a uno de sus tiendas quedando totalmente boquiabiertos al ver la imagen que tenían frente a ellos.

Un grupo de indígenas rodeaba todo el campamento con armas y escudos echos de madera en las manos. Tenían huesos por pendientes en la nariz, las orejas y la boca, iban todos tatuados, con las cabezas parcialmente rapadas dejando solamente pelo para hacer una pequeña cola en la parte trasera de la cabeza y llevaban un pequeño taparrabos.

Cuando dieron la voz de alarma nosotras nos despertamos también, pero a diferencia de los hombres no salimos de las tiendas y solamente asomabamos nuestros ojos a través de las roturas de las telas para ver qué pasaba. Cuando descubrimos el problema, temblabamos de miedo al ver la terrible apariencia de aquellas personas.

Uno de ellos se puso a darle golpecitos a nuestra tienda en señal de que saliéramos de ella lo antes posible, Leila y las otras mujeres me miraban con ojos de terror, pero si nos quedábamos en la tienda, podría ser peor para nosotras.

Yo salí la primera, y las demás siguieron mis pasos temerosas. Conforme salían se iban poniendo detrás mía en modo de escondite, ya que para ellas yo era la más valiente y la más grande.

La verdad es que yo era un poco más alta que los hombres indígenas que tenía enfrente mía, por lo que yo debía mirar hacia abajo para poder tener contacto visual con ellos, que por cierto me miraban como si se tratara de un gigante o algo muy fuera de lo común.

Uno de ellos dio unos pasos hacia mi, y con suma cautela iba alargando su brazo con la mano en modo de señalar hasta que, con unos de sus dedos, tocó mi mejilla de una forma muy suave. Parecía que quisiera cerciorarse de que era de verdad o que no llevaba una máscara o algo parecido.

Una vez estuvo con forme de que era de carne y hueso izo una señal a sus compañeros para que nos apresaran, y en un segundo, ya estábamos rodeadas de unos cuantos hombres con cuerdas en sus manos. No me lo podía creer, salgo de una y me meto en otra, ya empiezo a sospechar de que en mi vida hay mucha mala suerte.

Al mismo tiempo que nos amordazaban a nosotras también lo hacían con los hombres, ninguno escaparíamos a aquellos señores que nos miraban con desconcierto y con cara de pocos amigos.
Una vez todos atados, nos señalaron para seguir un camino que no teníamos ni idea de dónde llevaba.

Supusimos que nos llevarían a su aldea o ante su jefe, y que el diría que hacer con nosotros. Esperemos caerle bien a esa gente por qué si no, estaremos en graves problemas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro