🥀 Capitulo 7.
La mañana del lunes fue casi más incómoda que la primera. Win se limitó a hacer su trabajo en silencio, asintiendo a las peticiones que le hacia.
El señor Vachirawit percibía el ambiente tenso y frío que existía entre ellos, a veces le miraba de reojo para leer sus gestos. Se preguntaba qué le había sucedido para cambiar su actitud con él.
El resto del día Win permaneció encerrado en su habitación dándole vueltas a lo ocurrido, tal vez no había tenido tanta importancia para el señor Vachirawit y podría retomar la relación amigable que tenían.
[...]
Al día siguiente se levantó con esa idea rondando por su cabeza. Decidió que empezaría a aclarar las cosas cuando llegara a la cocina y bajaran al estudio como cada mañana. Pero no llegó.
Se preocupó porque estuviera enfadado y hubiera optado por comenzar sin él. Se dirigió al vestíbulo en dirección al estudio, pero en el rellano de la escalera vio unas figuras envueltas en las tinieblas del piso superior. Reconoció al señor Vachirawit hablando con un hombre que le daba la espalda a las escaleras. Tenía el pelo negro que le caía por los hombros y vestía una gabardina roja. El olor que desprendía incluso a esa distancia le quemó la garganta.
Iba a pasar de largo cuando escuchó la voz congelada de ese hombre. Se pegó a la pared buscando esconderse de ambos.
-Veo que has aceptado esa locura ¿estás seguro de esto?
-No le veo el problema -dijo su jefe con indiferencia.
-¿Qué va a pasar cuándo ocurra? Vas a estar en problemas.
-No debes preocuparte, puedo manejarlo.
-¿Y qué pasará si se entera de tus intenciones?
-No lo hará, al menos no por ahora.
-Siempre has sido muy diferente a nosotros, solo espero que esto no te meta en un lío. ¿De verdad puedes aguantarlo? ¿No sientes el impulso de matarle?
Win abrió los ojos tanto como le fue posible. ¿Hablaban de él? ¿Trataba de matar a sus empleados? Quizá por eso todas acababan huyendo. Recordó las manchas extrañas que vio en el delantal de su jefe el primer día, sabía que no correspondían a la cera derretida.
¿Y si los cuerpos femeninos que descansaban tras las vitrinas eran sus anteriores empleadas? Pensó alarmado.
Notó que la conversión se había detenido, oyó la gabardina rozar con algo y el hedor se hizo más fuerte. Una náusea le subió por la garganta y se llevó una mano a la boca y la otra al estómago.
-Puede que vaya siendo hora de conocerle -susurró el desconocido, la mano del señor Vachirawit le retuvo del brazo con severidad.
Win corrió hacia el jardín y no se detuvo hasta que sus manos se aferraron a los barrotes de metal al otro lado. Se dobló sobre si mismo con las manos en las rodillas tomando grandes bocanadas de aire. Si lo pensaba no era la primera vez que olía la sangre en esa casa.
Una mano en su espalda le hizo apartarse de un salto, el señor Vachirawit le contemplaba con preocupación y una leve ansiedad.
-No me toque.
-¿Está bien?
-No le daré el gusto de hacerlo.
-¿Cómo dice?
-Ya sé porque ninguna aguantaba más de una semana, por eso le sorprendió que yo fuera un hombre. Es un maldito carnicero. Ha creado la historia del pobre hombre al que todos marginan y abandonan. Usted acabó con ellas, seguro que las tiene enterradas en el jardín.
El señor Vachirawit perdió la máscara de amabilidad que siempre adornaba su cara, sus ojos eran tan oscuros que eran aterradores. Dio un paso hacia él con una media sonrisa.
-¿De qué habla, señor Opas-iamkajorn?
-Le he escuchado hablando con su amigo.
Entonces estalló una carcajada que hizo que los pocos pájaros que habitaban el pequeño bosque salieran volando. Su jefe asintió al tiempo que intentaba detener su risa.
-Ya lo sé. Es usted tan sigiloso como una pandilla de monos aulladores.
-¿Qué? ¿Sabía que estaba escuchando?
-Lo cual es muy grosero.
-¿Entonces era una broma de su amigo? ¿A qué se refería con eso de una locura?
-Es un tema peliagudo que si no le importa le contaré más adelante.
-¿Qué era eso del impulso de matar?
-No voy a hacerle daño, señor Opas-iamkajorn. Está usted muy tenso últimamente ¿quiere tratar algún tema conmigo?
Win guardó silencio unos segundos manteniendo la mirada de su jefe.
-Simplemente quería disculparme por mi actitud de ayer y por supuesto de haberle tratado como un asesino.
-Reconozco que no me siento a gusto en esta tesitura, parecía que habíamos avanzado de la relación laboral a una más cercana a la amistad.
-¿Y eso no le supone un problema?
-¿Debería?
-Creo que me estoy aferrando a una posible amistad que no tiene cabida, usted es mi jefe.
-Hay amistades que no tienen una explicación simplemente se dan ¿es lógico que un perro y un gato sean amigos? ¿Es posible que una oveja pueda ser cercana a un león?
Win le observó con algo de pena sin entender a dónde quería llegar ¿trataba de hacerle ver que él también apreciaba esa amistad?
-¿Nunca ha oído sobre dos colectivos que estaban destinados a odiarse y han salvado ese conflicto?
-Como las leyendas de mi tribu-soltó casi sin darse cuenta.
-¿Leyendas? -preguntó curioso-. ¿Me contará alguna?
[...]
Por primera vez al acabar la jornada ambos se dirigieron al salón. El señor Vachirawit había reiterado su interés en las leyendas que se contaban en el hogar de su empleado. Win se sentó en una butaca que tenía casi el mismo color de su piel mientras observaba al contrario que se acomodó en el sofá frente a él.
-¿De verdad quiere oírlas?
-Si a usted no le supone ningún inconveniente.
-Nunca he hablado de ellas con nadie que no pertenezca a la reserva.
--Le doy mi palabra de que no saldrán de esta estancia.
Win asintió con la mirada clavada en sus manos.
-Le hablaré de las dos más conocidas. Provengo de un largo linaje de una tribu llamada Quileutes. Se asentaron en la reserva por el año 1855 y desde entonces no ha dejado de crecer, contamos con nuestro propio gobierno y nuestro propio idioma. La primera leyenda habla de cómo los habitantes de la reserva pasaron a ser de simples hombres a ser metamorfos con la finalidad de proteger a su gente. Se dice que en las expediciones que hacían en los alrededores una vez hallaron a una criatura de aspecto humano, pero comprobaron que su piel era fría y sus ojos del color de la sangre.
Levantó la vista para ver la reacción de su jefe quien le contemplaba serio y con atención.Continuó.
-Esa presencia les impulsaba a convertirse en un animal de la naturaleza como es el lobo. Al luchar contra esa criatura descubrieron que era rápida, escurridiza y fuerte. Mató a algunos en la lucha, pero al final lograron destruirlo. Los sabios de la tribu le otorgaron el nombre de El frío.
Hizo otra pausa dando a entender que no se creía sus propias palabras.
-Llegaron más creando una batalla entre los fríos y los guerreros lobos. Así decidieron que todo aquel que contaba con el gen del lobo debía jurar protección a los habitantes y se fue pasando hasta nuestros días. Desde entonces hay una guerra entre ambos.
-¿Y usted no cree nada?
Win le miró con incredulidad e ironía.
–¿Usted lo haría?
-Si he crecido oyendo esas historias hubiera investigado un poco, sin embargo, no lo cree pero estudió mastozoología.
-¿Debería ser como los demás que lo creen sin reservas? Es un chico que busca sentirse poderoso comiéndole la cabeza a unos críos. Si fuera verdad ya me habría convertido ¿no? Míreme, sigo siendo humano.
-Si lo he entendido bien se convierten en lobos cuando aparecen los vampiros.
-Así es.
-¿Esos chicos han mostrado cambios físicos o en su conducta?
-Sí ¿pero eso qué tiene que ver?
-¿No cuentan esas leyendas cambios en los guerreros?
Win alzó una ceja, confundido.
-¿Cómo lo sabe?
-Era de suponer ¿no, señor Opas-iamkajorn? Un hombre que puede pasar de ser un humano a un lobo tiene que mostrar algún cambio.
-¿Me está diciendo que cree en esas cosas?
-Creo que las cosas no son o negras o blancas, hay matices y tonos entre ellos. ¿Cuál se supone qué es su papel en esta historia?
-¿Mi papel?
-Ese chico come cabezas le habrá dicho algo al respecto.
-Él exactamente no.
-¿Y cuál es su papel?
-El de alguien que desciende de uno de los guerreros más poderosos de la tribu, un verdadero alfa que no tiene genes de lobo. Piensan que no se han desarrollado aún y cuando lo haga seré un problema para Mew.
-Me gustan sus leyendas ¿cuál es la otra?
Win dejó escapar una risa suave.
-Esta está igualmente llena de fantasías lobunas, pero por alguna extraña razón siempre ha sido mi favorita.
-Me tiene en ascuas.
-Es la leyenda de la imprimación. Es la manera que tienen los lobos de encontrar su alma gemela.
-¿Es usted un romántico?
Win agachó la cabeza con timidez.
-Nunca me he enamorado y anhelo el poder experimentar qué se siente al ser especial para otra persona, ser capaz de todo por alguien. Debe ser maravilloso.
-No lo sé. He leído mucho acerca del amor, pero jamás lo he sentido. Por favor, continúe.
-Es algo involuntario, íntimo y profundo. Al imprimarse esa persona se convierte en el mundo entero para el lobo, es un amor incondicional. No tiene una edad fija sino que se da cuando aparece esa persona, la correcta.
-¿Hay casos en su tribu?
-Según me contó Nunew, le sucedió a Mew.
-Por su tono deduzco que no lo cree.
-Me resultó raro que hubiera dejado a su novia por la prima de esta, pero ¿eso es imprimación? Confío en Nunew, dijo que le preguntara a Mike quien es casi como mi hermano. Tal vez debería hablar con él.
-¿Tiene hermanos? -Win asintió de
nuevo.
-Dos hermanas mayores.
-¿No ha hablado de esto con ellas?
-Hace años que dejaron la reserva y dudo que hayan oído algo. ¿Usted tiene hermanos?
-Dos. Viven con mi padre. Son más pequeños. Zee odia lo que hago y trata de venir lo menos posible, y Jan, bueno ella ha estado viajando por Italia este último año.
-La familia Vachirawit es bastante interesante.
El señor Vachirawit sonrió apartando la mirada, era un gesto que mezclaba la timidez y el desacuerdo con su opinión.
-No diría lo mismo si nos viese a todos.
-¿Por qué no iba a hacerlo?
-Porque cambiaría el calificativo.
-Tiene usted una perspectiva muy baja de si mismo, señor Vachirawit.
-Bright -corrigió su jefe, Win le mantuvo la mirada, perplejo-. Llámeme Bright.
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