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Capítulo I

Cuenta la leyenda que hace miles de años, un joven se enamoró del hijo de un rey.

Este joven, de tez morena, dientes blancos, ojos negros y arrebatadores y cuerpo deseable atendía al nombre de JongIn.

JongIn trabajaba en la corte como uno de los ayudantes del hijo del rey. Le ayudaba a escoger su ropa, le ayudaba a cambiarse, cambiaba sus sabanas, afilaba su espada y daba brillo a su armadura cuando así lo requería e incluso daba consejos al joven Lee cuando este los pedía.


Corea S.XVIII

- No se como agradeceros todo lo que hacéis por mi- dijo Lee TaeMin, hijo del rey.

- Bueno... este es mi trabajo, mi señor Lee- dijo JongIn, tímidamente.

- Y me gusta que lo hagáis... es decir, prefiero que no lo haga otra persona. Y, por favor, llamadme TaeMin.

JongIn sonrió.

- No seria apropiado, mi señor.

- No, claro que no- dijo TaeMin, acercándose a JongIn, peligrosamente- y esto tampoco seria apropiado.

TaeMin besó los labios de JongIn y se abrazó a él, sintiendo su cuerpo de esclavo del rey.

- JongIn... quítame la ropa...

JongIn le miro y comenzó a desnudar a TaeMin, le quitó las sandalias y las diversas prendas que conformaban el hanbok masculino, dejándolo completamente expuesto.

- TaeMin... os amo... desde hace mucho tiempo... pero esto... esta mal... vos sois el hijo de un rey...

- No importa... por favor, JongIn... ¿qué mal puede hacer... solo una vez? Mis padres me han obligado a casarme... quiero que mi primera vez... sea con la persona a la que amo... quiero entregarme al amor... aunque sea por una vez... no va a pasar nada...

"No va a pasar nada" esto era lo que TaeMin le repetía una y otra vez a JongIn. Pero estaba muy equivocado, el pequeño TaeMin no sabia que por sus minutos de egoísmo condenaría a JongIn e, incluso, a si mismo a una maldición. Aquel día, mientras se amaban, mientras se entregaban el uno al otro, Soon Kyu, la prometida de TaeMin, entró en la habitación. No solo contó al rey lo visto, sino que enveneno el pensamiento de la reina.

JongIn fue encarcelado y TaeMin permaneció bajo arresto domiciliario en sus aposentos.

- Lo sentimos mucho, Soon Kyu- dijo el rey, el segundo día por la mañana- pero tras lo ocurrido... no creo que haya boda... es una vergüenza que...

- Precisamente por ello debe haber boda- dijo Soon Kyu, inteligentemente- la mejor forma de ocultar un escándalo así es un matrimonio con una buena mujer. Ustedes saben que soy hija de reyes y estoy mas que dispuesta a contraer matrimonio con TaeMin, puedo mantenerle lejos de JongIn... pero... hay que hacer algo con JongIn. Digo, podría hablar y arruinar a toda la familia real, ¿no creen?

- Por supuesto, Soon Kyu, ¿que propones?

- Conocí a alguien... de oídas, claro... creo que, para este caso... vendría muy bien.

La joven contó su plan a los reyes y estos parecían asustados.

- No sé, Soon Kyu... podría ser peligroso...

- No hay ningún peligro.

- Llámale- dijo la señora Lee, de inmediato.

- Pero querida...

- ¡Me niego a que mi hijo vuelva a caer en sus brazos!

El rey consideró un momento para luego asentir.

Soon Kyu se retiro y se quedó semi en penumbra, cerró los ojos y murmuró unas palabras. Acto seguido, una sombra apareció.

- Necesita algo, ¿mi señora?

- Que saldes tu deuda- dijo la joven- necesito que conviertas a alguien.

- ¿A quien?

- Kim JongIn.

- ¿Solo eso?

- No. Una vez convertido, no podrá tener contacto alguno con Lee TaeMin. Aunque se busquen no se encontraran, aunque se miren no se verán... aunque TaeMin llegue a saber algo y acabe soñando con JongIn, JongIn no acudirá a su sueño.

- Entendido. ¿Algo mas?

- Sí... Sé como funciona esto y... JongIn nunca podrá llegar al final.

Aquel ser extraño guardo silencio.

- Veré qué puedo hacer- dijo al final.

Aquella noche se extendió una sombra negra sobre la celda de JongIn y, al día siguiente, el chico ya estaba muerto.

Los reyes Lee lo enterraron sin que TaeMin supiera nada y, cuando fueron a verle, el chico se levanto de la cama.

- ¿Dónde está JongIn?

- Hemos... hemos hecho un acuerdo con él. Se ira y te dejara tranquilo y tú te casaras con Soon Kyu.

- Le habéis matado, ¿verdad?- dijo, con lagrimas en los ojos.

- No...

- ¡Si! ¡Le habéis matado! ¡Largo de aquí! ¡Dejadme tranquilo!

TaeMin, desconsolado, echó a sus padres de su habitación y a los pocos minutos entró Soon Kyu.

- No quiero verte- dijo TaeMin, secándose las lagrimas.

- Comprende que soy tu prometida.

- ¿Y qué?

- ¡Que hallé a mi prometido en la cama con otro hombre!

- ¿Y por eso le mataste?

- JongIn no esta muerto, ni morirá, de hecho, gracias a mi, ahora es inmortal.

TaeMin la miro.

- No lo entiendo.

- He convertido a JongIn en un... ser sobrenatural... le he convertido en un incubo.

- ¿Que tú has hecho qué?- pregunto TaeMin, alterado.

- Un incubo, un demonio sexual. Atacan a sus victimas de noche, mientras duermen y ya sabes lo que hacen...- concluyó con malicia, viendo como su prometido sufría.

TaeMin tragó saliva.

- JongIn nunca se acostaría con otro... yo soy su único... ¡no sabes lo que has hecho! ¡vendrá a mi todas las noches! ¡volveré a sentirle!

- No, no lo harás. El trato consistía en convertirle y mantenerle alejado de ti... para siempre. Tú te casaras conmigo y me darás un hijo, el heredero al trono... mientras él da placer... no sé, puede que incluso a la persona que duerme en la habitación de al lado.

TaeMin se acerco a ella.

- Me has alejado de JongIn, lo reconozco- dijo TaeMin- me casare contigo y en la noche de bodas concederé acostarme contigo... será una vez, solo una. Si no te quedas embarazada... no será culpa mía. A partir de ahí, te dedicaras a cuidar y criar a nuestro hijo, no podrás ver a otros hombres y, si me entero que lo haces, te mataré. Es tu castigo por lo que has hecho.

- ¿Y tú que harás?- pregunto Soon Kyu, muerta de rabia- ¿Tener tu aren de hombres?

- Mas o menos... ah, y por cierto, la habitación que tienes en la corte seguirá siendo tu habitación tras la boda, no compartiré la mía contigo.

Toda la ira de TaeMin estaba cayendo con toda su fuerza sobre Soon Kyu. Cierto es que la joven se quedó embarazada, tras escuchar en su noche de bodas como su marido repetía una y otra vez el nombre de JongIn mientras llegaba al final. Tras dar a luz, le tocó despertarse cada tres horas para cuidar al niño al que TaeMin se empeño el poner de nombre JongIn, solo para hacer rabiar a la joven.

Lo peor para Soon Kyu llego cuando JongIn cumplió tres años, el pequeño le pregunto a su padre de donde venia su nombre.

- De la persona que más me ha importado en esta vida- contesto TaeMin, crispando los nervios de Soon Kyu- y el día que estaba con tu madre... no hacia más que acordarme de él- prosiguió con malicia, mirando a Soon Kyu- él fue la primera persona mas importante en mi vida. Y tú la segunda por ser mi hijo, por eso llevas su nombre y no el de mi padre o el del padre de tu madre. Ve a jugar, hijo. Te quiero.

- Te quiero, papá.

TaeMin se levantó y se dirigió a sus aposentos.

- No le quiten la vista de encima- dijo TaeMin, dirigiéndose a la guardia real de su esposa.

Para aumentar el sufrimiento de Soon Kyu, la joven tenia guardias de seguridad, todos ellos eunucos, para asegurarse de que no mantuviera relaciones con ellos. Quería torturarla en todos los sentidos y, de haber podido, la habría matado, pero, a fin de cuentas, era la madre de su hijo.


Diecisiete años pasaron y JongIn, hijo de TaeMin, cumplió veinte años.

- Quería hablar contigo, hijo.

- ¿Sobre porqué siempre estas tan triste, padre?

TaeMin sonrió. Lo único bueno que esta vida le había regalado era su hijo y cada día se convencía aun más de que el joven hacia gala a su nombre.

- Debo contarte algo sobre mí.

- ¿Qué es, padre?

TaeMin agacho la mirada.

- ¿Recuerdas el significado de tu nombre?

- Sí, la primera persona que más te había importado y por eso me lo pusiste.

- ¿Alguna vez has pensado en quien fue JongIn?

- Yo siempre supuse que fue un gran amigo... Un gran hombre junto al que peleaste, conquistando grandes tierras.

- Fue un gran amigo... Y también un gran hombre... Él fue mi primer y único amor.

JongIn se quedo de piedra y TaeMin le explico a su hijo todo lo referente a su relación con JongIn y Soon Kyu.

- ¿Mamá os separó? Bueno, siempre he pensado que no ha sido muy buena... ¿Pero lo que le hizo a JongIn? ¿Por qué no hiciste nada?

- Ella es tu madre y tú necesitabas a tu madre.

- No a una madre como ella- murmuró.

- Lo siento. Tus abuelos me obligaron a casarme con ella.

Se quedaron en silencio.

- Hay algo que no entiendo- dijo el pequeño JongIn- ¿por qué no me odias?

TaeMin lo miro con los ojos muy abiertos.

- Eres mi hijo y escúchame bien, tú no tienes la culpa de lo que pasó. Te quiero, hijo.

Volvieron al castillo, pero JongIn había cambiado.

- ¡Has envenenado a mi hijo en mi contra!- dijo Soon Kyu, furiosa, a TaeMin.

- Solo le he contado la verdad.

- ¡Tu verdad!

- ¡Deja a mi padre!- dijo JongIn, desenfundando su espada.

- JongIn, guarda tu arma.

No obstante, aquello no acabo ahí. A los días, la reina murió a manos de su hijo, saldando así, la deuda por todo el mal causado.

Así avanzaron los años y los tiempos del rey pasaron, Corea fue invadida por Japón y, finalmente, dividida en dos. Nada quedaba ya de aquella Corea donde los Lee fueron reyes, no obstante, quedaba algo en la actualidad que recordaba el pasado. Algo mas que estatuas y sólo un susurro, un jadeo, un gemido seguido de un grito recordaba lo que era.

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