James nos invitó a tomar asiento en lo que Kaleb volvía, había ido según el a por algo de agua. Me senté junto a Marco en un amplio sofá, dónde cabían James y el chico joven de sobra, pero se sentaron en el de enfrente, dejando hueco entre ellos cómo para alguien del tamaño de su Alpha.

Cuando volvió Kaleb, fue el chico joven quien tuvo que quitarle una botella de vodka casi vacía de las manos. Ya no llevaba la americana negra, ni la corbata, y la camisa estaba medio desabotonada, su pelo estaba revuelto, y se notaba que se había echado agua en la cara. No estaba bien.

-Terminar ya con esto -dijo- ¿qué queréis? ¿Qué os salve el puto culo cuando el resto de alianzas pasen de vosotros?
- Mira Kaleb, estamos aquí para salvar el tuyo, así que relajate. -Respondió Marco. Ahora entendía por qué el prefería no estar presente cuando teníamos reuniones con los Alphas de otras manadas; se irritaba con facilidad.

Kaleb se puso en pie y Marco imitó su acción. El chico joven posó su mano en la espalda de Kaleb, pero éste le apartó de un solo movimiento y se acercó aún más a Marco.
- ¿Ahora vienes de buenas, imbécil? -soltó Kaleb estupefacto- ¿Después de la mierda qué me has tirado encima?
- ¿De qué mierdas hablas, payaso?

James me miró con algo de suplica en sus ojos. Puse mis manos en el rostro de Marco y le obligué a mirarme.
- Cariño, vete -le dije.
- Que no me sale de los huevos -bramó- este payaso me va a explicar a que se refiere.
- Marco -reiteré- vete, yo me encargo,  confía en mí.
- Perdón, nena. -dijo y me dio un pico antes de irse.

Me volví a sentir y me mantuve con una mirada frívola mientras James y el chico conseguían domar a su Alpha y sentarle.
- Disculpar a Marco, es algo irascible.
- No pasa nada -dijo el joven- yo soy Mike, disculpa tu a nuestro Alpha, pero es que bebe vodka como si de agua se tratara.
- Ya veo, ya -le di la razón- el caso es que en siete días habrán cruzado la frontera del noreste y en ocho la vuestra. Todas las manadas estaremos cubriendo la frontera y cerrándoles el paso.
- Si tan seguros estáis del plan, ¿por qué me necesitáis?
- Desde luego no somos tontos -le recordé- puede salir mal el plan, y aunque es muy improbable, que se cuelen y lleguen hasta tu manada, un ejército normal de licántropos no podría vencerles.
- Sigo sin entender para que me necesitáis.
- James, Mike, fuera.-Ordené. Ambos se levantaron casi de un salto y desaparecieron.

Le miré fijamente y él a mí. Podía ver cuánto dolor sentía en su mirada, pero también la indiferencia y el odio que sentía.
- Así que si que te gustaba Marco.-soltó.
- Espero que seas feliz con esa tal Sandy.-contraataqué.

Pegó su espalda al respaldo del sofá y recuperó la botella de vodka que Mike le había arrebatado.
- Basta, Kaleb.-Le dije a la vez que me incliné para arrebatarle la botella.
- ¿A qué has venido, Ky?-murmuró- no puedes hacer esto. No puedes hacerme esto.
- No he venido por ti, Kaleb -le aseguré- Sabes, creí que podría convencerte. Veo que ha sido mala idea venir.
- Dime por qué has venido, solo necesito saber eso.
- Para que entréis en la alianza.
- Sé sincera, ¿para qué quieres que entremos en la alianza?
- Para que estéis protegidos.
- Insinuas que te preocupas por tu antigua manada.
- En algún momento fue mi hogar.

«A la mierda la manada» pensé «sólo quería que él estuviera bien».