Tem 3: Entrenamiento
El sol ya estaba alto en el cielo, iluminando el campo de entrenamiento donde los estudiantes de la Clase B se encontraban distribuidos en diferentes áreas, cada uno esforzándose al máximo para mejorar sus Quirks. Los gritos de concentración y el sonido de habilidades siendo empujadas al límite resonaban en el ambiente.
Kendo estaba aumentando el tamaño de sus puños, probando su resistencia al impacto mientras golpeaba pesadas estructuras de metal. Tetsutetsu endurecía su cuerpo en su forma de acero, levantando rocas pesadas mientras Ibara extendía sus enredaderas a distancias mayores que nunca. Kinoko hacía aparecer hongos por todo el terreno, tratando de controlar la rapidez y densidad de su crecimiento.
Pero en medio de toda esta actividad frenética, Yaito permanecía quieto. Estaba de pie a un lado del campo, mirando fijamente sus manos. Su expresión era seria, casi distante, mientras los demás alrededor de él entrenaban sin descanso. El sudor perlaba su frente, no por el esfuerzo físico, sino por la lucha interna que lo consumía.
Yaito apretó los puños lentamente, observando cómo sus manos temblaban levemente. Sentía la presión de mejorar, de alcanzar nuevos niveles de poder, pero algo en su interior lo retenía. Sabía que su Quirk, por poderoso que fuera, aún tenía limitaciones. No podía depender solo de lo que ya había logrado. Necesitaba avanzar, superar esos límites que lo hacían dudar en cada batalla.
Yaito: (No puedo quedarme estancado...) —pensó, frunciendo el ceño, mirando al suelo—(El poder de actuar... de proteger... no es suficiente. No lo ha sido.)
Las imágenes de sus peleas pasadas cruzaron por su mente: las veces que apenas pudo proteger a sus compañeros, los momentos en los que sintió que podría haber hecho más, pero no lo hizo.
Miró nuevamente sus manos, con el recuerdo fresco de la pelea más reciente aún latente en su mente. Sentía que no había avanzado lo suficiente. Había mejorado, sí, pero no lo suficiente como para enfrentar las verdaderas amenazas que se avecinaban.
Yaito: Actuar no es suficiente —murmuró para sí mismo—(Tengo que superarme... debo alcanzar el siguiente nivel.)
Justo en ese momento, Kendo se acercó a él, con su característica sonrisa segura pero preocupada.
Kendo: Oye, Yaito, ¿todo bien? No te he visto entrenar nada todavía. Estás más serio de lo normal.
Yaito no respondió de inmediato, pero luego le dedicó una breve mirada, consciente de que no podía dejar que sus compañeros vieran su frustración interna.
Yaito: Solo estoy... pensando en cómo mejorar mi Quirk. No puedo quedarme atrás, Kendo. Todos están avanzando, y yo... —se interrumpió, suspirando.
Kendo lo observó unos segundos y luego asintió.
Kendo: Es normal sentirse así, pero no tienes que presionarte tanto. Has hecho mucho, Yaito. Todos sabemos de lo que eres capaz. Pero entiendo si sientes que debes superarte. —Le dio un golpe amistoso en el hombro—. Solo recuerda que no estás solo en esto. Si necesitas ayuda, aquí estamos.
Yaito sonrió levemente, agradecido por el gesto, pero la inquietud seguía en su pecho. Mientras Kendo se alejaba para continuar con su entrenamiento, él volvió a mirar sus manos.
Yaito:(No se trata solo de poder) —pensó—, (Se trata de control, de entender mis límites y superarlos. No puedo simplemente seguir avanzando sin un propósito claro.)
Decidido, Yaito cerró los ojos y tomó una respiración profunda. Sabía que su camino para mejorar sería difícil, pero no podía rendirse. Tenía que encontrar una manera de llevar su Quirk al siguiente nivel, de entender su verdadera esencia.
Abriendo los ojos, la determinación llenó su mirada. Yaito estaba listo para enfrentarse a sí mismo, para no solo actuar, sino para superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
Yaito: Debo de encontrar una manera de mejora all for Naught tampoco se quedara atrás- murmuró recordado su conversación en el centro cormecial-( Los deseo que pedir fue tanto el poder de la gomu gomu, el poder de humo de delsin, curación, vista de aguida y los 3 hakis)- pensó analizando cada uno de los deseo que había pedido-( Descartando vista de águila y curación ya que a pesar de que sea útil en combate no sería tanto así)
Pero ya no podría fortalecer el poder de humo y tampoco el poder de goma, ya que habia usado los métodos de gear para mejorado.
Yaito:( El poder de humo es algo común ya que son los poderes de infamous, por que no pedir el resto de los poderes)- pensó dándose un golpe en el rostro por no pensa bien su deseo-( Lo único que me queda es los 3 haki)
El estaba consciente que dicho haki tenia una evolución o mejor dicho esta en un estado más avanzado, y eso ya lo confirmó cuando uso el haki de observación avanzado que podría ver el futuro aunque sea unos segundos, pero claro dicha habilidad tenía una debilidad y era que debía mantenerse en calma y concentrado, incluso lo uso en el entrenamiento con izuku debido a que este no era un oponentes formidable, pero se volvería fuerte.
Yaito:( Eso significa que me queda.....)- pensó mientras cubria su brazo con....- Haki de armamento.
El Haki de Armamento de Wano, también conocido como Ryuo, es una forma avanzada de Haki de Armamento que se destaca por su capacidad para concentrar la energía y liberarla de manera externa, causando un impacto en los objetos o enemigos sin necesidad de tocarlos directamente. A diferencia del Haki de Armamento normal, que solo recubre partes del cuerpo o armas con una armadura invisible, el Ryuo permite a los usuarios dirigir su Haki hacia el exterior, creando un tipo de "emisión" que puede atravesar defensas o incluso destruir desde adentro.
Yaito:( De hecho me servirá mucho si me enfrentó a gigantomatchia)- pensó recordado aquella vez que los héroes no pudieron detener.
Yaito seguía inmerso en sus pensamientos, observando el campo de entrenamiento y cómo cada uno de sus compañeros se esforzaba en mejorar sus Quirks. Su frustración interna lo mantenía en silencio, con los puños ligeramente apretados, cuando sintió una suave mano en su hombro.
Al girar la cabeza, vio a Osen sonriéndole. Su mirada cálida y tranquila siempre lograba calmar la tormenta interna que él cargaba. Yaito no dijo nada al principio, pero relajó su expresión al ver a su novia.
Osen: ¿Podemos hablar en privado? —preguntó suavemente, su voz tan tranquila como siempre, pero con un toque de preocupación en sus ojos.
Yaito asintió sin dudar. No había necesidad de palabras entre ellos. Ella entendía que algo no estaba bien con él, y él confiaba en ella para hablar de lo que lo agobiaba.
Osen lo guió hacia un pequeño sendero que salía del área principal de entrenamiento. Caminaron en silencio por unos minutos, adentrándose en un bosque lleno de frondosos árboles que filtraban los rayos del sol. El sonido del agua corriendo los envolvía cada vez más conforme se acercaban a su destino. Finalmente, llegaron a un hermoso lago escondido entre las rocas, con una pequeña cascada que caía suavemente sobre la superficie cristalina del agua.
El lugar parecía un oasis de tranquilidad, apartado del bullicio y la energía intensa de los entrenamientos. Osen se detuvo junto al lago y se giró para mirar a Yaito, que permanecía a su lado, con la mirada baja.
Osen: Sabía que te encontraría pensativo y un poco distante —comentó mirándolo con dulzura mientras se acercaba más a él— Has estado presionándote mucho últimamente, Yaito. Lo noto en tus ojos, en la forma en que entrenas.
Yaito respiró hondo, sintiendo que la tensión en su pecho comenzaba a disiparse solo por estar a su lado. Levantó la vista, encontrándose con los ojos de Osen, que reflejaban una comprensión profunda.
Yaito: No puedo evitar sentir que no es suficiente, Osen, —admitió finalmente—. Todos están mejorando... superándose. Y yo... aunque he avanzado, siento que hay algo que me retiene. Algo que me impide llegar más lejos.
Osen lo escuchó en silencio, sin interrumpirlo, sabiendo que él necesitaba sacar todo lo que sentía.
Yaito: Sé que tengo el poder para actuar, para proteger, —continuó su voz más baja—. Pero no puedo conformarme con eso. Si quiero ser capaz de enfrentar lo que se avecina, de proteger a todos, necesito ser más fuerte, más rápido... Y no solo físicamente. Mentalmente también. Quiero superarme, pero no sé cómo.
Osen sonrió levemente y se acercó, poniendo sus manos sobre las de Yaito.
Osen: Yaito, lo que más admiro de ti es tu determinación. Siempre has querido dar lo mejor de ti por los demás, por tus amigos, por mí. Pero no puedes seguir cargando todo el peso tú solo. A veces, es importante también reconocer que tienes límites, y está bien. No se trata solo de ser el más fuerte físicamente, sino de entender tus propias fuerzas, tanto internas como externas.
Yaito la miró, escuchando cada palabra con atención. Osen lo entendía mejor que nadie.
Osen: No tienes que hacerlo solo, —continuó ella—. Yo estoy aquí para ti. Siempre lo estaré. Juntos podemos encontrar la forma de superar esos límites. Pero también tienes que darte tiempo para respirar, para reflexionar. No te apresures.
Osen acarició su mejilla con suavidad, dejando que sus palabras calaran hondo en él.
Osen: Eres increíble tal como eres, Yaito. No olvides eso. —Le dedicó una sonrisa que parecía iluminar el lugar aún más.
Yaito sintió un calor reconfortante al escucharla. Aunque sus dudas seguían presentes, algo en su interior se calmó al estar a su lado. Osen siempre tenía esa capacidad de hacerle ver lo que a veces él mismo no podía.
Yaito: Gracias, Osen. —murmuró, esbozando una pequeña sonrisa—. No sé qué haría sin ti.
Ella solo sonrió más ampliamente y se acercó para abrazarlo, envolviéndolo en su calor. Mientras la cascada caía suavemente al fondo, Yaito supo que, aunque el camino sería difícil, no tenía que recorrerlo solo. Con Osen a su lado, sentía que podía encontrar la manera de superarse, paso a paso.
Yaito: Osen puedo pedirte algo?- pregunto mientras ella simplemente asintió con una leve sonrisa.
Osen: Claro que es lo que me quieres pedir?
El sol ya había alcanzado su punto más alto en el cielo, y los estudiantes de la Clase B tomaban un descanso después de una intensa sesión de entrenamiento. Conversaban entre ellos, bromeando sobre sus progresos y lo que les faltaba mejorar, cuando Yaito se acercó con una expresión seria y decidida. Los demás notaron su presencia de inmediato, ya que Yaito rara vez tomaba la iniciativa para hablar con todos al mismo tiempo.
Kendo: Oye, Yaito, ¿qué pasa? —preguntó ladeando la cabeza curiosa al ver la mochila que cargaba.
El resto de la clase también se quedó en silencio, mirando expectantes a su compañero, que rara vez hacía algo sin una buena razón. Yaito se paró en el centro del grupo y, con un ligero movimiento, dejó caer la mochila al suelo. Todos los ojos se fijaron en el objeto, intrigados.
Yaito: Bueno como osen de pidio reunirse conmigo solamente para decirle que he estado observando —dijo de forma tranquila pero segura—. A todos ustedes. Sus Quirks, cómo los usan, sus fortalezas y sus debilidades. —Hizo una pausa y miró a cada uno en el grupo—. Y llegué a la conclusión de que necesitamos entrenar de manera más eficiente. No podemos seguir improvisando si queremos superar nuestras limitaciones.
La clase lo observaba atentamente, sin decir nada, hasta que Yaito comenzó a sacar de la mochila lo que parecían ser libretas, una por una. Las entregaba con calma, caminando hacia cada compañero de clase, dejando que las sostuvieran en sus manos.
Tetsutetsu: ¿Qué es esto? —preguntó frunciendo el ceño mientras abría la libreta que le correspondía.
Yaito: He creado métodos de entrenamiento personalizados para cada uno de ustedes —respondió sin rodeos—. He analizado los 19 Quirks de nuestra clase y he hecho recomendaciones sobre cómo podrían mejorar sus habilidades. Cada libreta tiene puntos positivos y negativos de su Quirk, y algunas sugerencias sobre cómo podrían entrenar para maximizar su potencial.
El asombro fue instantáneo. Algunos estudiantes como Kinoko y Pony abrieron rápidamente sus libretas, hojeando las páginas llenas de detalles sobre sus Quirks. Los diagramas, las notas, y los consejos específicos los dejaron boquiabiertos. Ibara miró a Yaito con una mezcla de sorpresa y admiración.
Ibara: ¿Has analizado... nuestros Quirks? —preguntó algo incrédula—. ¿A cada uno de nosotros?
Yaito asintió, como si fuera lo más natural del mundo.
Yaito: Lo hice durante los últimos meses. No solo observé cómo usan sus Quirks en las peleas o en los entrenamientos, sino que también me aseguré de estudiar sus aplicaciones potenciales. Creo que, si todos seguimos estos métodos, podremos mejorar mucho más rápido. —Hizo una pausa, mirando a la clase con seriedad—. No podemos permitirnos quedarnos atrás. Si queremos ser héroes de verdad, debemos estar preparados para cualquier cosa. Y este es solo un paso para llegar allí.
Hatori, quien había estado revisando su libreta en silencio, levantó la vista y dijo, impresionada.
Hatori: Estoy sorprendida, Yaito. Esto... esto es increíble. Realmente has puesto mucho trabajo en esto. —Su voz llevaba un tono de admiración, algo poco común en ella—. Analizar cada uno de nuestros Quirks... No es algo que cualquiera haría. Esto demuestra cuánto te importa el progreso del equipo.
Kendo asintió, mientras sostenía su libreta con una expresión de respeto.
Kendo: Tienes razón, Hatori. Yaito, esto es más de lo que cualquiera de nosotros esperaba. Gracias por pensar en el equipo. Pero... ¿qué hay de ti? —preguntó Kendo, cruzando los brazos—. ¿Has preparado algo para ti también?
Yaito guardó silencio por un momento, mirando al suelo antes de levantar la vista hacia sus compañeros.
Yaito: He hecho un análisis para mí también —dijo con calma—. Sé que tengo mucho por mejorar, especialmente en cuanto a controlar mi Quirk de manera más precisa. Este entrenamiento no es solo para ustedes. También es para mí. Si todos entrenamos juntos, nos haremos más fuertes, más rápido.
La clase quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababan de escuchar. No solo estaban impresionados por el esfuerzo que Yaito había puesto en ellos, sino también por la claridad de su visión. Sabían que él no era alguien que hablara a la ligera, y su dedicación les recordó por qué eran una clase unida y fuerte.
Tetsutetsu golpeó su puño con la palma de su mano, mostrando una sonrisa desafiante.
Tetsutetsu: ¡Entonces entrenemos hasta romper nuestros límites! Si Yaito ha pensado en todo esto, ¡vamos a hacerlo funcionar!
Los demás asintieron con entusiasmo, motivados por la repentina revelación y la confianza que Yaito había depositado en ellos. Ahora, con un plan claro en mente, la Clase B estaba lista para darlo todo y avanzar hacia su próximo nivel.
Todo era visto por su sensei que lo miraba a la lejanía sabiendo que yaito era un ancla importante para la clase B
Mientras los sonidos de los entrenamientos de sus compañeros resonaban en el área de práctica, Yaito estaba solo, apartado del resto. Se encontraba en un pequeño claro, rodeado de árboles altos y frondosos, donde el ruido del viento entre las ramas se mezclaba con los ecos distantes de gritos de esfuerzo y explosiones de Quirks.
Sus ojos estaban fijos en sus manos, abiertas frente a él. Observaba las ligeras marcas en su piel, cicatrices de las batallas pasadas, pero ahora era consciente de algo mucho más profundo. Sus compañeros estaban todos concentrados en mejorar sus habilidades, dominando sus Quirks de maneras nuevas, pero él… sabía que su verdadero desafío era otro.
Legacy.
Ese poder que había despertado en momentos críticos, el que parecía algo mucho más grande de lo que había imaginado. Yaito sabía que no podía seguir confiando en que se manifestara solo en situaciones desesperadas. Tenía que aprender a controlarlo, a dominarlo por completo. No solo para proteger a los demás, sino para protegerse a sí mismo.
Yaito: Tengo que aprender a usar mejor el Legacy... —se dijo a sí mismo, su voz apenas un susurro en el viento.
Cerró los ojos y respiró profundamente. En su mente, trató de visualizar el poder, sentir cómo fluía a través de él. Recordó el momento en que se enfrentó a Kyle, cuando el Legacy se activó por primera vez, inundando su cuerpo de energía y fuerza. Recordó las veces que lo había sentido desde entonces, siempre en el borde de la consciencia, como una corriente de poder que esperaba ser desatada.
Y entonces, lo sintió.
Un leve cosquilleo recorrió su cuerpo, comenzando desde sus pies y subiendo lentamente. Abrió los ojos y vio cómo pequeños rayos de luz azul comenzaban a rodearlo, parpadeando a su alrededor. La energía era palpable, cargada en el aire, y su piel comenzó a hormiguear. Lentamente, su cabello se erizó, elevándose por la estática que emanaba de su cuerpo.
Yaito: Así que esto es… —murmuró mientras observaba la energía fluir por él.
Sus ojos, antes del color habitual, empezaron a cambiar. Un destello azul intenso los cubrió por completo, transformando sus iris en un brillante resplandor eléctrico. Sentía su cuerpo más ligero, como si estuviera en sintonía con algo más grande, una fuerza que fluía a través de él desde alguna parte desconocida.
El poder del Legacy lo inundaba, y aunque no estaba totalmente desatado como en las batallas anteriores, ahora lo controlaba, lo sentía en cada parte de su ser.
Yaito: Tengo que dominar esto... —se dijo, apretando los puños mientras los rayos azules brillaban con mayor intensidad a su alrededor.
Yaito sabía que el control del Legacy no vendría de un solo intento. No sería algo que sucediera en un día, o tal vez ni siquiera en semanas. Pero ahora, con la determinación clara en su mente y el poder surgiendo en su interior, estaba listo para enfrentarlo. No podía quedarse quieto, no mientras sus amigos y compañeros continuaban avanzando. Tenía que superarse, dominar el poder que lo hacía diferente.
Con una última mirada a su alrededor, sintiendo la soledad del momento y el desafío que tenía ante él, Yaito exhaló lentamente. Los rayos a su alrededor comenzaron a estabilizarse, fluyendo en una danza constante alrededor de su cuerpo.
Yaito: Voy a mejorar... —murmuró con una firmeza renovada—. No solo por mí... sino por todos.
Después de varios minutos concentrándose, Yaito sintió cómo su energía fluctuaba.
Yaito:( Lo tengo a 25%)- pensó mientras empezaba a lanzar varios golpes donde esto era rápido y preciso-( Pero no solo eso)- recordado cuando hablo con unos de los portadores de legacy-( En total hay 5 portadores cada uno con un quirk, pero ahora desperté uno de ellos......)
Yaito cerró los ojos, dejando que las palabras del portador se hundieran en su mente. Podía sentir el nuevo poder fluir por su cuerpo, similar a la electricidad que ya había experimentado con el Legacy, pero había algo diferente en esta energía. Tenía una sensación más punzante, una carga que parecía llevar algo más que simple electricidad.
Yaito: Rayos venenosos… —repitió en voz baja, abriendo los ojos lentamente mientras su brazo derecho comenzaba a cargarse de energía—. Suena similar a la habilidad de un héroe que conocí en mi vida anterior...
La memoria de ese héroe con traje negro y con el símbolo de una raya , una figura de otro tiempo. Pero recordaba cómo usaba su poder eléctrico para paralizar a sus enemigos, enviando descargas controladas que neutralizaban sin destruir. Yaito sabía que esta nueva habilidad era similar.
Miró su brazo derecho mientras pequeños rayos de color blanco comenzaban a manifestarse alrededor de él. Los rayos chisporroteaban con una intensidad inusual, brillando con un resplandor frío y amenazante. Sabía que estaba a punto de desbloquear algo nuevo, algo peligroso si no lo controlaba adecuadamente.
Yaito: Muy bien, vamos a poner esto a prueba... —murmuró, con una determinación renovada.
Apretó los dientes y alzó el brazo derecho, dejando que los rayos venenosos se acumularan en su mano. Los rayos blancos comenzaron a girar alrededor de su brazo, envolviéndolo en un aura eléctrica que zumbaba con una energía oscura. Sintiendo el momento adecuado, golpeó el suelo con fuerza.
Yaito: ¡RAZOR STRIKE! —gritó mientras su puño impactaba contra la tierra.
El golpe liberó una descarga masiva de rayos que se expandieron en todas direcciones, ramificándose por el suelo como serpientes de luz. La energía no solo parecía eléctrica, sino que también emitía una sensación tóxica, una especie de veneno en forma de electricidad que impregnaba el suelo a medida que avanzaba.
Los rayos se expandieron por el área, envolviendo todo lo que tocaron con una carga paralizante y debilitante. Las rocas cercanas comenzaron a agrietarse por la energía, y el aire a su alrededor se volvió denso y cargado, como si el ambiente mismo fuera consciente del peligro que estos rayos representaban.
??: Parece que has comprendido el poder —dijo el portador en su mente—, pero recuerda, estos rayos son venenosos por una razón. No se trata solo de incapacitar, sino de agotar a tu enemigo lentamente. Úsalos sabiamente.
Yaito observó el resultado de su ataque, impresionado por la magnitud de lo que había desatado. Sabía que esta nueva habilidad requeriría mucho más control y precisión que lo que había practicado hasta ahora. No podía permitirse usar los Rayos Venenosos indiscriminadamente, ya que podían causar más daño del necesario si no los dominaba por completo.
Yaito:(Este poder es... peligroso, pero también es útil...)—pensó, mientras el brillo azul de su cabello y sus ojos comenzaba a desvanecerse ligeramente, volviendo a su color normal.
Con una última mirada al área devastada por los rayos, Yaito se dio cuenta de lo lejos que aún tenía que llegar. Ahora, más que nunca, estaba decidido a superar sus límites, no solo para su propio bien, sino para proteger a aquellos que más le importaban.
El entrenamiento continuaba bajo el calor del sol, mientras Yaito e Izuku se enfrentaban en el bosque por petición de yaito. Cada uno de sus movimientos era preciso, calculado. Yaito, envuelto en los rayos azules del Legacy, observaba cómo Izuku se movía con agilidad, saltando de un árbol a otro con una velocidad que le hacía difícil de seguir. Los pensamientos de Yaito eran claros: no podía depender únicamente de su Haki de Observación para anticipar los movimientos de su oponente. En batallas más difíciles, ese sentido podría ser bloqueado o desbordado, lo que lo dejaría vulnerable.
Izuku, por su parte, había comenzado a acelerar su ritmo, aumentando el uso del One for All en sus piernas para moverse más rápido. Cada vez que saltaba de un árbol a otro, Yaito apenas podía seguir su trayectoria. Pero, de repente, algo cambió. El oído de Yaito se agudizó aún más de lo habitual, captando los sonidos del entorno con una claridad increíble. Cada movimiento de Izuku, cada crujido de las hojas y cada desplazamiento del aire, se volvieron más intensos en sus oídos. Sintió cómo Izuku se acercaba, casi imperceptible para cualquiera menos para él, y en el último momento se giró justo cuando Izuku apareció detrás de él, listo para lanzar una patada.
Yaito: ¡No tan rápido! —exclamó bloqueando la patada de Izuku con ambos brazos, lo que tomó por sorpresa al chico de cabello verde.
Izuku, sorprendido por la reacción rápida de Yaito, no se detuvo. Saltó hacia atrás y luego volvió a la carga, lanzando una serie de golpes rápidos, buscando un punto débil. Sin embargo, cada uno de sus golpes era bloqueado por Yaito con una precisión asombrosa. Los rayos azules alrededor del cuerpo de Yaito parecían intensificarse con cada intercambio.
A medida que la pelea continuaba, algo comenzó a sentirse diferente en Yaito. Al principio, no entendía qué era, pero después de unos segundos, su visión empezó a nublarse. Yaito parpadeó varias veces, tratando de aclarar la vista, pero con cada parpadeo, su entorno se volvía más borroso, más oscuro. La sensación de incertidumbre lo golpeó de golpe. Estaba perdiendo la vista, todo a su alrededor se oscurecía. Su corazón se aceleró mientras intentaba mantener la calma, pero no podía evitar la confusión.
Yaito: ¿Qué…? —murmuró, justo cuando aprovechó la apertura y lo golpeó con fuerza, enviándolo contra un árbol cercano.
El impacto fue duro, y Yaito cayó al suelo, jadeando. Izuku, que había sentido que algo andaba mal, no tardó en acercarse, preocupado.
Izuku: ¡Yaito! ¿Estás bien? —preguntó deteniéndose frente a él mientras el polvo comenzaba a asentarse.
Yaito, aún aturdido por el golpe y la confusión, abrió los ojos lentamente, pero se dio cuenta de algo que le heló la sangre. Todo estaba completamente oscuro. No podía ver nada. Intentó parpadear, mover la cabeza, pero la oscuridad seguía ahí, inmutable.
Yaito: No… no puede ser… —susurró para sí mismo mientras el pánico empezaba a instalarse en su pecho—. Estoy… estoy ciego.
Continuará........
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