Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Tem 3:Antes de campamento

Después de regresar de I-Island, las vacaciones de verano continuaron tranquilamente para Yaito. Su rutina diaria consistía en entrenar, mantenerse en contacto con sus amigos, como Melissa, por videollamadas o mensajes, y salir a pasear de vez en cuando. Sin embargo, lo más importante para él durante este tiempo fue la evolución de su relación con Osen, quien ahora ocupaba un lugar aún más especial en su vida.

Una tarde, ambos estaban en la habitación de Yaito, viendo una película mientras el sol se escondía lentamente tras las cortinas. Estaban cómodamente sentados en el sillón; Yaito tenía sus brazos alrededor de los hombros de Osen, mientras ella descansaba su cabeza en su pecho, disfrutando del momento juntos.

El ambiente era tranquilo, solo el sonido de la película llenaba la habitación, pero la mente de Yaito estaba en otro lugar. Mirando a Osen, una suave sonrisa apareció en su rostro.

Yaito: "Soy afortunado de tenerte a mi lado, Osen."

Osen levantó la vista ligeramente, notando la ternura en sus palabras. Con una sonrisa cálida, se inclinó hacia él y le dio un suave beso en la mejilla. Yaito se quedó un poco sorprendido por el gesto inesperado.

Yaito: "¿Eh? ¿Por qué...?"

Osen, con su habitual serenidad y dulzura, sonrió de nuevo, respondiendo con una voz tranquila pero llena de cariño.

Osen: "¿Por qué no? Además, es algo que te mereces por siempre estar ahí para ayudar a los demás."

Yaito no pudo evitar sonreír, aunque algo nervioso, al escuchar esas palabras. Sentía que Osen siempre lograba verlo de una manera que él mismo no lo hacía. Era una conexión única, una donde ambos se entendían sin necesidad de demasiadas palabras.

Ambos volvieron su atención a la película, pero la atmósfera entre ellos se había vuelto más cercana, más íntima. El silencio se llenaba de comprensión mutua, mientras se abrazaban, compartiendo no solo el espacio físico, sino también la seguridad de saber que tenían a alguien especial a su lado, listo para enfrentar cualquier desafío.

Mientras Yaito y Osen seguían cómodamente viendo la película, el sonido del teléfono interrumpió la paz del momento. Ambos se miraron confundidos antes de que Yaito alcanzara su celular para ver quién llamaba. Al revisar las notificaciones, vio que era el grupo de la clase B, y sin poder evitar una sonrisa, comentó:

Yaito: "Parece que quieren que nos reunamos para una salida."

Osen, curiosa, revisó su propio celular y vio el mismo mensaje. Sus ojos brillaron levemente al leer los detalles.

Osen: "¡Es a la playa!" - dijo con un toque de emoción en su voz, aunque intentaba mantener la calma para no mostrarse demasiado emocionada.

Yaito, notando la emoción en sus ojos, no pudo resistir hacer un comentario en tono de broma.

Yaito: "Es natural que te emociones... tu quirk es de agua, después de todo."

Antes de que pudiera reaccionar, Osen le dio un suave golpe en el hombro, como una respuesta juguetona a su comentario.

Osen: "Eso no tiene nada que ver." - respondió, con una sonrisa leve pero divertida en sus labios, fingiendo estar ofendida.

Yaito soltó una risa suave mientras frotaba su hombro de manera exagerada, como si el golpe realmente le hubiera dolido.

Yaito: "Lo que digas..." - dijo mientras la abrazaba con más fuerza, disfrutando de la pequeña interacción.

Osen: "Pero sí... sería divertido. Hace tiempo que no hacemos algo todos juntos."

Yaito: "Sí, suena bien. Además, será una buena oportunidad para relajarnos un poco antes de que el entrenamiento se ponga más duro."

Ambos compartieron una sonrisa mientras volvían su atención a la película por un momento. Sin embargo, sus mentes ya estaban en la próxima salida con sus compañeros de clase, imaginando cómo sería la aventura en la playa, lejos de los entrenamientos y las responsabilidades heroicas por un día.

Al día siguiente

Yaito y Osen caminaban tranquilamente hacia la zona de reunión donde se encontrarían con sus compañeros de la clase B. El cielo estaba despejado y el sol brillaba con fuerza, anticipando un día perfecto para la playa. Mientras caminaban uno al lado del otro, con sus manos entrelazadas, Yaito rompió el silencio con una pregunta que había estado rondando su mente.

Yaito: "Oye, Osen... ¿Ya le has mencionado a tus abuelos sobre nuestra relación?"

Osen lo miró de reojo y negó suavemente con la cabeza, soltando una pequeña risa.

Osen: "No, todavía no. Mis abuelos son algo tradicionales, así que estoy pensando en cómo decirles. Pero... ¿tú se lo has mencionado a tu familia?"

Yaito soltó un suspiro, rascándose la nuca mientras sonreía.

Yaito: No, tampoco lo he hecho... pero lo haré cuando tenga una reunión con mis padres y mi hermana mayor. Siento que será más fácil decírselos a todos al mismo tiempo.

Osen lo miró con una expresión pensativa, pero con una leve sonrisa en sus labios.

Osen: Supongo que será un momento interesante. Tu hermana mayor seguramente tendrá algo que decir, ¿no?

Yaito sonrió ante el comentario, sabiendo que su hermana siempre tenía algo que decir, y normalmente de manera muy directa.

Yaito: Sí, probablemente me molestará un poco, pero es parte de su encanto, supongo.

Osen se rió suavemente, imaginando la escena. Luego, se acercó un poco más a Yaito mientras seguían caminando.

Osen: Será divertido. Aunque ahora que lo pienso, ¿te imaginas cómo reaccionarán tus padres?

Yaito: Bueno, no puedo decir que lo sé con certeza... pero mientras sea feliz, creo que lo entenderán. De todas formas, no hay prisa. Cuando sea el momento adecuado, se los diremos.

Ambos compartieron una mirada cómplice, sabiendo que, aunque esos momentos de presentar a sus familias llegaran eventualmente, por ahora podían disfrutar de su tiempo juntos, sin presiones. Mientras se acercaban a la zona de reunión, ambos comenzaron a visualizar la diversión que les esperaba con sus compañeros, alejando por un momento las responsabilidades y los pensamientos sobre sus familias.

Osen: Bueno, primero vamos a relajarnos un poco en la playa. Luego ya veremos cómo contarles.

Yaito asintió, dándole un leve apretón a la mano de Osen, mientras ambos sonreían. Al final del camino, ya podían ver a algunos de sus compañeros esperando, listos para la salida.

Yaito y Osen llegaron a la zona de reunión donde la clase B los esperaba, algunos ya estaban sentados en el césped mientras otros se organizaban para dirigirse a la playa. En cuanto los vieron llegar, Tetsutetsu fue el primero en alzar la mano con entusiasmo.

Yaito: ¿Llegamos tarde?

Kendo, con su habitual sonrisa tranquila, negó con la cabeza mientras cruzaba los brazos.

Kendo: No, llegaron justo a tiempo. No nos íbamos a ir sin ustedes.

Tetsutetsu: ¡Es hora de divertirnos! -exclamó con un gran entusiasmo, alzando el puño al aire-.

El grito contagioso de Tetsutetsu motivó a todos, y pronto toda la clase B, emocionada, levantó las manos y gritó al unísono:

Clase B: ¡Síííí!

El ambiente se llenó de una energía vibrante mientras todos se dirigían hacia la playa. La alegría y el bullicio se sentían a cada paso. Yaito y Osen intercambiaron una mirada divertida mientras caminaban con sus compañeros.

Al llegar a la playa, la clase B se dispersó rápidamente. Kendo tomó la iniciativa de organizar al grupo.

Kendo: Muy bien, chicos, vámonos organizando. Vamos a cambiarnos antes de meternos al agua. Chicas por allá y chicos por acá.

Todos asintieron, dividiéndose en dos grupos. Las chicas, lideradas por Kendo, se dirigieron a los vestidores más cercanos, mientras los chicos, liderados por Tetsutetsu, se encaminaron hacia el otro lado. Yaito, con una sonrisa tranquila, se despidió brevemente de Osen, quien le devolvió una sonrisa cómplice antes de unirse a las demás chicas.

Mientras los chicos caminaban hacia su área, Tetsutetsu puso un brazo sobre los hombros de Yaito con una gran sonrisa.

Tetsutetsu: ¡Esto va a ser épico, Yaito! Vamos a disfrutar al máximo.

Yaito sonrió, dejándose llevar por el entusiasmo de sus compañeros. Sabía que este día en la playa no solo sería una oportunidad para relajarse y disfrutar, sino también para fortalecer aún más los lazos con sus compañeros de clase.

Yaito: Sí, va a ser un buen día.

Siendo el primero en salir de los vestidores, llevando una camisa hawaiana de colores oscuros con estampado floral y una camiseta blanca debajo. Unos shorts ligeros, de diseño casual con detalles grises, y sandalias completaban su atuendo de verano. Su cabello desordenado, color negro, reflejaba un estilo relajado y cómodo para la ocasión.

Al salir, Yaito observó una zona cercana donde había mesas con sombrillas y techo, notando que sus compañeros ya habían dejado allí sus cosas. Caminando hacia ese lugar, no pudo evitar pensar en cómo todo había sido cuidadosamente organizado. Sonrió para sí mismo, recordando que había planeado esta salida desde hacía tiempo, probablemente desde su viaje a I-Island.

Mientras los demás chicos comenzaban a salir uno a uno de los vestidores, Tetsutetsu, siempre animado, le dio una palmada en el hombro a Yaito.

Tetsutetsu: ¡Oye, Yaito! Hay que preparar las cosas antes de que las chicas salgan. ¡Vamos a asegurarnos de que todo esté listo para disfrutar!

Yaito: Sí, tienes razón. Es mejor que lo dejemos todo en orden antes de que lleguen.

Con ese pensamiento en mente, Yaito se dirigió hacia las mesas, organizando lo necesario para que todos pudieran disfrutar de un día perfecto en la playa.

Los chicos ya habían terminado de preparar todo: las mesas estaban listas, los refrescos y bocadillos acomodados, y las toallas bien distribuidas. De repente, una voz conocida interrumpió la calma:

Setsuna: "¡Parece que ya hemos empezado, chicos!" -se escuchó mientras todos volteaban para ver de dónde provenía la voz.

Lo que siguió fue una escena que dejó a varios de los chicos sin palabras. Frente a ellos, las chicas de la clase B, cada una con su traje de baño, se acercaban. Setsuna, siempre bromista, no perdió la oportunidad de hacer un comentario divertido al ver las caras sorprendidas de sus compañeros

Setsuna: ¡Vaya, parece que los hemos dejado sin palabras! -dijo riendo, mientras Kendo, a su lado, se mostraba algo más reservada.

Kendo: ¿Estamos mostrando demasiado, chicas? -comentó con una pequeña sonrisa, aunque su tono dejaba entrever una ligera incomodidad.

Pero lo que Kendo no pudo evitar notar fue la mirada fija de Tetsutetsu, quien la observaba con una mezcla de admiración y nerviosismo. Ese gesto no pasó desapercibido para Yaito, quien, desde su lugar, notó la evidente conexión que había entre ambos. Era claro que había algo más que simple camaradería entre Kendo y Tetsutetsu, lo cual le sacó una pequeña sonrisa.

Yaito: (Parece que hay algo entre esos dos...)- pensó a notar aquello, sabía que entre ellos 2 había algo simplemente parecía no dar ese paso-( Así me sentir con osen)

Sin embargo, no había tiempo para distraerse demasiado con eso. Lo importante ahora era relajarse y divertirse. Tras el breve momento de tensión, todos decidieron ir a la playa y disfrutar del día. Los chicos y chicas corrieron hacia el agua, jugando con las olas y organizando competencias de natación.

Mientras tanto, Yaito decidió mantenerse un poco al margen, prefiriendo la sombra de una de las mesas bajo la sombrilla. Desde allí, observaba a sus compañeros mientras sonreía, disfrutando del ambiente relajado y la risa que llenaba el lugar.

Yaito: Es un buen día para desconectar... -murmuró para sí mismo, sintiendo el calor del sol y la brisa marina mientras los demás se divertían en la playa.

Sentado bajo la sombra, Yaito observaba cómo sus amigos se divertían en la playa, riendo y jugando en la arena. Sin embargo, aunque el ambiente era relajado, en su mente rondaban pensamientos más oscuros. La frase "la paz antes de la tormenta" resonaba en su cabeza. No podía evitar recordar aquella conversación inquietante que había tenido con All for Naught en el centro comercial. Ese encuentro lo había marcado, haciéndole cuestionar su propio camino y los ideales que creía tener claros.

A pesar de todo, Yaito no veía a All for Naught como un villano tradicional. No era un mal tipo, o al menos no en el sentido estricto de la palabra. Era alguien atrapado por la mala suerte y las circunstancias. Sin embargo, Yaito sabía que su destino, su legado, lo vinculaba a luchar contra esa oscuridad. Pero, ¿y si había una manera de evitar la confrontación? ¿Una forma de hacerlo entrar en razón? Y si no lo había, Yaito estaba decidido a hacer lo que fuera necesario, incluso si eso significaba ser visto como una amenaza o, peor aún, como un villano.

Perdido en sus pensamientos, una voz lo sacó de su ensimismamiento.

"Yaito."

Giró la cabeza rápidamente, sorprendido. Frente a él estaba Ibara, y lo que lo dejó sin palabras no fue solo el hecho de que ella lo llamara, sino su apariencia. Llevaba puesto un traje de baño que resaltaba su belleza de manera inesperada, algo que Yaito no había visto antes en ella. Se veía hermosa, y eso lo tomó por sorpresa.

Yaito, ligeramente sonrojado y con una sonrisa algo tímida, apenas pudo disimular su sorpresa. Por unos momentos, todas sus preocupaciones se esfumaron, reemplazadas por una calidez repentina al verla.

Ibara, sin notar la leve reacción de Yaito, lo miró con esa serenidad característica suya, aunque también un poco de incomodidad por el ambiente distinto al habitual de entrenamiento y escuela.

Ibara: ¿Te encuentras bien, Yaito? Te vi aquí solo y parecías... perdido en tus pensamientos.

Yaito parpadeó, aún procesando el cambio abrupto de tema y ambiente.

Yaito: Ah, sí, solo estaba... pensando en algunas cosas. Nada importante.-murmuró, rascándose la nuca, aún con el ligero sonrojo.

Ibara lo miró detenidamente por un momento antes de asentir con suavidad.

Ibara: No debes preocuparte por todo, a veces es bueno desconectar. Hoy estamos aquí para disfrutar, ¿recuerdas?

Yaito asintió, tratando de apartar los pensamientos de All for Naught por ahora. Tal vez, solo tal vez, hoy podría relajarse un poco.

Sentado a la sombra junto a Ibara, Yaito decidió aprovechar la tranquilidad del momento. Algo en su mente le impulsaba a hablar, pero no sabía si era el mejor tema para una charla en la playa. Aún así, la curiosidad lo superaba.

Yaito: Ibara... ¿Tú crees que es tonto darle a un villano la oportunidad de redimirse? -dijo sin rodeos, mientras miraba el horizonte, evitando sus ojos directamente.

La pregunta tomó a Ibara completamente por sorpresa. Se quedó en silencio por unos segundos, procesando las palabras de Yaito. No era una pregunta común para un día de playa, y menos aún viniendo de alguien que generalmente no hablaba de esos temas de manera casual.

Ibara: ¿A qué te refieres?-respondió, notando que Yaito parecía algo distante, pensativo-. Por qué lo preguntas?

Yaito suspiró, sabiendo que debía explicarse mejor. No quería que Ibara pensara que él dudaba de su misión como héroe o que estuviera confundido sobre lo correcto.

Yaito: Bueno, estaba pensando... He visto algunos villanos en acción. A veces parece que no empezaron siendo completamente malos. Algunos solo han tomado malas decisiones o han sido empujados por las circunstancias. -Se detuvo un momento, midiendo sus palabras-. Me pregunto si, en lugar de simplemente enfrentarlos, podría haber una manera de... hacerles ver otro camino.

Ibara lo miró fijamente, sorprendida por lo que estaba escuchando. No era la típica conversación sobre el deber de un héroe. Sin embargo, esto no le parecía extraño viniendo de Yaito. Siempre había algo profundo en él, una especie de lucha interna que lo hacía ver las cosas desde una perspectiva distinta.

Ibara: Es una pregunta difícil... Como héroes, se supone que debemos detener a los villanos, proteger a las personas y hacer justicia. Pero... la redención es algo que siempre ha sido parte de mi fe. -respondió con suavidad-. No creo que sea tonto pensar en dar una oportunidad. Al contrario, es noble. No todos los villanos aceptarán cambiar, pero eso no significa que no debamos intentarlo, si existe esa posibilidad.

Yaito asintió lentamente. La respuesta de Ibara resonaba con él, aunque sabía que no todos estarían de acuerdo. Pero el hecho de que ella, siendo tan firme en su fe, apoyara esa idea, le daba algo de consuelo.

Yaito: Es solo que... a veces siento que la lucha contra la oscuridad es más complicada de lo que parece. No es solo detener a los malos, sino entender qué los llevó ahí. Si pudiera, al menos, evitar que algunos sigan ese camino... No sé. Quizás estoy pensando demasiado. -comentó, encogiéndose de hombros con una pequeña sonrisa.

Ibara lo observó, sabiendo que Yaito no hablaba de esto con muchas personas. Admiraba esa parte de él, esa capacidad de cuestionar más allá de lo evidente.

Ibara: Lo que dices no es tonto. Creo que esa empatía es parte de lo que te hace un héroe, Yaito -dijo con una sonrisa tranquila-. A veces, la justicia no solo es detener al villano, sino también ofrecerles una salida de la oscuridad. Si puedes hacer eso, estarías cumpliendo con una misión aún mayor.

Las palabras de Ibara le dieron una calma inesperada. A pesar de la conversación seria, Yaito se sentía más ligero, como si hubiera encontrado algo de claridad. Apreciaba profundamente esa visión de Ibara, su manera de ver el mundo desde la fe y el respeto por la redención.

Ibara: En nuestra lucha contra Kyle, él mencionó cómo su hermanita murió. Esa experiencia lo llevó por un camino oscuro. A veces, las personas hacen lo que hacen debido a su dolor o circunstancias. Yo también he sentido eso, la lucha entre ayudar y temer a la oscuridad de los demás.

Yaito se sorprendió un poco al escuchar a Ibara abrirse de esa manera. Era un lado de ella que rara vez veía, pero al mismo tiempo, lo admiraba.

Yaito: Gracias, Ibara. Es algo en lo que he estado pensando mucho últimamente. -admitió-. Supongo que hablar contigo era lo que necesitaba.

Ibara asintió, sonriendo con suavidad mientras ambos se quedaban en silencio, disfrutando del momento, con el sonido de las olas de fondo.

Yaito: Sabes...... Siempre ayudas a los demás, Ibara. Eso es lo que te hace fuerte. De alguna manera, eres un reflejo de lo que realmente significa ser una heroína."

Las palabras de Yaito hicieron que Ibara se sonrojara, pero también la llenaron de calidez. La forma en que él la veía, con ese respeto y admiración, le recordaba lo que había estado sintiendo en su corazón.

Ibara: Gracias, Yaito. Eso significa mucho... aunque a veces siento que no soy lo suficientemente buena.

Yaito sonrió, notando la inseguridad en su voz.

Yaito: Eres increíble, de verdad. Nunca dudes de eso.

Con un cambio de tema, Ibara sintió una leve oleada de valentía.

Ibara: Hablando de cosas... ¿qué opinas sobre mi traje de baño?

La pregunta tomó a Yaito por sorpresa, y su sinceridad se hizo presente.

Yaito: Te ves muy hermosa, Ibara.

Al instante, el sonrojo en las mejillas de Ibara se intensificó. Nunca había esperado una respuesta tan directa, y el efecto de sus palabras la dejó casi sin aliento.

Ibara: Oh... gracias, Yaito. -su voz era casi un susurro, mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.

Yaito sonrió, disfrutando del momento. A pesar de las preocupaciones que habían estado pesando sobre su mente, algo en la conexión con Ibara lo hacía sentir ligero. Con la calidez del sol y el sonido de sus amigos riendo a lo lejos, el futuro se sentía un poco más brillante.

Mientras Yaito e Ibara compartían ese momento, la atmósfera tranquila de la playa se interrumpió cuando Yui Kodai se acercó a ellos. La joven lucía un traje de baño vibrante que destacaba su figura, pero su expresión era un poco confusa, como si no estuviera segura de por qué se acercaba.


Yui: Eh... ¿qué tal, chicos? Estaba pasando y... bueno, quería preguntarte yaito sobre qué opina de mi traje de baño?

La pregunta sorprendió a Yaito. Era inusual que Yui se dirigiera a ellos de esa manera, pero él decidió ser cortés.

Yaito: Te ves hermosa, Yui.

Yui sonrió ligeramente, pero rápidamente asintió y se dio la vuelta, alejándose de ellos sin más explicación. La reacción dejó a Yaito confundido.

Yaito::( Eso sin duda fue...)- penso a ver a yui irse con los demas-(Definitivamente. No esperaba que se acercara, y mucho menos que hiciera una pregunta sobre el traje de baño.)

Mientras trataba de entender lo que había sucedido, sintió que algo más se acercaba. En ese momento, Yumi y Hatori llegaron, riendo entre ellas mientras llevaban sus propias toallas y accesorios de playa.

Yumi: ¡Yaito! ¿Qué tal va la diversión?

Yaito levantó la vista y, por un momento, se perdió en la forma en que ambas chicas llevaban sus trajes de baño. Yumi lucía un bikini alegre y colorido, mientras que Hatori llevaba un traje de baño más deportivo. Ambos resaltaban su personalidad.

Yaito: Eh... bien, solo... observando.

Yumi: ¿Observando? ¡Deberías unirte! La playa es para disfrutarla, no solo para mirar.

Yaito se sonrojó levemente, sintiendo que sus ojos habían estado demasiado fijados en ellas. Ibara, a su lado, lo miró con una expresión divertida, lo que lo hizo sentirse aún más incómodo.

Yumi: ¿Y qué opinas de nuestros trajes de baño? ¿Te gustan?

Yaito, sintiendo que se le había hecho una pregunta crucial, tomó un momento para responder, intentando ser honesto pero sin cruzar la línea.

Yaito: Ambas se ven muy bien. Es... refrescante ver a todos disfrutar del verano.

Yumi: ¡Eso es lo que queremos escuchar! Ahora, ven con nosotras a jugar en el agua.

Antes de que Yaito pudiera protestar, Yumi tomó su mano y lo arrastró hacia la orilla, con Hatori siguiéndolos de cerca.

Ibara, quedándose atrás, observó la escena con una sonrisa, sintiéndose un poco más ligera ahora. Mientras Yaito se sumergía en la diversión, los pensamientos sobre villanos y redención se desvanecieron, reemplazados por la risa y la alegría de estar rodeado de amigos. A pesar de la confusión de la interacción anterior con Yui, había algo liberador en dejarse llevar por el momento y disfrutar de la compañía.

Yumi: ¡Oye, Yaito! ¿Te gustaría ir a comprar un helado? Me muero de ganas de probar uno.

Hatori: Sí, es un día perfecto para eso. ¿Qué dices?

Yaito sonrió y asintió, pero antes de que pudiera unirse a ellas, recordó que había dejado su cartera en la mesa.

Yaito: Claro, solo voy a traer mi cartera. Adelántense, yo los alcanzo.

Yumi y Hatori asintieron, y mientras se alejaban hacia la heladería, Yaito se dirigió de regreso a la mesa. Mientras tanto, las chicas llegaron al puesto de helados, donde comenzaron a mirar las diferentes opciones. Sin embargo, un grupo de hombres en la playa no tardó en notar a las chicas, y uno de ellos se acercó con una actitud bastante arrogante.

Hombre 1: Hey, chicas, ¿qué hacen solas aquí? ¿No quieren unirse a nosotros?

Hatori, siempre la más calmada, sintió la tensión en el aire y decidió intentar desviar la situación.

Hatori: Gracias, pero estamos bien. Solo venimos a comprar helados.

Los hombres no parecían disuadidos, y uno de ellos dio un paso más cerca, con una sonrisa burlona.

Hombre 2: Vamos, no sean así. Seguro que la pasaremos mejor nosotros.

En ese momento, Hatori sintió que la situación podía escalar. A pesar de su disposición a mantener la calma, sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que las cosas se complicaran. Estaba a la espera de que Yaito llegara, como si su presencia pudiera cambiar el rumbo de la situación.

Yaito se quedó un momento más en la playa, disfrutando del aire fresco. Pero mientras se preparaba para unirse a ellas, notó que un grupo de hombres comenzó a acercarse a Yumi y Hatori. Su actitud era evidente: estaban demasiado interesados en las chicas.

Yaito sintió una punzada de preocupación y decidió actuar rápidamente. Cuando llegó a la heladería, ya era tarde. Los hombres rodeaban a Yumi y Hatori, que parecían incómodas.

Hatori: Disculpen, pero nos gustaría... estar solas.

Pero los hombres ignoraron su incomodidad y continuaron intentando llamar su atención, lo que hizo que Hatori se sintiera cada vez más ansiosa. En ese momento, Yaito se colocó frente a ambas chicas, una barrera protectora entre ellas y los intrusos.

Yaito: ¿Hay algún problema aquí?

Su voz sonaba firme, y la intensidad de su mirada hizo que los hombres se detuvieran. Para sorpresa de todos, su actitud decidida sorprendió a las chicas, sonrojando a ambas por su valentía.

Hatori: Yaito...

Yumi, un poco sonrojada, sonrió al ver esa disposición de Yaito para protegerlas. Sus corazones se sintieron cálidos al pensar en lo importante que era para él cuidarlas.

Yaito: Chicos, creo que deberían darles un poco de espacio. Ellas no están interesadas.

La mirada decidida de Yaito hizo que los hombres retrocedieran un poco, sorprendidos por su aparición repentina. Hatori se sintió aliviada al ver que su "amigo" había llegado justo a tiempo.

Hombre 1: No, solo estábamos hablando con estas chicas.

Yaito: Parece que no les interesa hablar. Así que, por favor, déjenlas en paz.

La actitud de Yaito era firme, y aunque no era particularmente agresivo, su presencia intimidante logró hacer que los hombres reconsideraran su enfoque. Después de un momento de silencio incómodo, los hombres intercambiaron miradas y decidieron retirarse, murmurando entre ellos mientras se alejaban.

Yaito: ¿Están bien?

Hatori: Sí, gracias a ti. Eres un verdadero héroe, Yaito.

Yumi: Siempre estás allí para protegernos. Eso es increíble.

Yaito sonrió levemente, sintiendo el calor de sus palabras. No le gustaba estar en el centro de atención, pero saber que había hecho lo correcto lo hacía sentir bien.

Yaito: No es nada. Solo... es importante para mí que estén a salvo.

Las chicas se miraron entre sí, sintiendo una conexión más profunda con él. A pesar de la incomodidad del momento, la situación había fortalecido su vínculo y les recordaba lo afortunadas que eran de tener a Yaito en sus vidas.

Con el peligro alejado, las tres decidieron seguir adelante y comprarse esos helados. Mientras caminaban juntas hacia la heladería, Yaito no pudo evitar sentir que, aunque el día había comenzado con una atmósfera de paz, había validado su papel como protector. Era un recordatorio de que, sin importar lo que se avecinara, siempre estaría ahí para los que le importaban.

Después de la pequeña aventura en la heladería, Yaito regresó a la sombra de las palmeras, buscando algo de tranquilidad tras los momentos de tensión. Se sentó, observando desde su lugar cómo Yumi, Hatori, Ibara y Yui jugaban en la arena, riendo y disfrutando del día soleado. Era una vista tierna. Yaito no pudo evitar sonreír al verlas, y aunque no era alguien que normalmente se detenía a pensar en ese tipo de cosas, tenía que admitir que cada una de ellas era especial a su manera. Yui, tan reservada, pero también increíblemente hermosa, tenía una serenidad que lo intrigaba.

Justo cuando estaba por perderse en sus pensamientos, sintió un repentino chorro de agua que empapó su cabello, sacándolo de su ensimismamiento. Sorprendido, se giró para ver a Osen, quien sostenía una pistola de agua con una sonrisa traviesa.

Osen: ¡Te ves tan tranquilo ahí, Yaito! No podía dejarte fuera de la diversión.

Él la miró con los ojos entrecerrados, sin decir palabra, aún asimilando la escena. Osen llevaba un traje de baño que resaltaba su figura de manera sencilla y elegante, y aunque él no solía fijarse demasiado en esas cosas, esta vez no pudo evitarlo. Osen notó su mirada y se sonrojó un poco, aunque trató de disimularlo.

Osen: ¿Qué pasa? Parece que te he dejado sin palabras.

Yaito se rascó la cabeza, aún mojada, mientras apartaba la mirada, intentando no hacerla sentir incómoda.

Yaito: Oh no tranquila solamente es que realmente te ves bien- diria rascándose la cabeza intentado no hacerla sentir incómoda

Osen: Sabes me soprende que lleves camisa debajo.

Yaito: No es eso... Solo estaba pensando en que... no soy muy fan de mostrarme mucho. Prefiero estar cubierto."

Su voz era honesta, pero en el fondo, evitaba mencionar el verdadero motivo: la cicatrices que llevaba en su cuerpo, un recordatorio de sus batallas pasadas. No quería que ella la viera ni que nadie hiciera preguntas sobre su origen.

Osen, con una expresión juguetona, le lanzó una mirada curiosa.

Osen: ¿Y por qué? ¿Acaso te preocupa lo que piensen los demás? ¿O tal vez te interesa lo que yo podría pensar?- Lo dijo con un toque de burla en su voz, pero en cuanto lo dijo, sus propias palabras la hicieron sonrojarse.

Yaito, sin inmutarse demasiado, simplemente dejó escapar una pequeña sonrisa.

Yaito: ¿Y si te dijera que es todo lo contrario?

Osen, algo sonrojada por su propia broma, decidió no darle más vueltas y le lanzó otro chorro de agua al rostro, como para cortar la tensión que ella misma había creado.

Osen: Bueno, no importa lo que digas, siempre puedo hacerte mojarte más si sigues tan serio.

Ambos rieron suavemente y, tras su pequeña travesura, Osen se sentó junto a él bajo la sombra. Permanecieron en silencio unos minutos, observando a los demás mientras se divertían. Yaito observaba cómo los demás reían y jugaban en el agua, sintiendo una calma inusual en ese momento.

Osen: Es lindo verlos así, ¿no? Después de todo lo que hemos pasado, creo que momentos como estos son los que nos mantienen cuerdos.

Yaito asintió, sin apartar la mirada del grupo de amigos.

Yaito: Sí, a veces es fácil olvidar lo que significa la paz hasta que la tenemos frente a nosotros. Pero también me hace pensar que todo esto... es solo la calma antes de la tormenta.

Osen lo miró, con una mezcla de admiración y preocupación. Sabía que Yaito siempre llevaba consigo ese peso de la responsabilidad y el peligro, pero también entendía que era parte de lo que lo hacía ser quien era.

Osen: Bueno, mientras la tormenta no llegue, creo que deberíamos disfrutar lo que tenemos ahora. Y si llega... entonces nos enfrentaremos a ella juntos.

Yaito la miró por un momento, y luego volvió a mirar al frente. Había algo en las palabras de Osen que lo reconfortaba, aunque no lo mostrara abiertamente.

Yaito: Sí, juntos.

El día continuaba, y aunque Yaito no era el tipo que se lanzaba a la diversión sin pensarlo, saber que estaba rodeado de personas en las que podía confiar lo hacía sentirse más ligero, aunque fuera solo por un rato.

Yaito, tras un rato en silencio, se inclinó hacia un lado y tomó una de las pistolas de agua que estaba cerca. Con una sonrisa suave y apenas perceptible, apuntó a Osen sin que ella lo notara.

Yaito: "Bueno, si insistes tanto en mojarme, supongo que es mi turno."

Antes de que Osen pudiera reaccionar, un chorro de agua le empapó el brazo, sorprendida, lo miró incrédula mientras Yaito sostenía la pistola con una expresión más relajada de lo habitual.

Osen: ¡¿Tú también ahora?!

Sin perder tiempo, Osen rápidamente se levantó y disparó otro chorro de agua hacia Yaito, quien esquivó por poco mientras reía suavemente.

Ambos comenzaron a lanzarse chorros de agua el uno al otro, riendo a medida que intentaban mojarse más. El juego inocente se convirtió en una pequeña competencia, y por primera vez en mucho tiempo, Yaito se permitió disfrutar del momento, sin las preocupaciones que solían atormentarlo.

Yaito: Parece que no eres tan buena en esto como pensaba.

Osen, con una sonrisa divertida, disparó otro chorro de agua hacia él.

Osen: ¡Oh, ya veremos quién gana!

La risa de ambos resonaba entre las olas suaves y el sonido de los demás divirtiéndose cerca. Era una sensación agradable, una pausa de todo lo complicado que habían vivido. Mientras se disparaban agua mutuamente, se daban cuenta de algo importante: se tenían el uno al otro, no solo como compañeros, sino como amigos. Y además, tenían al resto de sus amigos, lo que les daba una fuerza y un apoyo inquebrantable.

La tarde fue pasando lentamente, el sol comenzó a bajar en el horizonte, tiñendo el cielo de colores cálidos. La diversión había continuado sin parar; desde las pistolas de agua hasta las risas compartidas en la playa, todos habían disfrutado de ese día como si fuera uno de los pocos momentos en que podían realmente ser jóvenes, sin preocupaciones.

Eventualmente, los demás comenzaron a prepararse para regresar a casa. Las risas fueron sustituidas por charlas más tranquilas mientras recogían sus cosas. Yaito, que estaba aún empapado por el agua, miraba a sus amigos con una ligera sonrisa en el rostro. No siempre mostraba sus emociones, pero en ese momento, sentía una especie de gratitud silenciosa por haber compartido ese día con ellos.

Osen, secándose con una toalla, se acercó a él.

Osen: Bueno, Yaito, creo que gané esta vez.

Yaito, mirándola de reojo, simplemente asintió.

Yaito: Tal vez... pero te dejé ganar.

Osen: ¡Claro que sí! Sigue diciéndote eso.- Rió, dándole un leve golpe en el hombro.

Al final, todos se reunieron para una última despedida antes de que cada uno tomara su camino de regreso. Yaito observó cómo sus amigos se alejaban, sintiéndose más ligero que al principio del día. Había algo en ese tipo de momentos, algo sencillo pero profundo, que le recordaba que la vida no era solo batallas y responsabilidades.

Mientras caminaba hacia la salida de la playa, acompañado por Osen, Ibara, Yui, Yumi y Hatori, Yaito supo que no importaba cuán difíciles fueran los tiempos por venir; siempre tendría a esas personas a su lado. Y eso, en ese instante, le daba una paz que no había sentido en mucho tiempo.

Después de pasar un día lleno de risas y momentos inesperados, Yaito acompañó a Yumi, Hatori, Ibara y Yui al metro. Mientras esperaban en la plataforma, cada una de las chicas charlaba entre sí, aún con la energía relajada de la tarde, aunque Yaito sentía que algo estaba en el aire, como si hubiera una especie de tensión o emoción latente entre ellas.

Cuando el tren de Yumi llegó primero, ella fue la primera en despedirse. Sin decir mucho, se acercó a Yaito con una sonrisa y, antes de que él pudiera reaccionar, le dio un beso rápido en la mejilla.

Yumi: Eso fue por lo que hiciste en la heladería. Gracias, Yaito.

El gesto fue tan repentino que dejó a Yaito completamente atónito, y no solo a él, sino también al resto de las chicas que observaban en silencio. Osen, quien estaba un poco más atrás, frunció el ceño, aunque no por enojo, sino más por sorpresa.

Yaito: Eh... de nada...- dijo, todavía en shock.

Sin embargo, ahí no terminó. Cuando el tren de Hatori llegó, ella se acercó con un gesto tranquilo, tal y como era su estilo, pero hizo lo mismo que Yumi: le dio un beso en la mejilla.

Hatori: Eso es por siempre cuidarnos... y por ser tan confiable.

Yaito empezaba a sonrojarse levemente, sin saber cómo procesar lo que estaba ocurriendo. Pero antes de que pudiera decir algo más, el tren de Ibara se detuvo, y ella, aunque tímida, hizo lo mismo.

Ibara: Gracias por siempre ser alguien en quien puedo confiar.

Finalmente, fue el turno de Yui. Con su actitud serena y silenciosa, Yui también le dio un beso en la mejilla, aunque no dijo nada; solo asintió, como si ese gesto hablara por sí mismo.

Yaito, aún en shock y con la cara levemente roja, se quedó parado sin poder articular palabras. No solo estaba sorprendido por los besos, sino también por los motivos que cada una de las chicas mencionó. Algo dentro de él lo hizo sentir que había más de lo que decía, pero no sabía cómo reaccionar a esa situación.

Sin embargo, lo que más lo sorprendió fue la reacción de Osen. Miró en su dirección, esperando algún tipo de molestia o incomodidad, pero en su lugar, Osen parecía tranquila, incluso relajada.

Yaito: (¿Acaso no le molesta...?)

Cuando Osen se dio cuenta de que él la miraba, simplemente sonrió y dijo:

Osen: No te preocupes por eso, no es algo que deba molestarte.

Yaito no sabía si sentirse aliviado o más confundido. Pero antes de que pudiera decir algo, Osen se acercó, y sin previo aviso, se inclinó hacia él, no para darle un beso en la mejilla como las demás, sino directamente en los labios.

El contacto fue breve, pero lo suficientemente sorprendente como para dejar a Yaito en completo silencio. Osen, con una sonrisa tranquila, entrelazó su mano con la de Yaito mientras ambos subían al tren.

En el vagón, permanecieron juntos, aún tomados de la mano. Yaito sentía su corazón acelerado, pero en su interior, había una sensación de calma. Osen no parecía estar celosa ni molesta por lo que había sucedido con las demás chicas. Más bien, parecía haber entendido algo que Yaito no había notado hasta ese momento: sus amigas estaban enamoradas de él.

Mientras el tren avanzaba, Yaito la miró de reojo, esperando algún tipo de reacción, pero Osen seguía tranquila, con esa serenidad que tanto la caracterizaba.

Yaito: ¿Estás bien con todo esto...?

Osen, sonriendo con una ligera picardía, respondió

Osem: Tendré una pequeña charla con las chicas más tarde, pero no te preocupes. Todo está bien.

Yaito solo asintió, aunque seguía sin entender del todo cómo había terminado en esta situación. Sin embargo, mientras ambos seguían tomados de la mano y miraban el paisaje pasar por la ventana, una cosa era segura: Osen y él compartían algo especial, algo que no necesitaba ser dicho en palabras, y eso le daba una tranquilidad que no había experimentado antes.

En la azotea de un imponente edificio, la figura de All for Naught se encontraba en la oscuridad, observando la ciudad que se desplegaba bajo sus pies. Las luces parpadeantes de los rascacielos y el bullicio lejano de la ciudad no lograban distraerlo de su propósito. Su mirada estaba fija, no en la belleza de la ciudad, sino en las posibilidades que esta le ofrecía, héroes y villanos por igual, cada uno una posible víctima en su retorcida búsqueda por un "nuevo orden".

A su lado, en silencio y con la misma determinación en su rostro, apareció Rose. Su presencia no era un misterio para él, ya la había sentido acercarse desde hacía un rato.

All for Naught: ¿Está listo el proyecto?- sin apartar la mirada del horizonte

Rose asintió lentamente, su cabello ondeando en el viento nocturno.

Rose: Sí, todo está en su lugar. Se está adaptando más rápido de lo que esperábamos.

Un leve gesto de aprobación cruzó el rostro de All for Naught. Sin apartar los ojos del horizonte, levantó una mano y, con una suavidad sorprendente, acarició la cabeza de Rose.

All for Naught: Has hecho un excelente trabajo.

Las palabras de elogio lo suficientemente raras para Rose, hicieron que cerrara los ojos por un momento, disfrutando del breve contacto. Aunque All for Naught no era alguien conocido por mostrar afecto, su reconocimiento era más valioso que cualquier otra cosa.

Rose: ¿Y qué piensas hacer con Yaito Yamanaka?"

All for Naught finalmente bajó la mano y se giró levemente para mirar a Rose, sus ojos fríos pero calculadores, como siempre. Se tomó un momento antes de responder.

All for Naught: Si Yaito quiere ser un héroe, deberá aprender a proteger aquello que más ama.

Mientras decía esto, sacó una fotografía de su bolsillo. La imagen mostraba a Osen, sonriendo despreocupadamente, como si no tuviera idea de lo que se avecinaba. All for Naught observó la foto con una calma perturbadora, como si fuera parte de un juego que solo él podía ver en su totalidad.

Rose, observando la foto, no pudo evitar preguntar con curiosidad.

Rose: ¿Y qué harás con ella?

All for Naught: Nada más que usarla como carnada para traer a Yaito. Tampoco soy como esos villanos que se regodean en la crueldad. Lo que yo quiero es un mundo sin discriminación, sin odio... Y para lograrlo, a veces debemos confrontar a quienes desean lo opuesto.

Rose asintió, pero su mirada estaba fija en la foto. Aunque All for Naught tenía un propósito más elevado en su mente, no dejaba de ser extraño cómo se cruzaban las líneas entre villano y redentor.

All for Naught: Es hora de que Yaito y yo tengamos un nuevo encuentro, pero esta vez, será como oponentes.

El viento sopló con fuerza en ese momento, haciendo que la ciudad pareciera aún más distante. All for Naught guardó la foto de Osen y se giró para observar nuevamente el vasto mundo a sus pies. Había llegado el momento de mover las piezas en su juego, y sabía que esta vez, Yaito no tendría opción más que enfrentarlo de frente.

Rose, en silencio, permaneció a su lado, sabiendo que el siguiente movimiento de este retorcido juego estaba por comenzar.

Continuará........

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro