VI
Las ciudades cercanas al Reino del Norte son, en su mayoría, tierra sin ley. Lugares donde la presencia de la autoridad es una mera formalidad; zonas en las cuales prevalece el dicho sobrevive el más apto. Es por estos lugares donde, hace ya más de 35 años, nació Dimitri; llegando a ser huérfano a los 5 años por la muerte de sus padres, entendió qué, para poder seguir vivo, era necesario hacer cualquier cosa para no perecer en algún momento. Si necesitaba comida, la robaba de las tiendas; si necesitaba dinero, se lo quitaba a las personas descuidadas; si necesitaba que alguien lo respetara, se metía en brutales peleas a puño donde, a sorpresa de los demás, terminaba ganando Dimitri. Con esa mentalidad y habilidades fue creciendo por su propia cuenta.
No fue sino hasta los 17 años que, teniendo bien pulidas sus habilidades como ladrón, decidió juntarse con otros chicos de su edad para hacer robos más grandes, ellos eran Demos y Seck; fue con ellos que haría su más grande amistad. Aun siendo tan jóvenes, lograban obtener grandes cantidades de dinero tanto en tabores como en productos. Pero no siempre iban a sobrevivir de robar algunas cuantas cosas, al igual que sus amigos, pensaba que era necesario hacer más cosas para lograr obtener mayores recursos, de ahí nace la idea de hacer trabajos para otros por una buena suma de dinero; por desgracia no había un gremio de aventureros establecido en donde ellos vivían, la única opción que tenían era meterse a las peleas que se hacían en los bares con la esperanza de ganar más dinero mientras más oponentes pudieran aguantar sin ser derrotados.
Sabiendo que no tenían forma de decidir por otra cosa, acordaron entrar a las peleas en el bar para así conseguir más experiencia en el combate. Demos no duraba más de tres peleas de pie, ya que su defensa no era la mejor para los combates cuerpo a cuerpo, pero mejor que nadie para el combate con dagas; Seck era bueno dando buenos golpes, lo cual hacia que ganara varias peleas, pero después de mucho esfuerzo, terminaba por cansarse y dejaba que lo tumbaran sin mucho esfuerzo; Dimitri, por su parte, el tiempo que llevaba robando hizo que tuviera una gran agilidad, que aprovechaba para hacer perder la paciencia y el equilibrio a sus oponentes para así lograr derribarlos y ganar el combate, por suerte, de los tres él era quien terminaba ganando más dinero.
Después de varios meses de peleas, lograron obtener demasiado dinero, algo que provocaba la furia y envidia de varias personas que querían la fortuna que ellos tenían. En una ocasión, Dimitri se dispuso a pelear desde el principio para conseguir más dinero que otros días; los rivales iban y venían para poder, tan siquiera, dañar a Dimitri y así impedir que consiguiera más y más dinero. Cuando ya hubieron pasado más de diez oponentes, un hombre alto y robusto se paró frente al futuro aventurero con una consigna bien clara, derrotarlo sin problemas; habiendo empezado el combate, los golpes de aquel sujeto no lograron acertar en su objetivo, con cada puño lanzado más se cansaba, llego el momento en que por el esfuerzo que puso para derrotarlo con puros golpes terminó por cansarse, lo cual Dimitri aprovecho para golpearlo en la cabeza para hacerlo caer y lograr que saliera de la arena de combate.
Estando de rodillas y frustrado, saco un cuchillo de entre sus prendas y se lanzó contra su contrincante, distraído por festejar su nueva victoria. Con un fuerte golpe, logro dañar con el filo del arma la cara de Dimitri provocándole una herida debajo de su ojo; con sangre brotando de su rostro y enojado por el daño recibido, atacó sin piedad al sujeto que lo dejo marcado y no paro de arremeter golpes contra su rostro. De un momento a otro empezaron a forcejear con el cuchillo cuando el hombre intento encajarlo en el cuello de Dimitri, después de unos momentos, ambos pararon el combate ya que el arma logro encajarse en el pecho del sujeto que había empezado a usarlo. Con la mirada atónita de los espectadores, Demos y Seck agarraron a Dimitri y, con el dinero en la mano, se dispusieron a salir corriendo de aquel bar para ya no volver.
Estando fuera de la taberna, un hombre con ropas blancas se les acercó por la espalda y agarró por el hombro a Dimitri que aún no entendía como había pasado aquel suceso que, de seguro, lo podría perseguir de por vida.
–Disculpen, jóvenes –aquel sujeto logró que los tres se sobresaltaran de lo repentino que habló– quiero proponerles algo.
–Perdone, pero no estamos para trabajos pequeños ahorita –dijo Seck amablemente.
–¿Ni siquiera por unos 2,500 tabores?
–Perdón –decía Demos atónito por la cantidad que decía aquel sujeto– pero... ¿cuánto está ofreciendo? –detuvieron la marcha con aquella pregunta.
–Lo que escuchaste ¿Les interesa?
–Por supuesto. ¿Qué tenemos que hacer? –inquirió Seck.
–Miré como su amigo mato de aquella manera a ese sujeto que le doblaba la estatura y fuerza, así como la forma en que salieron rápidamente del bar sin dejar que alguien los detuviera, como si fueran expertos en salir de situaciones peligrosas. Por lo cual pensé en que serían los indicados para matar a alguien. Les parece bien ¿no? –terminó con una pequeña sonrisa.
–Mire, señor –repuso Dimitri–, yo no hice eso por gusto, sino porque no había otra opción, a parte, no pensé que fuera a terminar así. Y que piensa, que estamos tan necesitados... –sus amigos lo interrumpieron y empezaron a hablar entre ellos.
–¿Qué te pasa? –le decía casi gritando Demos–. Necesitamos el dinero para sobrevivir, dime ¿qué tiene de malo matar por algo de dinero? –intentando convencer a Dimitri.
–¿Estás loco? ¿Sabes lo peligroso que es eso? ¿Qué pasa si fallamos en eso?
–No creo que haya de que preocuparse –contestaba Seck muy calmado–, con nuestras habilidades lograremos hacerlo bien. Somos ágiles, rápidos y tú eres el que mejor puntería tiene. Tenemos lo necesario para hacer bien este trabajo.
–Eso solo habla bien de mí ¿Qué hay de ustedes? –comentaba Dimitri ya un poco enojado.
–Pues... –se limitaron a decir sus compañeros
–Mira –Demos señalaba a Seck cuando comenzó a hablar–, él ha mejorado su resistencia y sabe cómo pelear a puño limpio, yo puedo atacar mejor con mis dagas y hacerla de distractor. Suena bien ¿No?
–Mmmm... ¿Están seguros? –seguía con la duda de que realmente pudieran hacerlo.
–Claro –estaban realmente emocionados.
–De acuerdo –Dimitri se volteó para contestarle al hombre–, decidimos aceptar la misión –extendió su brazo para estrechar su mano en señal de tener un acuerdo.
–Muy bien –respondiendo al saludo– aquí tienen las especificaciones del contrato –les entrega un papel con las especificaciones de lo que tienen que hacer.
Teniendo el contrato en sus manos, se retiraron al único lugar que podían considerar "hogar", solo unos espacios para dormir arrumbados en el suelo y una ventana que tiene como vista unas montañas que delimitaban la frontera con el Reino del Norte. Sentados en el suelo con la luz de una antorcha, miraron a quien debían de matar.
Persona objetivo: Ariel Shir
Mercader, tiene un puesto de armas en las cercanías al centro de la ciudad. Se le ha visto proveer armas a grupos que intentan generar un ataque directo contra la capital del Reino del Norte para generar una disputa contra los pueblos de alrededor.
Teniendo el retrato de quien es su objetivo, se dispusieron a dormir para empezar y terminar su trabajo el día siguiente. Con el sol saliendo, los tres amigos se dispusieron a salir para buscar a Ariel, con el interés de seguirlo y saber cómo pueden atacarlo sin general un alboroto. Caminando por la ciudad, se toparon con el puesto de armas que maneja; tiene un gran surtido: espadas, dagas, escudos, lanzas y otras más, pero a lo que Dimitri le llamo la atención fue un arco con unas cuantas flechas. Ariel se acercó para ver si podía convencerle de comprar dicho artículo. Teniendo a su objetivo en frente de él, no quería que algo saliera mal e intento actuar normal, por lo cual inicio la conversación.
–Dígame ¿Cuánto cuesta este producto? –lo decía tanto por su interés por el arco como para no pensar más en su misión.
–Tiene un buen gusto señor, ese arco realmente es bueno –comento para alagar a su cliente y tentarlo a comprar– se lo dejo por solo 300 tabores. ¿Qué dice? Es una buena oferta.
Pensando que le podría dar un buen uso en un futuro, lo meditó por un momento y, recordando con cuánto dinero disponía en ese momento, sabía si podía comprarlo, saco el dinero, se lo entregó a Ariel y tomo el arco junto con las flechas para retirarse y encontrarse con sus amigos. Tomaron la decisión de esperar y ver que hacia durante todo el día; Demos y Seck tomaron asiento en un bar con vista a la tienda de Ariel para vigilarlo, por obvias razones, Dimitri no los acompaño ya que sería sospechoso que él se les uniera después de haber pasado por la tienda de Ariel y tener contacto con él.
Llegando el atardecer y aun vigilando a su objetivo, seguían sentados y bebiendo en espera de ver que podían conseguir de información útil de aquel vendedor, pero no obtuvieron algo de valor, solo vieron ir y venir personas a su puesto. Cuando miraron que estaba recogiendo las cosas de su puesto y se dispuso a retirar, se levantaron y tomaron la salida posterior del bar para poder seguirlo sin que se diera cuenta; avisándole a Dimitri con una señal hecha con el reflejo de un espejo, empezó igual a moverse cautelosamente para no ser visto. Al mirar que Ariel entro en una casa y prendió algunas luces, Dimitri, Demos y Seck se pararon frente a esa casa y se pusieron a que podrían hacer.
–Y qué tal si nos metemos, podemos subir por el techo y entrar por la ventana –sugirió Seck.
–¿Cómo subimos? Puedes decirme –preguntó el portador del arco.
–Por la parte trasera debe de haber algunas cosas que podemos usar para escalar al techo y de ahí meternos –propuso Demos.
–Me parece una buena idea –fue Seck quien apoyó esa idea–, pero creo que es inconveniente que todos entremos. Dimitri ¿Te parece bien esperar afuera y ayudar si es necesario? Teniendo buena puntería y con ese arco puedes ser de gran ayuda como tirador.
–Eso sería de gran ayuda –comentó Demos.
–Está bien, así será –finalizo Dimitri.
Cada quien tomo sus posiciones. Dimitri se subió al edificio que estaba frente a la casa de Ariel, mientras Demos y Seck se preparaban para subir al techo; estando ya arriba, esperaron a que la luz de la habitación superior se apagara para poder entrar. Estando ya el cuarto oscuro, pasaron unos minutos para que decidieran entrar, pues debían esperar un tiempo para que Ariel pudiera estar dormido, cuando lograron abrir la ventana, se metieron cautelosamente y, mirando que no había alguien en la cama, se sorprendieron por eso. Tomando por sorpresa a los dos intrusos, Ariel salió de un armario que estaba detrás de Demos y Seck y, por el ruido generado, se alertaron y prepararon para combatir.
–¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Quién los mando? –decía entre asustado y enojado.
–Eso no te incumbe –Demos prendió una llama con un pequeño encendedor y encendió la lámpara que se encontraba colgada junto a la puerta.
–Bueno, si no lo quieres decir no importa. Si vienen por dinero les comento que no hay nada, pero si lo que quieren es matarme, les diré que de aquí no salen vivos.
–Bueno, eso ya lo veremos –Seck se burlaba del comentario de Ariel.
El armero empezó a atacar a los dos intrusos con una navaja que saco de su manga para poder herirlos y así deshacerse de ellos más fácilmente. Demos y Seck comenzaron a esquivar por toda la habitación los ataques de Ariel. Por fuera de la ventana, Dimitri estaba ya preparado con su arco y flecha para disparar y así matar a su objetivo, pero solo necesitaba que todos estuvieran quietos para que su disparo no le diera a uno de los suyos. Dentro de la habitación, Seck se tropezó haciendo que cayera, mientras Demos lo cubría para que pudiera levantarse, en ese momento Ariel se puso en el rango de vista de Dimitri, pues estaba caminando hacia ellos para poder atacarlos con su navaja.
–¿Creen que no los vi mientras me observaban en aquel bar? Son tan ingenuos si creen que podían vigilarme sin que me diera cuenta. Ni los del ejército del Reino pueden hacerlo ¿por qué creen que ustedes sí?
Teniendo ya a tiro al enemigo de sus compañeros, Dimitri solo dejo salir la flecha con el impulso que creía necesario y miro como se alejaba de él dirigiéndose a la habitación, rompiendo el vidrio encajándose en la espalda de Ariel atravesándolo por completo y saliendo la punta de la flecha de su abdomen. Estando gravemente herido se tumbó al suelo y espero lentamente por su muerte, mientras de su boca salía un pequeño charco de sangre. La vista que tenían frente a ellos Demos y Seck era algo que no podrán olvidar, sin saber que pronto, eso será algo cotidiano para ellos. Por su parte, Dimitri se sentía aliviado de no haber fallado aquel tiro, ya que no estaba entrenado en el tiro de flecha.
El día siguiente, se dirigieron al bar en el cual se deberían de ver con el hombre que les pidió hacer aquel trabajo, cuando buscaron alrededor de la cantina, lo miraron hablando con otra persona, se acercaron a él y le mostraron una bolsa con algunas de las posesiones que él tenía, así como la mano derecha que cortaron para llevarla como prueba de haber cumplido el contrato. Sorprendido por la rapidez con la que realizaron la misión, les dio la cantidad de dinero que les prometió. Con la bolsa repleta varios tabores en ella, se sintieron satisfechos por terminar con aquella misión.
Después de varios días tras su primer asesinato, les llegaron otras misiones de la misma índole: Matar a tal persona, eliminar a estos sujetos, eliminar a tal... En fin, misiones para asesinar a otras personas, eso sí, por cantidades de dinero que serían la envidia de aventureros comunes. Algunas misiones las cumplían en pocos días, otras tardaban más ya que tenían que trasladarse a otros lugares más lejanos, fue así como Dimitri logro visitar el resto de los reinos, otros pueblos y varias personas.
En una de las misiones que hicieron, conocieron a Marcos quien, por desgracia, era uno de los objetivos de aquel grupo, pero al momento en que les pidió que le perdonaran la vida, les comentó que a él le llegaban varias noticias de diferentes partes de Mantra, y si lo dejaban vivir, sería un aliado de ellos; pensando si era valioso para ellos tenerlo o era mejor cumplir la misión, pasaron unos minutos y decidieron dejarlo vivir, pero a la primera intención de traición lo matarían sin piedad, y así ha continuado por varios años.
Por todo el continente eran bien conocidos como la Tercia de Sangre, ya que por sus manos ha corrido una gran cantidad de sangre, llegaba el punto en que recibían misiones de otros reinos incluso de personas dentro de la aristocracia de los diferentes reinos. Todo iba bien para aquellos tres asesinos, hasta que decidieron aceptar una misión que les costaría, para dos de ellos, la vida.
Varios de los dirigentes de los diferentes gremios se reunieron para discutir una situación que los inquietaba: en la sala del imperio se encontraba un ministro que tenía la intención de mandar a la corte imperial una propuesta para hacer que los gremios estén bajo las disposiciones del imperio, con la finalidad de poder usarlos si resultase necesario, mayormente para contener ataques o rebeliones en los reinos, esto para no debilitar las fuerzas militares. Entre los que se reunieron se encontraba Glen quien, para proponer una forma de deshacerse de aquel ministro, menciono la posibilidad de hacer uso de la Tercia de Sangre para poder eliminar al ministro, cuando lo cuestionaron por las posibilidades de que no lograran hacerlo, él comentó.
–Bueno... Aunque dudo que puedan fallar con algo como esto, existe la posibilidad de que sean capturados por el ejército, con esto en mente, pienso que sería bueno eliminarlo después de que mate al ministro para que así no nos preocupemos sobre que pueda delatarnos. Para esto, pienso que el indicado sería Zenor, él es alguien que prefiere el combate directo, no creo que aquellos asesinos puedan contra alguien así.
Zenor era un aventurero en aquellos momentos, alguien muy respetado en los diferentes gremios, todos creían que no había alguien que pudiera ganarle, hasta que se encontró con Dimitri y sus amigos. Se encontraba escoltando a un comerciante que estaba transportando cajas con varias armas que tenían como destino el Reino del Norte, lo que no le comentaron a Zenor es que aquellos objetos serían entregados a un grupo que tenía como objetivo atacar una población cercana a las montañas del Reino. En un punto del camino, un hombre los detuvo sin previo aviso, aquella persona era Seck, quien para esa misión serviría como señuelo para distraer el carruaje, Zenor se paró con su caballo cerca de él y, apuntando con su espada al intruso, le comentó.
–Sera mejor que te quites, de lo contrario morirás –de su espada brotaron llamas con la intención de amenazar a Seck.
–Bueno, yo pensaría dos veces el querer hacerme daño –apuntando con su dedo arriba, los otros dos asesinos salieron de entre las copas de los árboles poniéndose al lado de su compañero.
Zenor se sentía confiado, pensaba que derrotarlos sería algo fácil para él, pero su orgullo se vería herido cuando, empezando el combate, Demos y Seck le hicieron frente. Nunca conoció a alguien que pudiera detener los ataques de su espada, menos con unas simples dagas como lo hizo Seck, quien había mejorado su defensa desde los momentos en que luchaba; Demos se dedicaba a proteger a Dimitri mientras se le acercaba a quien conducía el carruaje. Cuando Zenor se dio cuenta de ellos, dejo de pelear contra Seck y de dirigió contra Dimitri, quien ya tenía preparado el disparo para matar a quien trasportaba las armas. Al tener cercas a Zenor, Demos tomo la espada que había comprado ya hace tiempo y freno el golpe que realizo el aventurero. Cuando la amenaza fue contenida, Dimitri freno en seco y, con una rápida puntería, centro su objetivo y, sin pensarlo demasiado, soltó la flecha y miró como atravesaba el cuerpo de quien era su objetivo.
Como Zenor no era parte de su contrato, y podría ser inconveniente para ellos matarlo, decidieron retirarse después de cortar la cabeza de su objetivo como muestra de haber cumplido su misión. Cuando hubieron desaparecido de la vista de Zenor, este no pudo creer lo que había pasado, por su mente rondaba el pensamiento de que su reputación caería si alguien supiera esto. Con la frustración y rabia invadiendo su cuerpo, juro que encontraría a aquellos tres asesinos y los mataría por haberlo humillado de esa forma. Cuando Zenor recibió la carta que venía por parte de Glen, miro en ella la oportunidad de vengarse justo frente a él, por lo cual no dudo en tomar dicho contrato.
Uno de los miembros de la junta de los dirigentes de gremios redacto la carta dirigida hacia la Tercia de Sangre, donde se les indicaba los detalles de la misión que se les encomendaría, donde ponían un nombre falso de su objetivo para que no rechazaran matar a alguien demasiado importante para el imperio.
Cuando Dimitri recibió la carta, le pregunto a Marcos, quien se encontraba viviendo con los tres asesinos desde que le personaron la vida, si conocía a quien sería su próximo objetivo.
–No tengo idea –dijo Marcos–, tal vez solo sea una persona que le cae mal a alguien.
–Por favor, ¿no puedes esforzarte un poco más? No quiero que algo salga mal.
–Si me lo pides de esa forma, me tomare el tiempo para revisar.
Pasaron tres días y Marcos no encontraba algo relevante de ese nombre o rostro, aunque lo más correcto sería decir que no encontró información sobre él. En su pensamiento, creía que era alguien que solo querían muerto y por ello no existía información de él. Con esto como conclusión, Dimitri, Demos y Argos se prepararon para dirigirse al Reino Central donde, según lo que indicaba la carta que recibieron, se encontraría el objetivo. Les llevo alrededor de 5 días dar con la persona que estaban buscando, cuando lo miraron, notaron que estaba custodiado por otras cinco personas, lo cual les preocupaba, debido a que, si se encuentra protegido, sería difícil acercarse y matarlo de una apuñalada como lo habían hecho en anteriores ocasiones. Por lo cual esperaron a que anocheciera para poder matarlo en su casa. Cuando terminaron de seguirlo, les sorprendió que su hogar se encontraba en las cercanías al castillo de la familia real, pero no podían retractarse, ya que estaba en juego tanto el dinero prometido, el cual era de 100,000 tabores, al igual que podrían perder su credibilidad si no lo realizaban.
Estando oscuro, vigilaron los movimientos dentro de la casa y, cuando miraron por la ventana que daba al cuarto que el objetivo se encontraba solo, Dimitri lanzó una flecha con una cuerda para que Seck se deslizara y entrara sigilosamente en la habitación y así poder matar al ministro. Solo pasaron unos minutos y Seck regreso al lugar donde estaban sus amigos.
–Tenemos que irnos, y rápido –decía Seck con falta de aliento.
–¿Por qué? ¿Qué sucede? –Demos igual se notó alterado por la actitud de su compañero.
–¿Miraste algo? –Pregunto Dimitri.
–Es terrible. Cuando salí de la habitación, miré abajo y había dos militares custodiando la puerta... –decía aterrado. Pero fue interrumpido por Dimitri.
–¿Y eso qué? Cuando lo vigilamos lo miramos custodiado. Tal vez le pago a unos militares para protegerlo –mencionó para relajarlo.
–No lo entiendes, en los uniformes de los militares había un escudo... color morado –dicho esto, Dimitri y Demos se miraron mutuamente.
–Tenemos que irnos. ¡Rápido! –indicó Demos.
Recogiendo la cuerda que había utilizado, Dimitri guardo su arco y sus flechas rápidamente y, junto a sus amigos, salieron corriendo del Reino Central para regresar a su pueblo. Habiendo ya amanecido, y sin dormir, miraron como en las cercanías de la capital del imperio se esparcía el caos que, según los pensamientos de los tres asesinos, era provocado por lo que habían hecho. Mientras atravesaban el desierto que separaba el Reino del Norte con el Reino Central, miraron a lo lejos como un grupo de personas se acercaba rápidamente hacia ellos, pensando que podía ser un grupo de militares que iban hacia la capital imperial, solo se prepararon para pasarlo de largo, pero cuando miraron como una flecha cayó sobre ellos, así que se prepararon para pelear, por desgracia, el grupo de personas que miraron a lo lejos estaba incrementando conforme se acercaba.
Cuando pudieron divisar mejor a quienes conformaban el grupo de personas, confirmaron que era aquel aventurero que dejaron vivir hace tiempo junto a diez aventureros más, quienes estaban ansiosos de acabar con ellos. Preparando sus armas, Dimitri lanzó una flecha la cual fue quemada por un ataque de Zenor. Listos para el combate, Seck detuvo varios ataques con sus dagas mientras Demos solo resistía y esquivaba golpes, pero no podía golpear ya que, de ser descuidado, podía terminar herido. Por su parte, Zenor estaba combatiendo contra Dimitri, quien fue el causante de que su contrato no fuera completado y su reputación fuera cuesta abajo.
La pelea se fue complicando cada vez más, el uso de piedras mágicas por parte de los asesinos parecía insuficiente, ya que antes no solían usarlas mucho, pues con sus habilidades podían hacer fácilmente sus misiones. Cuando ya no resistieron más el ataque, Seck recibió un ataque con flecha por la espalda y, debido al impacto, no pudo defenderse del ataque de su adversario, por lo cual encajaron una espada en su pecho, lo cual provoco que perdiera la vida, segundo a segundo. Al ver eso Demos se enfureció demasiado que no controlaba los golpes que lazaba; en ese momento que lo cegó la ira, falló varios golpes y, en un momento que no se cubrió, alguien logro rodearlo por la espalda y, con un cuchillo y una rapidez excepcional, corto su cuello provocando un desangrado tal, que murió instantáneamente. Por desgracia, Dimitri no pudo hacer algo para salvar a quienes eran sus amigos desde hace 18 años, y sin permitir que Zenor lo derrotara, seguía combatiendo, aunque su resistencia no daba para más, pues no era alguien que combatiera cuerpo a cuerpo. Cuando se vio más cansado, su oponente aprovechó para dar una última estocada que logro dar en el estómago del asesino, sacando su espada, con una enorme mancha de sangre, miro como Dimitri caía y se desmayaba por el dolor. Cuando los tres asesinos parecían muertos ante los ojos de los últimos cuatro aventureros que quedaban, Zenor dio la orden de retirarse y dar por completada la misión.
Varias horas después del ataque, Dimitri comenzó a moverse lentamente, por fortuna para él, la espada daño un costado de su abdomen, por fortuna no toco una parte vital de su cuerpo, se acercó al cuerpo de Demos para recoger una piedra mágica verde, para poder sanar su herida, con gran esfuerzo pudo sacar dicha piedra y uso el poco maná para activarla; con cada segundo sosteniendo la piedra sentía como la vitalidad regresaba a su cuerpo; después de estar curado, tomó una piedra blanca para reponer la energía que le quedaba.
Frente a él estaban los cuerpos inertes de sus amigos, la culpa, impotencia y tristeza se apoderaron de su cuerpo y, con un dolor que solo los Dioses podían describir, lanzó un grito maldiciendo el momento en que pensó que era buena idea optar por esta vida, seguía maldiciendo cada decisión que tomó que logro culminar en aquella tragedia. Aquella frustración culmino en un derrame de lágrimas mientras cavaba dos hoyos que servirían como tumbar para aquellos que consideró amigos. Terminando el sepelio, se arrodillo y con todo el cansancio que le provocó el gritar y enterrar a sus compañeros, terminó dormido en medio del desierto. Pasada la noche, se levantó, limpio la arena que se encontraba en su cuerpo y las pocas piedras mágicas que le quedaban a Demos para partir sin rumbo hacia el Este de Mantra, con la finalidad de encontrar algún lugar donde no lo conozcan.
Pasaron dos años de travesía, conociódiferentes pueblos y lucho contra varias bestias que se le cruzaban en elcamino, por prevención a que no lo reconocieran no entablaba una plática muylarga con alguien, solo pedía indicaciones y daba respuestas cortas a lo que lepreguntaban. Llego el momento en que no contaba con demasiado dinero y sabíaque necesitaría conseguir tabores para poder comprar comida. Tras haberrecorrido mucho, se topó con la ciudad de Kudra.
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