Dan miró a su alrededor y bajo sus hachas láser. Todo había acabado, habían ganado la guerra. Al girarse vio a Genis, que gritaba:

- ¡Hemos ganado Dan!

- Angels be a hard rock aleluya- canturreaba Khaos.

- Fue más fácil de lo que pensé. - afirmó Reyson secándose el sudor de la frente. - Los Crotac y las naves ahorran mucho trabajo.

- Será mejor que busquemos a Kikitaro, debe de estar confuso por lo del asesino oscuro. -indicó Mikam.

- Sí, tienes razón busquemos al arquero de cupido-bromeó Blen.

- Mirad, ahí está Luminex. -señaló Selenya.

Todos fueron adonde estaba el líder de la orden. Se encontraba rodeado de los guardianes y de los sabios y miraban al suelo, muchos estaban con la cara desencajada de dolor. Genis y Khaos, al ver aquello se dirigieron preocupados a Fox y a Mike que estaban al lado de Fany y Jessica. Al verles, se giraron:

- Hola hijo, creo que no deberías ver esto-dijo Mike con mirada entristecida a Genis cada vez más preocupado.

- Lo mismo opino yo- dijo Fox a Khaos.

- Tienen derecho a saber que es lo que ha pasado, dejadles pasar. -ordenó Bruno.

Todos se apartaron para que Genis y Khaos pudieran pasar. Lo que los niños vieron no les gustó nada. Se encontraban a la izquierda donde permanecía Kikitaro, tirado bocabajo en el suelo con una mirada inexpresiva y con demasiada palidez como para estar vivo. A la derecha, se encontraba Ragnarog envuelto en sangre y atravesado por una flecha. Luminex se acercó a los dos niños y a Blen que acaba de llegar y miraba horrorizada la escena. El guerrero de la luz los reunió a los tres y les explicó:

- Siento deciros esto. Pero Kikitaro está muerto. Le he tomado el pulso, pero no tiene.

- ¡No! -gritaron los tres al unísono.

- Desgraciadamente es así. Se que su muerte os ha partido en dos. Ragnarog y Kikitaro se lanzaron dos ataques Almadarien definitivos -explicó Luminex con voz entrecortada. - estos se cruzaron y mataron a los dos en el acto.

- ¿No hay manera de revivirlo? - preguntó Mikam que también había visto la escena y había acudido con los niños.

- No, Bruno lo ha intentado todo. Mi más sincero pésame. -dijo el líder de la orden- Hemos perdido a un gran arquero y a una gran persona.

Genis sentía una profunda pena al igual que Khaos, sus padres acudieron a ellos y los abrazaron:

- Sé que es duro perder a un compañero de equipo. -consoló Mike.

- En este oficio pasa bastante, por desgracia- añadió Luminex.

- Luchó hasta el final eso e lo que debéis recordar, y venció a esa maldita alimaña.

Todos intentaron consolar inútilmente a los niños. Un dolor así era difícil de olvidar. Habían ganado, sí, pero a que precio. Había muerto uno de los mejores jóvenes de la orden. Una joven promesa de la luz, un joven que tenía mucha vida por delante. Pero había matado a uno de los peores villanos de la historia del universo. De repente Iquer se acercó a Luminex y dijo:

- He vuelto para nada, no he podido culminar mi venganza. Pero al menos ese cerdo está muerto. Si vas por el infierno ya nos veremos. Me encargaré personalmente de torturarte. No olvidaré jamás lo que me hiciste-tras decir esto despareció.

- Bueno, no pensaba que me perdonarías. -murmuró Luminex. -Todos a las naves no hay nada más que hacer.

Todos obedecieron y llamaron a sus naves que aterrizaron en un instante, cuando se disponía a subir a la nave Khaos fue parado por Fany:

- Hijo creo que es mejor que te quedes tú esto- dijo Fany ofreciéndole la espada de fuego.

- Mamá no puedo aceptarlo, esta espada es tuya desde hace mucho tiempo. -repuso Khaos todavía con las lágrimas en los ojos por la muerte de Kikitaro.

- Quédatela, yo ya no puedo hacer nada con ella. Debe ser transmitida a la sangre joven. Sé que la usarás bien-dijo Fany dándole la espada y quitándole la antigua. Tras esto le dio un beso en la mejilla y se fue hacia la nave insignia de la orden.

Khaos echó una mirada al cuerpo de Kikitaro y vio que Genis intentaba cargarlo a sus espaldas:

- ¿Qué haces? – preguntó Khaos al ver esa escena.

- No voy a dejarle aquí, se merece descansar en Tauri, el lugar de su familia. -contestó el mago. -Ayúdame.

Khaos se bajó de la nave y ayudó a cargarlo junto con Blen, quedaban unos cuantos metros para entrarlo en la nave. Debían darle el funeral que se merecía. Ray, ya iba a poner en marcha la nave cuando un ruido horrible se oyó en Resat. Hasta la nave insignia de la orden detuvo su despegue al oír tal estruendo.

Entonces Luminex gritó por el intercomunicador:

- ¡Despegad rápido el planeta va a explotar!¡ Ragnarog programó su laboratorio secreto para explotar si el dejaba de vivir!

Nadie le preguntó nada, simplemente le hizo caso. Se sucedió un fuerte terremoto y la tierra se desquebrajó, cada vez el planeta era más inestable Khaos, Genis y Blen intentaron sin éxito cargar a Kikitaro.

- Sé que esto es difícil de escuchar, pero tenéis que dejarlo. - Dijo Selenya por el comunicador, llorando- No vais a llegar con él a tiempo de despegar.

- ¡Mierda! - Chilló Genis, viendo como la tierra de alrededor se desquebrajaba.

Los tres jóvenes se miraron con lágrimas en los ojos, y soltaron a Kikitaro. No les gustó esa decisión, pero ya no podían hacer nada por su amigo. Khaos cogió el arco de su amigo, como recuerdo. Entraron corriendo en la nave, y el piloto despegó justo a tiempo.

A duras penas consiguió Ray enderezar la nave y realizar el despegue con éxito. No respiró hasta salir junto con las demás naves del planeta. Se alejaron bastante del planeta. Todos pudieron ver como el planeta demoníaco explotaba en mil pedazos. Aquel planeta que tantas guerras había causado, que tantas muertes había producido, había explotado con el último demonio dentro. Entonces Luminex ordenó por el comunicador:

- Dirigios todos a vuestros planetas de origen. Esperad nuevas órdenes de mí. Mucho me temo que tan solo hemos ganado una batalla. No me extrañaría nada que ese asesino siguiera vivo, he detectado una sonda salir entre los restos del planeta.

Todos escucharon con gravedad esas palabras, después de todo la guerra no había servido para nada, si ese canalla había sobrevivido, todavía no se explicaban como. Pero todos modos sabían que nadie podía haber sobrevivido a una explosión de un planeta. Por lo menos todavía les quedaba esa esperanza.

Ray puso la nave en control automático y fue hablar con sus compañeros. Estaban todos muy afectados por la muerte de Kikitaro:

- ¿Hacia dónde llevo la nave? -preguntó el piloto.

- Hacia Luminor. Ya que no podemos enterrar a Kikitaro enterraremos su arco. -respondió Blen.

- Bien, como queráis. Estaré a vuestra disposición, siempre que así lo deseéis. -dijo Ray dirigiéndose a la cabina.

- Gracias Ray- agradeció Selenya.

Genis respiró más tranquilo, al menos Kikitaro iba a poder tener un funeral y descansar en paz. Khaos también se relajó un poco, aunque el sentimiento de tristeza apenaba profundamente su corazón. Reyson tampoco tenía ningún inconveniente en ir a Luminor, en su planeta tenía pocas cosas que hacer. Mientras, Ray avisó a Kalos, el tío de Kikitaro, sobre lo ocurrido y su plan de enterrar lo único que poseían de su sobrino. La nave se dirigía a Luminor para despedirse de Kikitaro, un gran héroe.