CAPÍTULO 37 : LA DECISIÓN DEL REY
- ¿Ayuda? ¿Desde cuando Luminex solicita nuestra ayuda? Creía que le habíamos traicionado. -preguntó el rey acariciándose su barba verde.
- Se acercan tiempos de guerra, necesitamos toda la ayuda posible, a cambio Luminex perdona vuestra pequeña traición. -razonó Kikitaro con mucha picardía.
- ¿Quiere que le ayudemos en una guerra casi imposible de ganar?
-No es imposible si obtenemos ayuda. -esta vez fue Selenya la que habló.
-Esa guerra puede ser la gloria o la extinción para los elfos Venusianos. Debemos permanecer escondidos para no ser descubiertos.
-Dejad de temer al mundo exterior, tenéis la protección de Luminex. - replicó Selenya un poco con rabia.
-Ya tuvimos una vez la protección de Luminex. Salvó el planeta si, pero ahora tenemos que estar recluidos para que el asesino oscuro no nos aplaste. Ya hago mucho permitiendo que mi hijo siga con vosotros.
-Si el asesino oscuro gana la batalla, os aplastará igual. -razonó Khaos.
-Puede ser.
- ¿Y qué preferís morir como un cobarde escondido o cómo un valiente peleando? -Preguntó Mikam con suma agudeza.
-Muy pocas veces se le da a alguien la opción de cómo morir. -inquirió Blen.
-Es posible, si tenéis razón. Tenemos buenos guerreros Elfos. Todo esto de permanecer escondidos es un brutal error. Tendéis toda la ayuda que necesitéis. Mi hijo ira con vosotros en representación del pueblo Venusiano.
Todos estuvieron contentos con la decisión del rey. Se disponían a retirase, cuando Kikitaro y Ray dieron otro paso hacia delante:
-Perdone majestad, pero todavía queda otro asunto que resolver. -dijo Kikitaro con una ligera reverencia.
-Decidme aliados, haré todo lo que esté en mi mano.
-Verá tuvimos problemas al aterrizar-explicó Ray con voz solemne. - Un ala de la nave está dañada, tiene el propulsor totalmente chamuscado.
-Ya veo. Así que queréis que os arregle la nave ¿no?
-Así es. Si no, no podremos salir del planeta y seguir pidiendo ayuda. -contestó Kikitaro.
-Por descontado que os arreglaré la nave ahora mismo, llamaré a mis mecánicos reales.
-Gracias majestad. -agradecieron todos con una reverencia.
-Esperad mientras os arreglan la nave y os la llenan de provisiones, podéis descansar en unos aposentos cercanos a los de mi hijo.
-Eso nos sería muy útil majestad. - agradeció Genis.
-Bien no se hable más. ¡Broy! - Llamó el rey y el elfo del pelo rubio apareció.
- ¿Que desea majestad? -preguntó agachándose Broy.
-Conduce a nuestros nuevos aliados a los aposentos reales adyacentes los del príncipe.
-Cómo desee.
Todos con una reverencia se fueron. Broy les condujo por pasillos estrechos hacia una puerta amarilla brillante cercano a otra que en letras élficas ponía: aposento del príncipe.
Entraron en una habitación gigantesca llena de camas con velos y separadas por grandes paredes:
-Espero que los aposentos sean de vuestro agrado-dijo Broy retirándose.
-Por supuesto gracias.
Entonces todos se pusieron a hablar de lo sucedido:
- ¿Luminex estará de acuerdo al pedir ayuda al rey Venusiano? -preguntó Blen.
-Dijo que pidiéramos ayuda a cualquier pueblo que nos encontráramos. –contestó Kikitaro
-Pero el rey traicionó a Luminex. -razonó Khaos.
-A ojos del rey si. Pero Luminex eso no lo considera traición, a menos que no se pase al bando oscuro. -razonó Selenya.
-Bueno en todo caso teníamos que hacerlo porque, si no, no podríamos salir de aquí y pedir ayuda a Elfina. -razonó Kikitaro.
-Tiene razón no tiene alternativa y ahora sabemos la verdad sobre Reyson me daba un poco de mala espina. -argumentó Genis.
-A mí me lo conto ya que no tenía alternativa, no me fiaba de él. -dijo Selenya.
-Yo lo supe en cuanto lo vi. Mi maestra también sabía algo sobre el asunto.
-Así que nosotros somos unos paletos que no nos dimos cuenta-bromeó Khaos.
-No digas tonterías Khaos sabes que no pensamos así-ordenó Selenya acariciándole el pelo.
-Era una broma. -contestó Khaos.
Todos se pusieron entonces a descansar en las camas, excepto Kikitaro y Ray que miraban por la ventana. De repente Kikitaro abrió la puerta de la habitación, pero Blen le preguntó:
- ¿Adónde vas?
-Me estoy aburriendo de estar tanto tiempo aquí, voy a ver a Reyson. -Contestó Kikitaro.
- ¿Tú eres tonto? No puedes hacer eso. Aquí hay un protocolo y Reyson es un príncipe. No puedes tratarlo como antes.
-Eso es muy hipócrita. Lo trataré como le he tratado siempre, respetaré sus leyes y punto.
- ¿Queréis parar de discutir? Hay un lobo que intenta dormir y si no duerme comerá carne humana-rugió Mikam.
Kikitaro se disponía a salir de la habitación cuando se chocó con alguien y cayó al suelo. Alguien le cogió de la mano y lo levantó del suelo:
-Perdona pequeño- dijo Yaodrac levantándolo.
-No pasa nada.
Después miró a la persona que estaba situada al lado de Yaodrac, era Reyson. Pero ya no llevaba sus ropas negras sino una armadura blanca con capa morada. Su katana también había cambiado. Ahora llevaba una de empuñadura morada y era bastante más ligera y larga. Su pelo estaba cogido por delante por una pequeña cinta de oro.
-Caramba Reyson vaya cambio-habló Selenya sorprendida.
-Ya, echaba de menos mi Katana élfica. -corroboró Reyson, pero entonces se giró y dijo- Este que veis aquí es Yaodrac es mi segundo y el consejero de mi padre. Nos ayudará personalmente en nuestra guerra.
-Ya veo. - contestó Kikitaro alejándose de los dos aliados.
-Por cierto, he hallado la forma de que lleguéis a Marte sin problemas. -Afirmó Yaodrac echándose su pelo hacia atrás- en vez de aprovechar la gravitación de la Tierra aprovechareis la de la luna.
- ¿No será peligroso? -preguntó Ray.
-Para un piloto experimentado como tú, no creo-contestó Reyson.
-Bueno, creo que pronto la nave estará preparada, cuanto antes lleguéis a Marte mejor.-informó Yaodrac.
-No os habéis dado cuenta ¿Verdad? -preguntó el lobo.
- ¿De qué? -preguntaron Khaos y Genis al unísono
-De que la Tierra gira al revés porque tiene magia, es difícil de explicar, ya tendremos tiempo para ello en la nave.
-Siempre nos dejas con las ganas- bromeó Khaos.
-Dejadle, no le gusta hablar. -inquirió Kikitaro saliendo de la habitación.
Reyson y Yaodrac los condujeron hacia los hangares y observaron contentos que la nave ya estaba totalmente arreglada. La estaban llenando de provisiones y de armas por si hacia falta reparar alguna propia de la nave o cambiar alguna de nuestros héroes.
Al poco tiempo el rey acudió con un séquito de soldados a despedir a nuestros héroes.
-Me agrada haberos ayudado, tendréis nuestro eterno apoyo. Volved pronto por estas tierras, y Reyson se prudente. –Despidió el rey con una reverencia y con la mano en el corazón.
-Así lo haré padre, Yaodrac amigo nos veremos en la guerra. - se despidió el príncipe elfo.
Todos subieron a la nave, que despegó con mucha, más velocidad que la habitual ya que le habían cambiado el propulsor. Prontollegarían a Elfina y Kikitaro no pudo evitar pensar si sería tan fácil pedirayuda al planeta de su tío.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro