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CAPÍTULO 27 : LA GRAN APRENDIZ

Khaos dormitaba, mientras Bruno le pasaba una gran antorcha por la piel. La llama no le quemaba. Todos miraban con gran entusiasmo el experimento del médico. Estaban en la habitación, muy ornamentada, de la casa de Bruno. Justo al lado derecho de la cama se encontraban Genis y Kikitaro, que se alegraban de que su amigo hubiera salido ileso después de que Bruno le ungiera la pomada y de que esta tuviese efecto. En el lado izquierdo se encontraba Bruno realizando la prueba. Apoyado en una pared cerca de la puerta se encontraba Reyson que miraba con atención. Justo a su lado se encontraba Mikam durmiendo. Había sido el vigía improvisado de la ciudad durante varias noches y estaba cansado. Selenya y Sasa estaban ambos con semblante pensativo, sentados enfrente de la cama de Khaos. Luminex estaba sentado con los ojos cerrados en un extremo de la habitación. Había dicho que le dejaran pensar y luego que tenía una corazonada y tenía que comprobar una cosa. Pronto Bruno acabó con la prueba:

-Bien, la prueba ha salido mejor de lo que creía. Despertará mañana temprano.-afirmó.

-Bien, necesitamos refuerzos, nadie mejor como él. Es muy valiente igual que sus dos compañeros.-declaró Selenya ante la sonrisa de Kikitaro y Genis.

-Hacemos lo que podemos.-le quitaron importancia al asunto los niños.

-Bueno esperemos a que Luminex nos diga el plan. No dudo que tendrá alguno.- indicó Reyson.

De repente Luminex abrió los ojos muy bruscamente y con toda la cara sudorosa:

-Ha pasado justo lo que temía. ¡EL SELLO ESTÁ ROTO!

-¿Qué quieres decir?-preguntó Sasa con calma ante la estupefacción de Bruno.

-Quiere decir que el único vampiro sin raza y sin padre, el último, ha sido liberado. -contestó Bruno mordiéndose los labios.

-Todo este ataque inútil a Ruyix era sólo un despiste. Mientras los esfuerzos de la orden estaban concentrados aquí, alguien, posiblemente el asesino oscuro, liberó a Iquer Zyzyx. -explicó Luminex-Los anteriores sabios lo encerraron en Olega-9 poco después que matara a todos los monjes de un templo para robar el libro de la dementación. Lamentablemente lo hizo y lo leyó, para luego quemarlo. El sortilegio que emplearon era uno de los más difíciles y poderosos que existen.

Todos estaban estupefactos, una vez más el asesino oscuro había dado la sorpresa.

-¿Qué piensas que puede hacer?-preguntó Reyson.

-Posiblemente irá a atacar Octahot. Kretos, el protegido, posee un gran secreto, el nombre del asesino oscuro. No lo puede rebelar ya que este le hizo algún sortilegio. Gracias a un contra hechizo mío el sortilegio se debilita y pronto podrá decir su nombre. El asesino se está impacientando.-explicó Luminex sin perder la calma.

-¡Debemos ir a Octahot!-dijo Kikitaro levantándose de la silla.

-¡No! ¿Crees que siempre vas a poder actuar así? Por ese mismo motivo tu tío murió. Se prudente.-le recriminó Luminex.

-¿Y qué quieres que hagamos? ¿Quedarnos de brazos cruzados? Ese hombre tiene el nombre del asesino.

-Ya lo sé, pero la casa sigue protegida por tus padres y por varios Junkel. Partiréis mañana a Octahot, nada más Khaos se despierte. Y no iréis solos. Recibiréis el apoyo de alguien muy poderoso.-explicó Luminex

-¿Quién si puede saberse?-preguntó el lobo que estaba más áspero de lo normal por el sueño.

No fue Luminex quién contestó esta vez sino Bruno:

-La mejor aprendiza de la orden.-ante estas palabras Genis y Khaos miraron a Bruno con sorpresa-es la aprendiza de Lalania. ¿La conoces Luminex?

-Sí, creía que estaba muerta. Ya veo que se salvó de la catástrofe.-contestó Luminex un poco sorprendido.

-No tardarán en venir. Id haciendo el equipaje para mañana. Yo tengo que hacer varias pruebas rutinarias a Khaos.-dio por finalizada la conversación Bruno. Todos salieron de la habitación, menos Bruno y Luminex.

Selenya, Reyson y Sasa se fueron al palacio real para hacer las maletas y despedirse mientras que Mikam se quedó dormido en la alfombra del salón. Genis y Khaos, mientras recogían sus cosas es una de las habitaciones del segundo piso:

-¡Otra vez ese asesino se cree más listo!-maldijo Kikitaro mientras afilaba todas sus flechas y las colocaba en sus respectivos carcajes.

-Sí, ese tipo es muy astuto, piensa lo que podrá hacer con un vampiro.-contestó Genis colocando varias pociones que Bruno le había dado en su mochila.

-Juega al despiste y nosotros no podemos hacer nada. La pomada no le servía para nada. Era una treta, una trampa. Si la conseguía tendría más poder y si no daba igual. Ese tipo es muy frío, le da igual sacrificar a sus propios mercenarios con tal de salirse con la suya.

-Sí, mira lo que le pasó a Amer, al que usó de cebo.

-Me preocupa más lo que le paso a Logian. Está en una cama sin poder levantarse ya que si lo hace la respiración se le aceleraría y moriría.

De repente en la habitación entró Selenya que había vuelto con Sasa y Reyson de palacio y les dio dos bolsas de oro:

-Por vuestros servicios a la orden. Habéis sido muy valientes, estáis progresando no me extrañaría que pronto superaríais a la gran aprendiza.-informó Selenya acariciándoles el pelo.

-¿De que sirve si no podemos ir a proteger a alguien en peligro?-contestó Kikitaro.

- Tranquilo, Luminex no nos deja ir por nuestra seguridad. Quiere que nos organicemos.- le tranquilizó su maestra.

-Comprende nuestra impotencia.-replicó Genis.

-Todo soldado o mercenario tiene que comprenderla tarde o temprano, no todo sale como una quiere.-tras decir esto Selenya se marchó de la habitación.

Genis y Kikitaro pronto tuvieron otra cosa en la que pensar. Había parado en la puerta de la casa de Bruno un carruaje azulado tirado por dos corceles blancos. Los niños bajaron deprisa a la entrada. Luminex recibía a una mujer con capa del mismo color del carruaje y capucha. Los niños se quedaron un poco alejados de la escena:

-Cuánto tiempo Luminex-saludó la mujer a la que no se le podía ver el rostro por la capucha.

-Lo mismo digo, te daba por muerta Lalania. Me alegro que estés bien. -contestó Luminex, que se puso tenso, se le veía visiblemente nervioso.

Selenya, Reyson, Sasa y Bruno estaban a los lados del líder de la orden y también dieron la bienvenida a la misteriosa mujer:

-¿Y tu aprendiza?-preguntó Selenya.

Al lado de Lalania apareció una figura con capa y capucha igual que la se su maestra pero de un color blanco esmeralda.

-Espero que os sea útil. También os dejo uno de mis corceles. Tú Blen no olvides lo aprendido y se valiente. -ordenó la mujer girándose a su aprendiza.

-Tranquila maestra.-contestó la alumna.

No hubo más charla Lalania se fue antes despidiéndose, con la mano, de todos. Blen se quedó sola ante la mirada de todos, pronto dijo:

-Será mejor que dejemos las presentaciones para mañana, yo ya he cenado, tengo que descansar para la gran aventura. Ha sido un viaje largo.

-No lo dudo-contestó Luminex- vete a la habitación del tercer piso y duerme.

Blen con una reverencia educada se despidió de Luminex y sin mirar a Kikitaro y a Genis subió las escaleras quitándose la capucha y mostrando una melena castaña negra.

Ya tenían una aliada para poder llevara cabo su misión: proteger a Kretos.

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