CAPÍTULO 18 : LOS SABLES DEL ALSALTADOR
Sasa fue, con los primeros rayos del alba, a por unos caballos, les puso una armadura encima y los ensilló. A las nueve en punto de la mañana todos montaron en los caballos. Selenya iba montada en un caballo blanco, detrás suyo iba Kikitaro con dos carcajs a la espalda, uno para las flechas normales y el otro para las flechas normales. Reyson iba en un caballo negro, seguido por Khaos y su espada, Sasa iba con Genis en un caballo pardo, mientras que Mikam iba corriendo por el suelo. Habían salido de la ciudad por la parte Sur, que conducía a una ancha pradera. Cabalgaron hasta la hora de comer.
Pararon en una zona amparada por los árboles, llena de hierba fresca. Todos se sentaron en esta verde hierba y Selenya preguntó:
- ¿A dónde vamos?
-Si no fueran tiempos difíciles, podríamos atravesar el puente de Firetur sin ningún problema, pero con el asunto del asesino oscuro lo mejor sería ir hasta Tasmina y seguir la sombra de la torre. - Razonó Reyson.
-Yo estoy de acuerdo, cabalgaremos hasta llegar a Tasmina. -afirmó Mikam con su particular voz.
Los niños también se mostraron de acuerdo y Sasa no dijo nada. Volvieron a montar en sus monturas. Cabalgaron mucho rato y los niños estaban cansados, paraban con frecuencia para ver algún camino que les pudiera guiar hasta Tasmina. Descubrieron uno hacia las seis de la tarde y lo siguieron, pero de repente Sasa gritó:
- ¡Selenya! Supongo que habrás sentido su presencia.
-Así es. Todos en guardia.
No acabó de pronunciar estas palabras cuando un tipo salió del borde del camino. Llevaba una túnica larga azul. Su rostro estaba tapado con una máscara oscura con una sonrisa pintada en ella, con dos cuernos no muy largos en la parte más alta de esta. Llevaba dos sables cónicos atados a las muñecas por lo que las manos las tenía libres, con una voz ronca y desafiante habló:
-Vaya vaya. Pero si tenemos aquí a Sasa y a Selenya. Me complace veros. Yo que tú no haría eso amiguito. -dijo mirando a Khaos que estaba desenfundando la espada.
-Bisaver. -dijo Sasa rascándose la barba- ¿Qué te trae aquí?
-Busco dinero. No os haré nada si me dais el dinero que lleváis encima. Podéis daros por afortunados, normalmente no doy opciones.
-Así que el enmascarado de Bisaver ahora es un vulgar asaltador. -rió Selenya desenvainando su espada.
-Vamos Selenya, sabes muy bien para qué quiero el dinero. Y también sabes por qué me enmascaro.
-No te daremos el dinero Bisaver, si es que ese es tu nombre. -afirmó Reyson desenvainando su catana.
Todos estuvieron de acuerdo y el bandido poniéndose en guardia rió:
-Como gustéis.
Con voz amenazante y alta dijo unas palabras en el idioma arcaico y, al mover su mano derecha, tiró a todos de los caballos.
Khaos y Kikitaro se miraron. El arquero se dispuso a lanzar una flecha, pero se vio interrumpido por la mano de Bisaver que le cogía la muñeca:
-Soy demasiado rápido para ti, pequeño. -rió Bisaver.
Kikitaro maldició y con un puntapié, que esquivó con un movimiento de cuello, se soltó.
Selenya miró a Sasa y este sacó del fardo que llevaba en la espalda, una espada de empuñadura de oro y filo de plata. Selenya gritó:
-Todos al ataque.
Todos obedecieron y se abalanzaron hacia Bisaver con las espadas y cuchillas en alto. Bisaver, con mucha rapidez, los detuvo a todos de manera que no le dio ningún golpe. Apoyado en la pierna derecha, paraba con la izquierda a Sasa que no podía mover la espada hacia delante. A Khaos y a Genis les cogía con las manos sus respectivos cuellos, mientras que a Reyson y a Selenya les paraba con sus sables atados a las muñecas. A Kikitaro le paraba con los cuernos de la máscara. Ninguno se explicaba como podría haber parado el ataque con una postura tan extraña. De repente gritó:
-Magno torbellino.
Giró de tal forma que mandó a todos por los aires. Nadie se llevó ninguna herida grave, pero si magulladuras.
-Soy más fuerte que todos vosotros juntos. Que pena dais. Y vosotros-dijo Bisaver señalando a los niños. -Yo a vuestra edad ya era capaz de ir a misiones por mi cuenta, estáis acostumbrados a que os cubran las espaldas.
-Te has olvidado de algo. -dijo Kikitaro con una sonrisa.
De repente, de los matorrales, salió Mikam con las fauces abiertas y las garras hacia la máscara de Bisaver. Bisaver se giró rápidamente y, soltándose los sables de las muñecas, se los puso en las manos para parar el ataque del lobo. Retuvo los colmillos de Mikam con sorprendente fuerza, pero de repente Kikitaro le lanzó una piedra recubierta con una luz extraña y brillante. Los demás cogieron sus armas, pero estaban demasiado dañados por el golpe para ir rápidamente a por Bisaver. Tan sólo Sasa se puso en pie. Bisaver apartó a Mikam de una patada y saltó hacia tras para evitar la flecha brillante. Entonces Kikitaro gritó:
-Ahora.
-Trombilito-gritó al instante Genis.
Al instante la punta de la flecha se rompió y dio paso a una lluvia de rocas que fue directa a la espalda del asaltador. Sasa también iba hacia Bisaver con su espada en alto. El enmascarado levantó un sable cogido fuertemente con la mano y viendo que Mikam volvía a por él gritó:
-Talud.
Una espesa nieve apartó el ataque de piedras y le hizo resbalar a Mikam. Bisaver se giró rápidamente y puso su otro sable en la espalda, parando el golpe de Sasa con ella.
-Oh espada de filo de plata, arde como sólo tú sabes. -conjuró Sasa.
La espada empezó a brillar de forma muy extraña. El asaltador se giró y le dio una patada a tiempo a la espada esquivando el ataque de plata hirviendo. El filo de la espada ardía muy fuertemente. De repente Reyson fue hacia Bisaver que esquivó un espadazo suyo y lo mandó al suelo. Pero no lo pudo rematar, ya que Sasa le volvía a enviar un embuste con su espada ardiente. Para esquivarlo tuvo que saltar a un montículo de tierra cercano.
- ¡Flecha Tuken!-gritó Kikitaro tensando a tope su arco y lanzándole una flecha a Bisaver.
El bandido partió la flecha por la mitad de un sablazo y saltó hacía Kikitaro.
El arquero corrió para evitar su arremetida. Pero no pudo evitar una patada en la cara que lo derribó.
-Jaque mate chicos-Dijo el enmascarado poniendo los sables sobre el cuello de Kikitaro.
Cuando iba a cortar el músculo del cuello se lo pensó y lo retuvo.
-Ya está bien. No podéis contra mí. -afirmó Bisaver apartándose de Kikitaro que se puso de pie de un salto. -No quiero vuestro dinero, tengo algo mejor que hacer. Si queréis llegar a los peñascos, seguid la línea del atardecer.
-Para el carro. Te conozco nunca dejarías un asalto a medias. -Gruñó Sasa-Y mucho menos nos dirías por dónde tenemos que ir.
-Me he dado cuenta que tenemos un interés común. Y este chico me debe la vida. -contestó arrogante señalando a Kikitaro.
- ¿Qué interés común? -preguntó Mikam abriendo las fauces.
-Selenya lo sabe muy bien. Me voy. La próxima vez que nos volvamos a ver, presiento que se derramará sangre.
Diciendo esto despareció.
Reyson se giró hacia Sasa y Selenya cojeando y ordenó:
-Volvamos a cabalgar los caballos están a tres pasos de aquí, hay que compensar el tiempo perdido. Y tenemos que hablar sobre este combate, me debéis a mí y a los niños una explicación.
Sasa y Selenya afirmaron con la cabeza.
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