CAPÍTULO 14: EL PROTEGIDO
Reyson se levantó de su cama. No dejaba de darle vueltas al asunto. Luminex creía en él, a pesar de que no tenía garantías. Reyson rebuscaba en su cabeza algún indicio de que Luminex no creyera en él, pero no veía ninguno. Bruno también sabía mucho de él. Se estaban enterando muchas personas para su gusto y le preocupaba lo que podría pasar si sus paisanos se enterasen de dónde estaba. De repente, Selenya abrió la puerta:
-Tú, será mejor que entrenes a los niños tú. Serás imbécil, pero no haces nada malo.-ordenó.
-Veo que sigues sin fiarte de mí.
-Pues sí, hasta que no me entere de tu historia no pararé.
-Sólo lo sé yo y Luminex, a parte, no busques que no lo averiguarás.
-Cada vez me fío menos de ti.
-Es mejor padecer una injusticia, que causarla.
-Tú ganas no me lo cuentes, pero entrena a los niños ¿vale? Tengo que ir a ver al nuevo mercenario que se une a nuestro grupo.
-Adiós, estate tranquila.
Reyson volvió a acostarse en la cama, ¿Selenya lo sabía o no? ¿Por qué había dicho lo de sus padres? Estaba el mercenario cavilando en estas cosas cuando Kikitaro y Genis abrieron la puerta:
-Hola, Kretos estaba roncando. –explicaron.
-El protegido ¿no? Ya veo. Le encargaré que cuide de Khaos mientras os entreno.
-¿Y Selenya?-preguntaron los niños al unísono.
-Se ha ido a recoger al nuevo mercenario.
-Vale, voy a ver a Mikam, tengo que decirle una cosa, Genis espérame en el puente de la puerta norte.-dijo Kikitaro.
El arquero subió al tejado y allí encontró al lobo tumbado:
-Hola Mikam. Busqué en el calendario planetario de Genis lo de la luna llena.
-¿Y bien?
-Será dentro de tres meses.
-Perfecto.
-¿Para qué lo querías saber?
-Ya te lo contaré, toma un poco de carne mechada, a mí no me gusta.
-Espero que sólo la hayas olido.
-Tranquilo, no le hincado el diente.
Kikitaro se comió el trozo de carne mechada que le dio Mikam. Después fue al puente de la puerta norte. Mikam se quedó haciendo guardia en el tejado.
Reyson y Genis ya estaban en el puente, cuando Kikitaro les llamó en la lejanía. Todos se reunieron y Reyson preguntó:
-¿Os apetece hacer una prueba de fuerza?
-¡Vale!
Los niños estuvieron toda la mañana nadando a contracorriente en el río con peso en los pies. Lo hicieron tantas veces que ya no sentían el cuerpo. Cuando Reyson les gritó que pararan ya era la hora de comer. Los niños fueron casi a rastras a la casa del protegido, seguidos por un paciente Reyson. Llegaron a la casa y el protegido estaba junto a Mikam, al lado del fuego.
Selenya bajó las escaleras y preguntó:
-¿Qué habéis hecho?
-Les he hecho nadar con peso a contracorriente.-contestó Reyson sentándose en la mesa dónde estaba el protegido comiendo.
-Creo que ya empiezas a caerme bien-bromeó Selenya.
-¿Khaos ya se ha despertado?-preguntó Kikitaro quitándose la hombrera.
-Sí, pero estaba muy cansado para hablar. Sólo comió un poco de carne y bebida roja.-contestó Selenya.
-Bueno, va mejorando, Kretos ya que estamos comiendo, nos podrías contar tu historia.-rogó Reyson más que con la palabra, con la mirada.
-Bien, no me importa.-contestó Kretos quitándose el pelo enmarañado y azulado que cubría sus ojos amarillentos de su cara pálida.
Kretos se aclaró la voz y comenzó a contar su historia:
-Yo era un simple humano habitante de Titán, era ajeno a André y a sus continuas guerras con la orden. Era un simple policía local, no necesitaba más. Vivía solo y tranquilo. Pero un día una nave amarró cerca de mi casa. De esta nave bajó un tipo moreno, con ojos rojos, bueno no lo recuerdo bien, tan solo recuerdo su nombre: Ragnarog.
-Era el demonio más despiadado de André, apodado el roba almas.- explicó Reyson bebiendo un sorbo de té verde.
-Así es. Nadie sabe su origen, ni de que raza era. Yo tan solo sé que eliminó lo bueno de mi alma y colocó una semilla oscura en mí. La semilla demoníaca. Me convertí en un demonio, en una marioneta de André, por decirlo de alguna forma. No recuerdo nada más hasta que desperté en un desierto rojizo que olía a podrido y a sangre. Era Resat, el planeta demoníaco de André.
Me desperté poco después de que André estallara por los aires. La orden me ofreció mi antiguo puesto en Titán. Lo acepte, claro está. Seguí con este trabajo tranquilo, hasta me enteré de lo de la muerte de los demonios que se pasaron al lado de la orden. Por eso decidí venir a este planeta Luminor. Luminex me aconsejó esta ciudad, ya que los pocos Junkel que hay aquí me podrían proteger. No lo dude y emprendí el viaje, pero pasé por Tasmina para beber un poco del agua mágica.
-El agua de la fuente de Luz. Si la bebes otorga protección contra la oscuridad durante una semana, pero no contra los mercenarios. Ese asesino oscuro lo tiene todo planeado y pensado.-razonó Selenya.
-Corrí rápidamente por el bosque que conducía hacia aquí, hasta que topé con Luminex de casualidad.
-Nadie topa con Luminex de casualidad, amigo-afirmó Reyson.
-El caso es que me trajo a esta casa rápidamente. De no ser por vosotros, ya estaría muerto.
-Gracias por contarnos su historia Kretos. Vaya con Mikam al sótano.-ordenó Selenya.
El lobo sin mediar palabra condujo al protegido al sótano.
-Bueno, chicos el caso es este. Ese asesino no mata por matar, está tramando algo.-explicó la maestra.
-Yo creo que contrata a mercenarios porque está sólo, no tiene ejército-razonó Genis.
-¿Tú crees? Tiene algo personal con la gente que mata, algún rencor.-argumentó el espadachín.
-Es una treta. Tiene algo más. ¿Por qué deja la sangre en el lugar de la muerte? ¿No sería más fácil matarlo directamente? Debe de haber alguna razón, alguna pieza del puzzle que se nos escapa. – afirmó Kikitaro.
-¿Te refieres a algún arma secreta?-preguntó Selenya sorprendida con el razonamiento del niño.
-¿Por qué no? Algo que nadie espera. Lo que intenta es hacer crecer al lado oscuro. Sí queremos saber más debemos de buscar pistas. El cuerpo de Sinux puede tener respuestas.-razonó el arquero.
-Podría tener. Pero nunca lo sabremos, el cuerpo desapareció.-explicó Selenya.
- ¡Qué! Sinux estaba muerto. Le hemos dado el cuerpo al asesino oscuro. –gritó Genis.
-Eso no lo sabemos. Id a cuidar de Khaos por favor. Después descansad. Reyson y yo tenemos que hablar. Explicó Selenya.
Genis y Kikitaro se fueron antes de que la severa Selenya se enfadara. El Sol ya estaba bajo. Serían las 6 de la tarde, habían estado mucho tiempo hablando. Los niños se sentaron al lado de la cama de Khaos y le humedecieron el paño del la frente. Khaos estaba tumbado con el pelo enmarañado y con la cabeza girada hacia la derecha. Sólo murmuraba una cosa continuamente:
-Lo conseguí.
Los niños sonrieron al enterarse de lo que decía. En esa batalla él había sido más fuerte que ellos.
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