Kakarot escuchó con atención las órdenes de Bruno:

-Está bien, buen trabajo, hemos roto el cinturón de naves de Resat, ahora tenemos un camino libre, no creo que salgan más naves, así que aprovechemos esta pequeña victoria para hacer estrategias, todos a la nave central y Kakarot cuando dejes tu nave ven a hablar conmigo.

-Recibido-asintió el niño.

Bruno no lo tuvo que repetir dos veces, todas las naves fueron hacia una nave central y de varios kilómetros de largo. Kakarot calibró los mandos de la nave para aparcarla, en un tubo de acceso de la nace central. Nada más aparcar, se quitó el casco y el cinturón, abrió la escotilla de la nave y puso sus pies en el suelo metálico de la gigantesca nave, luego corrió buscando a Bruno. Lo encontró sentado en una silla, mullida y de color amarillo, situada en una sala de pilotos, al verle, Bruno le hizo una señal para que se sentara a su lado, el niño le obedeció:

-¿Para que querías hablar conmigo, Bruno?-preguntó el niño.

-Básicamente para dos cosas, primero felicitarte por tu plan, que nos ha hecho ganar la batalla y segundo tengo un sorpresa para ti. –contestó Bruno.

-¿Una sorpresa?

-Así es sígueme.

El guardián se levantó y el niño le siguió por pasillos, estrechos y llenos de pilotos que caminaban hablando alegremente, al fin Bruno se paró y abrió una puerta, Kakarot entró por la puerta y sonó un relincho:

-Tordillo y Poseidón, creía que habían muerto en la caída de la nave en Elfina.

-No murieron, como puedes comprobar, los teletranportamos aquí, estaban un poco inquietos pero no llegaron a colisionar dentro de la nave.

-Ya veo.

-Bueno, yo ahora me tengo que ir, te aconsejo que vayas yendo a la sala de conferencias, situada en el centro de la nave, ahí explicaremos las tácticas para la batalla.

-Vale.

El niño salió de la puerta y siguió a algunos pilotos de color verde, hasta llegar a la sala de reuniones, allí se encontró con Ragnarog, que había cambiado sus ropas, el niño se acercó a él:

-Hola Ragnarog, queda poco para que encontremos a Luminex

-Si en la batalla aparecerá o eso espero, me gustaría saber dónde esta.

-¿No lo sabes?

-Tu si.

-Claro, es obvio que es Víctor.

-Mas vale que lo pienses bien, antes de acusar a nadie.

-Es verdad, tú nunca te has llevado muy bien con él.

-No es por eso.

Pero pronto tuvieron que interrumpir su conversación Arcadis y los demás fueron hacia ellos:

-Hola- se saludaron.

-Pronto empezará la batalla final estoy nervioso-explicó Adoking.

-¿Y quién no?-razonó Ragnarog.

Pero Bruno llegó y todos pararon de hablar, iba acompañado de dos guardias de aspecto fuerte y serio. Bruno se situó en medio de la sala y empezó a hablar con voz firme y serena:

-Hemos ganado tan sólo una batalla, mañana entraremos en Resat el planeta de nuestro gran enemigo André y destruiremos su imperio de injusticia y dolor. Pero para hacerlo hará falta una buena estrategia, el comando elemental irá delante como si fueran solos tan sólo seguido de lejos por un comando de armamento pesado. Después cuando hallemos el paradero de André y este lance una ofensiva, le rodearemos, vosotros-señaló a un grupo de alienígenas morados, os situareis aquí, pero pase lo que pase nadie debe luchar con André, eso es trabajo del elegido aquí presente.

-¿El elegido está aquí?-preguntaron incrédulas algunas voces.

-Kakarot acércate-ordenó Bruno.

El niño obedeció y fue dónde estaba Bruno. Después de que Kakarot se pusiera a su lado para que todos lo vieran, siguió con su explicación:

-Este niño que veis ha sido capaz de superar innumerables peligros y de enfrentarse a sus miedos y el es el único que podrá hacer surgir a Luminex, esté dónde este sellado.

Él es el hijo de los Junkel, que sellaron Resat y murieron teniendo fe de que algún día llegara este momento. Todos iremos a la guerra, luchando por la memoria de los inocentes que han muerto en batalla, seguid mis estrategias, y creedme cuando digo que si nos matan, no les va a ser nada fácil, si no imposible, no permitiremos que la injusticia se apodere del mundo.

Todos los presentes aclamaron a su líder Bruno y al pequeño héroe Kakarot.

-Pero escuchadme hay otros héroes dignos de mención, que forman parte de la comitiva elemental.-todos los compañeros de Kakarot se levantaron- sin ellos no habría atisbo de esperanza y, pase lo que pase, son héroes con dignidad.

Después de este pequeño discurso Kakarot se sentó y Bruno continuó explicando estrategias y situaciones para todos los comandos, después de esto, los mandó a todos a sus habitaciones, Kakarot salió de la sala tan solo acompañado por Arcadis, fueron a una ventana de la nave, a hablar:

-Mañana será el comienzo de una época de justicia- afirmó el niño convencido.

-Sí, pero te tendrás que enfrentar a André solo, así conseguirás hacer que aparezca Luminex.

-Eso espero mañana, aparecerá.

Después de esto los dos niños se besaron y fueron a sus habitaciones. Cada uno se fue por un lado, el niño seguía pensando en la batalla.

Iba caminado tranquilamente por el pasillo, cuando oyó una voz que el llamaba:

-Kakarot.

Este se giró era Falco, que parecía un poco cansado.

-Falco ¿qué pasa?

-Quería darte esto, te será útil.

Falco le dio un especie de palo metálico dorado a Kakarot

-¿Qué es?- preguntó el niño extrañado.

-Es una espada de luz.

Tras esto Falco se marchó y Kakarot se fue a dormir.

Despertó al día siguiente y desayunó un buen filete, posiblemente moriría en la batalla que se iba a disputar al cabo de unas horas, pero nadie lo creía así. Con la firme esperanza de ganar, el niño montó en la nave, junto con sus compañeros.