CAPÍTULO 38: EL ENTRENAMIENTO DEL CONFINAMIENTO
Kakarot siguió realizando ejercicios de orbitas y demás dos días más, al tercer día Ramón lo llevó al jardín trasero. Allí Ramón se puso frente a él y le dijo:
-Ahora que has aprendido todo sobre orbitas haremos el entrenamiento del confinamiento.
-¿Por qué se le llama así?
-No lo se pero mola el nombre, ¿eh?
-Anda que eres muy listo.
-Muy gracioso, empecemos por el ejercicio de Fox.
-¿Vamos a cantar?
-Si, te ayuda a abrir tu mente.
-Bueno va empieza.
-Tienes que hacer una canción que conteste la frase que yo diga.
-Buff, como los niños.
-Venga que va, mira un bandido
-No me obligues-entonces Kakarot cantó-Bandolero
-Muy bien sigue así. Ahora digamos que te ahogas ¿que cantarías?
-Yo quiero respirar, el aire que me das
-Si, perfecto, ahora imagínate que te están molestando mucho.
-Pero ya está bien parad de una vez.
-Vale, ya, ahora cierra los ojos y pégame, dame todos los golpes que puedas
Kakarot cerró los ojos y pensó, no se iba quedar quieto y no podía ver, por eso fue corriendo dando un Tuken, la técnica tuvo éxito y le dio cuatro veces, Ramón bajó al suelo y dijo:
-Eres muy rápido, caray cuatro golpes, bueno ahora quiero que corras, y que esquives, sin utilizar los puños y sin desviarte, estas piedrecillas.
El niño lo hizo, pero al principio le dieron todas las piedras, la segunda vez se concentró más y pudo correr más rápido, y esquivó varias piedras, pero en la tercera vez, pensó en concentrar mucha energía en los pies, y corrió tan rápido que las piedras se desvanecían. Entonces Ramón lo miró sonrió mirando su reloj:
-Es un reloj roto. No marca tu tiempo.
-Muy gracioso ahora que.
-Pues cierra los ojos y intenta mover con tu mente ese árbol.
Kakarot cerró los ojos y lo intentó pero los más que conseguía era poner caras raras y hacer reír a su maestro, entonces pensó, y intentó mover el árbol con todas sus fuerzas pero solo movió unas ramas:
-Relájate-dijo Ramón.
El niño lo intentó se relajó cuanto pudo, pero nada consiguió, después pensó y pensó, entonces lo entendió, entendió que con su mente podía crear una orbita gravitatoria y mover el árbol. Sabiendo esto se concentró todas sus fuerzas y fue tanta la energía que el árbol fue arrancado de cuajo.
-Muy bien ahora seguiremos igual, pero puedes abrir los ojos, te lanzaré troncos, desvíalos con tu mente.
Kakarot asintió, se sentía preparado, Ramón le lanzó varios troncos y él con una gran energía los hizo girar a su lado y luego los tiró a un lado, después de los troncos fueron piedras, luego espadas, el niño progresaba muy rápido:
-Muy bien, no esperaba menos de mi sobrino.
-Así que eres mi tío, ya sabía que algo raro había, por parte paterna ¿no?
-No, soy el hermano de tu madre.
-Entiendo, y ¿tu de donde provienes?
-Soy el pariente lejano de Luminex.
-Soy descendiente de Luminex por las dos partes, espera, por eso soy el elegido porque tengo mas sangre de Luminex por ambas partes, soy un Doriado ¿no?
-Si eres un Doriado pero con habilidades humanas, tú eres la evolución.
-Sólo evolucionaré cuando mate a André.
-Cuando cumplas tu venganza, pero por el momento ahora tienes que entrenar.
-Sí, ¿cuál es la siguiente parte del entrenamiento?
-Levitar.
Ramón se puso recto, y levito por encima del suelo luego dio una especie de salto y voló un rato por los aires.
-Sólo concéntrate, lo demás viene solo.
El niño lo hizo y levito unos pocos segundos a milímetros del suelo. Cayó al suelo pero lo volvió a intentar con un gran éxito ya que pudo levitar a la altura de Ramón, después empezó a hacer una especie de planeo.
-Perfecto, te servirá en batalla, ahora te enseñaré un técnica secreta, que no puedes copiar con tu Clydoscopio.
-¿Cuál?-el niño estaba bastante emocionado.
-Alfa y Omega, es una técnica que genera una especie de fuerza aspiradora y atrae al enemigo y luego lo expulsa con una gran energía.
Ramón hizo un sello extraño y una gran fuerza empujó a Kakarot hacia su tío y luego gritó Omega y Kakarot salió despedido.
-Es más fácil de lo que parece y más con tu energía.
Kakarot se puso enfrente de Ramón y probó la técnica varias veces, hasta que Ramón acabó en el techo de la casa, ante las risas de los dos.
Los días fueron pasando y todos los días realizaban el entrenamiento del confinamiento, Kakarot había desarrollado un gran potencial, y la semana estaba concluyendo, el Alfa y Omega salía cada vez mejor, y el nerviosismo del niño aumentaba con cada día que pasaba, lo que no sabía es que sus compañeros continuaban muy lejos de allí pasando duras pruebas. El último día por la noche Ramón habló con su sobrino:
-Mañana iras a la torre, no sé lo que habrá dentro pero pasarás todas las pruebas, pero la técnica especial, ya sabes cuál utilízala sólo cunado estés con aliados.
-No me has enseñado esa técnica la aprendí yo.
-Ya lo sé, pero es peligroso.
-Tranquilo, con todas las estrategias que he pensado, no me pasará nada.
Kakarot se fue a dormir, al día siguiente sería una prueba muy dura.
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