-¡Qué Arcadis se ha ido!-exclamó Ragnarog enfadado.

-Dejó una nota de que ella era independiente y que se iba, que no necesitaba protección y todas esas cosas- explicó Laura.

-Rápido nos vamos, Says quédate aquí no debes salir de la ciudad, debes protegerla como los demás guardianes, Kakarot y Adoking llevad la nave a las afueras, Oberá ven conmigo a por los caballos, maldita niña, malcriada.

Kakarot obedeció y fue con Adoking hacia la nave que habían ganado a Acuos y Benji, era bastante grande, podían caber Tordillo y Poseidón perfectamente y sin mucho esfuerzo. Tenía dos partes la del pilotaje, donde cabían unas seis personas adultas, y la de carga que podía almacenar tranquilamente varias toneladas de comida, y que como ya sabemos iban los caballos.

Por fuera la nave era blanca con rayas rojas. Era muy grande, pero muy potente.

Says se despidió en la nave de los dos amigos y fue a ayudar a cargar a Tordillo y a Poseidón. Ragnarog subió a la nave junto con Oberá.

Rápidamente Ragnarog se puso a los mandos y despegó con la nave, mientras los demás se sentaban en los asientos rojos y mullidos, pero por poco tiempo, ya que Ragnarog ordenó que fueran a las torretas y con los cañones, la nave tenía armas, no era un simple nave de viaje.

A Kakarot le tocó el puesto de láser de popa, sentado al lado de Ragnarog. La nave, nada más pasar la media hora de partir de Acuaninor, llegó a un espeso bosque verde lleno de plantas de pincho y demás plantas. Estuvieron dando rodeos pero no había ni rastro de Arcadis, parecía que el frondoso bosque se la hubiera tragado para comer, al poco rato vieron un planta amarilla al lado de un sendero lleno de maleza y pudieron ver un figura avanzando hacia ella, era una especie de monstruo, pero cuando ya iban a virar y cambiar de rumbo vieron a Arcadis, avanzando en dirección a la planta, que acababa de tragarse al monstruo.

Ragnarog descendió, causando un estruendo y saltó a tierra:

-Quédate a los mandos, vamos a ayudar a esa insensata.

Todos menos Kakarot bajaron de la nave y fueron en dirección hacia Arcadis, que avanzó con mayor rapidez, Kakarot elevó la nave, no era más complicado que llevar una damisela de fuego, sus tres amigos ya habían llegado justo a Arcadis, pero no pudieron evitar que la planta la encerrara en una prisión de zarzas, de la cual no se podía mover.

Kakarot con la nave, intentó destruir con rayos láser las zarzas, pero fue en vano, la planta avanzaba ya con unas finas patas verdes a por sus tres compañeros, Ragnarog que era mucho más veloz que el monstruo, desenvainó su espada y le cortó las patas, el monstruo cayó al suelo y ya no podía caminar, pero podía atacar con unas zarzas de su boca, todavía no había muerto.

Ragnarog le clavó la espada sin éxito, la planta seguía lanzando zarzas y arañando a nuestros héroes, Oberá le lanzó un hechizo de tierra a la planta, pero que gracias a su crecimiento continuo, consiguió romper sin muchos problemas, Adoking se puso encima de Ragnarog, y saltó hacia el monstruo, pero lo único que logró fue salir despedido.

Kakarot vio que la planta atacaba con la boca, giró el volante de la nave bruscamente hacia la derecha, Kakarot se preparó y cuando pasó cerca a la planta disparó su láser que fue directo a la boca del monstruo, pero que sólo quemó algunas de sus zarzas.

Adoking, mientras tanto, le hacia Lumidokings, pero sin éxito, sólo conseguía enfurecer al monstruo, mientras tanto la planta lanzaba líquido con aspecto venenoso que nuestros héroes tenían que esquivar.

Kakarot se sentía impotente, no podía hacer nada, tan solo mirar la horrible escena, pero entonces levantó la cabeza y vio un botón de color azul en el techo de la nave. Sin pensarlo y siguiendo una corazonada, fue directo a la boca del monstruo y sin mucho esfuerzo apretó el botón, de repente unos mísiles de color azul y amarillo salieron de la nave y se colaron en la boca del horrible monstruo, que con una explosión estalló en centenares de trozos en llamas:

-¡Oberá apágalo o incendiará todo el bosque!-Exclamó alarmado Ragnarog.

Oberá recitando un conjuro, hizo aparecer de la punta de su bastón mágico un chorro de agua, giro el bastón rápidamente y apagó los ardientes restos del monstruo.

Kakarot en el aire vitoreaba, pero la prisión de zarzas de la sorprendida niña seguía en pie, Ragnarog no tuvo tiempo para pensar en eso, de unos arbustos salieron unos amenazantes shurikens de tres puntas dirigido a su cabeza, Ragnarog con mucha velocidad se apartó y todos los shurikens se clavaron en un tronco.

Del arbusto salió la persona que había lanzado esos shurikens, era rubio de ojos azules y tenía una ropa verde con una hoja de la planta:

-Scina Taux Minitex.- Dijo Ragnarog apoyándose en el tronco.

-Hola viejo amigo disculpa mi grosería- saludó el personaje vestido de verde.

-Mike, ¿serías tan amable de rescatar a nuestra insensata amiga?

-Claro, ¿qué pasa?

-La quería André, y ella se escapó nada menos que por este peligroso bosque.

Mike sacó una espada larga y puntiaguda y con la empuñadura verde y abrió la prisión de zarzas:

-Gracias, no sabía que fuera tan peligroso el bosque-se disculpó la niña.

Ragnarog hizo señas para que el niño aterrizara con la nave, pero no podía parar y abrió la compuerta dela nave gritando:

-Corred subid.

Todos subieron, al que más le costó fue a Adoking, que subió el último. Cuando todos se acomodaron Ragnarog le ordenó al niño:

-Ve con la niña es de tu edad y has pasado por lo mismo que ella, seguro que la entiendes.

Kakarot obedeció y le dejó los mandos de la nave a su amigo, y miró en la sala por si estaba, pero no era así y se dirigió al compartimento de carga y encontró a la niña sentada, llorando al lado de los caballos. Kakarot sintiendo pena por ella le dijo:

-Cuéntame tus penas.

La niña lo miró extrañada.