Nada más desayunar, Ragnarog, Kakarot y Adoking prepararon a Tordillo para un largo viaje. Kakarot, que no sabía dónde iban a ir, se lo preguntó a su amigo Ragnarog:

-A la región del agua, de ahí procede Oberá.

-¿Y cómo viajara Oberá?- preguntó Adoking.

-En su caballo, se llama Poseidón.

-¿Poseidón?-preguntó el niño que no entendía de dioses

-Era el nombre del dios griego amo del mar

Kakarot lo entendió, al poco rato Oberá apareció preparado, llevaba una vara mágica hecha de madera y acabada en una esfera.

Salieron de la casa y se despidieron del comando del zorro de Fox, Flame, Fany y los demás. Anduvieron hasta las afueras de la ciudad por la parte norte, cuando ya no se veía la ciudad Ragnarog ordenó:

-Vale, ya estamos bastante lejos subíos en el caballo.

Kakarot y Adoking se subieron en Tordillo mientras que Oberá dio un silbido acompañado por un golpe de la vara. A lo lejos apareció un caballo, fuerte y alto y de pelaje blanco y dorado.

-Este es Poseidón.- anunció Oberá.

Kakarot y Adoking cabalgaron con Tordillo y Oberá con Poseidón, mientras que como ya era costumbre Ragnarog iba adelante corriendo velozmente, de repente el clima se volvió más húmedo, el desierto desapareció casi por completo, y la vegetación salía como hormigas por aquí y por allá. Eran azules y bastante grandes, y susurraban cuando los dos caballos pasaban a su lado.

La hierba era fresca y nutritiva y, a menudo, los caballos paraban para comer un poco, de repente el tiempo se nubló, unas nubes negras inundaron el paisaje, y de pronto como si tuvieran pena empezaron a llorar inundando el paisaje de gotas de agua, a Kakarot esa lluvia le refrescaba las ideas y le ayudaba a pensar:

-Oberá ¿por qué te capturaron?-preguntó el niño.

-Para robarme la magia, se la querían dar a André, por si no lo sabías niño, soy un gran mago.

Oberá llevaba un túnica azul con capucha, era bastante pálido y sus ojos eran azules, su pelo era bastante largo negro y suave. También era bastante alto pero no parecía viejo ni mayor.

-¿Los que te raptaron eran demonios?-volvió a preguntar el niño.

-No, eran semidemonios, si hubieran sido demonios no hubieran podido venir a este planeta, pero de todas formas hay muy pocos semidemonios.

-Yo conozco a otro semidemonio, Keryus-informó Adoking.-es la mano derecha de André.

-¿Está controlado por cristales max?-preguntó Kakarot.

-No, es uno de los pocos que sigue a André por voluntad propia. Contestó Adoking.

-Pues es despreciable- afirmó el niño con odio. Detestaba a los que se unían a los titiriteros para influenciarse de su poder.

La lluvia había provocado charcos de lluvia en el terreno y los cuatro no pudieron evitar mojarse, y llenarse de barro.

Ragnarog paró en seco porque vio algo raro en uno de sus charcos:

- A partir de ahora, desenvainad vuestras armas.

Todos obedecieron, de los charcos salían una especie de sapos gigantes y tenían que matarlos con sus espadas, auque no eran muy peligrosos molestaban bastante, así que Kakarot no dudó en dispararles con su arco y atravesarles con sus flechas. Al cabo del tiempo los sapos cesaron de aparecer y guardaron sus armas.

-Oberá, ¿por qué no nos cuentas tu historia?, nos queda mucho viaje aún.

-Vale, abrid los oídos y escuchad:

"Hace mucho cuando yo tenía unos veinte años, viajaba por Acuaninor la región del agua. Caía una lluvia torrencial y la gente estaba recluida en sus casas, debo decir que fue la peor lluvia torrencial, nunca he visto una igual, al final de la ciudad, junto al río, pude ver una casa que se estaba hundiendo con unos niños dentro, no lo dudé ni un momento recité las palabras del hechizo de sol y este apareció, la lluvia la encerré en una botella"

Oberá sacó de su túnica una botella llena de agua y amenazando con salir.

"Estos niños me lo agradecieron, sus padres habían muerto en la inundación, y no tenían un hogar, así que los llevé en mis viajes por el mundo. Se llamaban Bernardo y Lucía, cuando acabaron su aprendizaje conmigo, volvieron a su ciudad natal y se convirtieron en los guerreros escoltas de Says el guardián del agua."

-¿Y qué paso después?- preguntó Adoking extrañado.

-Yo seguí mis viajes y me encontré con Luminex y sus amigos los actuales sabios, y les ayude a cruzar el lago maldito, después seguí mi recorrido por el mundo para encontrar sabiduría y pude ver con mis ojos el final y el principió de André.

-¿Conoció a mis padres?- preguntó el niño.

-Sí, les conocí eran unas personas magníficas no merecían haber sido asesinados por André.

-¿Y cómo fue capturado?-Interrogó Adoking.

-Iba por el desierto, escoltado por Ragnarog, cuando a él le lanzaron un flecha y a mi me metieron una patada y me dejaron inconsciente.

-Entiendo, así que usted es un gran mago.-Razonó Adoking.

-Así es y formaba parte de la orden.

De repente pararon para comer la comida que Ragnarog llevaba en la mochila, se sentaron en la sombra de un árbol gigantesco, la comida estaba sabrosa, era carne de Remoremo.

Después dieron de comer y de beber a los caballos, y fueron otra vez cabalgando sobre la hierba, a lo lejos ya se veía un gran lago repleto de árboles y con edificaciones a los lados. Habían llegado a Acuaninor. Pero las puertas estaban cerradas, se veían de lejos, tendrían que pasar la noche otra vez al aire libre.

Oberá anunció:

-No temáis.

Con su vara y recitando algunas palabras extrañas hizo aparecer unas tiendas de cabaña, los cuatro se metieron dentro.

Estaba anocheciendo y tenían sueño, al día siguiente tendrían que superar nuevas aventuras.