Kakarot se despertó ante el ruido espantoso de la puerta de Fitetur al abrirse. Los guardias de uniforme rojo con botones dorados y gorra roja de militar fueron con sus pistolas láser hacia Ragnarog, este se levantó y les habló:

-Vengo a ver a Fox, creo que la sabia del fuego os lo comunicó ¿verdad?

-Si así es, pasad, y cielos ¿eso es un caballo?-preguntó mirando a Tordillo.

-Pues sí-contestó el niño.

-Nunca había visto uno, Ragnarog vaya a ver primero al guardián el fuego y luego al rey, tiene que contárselo todo.

Así fue como entraron en la ciudad del fuego. La ciudad estaba en un volcán y según Ragnarog, Fox tenía la función de controlar el volcán.

Hacía un día soleado y sin nubes, y por el cielo cortaban el aire unas naves en punta, con lásers:

-¿Qué son esas naves?- preguntó el niño.

-Son los cohetes de fuego, las naves del grupo de defensa de la ciudad, el equipo zorro, del que es líder Fox.

-Y que por supuesto es un comando de la orden de Luminex-añadió Adoking.

El niño se quedó asombrado, Fox tendría que ser un gran líder para ser un pilar de la orden de Luminex. Estaban subiendo una pendiente de roca magmática del volcán. Las casas eran de metal bastante pesadas y desarrolladas tecnológicamente. Tenían el símbolo del fuego, una llama, dibujado en la puerta.

Al final llegaron a una casa que estaba situada al lado del volcán Kakarot supo que esa era la casa de Fox por dos razones, por que tenía una nave en punta de color rojo como las que había visto en el cielo, y porque la melena rubia de Fany asomaba por la ventana de la casa.

Al final llegaron y Ragnarog llamó a la puerta y de la puerta no salió Fany, ante la desilusión del niño sino Fox que habló con un tono de melodía:

-Desaparece, no quiero volver a verte y si nos vemos, ni me mires que no quiero cuentos, has jugado y te has equivocado y me has jodido eres lo peor que he conocido.

-Fox cállate por favor, Scina Taux Minitex.-Dijo Ragnarog un poco estresado.

-Perdóname, la culpa ha sido sólo mía.

-Si ya-.volvió a decir Ragnarog, Fox hablaba cantando y eso es lo que le hacía gracia al niño.

Fox los entró en casa y le preguntó a Ragnarog:

-Cuéntame cómo te ha ido, si has conocido la felicidad.

-Pues bastante bien el plan salio bien y además Adoking vuelve a estar de nuestro lado.

-La alegría inunda mi corazón, ooooo.

Fox era de piel morena con el pelo corto y lacio era castaño claro, sus ropas eran rojas con el símbolo del fuego y con la insignia del comando de el zorro. Sus ojos eran azules.

Fany llegó a la habitación y les saludó a Kakarot le dio un beso en la mejilla:

-¿Te cae bien mi marido?- preguntó

-Claro, es muy gracioso.- Contestó el niño.

-Bueno creo que yo me voy- anunció Ragnarog.

-¿Ya?- preguntó Fany.

-Si, tengo que ir al ver al rey y es una tarea difícil...

-Hasta luego amigo mío-canturreó Fox.

Adoking y Kakarot se quedaron solos con el matrimonio. La casa tenía muchos cuadros y era bastante grande. Estaba pintada toda de rojo y por la ventana del techo se podía ver el volcán y si se aguzaba el oído se oía como amenazaba a la ciudad.

Fox pudo ver como Kakarot miraba al volcán se le acercó por la espalda y le susurro al oído:

-Espabila ya no seas vegetal.

-Fox no me des ese susto, oye quiero ir a ver la ciudad, me acompañas ¿no?

Fox lo miró con cara de pocos amigos y el niño supo que no era posible, pero le comunicó su deseo a Fany y ella le dijo una solución:

-Ragnarog, se ha ido, Adoking está mirando las naves y las armas de defensa y nosotros tenemos trabajo con la seguridad de la ciudad, así que llamaré a un amigo del comando zorro y de la orden, para que te lleve ¿vale?

-Sí, oye ¿tu luchaste junto a Luminex ¿verdad? Le conoces de mucho.

-Si me preguntas si esta muerto, yo creo que no, creo más bien que está dentro de alguien esperando salir en el momento oportuno.

-Mi misión es encontrarle, estoy seguro cuando recupere el poder de la espada le encontraré.

-Me alegro de tu decisión, bueno voy a llamar, a la persona que ira contigo.

-Vale.

Kakarot se preparó para ir a ver la ciudad, estaba ansioso por ver una tecnología que él no había nunca había visto. Fany estaba muy ocupada y no quería molestarla así que fue a la parte trasera de la casa donde estaba atado Tordillo. Como la persona que iba a llevarle a ver la ciudad tardaba soltó, a Tordillo por el pequeño jardín y este relinchó agradecido, al cabo de poco rato llamaron a la puerta y Fany apareció diciendo:

-Ata a tu hermoso caballo y sal, ha llegado la persona que te enseñará la ciudad.

Fany le condujo a la entrada y allí estaba un guerrero de piel pálida y pelo rubio. Le parecía familiar. Al verle el guerrero saludó alegre:

-Hola, soy Flame, soy el hermano de Gladius te enseñaré esta hermosa ciudad.

Kakarot, que se extrañó que su amigo Gladius tuviera un hermano, pero aun así le inspiraba confianza.

Salieron alegres de la casa.

El guerrero le condujo por casas iguales y hechas del mismo material, lo cierto es que no había ningún solo animal, por eso al guardia le extrañó tanto ver un caballo. Kakarot al fin comunicó a su amigo:

-Flame, no se si lo sabrás pero quiero que me enseñes un lugar de entrenamiento para quitarme estos quistes de forma natural, tengo una manera para quitármelos pero necesito un buen sitio.

-Si claro ven.

Flame lo guió a las afueras de la ciudad por la parte oeste, al final llegaron a un lugar lleno de vegetación de color rojo y un estanque lleno de fuego en el interior.

-Bueno, yo ya te enseñado la ciudad, si quieres entrenar, entrena, pero yo te tengo que supervisar-anunció Flame.

Al niño no le importó así que puso en práctica lo que había pensado, se puso apegar golpes muy fueres al suelo ante el asombro de Flame, cada vez los daba más rápidos y más fuertes, cuando al niño se le cansaron los puños se puso a correr velozmente, y después saltó muy alto y dio vueltas hasta caer al estanque de llamas, que aunque su agua estuviera caliente y tuviera llamas no quemaba. Después el niño repitió el proceso una y otra vez hasta caer rendido al suelo, desmayado despidiendo una gran energía de los puños, Flame alarmado lo cogió y lo llevó a la casa. Se había quitado los quistes de forma natural, el niño lo había conseguido, y Flame sabía como lo había conseguido, llevando su cuerpo al límite, el niño había entendido que los quistes eran sólidos y había usado su calor corporal al límite para volverlos fluidos. El niño se había desmayado del esfuerzo y Flame se lo explicó a los demás cuando llegó a la casa.

Todos lo acusaron de valiente y de inteligente, había podido superar una meta.