Por la mañana, Kakarot y Adoking se levantaron y no vieron a Ragnarog, así que desayunaron un poco de zumo de zanahoria gigante. Al bajar al establo para recoger a Tordillo, vieron a su compañero poniéndole las riendas y demás:
-Venga vamos, ya habéis desayunado ¿no?- pregunto Ragnarog.
-Vamos a pasar por el desierto, Kakarot, por eso necesitabas un caballo nuestro amigo tiene mucha velocidad.-Explicó Adoking.
-Cállate, nos guiarán, así que no te preocupes.
Kakarot, Adoking y Ragnarog salieron de Toyatown por la puerta este. Kakarot iba con Tordillo delante y Adoking detrás de él, mientras que Ragnarog caminaba.
De repente el calor aumentó, la tierra que pisaban se transformó en arena:
-Aquí empieza el desierto avanzad recto y no os desviéis, yo iré corriendo.
Kakarot obedeció al guerrero y fue lo más rápido que pudo con su caballo mientras que Ragnarog con una increíble velocidad corría adelante. En el desierto sólo se veía arena y no había ningún punto de referencia, el pueblo ya había desaparecido, y el calor aumentaba cada vez más.
Adoking iba contando historias a Kakarot:
-En los desiertos suelen haber Arichu, son unos monstruos gigantescos de arena pero nunca nadie ha visto uno.
-A lo mejor si que los han visto pero no lo han podido contar- Razonó el niño alarmado.
-Dejad de hablar de eso, es un fantasía no hay ninguno, bueno ya llegamos al oasis dónde nos espera nuestro guía, venga seguid y luego descansaremos un poco allí.-ordenó Ragnarog.
Llegaron a un oasis bastante grande que contrastaba con el paisaje del lugar, tenía agua clara y abundante y vegetación alrededor. Cuando llegaron los tres bebieron agua y Kakarot se guardó bastante en una botella que llevaba. Kakarot tenía demasiado calor así que después de dar de beber a Tordillo, se bañó en el.
Al cabo de unos de diez minutos el niño salió del oasis empapado pero fresco, Kakarot se sentía observado, Ragnarog seguía tan campante tumbado debajo de una gigantesca palmera. De repente de la palmera saltó una muchacha con una espada curva y amenazó a Ragnarog:
-¡Suelta al niño!
-Scina Taux Minitex- dijo Ragnarog.
-Perdona, amigo, supongo que quieres que te guíe a ti al niño y a Adoking que vuelve a estar de nuestro lado ¿no?
-Si, chicos esta es Jessica, tú ya la conoces Adoking, si no me equivoco claro, es la guardiana de la arena, ella nos guiará a Firetur.
La chica les saludó y ellos le devolvieron el saludo. Jessica tenía el pelo largo hasta los hombros aunque lo llevaba con coleta, era morena tenía unos ojos marrones y valientes y tenía un semblante firme y estaba curtida en la lucha. Su pecho era más pequeño que el de Fany pero al niño también le pareció guapa.
Y sin más la extraña comitiva empezó andar, y Adoking y Kakarot no iban subidos en Tordillo que tenía que descansar un rato. La chica se acercó a Kakarot y le habló:
-No me gusta que me miren por detrás aunque sólo sea un niño.
-Perdona es que no creo que haya visto tantas bellezas en mi pueblo natal.
-Muy gracioso pero si intentas ligar conmigo lo llevas mal, yo estoy casada con el guardián de la planta.
-Ya decía yo.
Estuvieron andando durante media hora más, cuando de repente una ventisca de arena se sucedió:
-Subios al caballo-ordenó Ragnarog.
Todos desenvainaron sus armas, Kakarot sacó su arco y Adoking su espada. Jessica levitaba por encima del suelo, era algo que todos los guardianes sabían hacer.
De repente el suelo tembló, Tordillo emitió un ruido desafiante Del suelo salió una especie de zorro gigante con los ojos negros y rojos, con el cuerpo del color de la arena y con rayas moradas. Era el legendario Arichu.
-Tú ganas- dijo Adoking.
Kakarot le bordeó con el caballo mientras le lanzaba flechas pero el monstruo las paraba con su coraza de arena, además se puso a dos patas.
Adoking saltó del caballo hacia él le clavó la espada en la mano y la usó de pértiga para llegar a la cabeza del monstruo. Juntando las manos como la otra vez en la tumba gritó:
-Lumidoking.
El ataque le dio de lleno en la cabeza del monstruo y este encolerizado sacudió a Adoking que cayó a la arena. Jessica en cambio puso sus manos formando un sello raro para Kakarot y exclamó:
¡Zarpas de arena!
El monstruo esquivo el ataque pero no pudo esquivar el flechazo de Kakarot que le dio de lleno en su ojo derecho. El monstruo gritó de dolor, y Ragnarog aprovechando la buenísima oportunidad le rodeo con su velocidad extrema y levantó una gran nube de arena que impidió ver al monstruo más allá de su nariz. Adoking se levantó de la arena y fue a la carga, repitió el mismo ataque pero a lo lejos y la onda expansiva coincidió con el ataque de Jessica que también había repetido su ofensiva, el monstruo se inclinó, ya que el ataque le dio de lleno, y Ragnarog saltó y le dio una patada en la cabeza pero el monstruo tiro una especie de jugo morado explosivo que le dio de lleno a los tres. Pero a Kakarot no, que se guardó su arco y sacó sus dos espadas, se puso de pie en el caballo y pegó un enorme salto hasta llegar a la cabeza del monstruo, donde advirtió que sobresalía de su cabeza un cristal oscuro, Kakarot esquivando las garras del monstruo le clavó al espada de la luz en el cristal que se desintegró en miles de pedazos.
El monstruo se tambaleaba y gritaba de dolor y tiró a Kakarot encima de su caballo que pasaba por allí, el monstruo cayó al suelo y se desintegró en una nube de humo morado:
-¿Alguien se ha quedado con hambre?-preguntó con sarcasmo Ragnarog.
-No, hemos comido muchas galletas.- bromeó Kakarot antes la risa de sus otros dos compañeros.
Kakarot se guardó sus dos espadas y subió al caballo, la ventisca había terminado, ya se divisaba a lo lejos Firetur:
-Bueno, nos volveremos a ver, mi trabajo aquí ha terminado, hasta siempre.-se despidió la muchacha que desapareció entre una nube de arena.
Kakarot avanzaba despacio con su caballo estaba muy cansado, pero aun así preguntó a Ragnarog:
-Ese monstruo también estaba controlado por André ¿no?
-Si ya ves murió cuando le clavaste la espada por aquello de que la magia buena no puede tocar a la mala-explicó Ragnarog.
-¡Ala neng!, que fuerte ¿no?- Exclamó bromista Adoking.
- ¿Sigues utilizando expresiones de hace siglos?- rió el guerrero.
Ya estaban llegando a las puertas de Firetur su viaje de un día por el caluroso desierto había acabado, sentía la sinfonía del alivio. Era de noche, así que se durmieron en las puertas de Firetur, esperando que al día siguiente las abrieran para poder entrar a la ciudad que tan costoso viaje les había hecho hacer.
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