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CAPÍTULO 15: EQUITACIÓN


Kakarot se despertó temprano, embargado por la emoción, giró la cabeza y ahí estaba Fany que dormía abrazada a su brazo. Kakarot se levantó con cuidado de la cama y fue a por el desayuno, el posadero se lo dio encantado, por lo visto Ragnarog le había dado un buen saco de oro. El posadero tenía un mensaje para el niño:

-Un guerrero vestido de blanco y moreno me ha dicho que le diga que vaya a la parte trasera de la posada a los prados secretos.

-No se dónde está eso-dijo Kakarot desilusionado.

-Le guiaré yo, señorito- le ofreció amablemente el posadero.

El posadero abrió la puerta y el niño le siguió, llegaron a una pared que parecía maciza, pero en realidad era falsa y giró ante la orden del posadero.

Aparecieron en un monte donde había una especie de rancho.

-Bienvenido al rancho La Herradura Feliz. –dijo el posadero.

Tras esto desapareció por la puerta por la que habían entrado.

En el rancho había algunas vacas pero, sobre todo, había caballos que corrían alegremente por los prados. Eran de muchos colores y los establos estaban pintados de un resaltón color verde. En la lejanía se veía alegre a Adoking.

-Pasaremos el día aquí, es algo divertido ¿no crees?

-Bien, hacía siglos que no subía en un caballo.

Es momento para explicar lo que hacía Kakarot en su pueblo natal, solía ir con su abuelo a cazar animales ponzoñosos y es él el que le enseñó a montar en su viejo caballo, pero un mes antes de que el niño fuera llevado por Ragnarog el caballo murió.

-Monta el caballo que quieras, el posadero ha dicho que te regalaría el caballo que quisieras.- explicó Adoking.

-¿Y por qué tanta amabilidad?

-Digamos que Ragnarog pagó con más monedas de las que debía, nunca piensa en el dinero.

-O piensa a lo grande.- bromeó el niño.

-Muy agudo.

Los flamantes caballos que estaban corriendo por ahí eran demasiado grandes para el desesperado Kakarot, que buscaba un caballo. Los caballos eran de pelaje marrón o blanco, pero Kakarot vio un rayo de esperanza al ver a un caballo de pelaje negro por el cuerpo y de pelaje blanco por el morro, el niño le ordenó parar y este le hizo caso mostrando sus dotes de inteligencia. Lo más probable es que parara porque siempre se ha dicho que los animales se llevan mejor con los niños.

Adoking al verlo ordenó emocionado:

-Móntate.

El niño obedeció y se subió sin dificultad a lomo del caballo.

-Voy a buscar los utensilios para que lo puedas montar, vigila que no se escape.

Kakarot se quedó solo con el caballo pensando en que nombre ponerle, no se le ocurría ninguno tenía la mente en blanco como una hoja de papel.

El niño estaba en estas simples, pero importantes cavilaciones, cuando Adoking apareció a lo lejos llevando la silla de montar, correas espuelas y demás.

Adoking le puso todo esto al caballo que relinchó feliz, al parecer hacía tiempo que nadie lo montaba. Cuando Adoking hubo acabado de preparar al caballo anunció al niño:

-Ya puedes montar pruébalo y acostúmbrate a él, te va a servir para viajar hacia la ciudad del fuego, por eso he decidido pedirle uno al posadero.

-Bien, probaré saltar las rocas de allí y volveré.

El niño subió al caballo sin nombre, era obvio que Kakarot le tenía que poner un nombre, pero la pregunta de la bolsa de oro era ¿cuál?

Primero fue trotando con su peludo y nuevo amigo, pero luego le dio un ligera sacudida con la correa y este empezó a aumentar su velocidad era una sensación fantástica Kakarot sentía le viento en su pelo que había crecido bastante desde que salera de su casa. Los cascos del animal resonaban cuando pisaba la hierba de la pradera. Se dirigían hacía un montículo de rocas el cual formaba una valla. Kakarot tomó velocidad con el caballo y el caballo saltó el montículo. Era muy rápido tanto como una tormenta.

El niño siguió entrenando con su nuevo amigo casi toda la mañana hasta que Adoking llamó al niño con señas, quien se acercó, a paso lento, hacia él:

-Veo que montas muy bien a este caballo, el posadero dice que te lo dará, pero que antes tienes que hacer una carrera con el mejor jinete de aquí, será después de comer.

Kakarot se fue a comer con Adoking a un lugar cercano al rancho. El niño seguía pensando un nombre para el caballo, pero no se el ocurría ninguno, al fin y después de comer le vino un buen nombre a la cabeza. En cuanto terminó de comer fue a ver a su caballo y le habló:

-Ya tengo un nombre para ti. Te llamaré Tordillo. Porque eres rápido y feroz como una tormenta y porque saltas las vallas y montículos casi rozando el bordillo ¿te parece buen nombre?

El caballo afirmó con un relincho alegré.

Kakarot lo llevó dónde se iba a celebrar la carrera, Adoking ya estaba allí para darle ánimos. El mejor jinete del rancho ya estaba preparado. Tenía la piel muy blanca y una mirada desafiante, su caballo, con el sillín del mismo color que el vestido de su amo, era pardo, se llamaba flecha.

El posadero se puso frente a ellos y anunció:

-Daréis una vuelta por el camino que bordea el rancho, sólo podréis adelantar limpiamente sin pegaros ni nada parecido ¿entendido? Cuando yo de la señal salís.

El posadero agitó una bandera roja y los dos jinetes y los dos caballos Flecha y Tordillo salieron a toda velocidad.

El jinete azul sacaba una ligera ventaja al niño en la primera recta pero en la curva Kakarot le dio una palmadita a Tordillo y este corrió a toda velocidad y hizo la curva muy cerrada y de, esta forma, adelantó al jinete. En la segunda recta Flecha seguía la estela del niño, llegaron ala tercera curva y Tordillo le cortó muy bien el paso después Kakarot le dio otra palmada Tordillo y este corrió con todas sus fuerzas, pero Flecha le pisaba los talones llegaban a la tercera curva y final.

Los dos caballos ya resoplaban pero el niño, que era muy listo se salió un poco de la recta para pillar el borde de a curva y tordillo lo saltó y llegó sin problemas a la meta.

-Fantástico-felicitó el posadero- este caballo es tuyo.

-Enhorabuena eres un digno rival-Felicitó el jinete azul.

Cuando acabaron las felicitaciones y Kakarot le dio un buen pienso a Tordillo los dos compañeros fueron a la posada.

Ragnarog, Links y Fany ya estaban en la habitación cuando estos llegaron:

- Llegáis para la cena.- anunció Links.

- Bien, he conseguido un caballo, ya no tendremos que ir tan lento Ragnarog.

- Bueno, Adoking y tu iréis en tu nuevo caballo yo iré corriendo.

- Se me olvidó que eras el triple de veloz que yo.-bromeó Adoking.

- Yo me quedo aquí y ya nos veremos en Tasmina-Anunció Links.

- Yo os veré en la ciudad del fuego- anunció Fany.

Y así concluyeron las aventuras en Toyatown donde Kakarot consiguió dar muchos pasos en su nueva aventura, mañana partiría con sus dos compañeros, Ragnarog y Adoking, hacía un nuevo territorio, la ciudad del fuego Firetur.

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