
Nuevos Aliados I
Necesitábamos ayuda, eso estaba claro. Lo que no sabíamos, era de quién, pero si queríamos salvar a los habitantes de Hogwarts en caso de un accidente durante el Baile, íbamos a necesitar a alguien rondando por el colegio, alerta. Flavia había sido la primera en venirme a la mente, pero ahora ue había desarrollado la idea, suspuse que el número de ayudantes debía y podía aumentar. Así que escribí tres veces la misma nota, destinada a... bueno, pues a los otros tres Elegidos.
《Chicos, URGENTE:
Acabo de descubrir que el Baile de Pascuas va a ser adelantado al 20 de febrero. ¿Qué coincidencia, verdad? -En la de James añadí: Por cierto James, es ironía- La Piedra Blanca se destruirá probablemente si no hacemos nada y no detenemos a Morgana el 20 de febrero... Ella lo sabe, y nos quiere matar ese mismo día, seguro. No puede arriesgarse a que nadie la vea, y por eso ha hecho que el Baile sea a la vez que la apertura de la Cámara. Además, no lo ha cambiado a este 21 porque sabe que Scott está preparando la Poción...En fin, ¿podéis quedar el domingo a la una en La Pócima? Mandadme la respuesta en un papel volador, hablar en Hogwarts ya no es seguro para nosotros. Traed a una o dos personas de confianza con vosotros.Y MUY IMPORTANTE: No habléis con vuestros amigos del "tema" en el castillo.
Muchas gracias, chicos.
Alice.》
Después las transformé en aviones de papel y los hechicé para que volaran hacia sus destinatarios. Las respuestas no tardaron en volver, todas afirmativas.
☆☆☆
El domingo a las doce y media, ya nerviosa y sin poder concentrarme en mi nueva lectura -Todas las aventuras de Sherlock Holmes-, comencé a abrigarme, a punto de salir. De repente, recordé que tenía que llevar conmigo a varias personas, y que aún no había decidido quién. Flavia vendría, por supuesto: en primer lugar, era una de mis mejores amigas; en segundo, a ella esas cosas de baile no le gustaban, por lo que era posible que quisiese ayudarme. Pero, aparte de ella, ¿debía llevarme a Marine y a Al? Igual ellos sí que iban al Baile... aunque, mejor pensado, podían estar por ahí rondando. No hacía falta que se fueran. Sí, se lo diría.
Ya decidida, subí a mi habitación. Allí estaba Flavia, leyendo. Cuando abrí la puerta, levantó la mirada de su libro, Las mil y una noches, y se incorporó.
-¿Qué pasa?-preguntó.
Inspiré hondo.
-Flavia, ¿puedes venir un momento al jardín conmigo?
Ella aceptó, dejando el libro y levantándose. Nos dirigimos juntas hacia el jardín de interior. Allí Morgana no podría oírnos...
-Vale, aquí estamos a salvo.-inspiré hondo- Flavia...sabes que este curso he estado muy ocupada, ¿verdad?-ella asintió, curiosa.-Bueno... pues ahora necesito tu ayuda, y ya sé que suena egoísta, pero solo ahora y en este caso te lo he querido contar. Es que... de otro modo, no sabía si lo entenderíais, pero dado que es una emergencia, tengo que arriesgarme.
-Vale...-parecía muy emocionada: los ojos azules le brillaban y no podía ocultar una sonrisa. Casi me sabía mal contárselo, aunque igual le encantaba la historia: casi era como un libro de aventuras en el que estaba a punto de meterse.
-Bueno, pues... A ver, Hogwarts está en peligro, y yo formo parte de una Profecía, con otros tres magos, de las demás casas. Y...vamos a tener que luchar el mismo día que el Baile. Lo suponemos porque la persona a la que nos enfrentamos, que es la mismísima Morgana, ha movido cielo y tierra para que el día del Baile caiga a la vez que, bueno, un día concreto muy importante. Eso lo explicaremos si vienes conmigo... Necesitaremos Aliados que evacúen y controlen a los magos durante el Baile... aún no está muy claro cómo, pero en fin, esa sería tu función. Sé que es muy raro, lo siento, de verdad... ¿Te he convencido?
Flavia me sonrió de medio lado.
-Alice-comenzó-, llevo desde el principio de curso queriendo saber qué ocultabas, y ahora quieres mi ayuda. ¡Soy tu mejor amiga! Claro que te ayudaré, además me gusta eso de una profecía, y por fin voy a saber toooodo lo que has estado haciendo a escondidas.
Sonreí, aliviada. Por lo menos, Flavia estaba de mi lado. Solo faltaban Marine y Al.
☆☆☆
-¡Vamos, chicos, llegaremos tarde!-grité, sonriendo. Mis amigos habían aceptado a la primera, y eso me había aliviado mucho. Ahora teníamos que llegar a La Pócima, y yo iba la primera, guiando a las demás. Ya en la entrada, me paré un segundo, esperando a mis amigos.
-Aquí es.-dije, volteándome para mirarles. Apoyé la cara en la vitrina, y después de calentar el cristal con el guante para quitar el vaho, miré dentro. Gwyn estaba en una mesa, junto con su amiga Victoria Wallace.-Y, ¡mirad! Allí están Gwyn, la famosa Elegida de Hufflepuff, y, bueno, su ayudante.
-En este...¿sitio? ¿En serio os reunís aquí?-preguntó incrédula, Marine. No parecía que el local le gustase mucho.-Parece un poco muerto...y sucio... y, bueno... medio abandonado.
Reí.
-Por eso mismo lo escogimos. Además, tienen el mejor guiso de ternera del universo. En fin, ¿vamos o qué?-pregunté ansiosa, abriendo la puerta, invitándoles así a entrar. A aquellas alturas, el calor del interior era demasiado acogedor como para rechazarlo.
Flavia entró la primera, emocionada. Le siguió Al, que me sonrió antes de entrar. Por último, Marine, que echó un último vistazo hacia atrás, como buscando una salida, pero que finalmente se decidió por ir detrás de los demás y se adentró. Me disponía a seguir a Marine, cuando oí que alguien me llamaba. Me voltée, y vi al final del callejón a Scott, acompañado por un chico pelirrojo-un color más bien rubio-fresa, y no color del fuego como el pelo de Gwyn-que creía que conocía.
Esperé a que llegasen hasta donde me encontraba, sonriéndoles y alzando el brazo para saludarles.
-¡Hola! ¿Qué tal?-Scott y su amigo, que de cerca reconocí como el mismo chico que vi el día en el que buscaba un candidato para Elegido de Slytherin, me sonrieron. No me acordaba del nombre de este último, así que decidí iniciar las presentaciones, ya que probablemente él no sabría quién era yo, dado que en nuestro anterior encuentro yo era invisible.-Encantada, soy Alice.-dije, por tanto.-¿Cómo te llamas?
-Hola, soy Patrick.-respondió él, ofreciéndome su mano. Nos dimos un apretón de manos. Los tres nos miramos, y todo se volvió algo tenso. Decidí terminar aquella situación rápidamente.
-Bueno... hace mucho frío, ¿no? ¿Os parece si entramos?-pregunté, con segundas.
Ellos asintieron, por lo que abrí la puerta, adentrándome en La Pocima, protegiéndome en la compañía de mis amigos, que estaban hablando con Gwyn y Victoria.
Nos saludamos todos y nos sentamos. Como siempre, James llegaba tarde.
-De verdad, la próxima vez que tengamos una reunión le diremos que es una hora antes, igual así llega a la hora.-bufé, por lo bajo, refiriéndome a este mismo.
Gwyn rió, aligerando el ambiente. Victoria, que se habia mantenido algo callada, se atrevió a preguntar:
-Os referís a James Sirius Potter, ¿verdad?
Puse los ojos en blanco.
-Por desgracia, sí. Es la persona más insoportable del universo.
Ahora fue el turno de mis amigos de contraatacar.
-Flavia, ¿no se te ocurre nadie más insoportable?-preguntó Marine, con un brillo malicioso en los ojos.-Alguien que siempre tiene la cabeza metida en un libro y que nunca escucha a los demás?
-¡Sí!-rió Flavia.-Una chica que siempre pone los ojos en blanco y es muy, muy borde. ¿Como se llama?
Al se añadió a la broma.
-No sé, no me acuerdo... ¿es esa chica tan sabihonda y repipi?
Puse, tal y como había indicado Flavia, los ojos en blanco, aunque no pude ocultar una sonrisa.
-Supongo que no os oís cuando decís esas cosas. De verdad que sois insufribles.-reí. Para llevar la atención a otro lugar, me giré hacia Patrick.
-Oye, Patrick... ¿tú no ibas a sexto?
Patrik iba a responderme, pero la pregunta se quedó en el aire cuando la puerta se abrió de repente y aparecieron James y sus amigos Cassius Lachance y Lucian Goode. Oí cómo Gwyn y Vito se daban codazos al aparecer este último, pero no podía estar en todo.
-Bueno, si su Majestad lo desea-dije dirigiéndome a James-, tal vez sea posible comenzar de una vez la Reunión.
James se sentó junto a mí, y a su lado Lucian y luego Cassius, que estaba al lado de Scott, y este se sentaba junto a Patrick. Después estaban Victoria y Gwyn, y frente a mí Flavia, Al, y a mi derecha Marine, formando así entre los once un círculo cerrado.
-Bueno, ahora que estamos todos-comenzó Scott, introduciendo así una larga conversación-, supongo que podemos empezar.
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